Dos hechos marcaron los últimos días al medio periodístico. El primero de ellos fue la entrega del Premio Nacional de Periodismo a Ascanio Cavallo, histórico profesional de la Universidad de Chile, director de la revista Hoy y el diario La Época y autor de una serie de libros que indagan en los vericuetos de la dictadura y el período que la sucedió. Su merecido nombramiento fue debidamente cubierto en los principales medios escritos del país.
El segundo de ellos, qué duda cabe, fue la investigación llevada a cabo por una pareja de periodistas de La Tercera, quienes en la edición del domingo 5 de septiembre develaron la trama tras la mentira del constituyente Rodrigo Rojas Vade. Pocas horas antes, y ante la inminente publicación del reportaje, el representante de la Lista del Pueblo se vio obligado a contar su verdad en sus redes sociales, lo que permitió que ese mismo domingo todos los demás medios consignaran la información.
Fue ese mismo domingo cuando La Tercera entrevistó a fondo a Ascanio Cavallo. Era su primera conversación a fondo tras haber recibido el galardón y en la conversación analizó largamente el estado del periodismo chileno. Haciendo un resumen, Cavallo dijo tres cosas. Primero, que “los periodistas que creen que la militancia es legítima deberían buscar otro oficio”. Segundo, que no hay mejor antídoto para la crisis de la profesión que el hecho de salir a la calle a buscar la noticia in situ. Y, tercero, que las redes sociales deben ser reguladas, producto de que promueven valores antidemocráticos y atentan contra la vida privada.
Ambos hechos –el golpe de La Tercera y las reflexiones de Cavallo– levantan una serie de interrogantes sobre el verdadero rol del periodismo en el Chile constituyente. ¿Logró La Tercera con un reportaje todo lo que El Mercurio ha intentado con decenas de editoriales, notas y columnas? ¿Es verdad, como asegura Ascanio, que la prensa chilena no necesita más regulaciones debido a que no existe ninguna conspiración o “sesgo particular”? Si la militancia no es legítima a la hora de hacer periodismo, ¿qué sucede con los periodistas que trabajan paralelamente en agencias de comunicación corporativas? Cavallo es socio de Tironi, firma que –según su sitio web– se dedica al posicionamiento corporativo de empresas como Banco Santander, Arauco, la Cámara Chilena de la Construcción y la Asociación de AFP, por nombrar solo a algunas.
Pese a tener el equipo de periodistas más grande dedicado a la cobertura de la Convención, El Mercurio parece haber perdido dos meses intentando desprestigiar al organismo en textos que no lograron salir de su tradicional cámara de eco.
Vamos por parte. Efectivamente, el remezón producido por el golpe de La Tercera estará entre las noticias del año. “Sorprendentemente, nadie lo cuestionó (a Rojas Vade) ni antes ni después de la campaña electoral, aunque desde el punto de vista médico presentaba un cuadro imposible de sostener”, sostuvo El Mercurio en un editorial, en un argumento que puede ser analizado perfectamente como un mea culpa. Tan ocupado estaba el diario de los Edwards tergiversando y exagerando determinadas resoluciones de la Convención que olvidaron hacer periodismo de reporteo y La Tercera les ganó el quién vive.
En otras palabras, el golpe del domingo ratificó la tesis de Cavallo de que es necesario salir a reportear y ver la realidad con ojos propios. Es este tipo de reportajes el que le devuelve al periodismo su razón de ser y no, por ejemplo, la estrategia mercurial de seguir rezongando editorial tras editorial de que lo que se vive en la Convención es un constante intento por cancelar a quienes piensan distinto. Pese a tener el equipo de periodistas más grande dedicado a la cobertura de la Convención, El Mercurio parece haber perdido dos meses intentando desprestigiar al organismo en textos que no lograron salir de su tradicional cámara de eco.
Respecto de la ausencia de sesgos en el periodismo chileno, la aseveración merece más de algún cuestionamiento. Sin defender la improvisada ley de medios propuesta por Jadue y a la que alude Cavallo en su entrevista, el sesgo conservador y la concentración de medios que caracteriza al periodismo tradicional chileno es un fenómeno prácticamente único en el mundo. Sin ir más lejos, los tres medios en los que el destacado periodista trabaja –La Tercera, Tele 13 Radio y la revista Sábado de El Mercurio– pertenecen nada menos que a las familias Saieh, Luksic y Edwards, respectivamente.
Finalmente, es efectivo que el periodismo militante ha existido desde siempre y que esta cercanía con el poder, partidos políticos o determinadas causas puede ser impedimento para desarrollar una serie de temas. Aun así, resulta fundamental entender que tan militante como un periódico del partido comunista puede serlo otro medio que defiende un modelo económico determinado o que se opone abiertamente a los retiros de fondos de pensiones porque eventualmente esto puede afectar los intereses de sus dueños.
Lo sostenemos con convicción: el periodismo que busca la verdad y el merecido premio de Ascanio Cavallo son excelentes noticias para el ejercicio de la profesión en Chile. Aún así, resulta primordial seguir cuestionando el modelo y no aceptar realidades por el único hecho de que se han mantenido inalteradas por décadas. Es eso justamente lo que está haciendo, con más o menos aciertos y errores, la Convención Constitucional de Chile.
Comentarios
Es cierto que Cavallo tiene
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