Departamento de Estado

Hace unos días atrás, Boric anunció en su última cuenta pública, medidas diplomáticas de defensa y comerciales contra Israel, y luego rechazó llamadas telefónicas del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio que, señalan en Washington D.C., buscaba saber las razones del alejamiento del mandatario chileno con Israel.

Al inicio del gobierno de Donald Trump, el actual enviado para misiones especiales, Richard Grenell postulaba a dos trabajos en la actual administración: director de la C.I.A. o secretario de Estado. No logró ninguno. Desde ahí comenzó la disputa con Rubio porque lo relaciona con el sistema y no como un Maga. La batalla entre Grenell y Rubio aumentó cuando el enviado especial viajó a Venezuela y logró la liberación de seis norteamericanos detenidos por el gobierno de Maduro.

La primera administración de Donald Trump, veía a Qatar como un país que financiaba el terrorismo y a grupos radicales como Hamas. Ahora eso cambió, ya que sus antiguos enemigos le regalaron a él, y no al Departamento de Defensa como luego tuvo que decir, un avión de 400 millones de dólares que es como un hotel de lujo con alas.

¿Qué hace un halcón fronterizo estadounidense como representante de Trump en Santiago? La respuesta es menos compleja de lo que se cree: viene a ‘jubilarse’ a un país que conoce desde que era adolescente.

Los iraníes no pueden quedarse de brazos cruzados ante el ataque contra sus aliados, pero tampoco es claro que le convenga entrar en el juego de escalamiento al que está apostando el premier israelí, Benjamin Netanyahu. El desafío de Irán es entonces encontrar una respuesta lo suficientemente creíble de su poder, capaz de hacer daño real a Israel, sin provocar una guerra directa.

Las revelaciones del premio Pulitzer Seymour Hersh sobre la participación de Estados Unidos en el sabotaje del Nord Stream, el informe de la Rand Corporation de California que afirma que a Estados Unidos no le conviene una guerra larga en Ucrania, el diario turco que publicó supuesta información del Mossad israelí sobre las masivas bajas ucranianas en el conflicto y la implicación de Vladimir Putin por parte de los investigadores holandeses en el derribo del vuelo de Malasya Airlines de 2014, muestran movimiento en este frente.