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Miércoles, 23 de Julio de 2025
[Cogito ergo sum]

El conde Metternich, Chile y Kast

H.R. Faustinus

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Conde Klemens von Metternich
Conde Klemens von Metternich

A fines de 1814 las principales monarquías de Europa se reunieron en la capital del imperio austro-húngaro para dar por superadas las casi dos décadas de agitación napoleónica que siguieron a la Revolución Francesa iniciada en 1789. Fue el inicio de lo que los historiadores llamaron ‘La Restauración’.

Napoleón haría unos meses después un último intento de revertir el triunfo monárquico-conservador, escapando de su prisión en la isla Elba, pero su dura derrrota en la batalla de Waterloo en junio de 1815 sólo vino a confirmar lo que el llamado ‘Congreso de Viena’ de unos meses antes había establecido: las monarquías habían sobrevivido las turbulencias y se aprestaban a tratar de volver a la normalidad.

Uno de los principales artífices de ese momento del siglo antepasado de que “aquí no ha pasado nada”, fue el conde Klemens von Metternich, un noble austríaco que era hombre de Estado y diplomático. “El punto de partida se define por la palabra ‘orden’”, aseguró en una ocasión. “La libertad no puede existir sin el orden”.

La euforia restauradora del conservadurismo monárquico europeo no duró tanto. En 1830 estallaron revueltas sociales, inmortalizados por esa pintura de una mujer francesa que, pechos al aire, enarbola una bandera de ese país en la cima de una barricada callejera en París. Y en 1848 estallarían revoluciones liberales que, con mayor o menor éxito, pusieron fin al sueño restaurador de Metternich.

Acá en Chile, unos años después, Diego Portales repetiría esta filosofía. Y un siglo y medios después también Pinochet, Lagos, Piñera y, últimamente, Gabriel Boric.

Agatina, quien es mi mejor amiga, asegura que estamos viviendo un momento histórico similar al Congreso de Viena de 1814. “Estamos en plena restauración y José Antonio Kast es nuestro Metternich”, me dice.

Los resultados de la elección a consejeros constituyentes del pasado domingo 7 de mayo parecen darle razón a mi amiga. 

¿En qué momento la revuelta social iniciada en octubre de 2019 terminó de esta manera? El propio conde von Metternich tuvo una respuesta hace más de 200 años. “Los sucesos que no se pueden evitar, tienen que ser dirigidos”, afirmó. 

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El Congreso de Viena, por Jean-Baptiste Isabey.
El Congreso de Viena, por Jean-Baptiste Isabey.

Visto así, el proceso constitucional iniciado en noviembre de 2019 fue justamente eso: una fase dirigida por la elite para hacer frente a un suceso inevitable.

La euforia restauradora del conservadurismo monárquico europeo no duró tanto. En 1830 estallaron revueltas sociales, inmortalizados por esa pintura de una mujer francesa que, pechos al aire, enarbola una bandera de ese país en la cima de una barricada callejera en París. Y en 1848 estallarían revoluciones liberales que, con mayor o menor éxito, pusieron fin al sueño restaurador de Metternich.

De hecho, ese año Metternich renunció como ministro de Exteriores del imperio austro-húngaro y huyó a Inglaterra, dejando en manos del emperador Fernando I la tarea de cumplir con una de las demandas populares: una nueva Constitución.



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