Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Martes, 5 de Agosto de 2025
[La columna de Yasna Lewin]

El retorno del descontento

Yasna Lewin

plebiscito89.jpg

Sputnik / Carolina Trejo.
Sputnik / Carolina Trejo.

"En el contexto de una crisis de seguridad e inflación, guerra y pandemia mediante, la idea abstracta de plurinacionalidad no se come, los derechos de la naturaleza no ahuyentan al narcotráfico y las autonomías regionales no aseguran llegar a fin de mes", reflexiona Lewin en esta columna.

La tragicómica metáfora de los alienígenas del estallido social se repitió el domingo en el plebiscito de salida para una nueva Constitución. Así como la ex primera dama Cecilia Morel vio a extraterrestres en la irrupción del malestar de aquel octubre de 2019, los líderes de la opción del Apruebo se estrellaron de bruces con cuatro millones de seres extraños, que parecieron venir de otro planeta.

La perplejidad de Morel expresada en aquel audio grabado a sus amigas la noche del estallido se convirtió en un ícono del encapsulamiento del establishment de la derecha. “Estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, y no tenemos las herramientas para combatirla”, espetó desde La Moneda. Un lamento tan elocuente como las descalificaciones al “pueblo ignorante” que circularon por las redes sociales de los derrotados del domingo.

Ni los “fachos pobres” ni el “maximalismo” de los convencionales explican una brecha de 24 puntos porcentuales entre el Apruebo y el Rechazo. Culpar al pueblo y a los convencionales, que siguieron las normas marcadas por la clase política, es una frivolidad que rehúye la envergadura del fenómeno del pasado domingo. Una purga para eludir las propias responsabilidades.

Chile jamás fue la isla de la fantasía que enorgullecía a la derecha, pero tampoco es un pueblo que después de 40 años de neoliberalismo pueda desprenderse de la noche a la mañana de eso que el filósofo Michael Sandel llamó “la tiranía del mérito”.

Si hay algo común entre las movilizaciones de octubre de 2019 y la obligación de votar en septiembre de 2022 es que ambos procesos defraudaron las expectativas de dos tipos de elites igualmente desconectadas; la derecha quedó estupefacta por la traición popular a su sueño del oasis y, la centroizquierda no logró entender el portazo que le dieron a un estado social, en un ciclo que ahora es de miedo y no de esperanza.

Chile jamás fue la isla de la fantasía que enorgullecía a la derecha, pero tampoco es un pueblo que después de 40 años de neoliberalismo pueda desprenderse de la noche a la mañana de eso que el filósofo Michael Sandel llamó “la tiranía del mérito”. De hecho, lo primero que salvó a los sectores vulnerables durante la pandemia fue la sucesión de retiros de sus ahorros individuales, un epítome del “sálvate con tus propias uñas”, tan propio de la Constitución del 80.

Los abstencionistas redomados que esquivaron las urnas durante dos décadas de inscripción voluntaria en los registros electorales, y otros diez años inscritos pero sin obligatoriedad de votar, son justamente los más postergados del Chile profundo.

Un estudio de Data Voz, la UDP y la Fundación Friedrich Ebert concluye que “usar el voto obligatorio de manera intermitente genera significativas distorsiones de representación democrática”. La investigación se basa en un sondeo realizado pocos días antes del plebiscito y constata que el segmento que no responde a las encuestas terminó votando Rechazo el domingo. Estos nuevos electores se caracterizan por su desinterés en la política, “provienen de sectores de bajo nivel socioeconómico, no han participado en los procesos electorales anteriores y se acercan a la postura del votante medio”.

Sin embargo, en el imaginario de la centroizquierda los nuevos votantes se dibujaron erróneamente como entusiastas y esperanzados partidarios del cambio, como si en tres años desde el estallido no hubiera pasado nada. La misma ceguera que llevó a la derecha a pensar que sus gobernados eran felices consumidores en la abundancia y que el malestar era un invento de la izquierda.

En el contexto de una crisis de seguridad e inflación, guerra y pandemia mediante, la idea abstracta de plurinacionalidad no se come, los derechos de la naturaleza no ahuyentan al narcotráfico.

El proceso constituyente fracasó porque las reglas del juego cambiaron en el camino. Partió con el estallido y la épica de la igualdad. Siguió con las ollas comunes de la pandemia, que reforzaron el ánimo societal de transformaciones. Luego, las elecciones de convencionales se hicieron en medio de esa recomposición del tejido social en torno a la solidaridad frente al abandono del Estado. Hubo una irrupción de jóvenes y una alta abstención de adultos mayores, esencialmente conservadores. Pero lo determinante hasta entonces fue la ausencia de las mismas  personas indiferentes que siempre han delegado en otros las decisiones, porque se identifican con las opciones hegemónicas de cambio o continuidad, según el ciclo político del momento. 

Una de la paradojas del fallido proceso constituyente es la alta probabilidad de que las futuras constituciones del mundo incorporen los mismos conceptos que plasmó la Convención e imiten las normas de paridad, democracia directa y derechos indígenas que tuvo el proceso en Chile. Porque esos “expertos” que le gustan a la elite conocen bien los instrumentos jurídicos del sistema internacional y sus avances hacia los derechos humanos de tercera generación, como  los derechos colectivos y los de la naturaleza. También están familiarizados con los objetivos de desarrollo sustentable de la ONU, que apuntan en la misma dirección del texto rechazado el domingo. Es decir, estos sabios no habrían hecho algo muy distinto de lo obrado por la Convención.

Pero en el contexto de una crisis de seguridad e inflación, guerra y pandemia mediante, la idea abstracta de plurinacionalidad no se come, los derechos de la naturaleza no ahuyentan al narcotráfico y las autonomías regionales no aseguran llegar a fin de mes.

Así se frustró la expectativa de saltar desde la Constitución más conservadora de Occidente a la más progresista del mundo. De pasada, se cerró la posibilidad de evolucionar desde la cuna del neoliberalismo hasta su tumba, como esperaba el presidente Gabriel Boric. Nuestro verdadero récord mundial fue sentar a Chile en el podio del único país del mundo con una propuesta constitucional formulada en una asamblea elegida, que resulta frustrada en un plebiscito de salida. 

Si los rechacistas honran su palabra, tendremos un nuevo proceso constituyente con un sello marcadamente elitario y conservador. Lo que no tendremos en muchos años es una agenda de derechos sociales, porque la derecha aprovechó el vuelito de la frustración para cerrar la puerta a cualquier cambio. Una decisión peligrosa en tiempos turbulentos.

En este artículo



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo



Los Más

Comentarios

Comentarios

Como siempre muy asertiva

Como siempre; muy certera Jasna. Quisiera agregar que el gobierno progresista "robusto en sus convicciones" de Gabriel Boric, ya está advertido por chile vamos, vamos chile o vamos por chile o como quiera que se llame, que NO habrá reforma tributaria, ni tampoco a las pensiones, una ley de pesca en el olvido, pueblos originarios a merced de la represión, seguirá la educación siendo un bien de consumo, bajo presupuesto para los hospitales, chauchas para cultura y ciencia, seguirán las AFP y las isapres con directores lloriqueando y demandando a sus propios clientes, seguirá la cocina parlamentaria con la absurda "democracia de los acuerdos", que ahora le llaman "política de los acuerdos" como si cambiar el nombre lo cambiara todo. Ahora tenemos a un PC acallado por la nueva ley de veto, una Revuelta en el olvido y una Convención desterrrada. Sólo fue un mal espejismo en el "oasis" de la corrupción neoliberal, que seguirá por los siglos de los siglos...(no concluyo con el amén, sólo porque no soy religioso y porque no quisiera que asía sea...pero así es...)

Resultado producto del malestar y de la desconfianza en la clase política. En eso la gente no se equivoca. Después del cambio de gabinete los únicos ganadores son la vieja política, que tomó el control del país. Esa clase dirigente transversal que ha sido financiada por los poderes fácticos de siempre.

Si buen análisis , pero los que leen este medio voto apruebo , y la gente del voto rechazo jamás leerá esto porque ellos tienen otro enfoque que se escapa muy lejos de la realidad , su visión es una mezcla de mentira ignorancia y conformidad con lo que ya tienen y prefieren seguir como están, tanto las clases bajas y con mayor razón las clases altas.

Asertivo análisis; sin embargo, hay algunos elementos que echo de menos. Desde mi condición de profesor, agrego a los factores señalados el que el proceso de elaboración de la propuesta estuvo centrada casi exclusivamente en la Convención Constitucional, salvo excepcionales salidas a terreno y el acoger parte de las demandas populares que cumplieron con el requisito de la cantidad de firmas. No hubo "educación", formación cívica sobre un texto desconocido por el común de las personas y, me atrevo a afirmar, la mayoría. En un solo establecimiento (particular subvencionado y de dependencia de la iglesia católica) se llevaron a efecto jornadas de formación ciudadana, tanto para estudiantes como padres. En ningún establecimiento de dependencia municpal o de servicio local supe que lo hicieran, al menos en la zona donde resido (proivincia de Concepción y Arauco). El presidente Boric no se equivocó al tomar una iniciativa en esta dirección. Así las cosas, difícilmente vamos a salir adelante. La ignorancia y falta de iniciativa nos tiene estancados.

Realmente una pena haber desaprovechado una oportunidad única en nuestro país y en nuestro continente americano tan lejano al desarrollo que siempre añoramos y vemos desde la distancia hacia un continente Europeo con mayores niveles de igualdad y desarrollo, tanto dicho hasta el cansancio que muchas de las iniciativas planteadas en el borrador provenían de esas latitudes, sin embargo, con solamente mentiras y desinformación se logro dar vuelta un anhelo de cambio que deseábamos profundamente como pueblo, en el fondo ha sido este proceso como dispararnos a nosotros mismos, lo que todavía la élite política no se ha dado cuenta y no quiere leer, espero que no le explote nuevamente en su cara, cosa que ya estamos acostumbrados como país y como continente tan apaleado por las crisis.

Absolutamente de acuerdo con cada análisis y sus apreciaciones en los comentarios anteriores, donde lo medular es la lamentable condición de estancamiento o de mediocridad que se sufre en este país por décadas, por el motivo que sea; mala información, falta de cultura formación cívica además acompañada de una nefasta normalización de la mentira que socava profundamente a cualquier democracia. Quiero aprovechar de agradecer a Interferencia por la publicación de las columnas de Yasna, que debiera interpretar, sin importar a quién, a la verdadera mujer y al verdadero hombre libre..

Al igual que el 11 de septiembre de 1973, el 4 de septiembre de 2022, ocurre que dos sueños se frustran, se castran, se abortan, se matan a sangre fría. "Pinochet ha resucitado", dijo Gustavo Petro, el único que acierta a tanta palabrería de culpas y mea culpas, de políticos, politólogos, analistas y pedantes periodistas. La derecha política está feliz; los empresarios están felices; la nueva clase de super-ricos están felices. Los traidores están felices. Los yanquis están felices. Otros 50 años de fascismo nos espera, Demasiado grande le quedó el poncho de la nueva Constitución rechazada, vilipendiada, ignorada (no leída) saboteada, insultada, condenada, aún antes de que se escribiera a un país secuestrado en su esencia a partir del 11/9/73, hasta hoy en día. Sin un sueño que lo preceda, sin un utopía que sea el faro, sin una épica que nos lleve a una acción revolucionaria; sin un poeta que nos aliente, sin una canción de lucha entonada por el pueblo, sin un gran líder visionario..., ningún sueño es posible. Si Pinochet resucitó, es porque el fascismo volvió a vencer.

Estimados, muy lamentable columna y peor los comentarios. El apruebo, convencionales, políticos afines, progresistas y comunistas siguen sin entender sus graves errores, demostrando que aún los nubla esa supuesta moralidad y ética superior al chileno promedio.

Bien Yasna, felicitaciones...

Don José, podría contarnos cuáles son los graves errores de la izquierda (la de verdad), porque los sucesivos "errores" con mala intención hacia el chileno medio y por décadas, las comete su sector fíjese...

Añadir nuevo comentario