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Martes, 8 de Julio de 2025
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Hachas de guerra: Netanyahu lanza la suya contra Hezbolá y Zelenski no obtiene la suya en Estados Unidos

Andrés Almeida

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Benjamin Netanyahu y Volodímir Zelenski.
Benjamin Netanyahu y Volodímir Zelenski.

Los iraníes no pueden quedarse de brazos cruzados ante el ataque contra sus aliados, pero tampoco es claro que le convenga entrar en el juego de escalamiento al que está apostando el premier israelí, Benjamin Netanyahu. El desafío de Irán es entonces encontrar una respuesta lo suficientemente creíble de su poder, capaz de hacer daño real a Israel, sin provocar una guerra directa.

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El mundo está sobre un polvorín con sus líderes jugando con fósforos. 

Hace horas, Israel realizó un nuevo ataque sobre El Líbano y logró eliminar al máximo líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, con lo que -sumado a otros ataques recientes- descabezó todo el liderazgo militar de la organización libanesa pro-iraní.

La respuesta fue un fuerte ataque aéreo desde El Líbano y Yemen, el que sucede en un contexto de creciente incertidumbre respecto de lo que pasará con estas fuerzas irregulares que controlan el sur libanés, y su capacidad de sostener su comando y estructura militar. 

Probablemente Hezbolá deposite los liderazgos en Naim Qassem, el secretario general adjunto de Hezbolá, quien parece haber sobrevivido al ataque, y/o  Hashem Safieddine, un primo de Nasrallah, a cargo del Consejo Ejecutivo de la organización. El desafío de ambos es asimilar el golpe sin fracturarse, reconstruir las cadenas logísticas y de mando, y mantener la posición de poder de la organización en El Líbano, evitando una desbandada de sus fuerzas o ímpetus de venganza que la arrojen sin concierto a una guerra abierta contra Israel. De eso depende también que pueda continuar controlando en gran medida la política exterior y de seguridad del gobierno libanés. 

Al respecto, es interesante este artículo de Justin Salhani en Al Jazeera en el que se reconoce la dificultad para llenar el vacío dejado por la muerte de Nasrallah, y se abordan detalles de los líderes que podrían sucederlo: ¿Quién sucederá a Hassan Nasrallah como próximo líder de Hezbolá?

Respecto de la resiliencia del grupo islámico libanés, es interesante este artículo de Ben Hubbard y Helene Cooper en The New York Times¿Podrá Hezbolá recuperarse de la muerte de su más importante líder? donde advierten que la muerte de Nasrallah es un golpe fuerte para Hezbolá, pero no necesariamente fatal, dada la preparación y la infraestructura militar que viene preparando desde 2006 para enfrentarse a Israel.

Está por verse también si es cierta la premisa del martirologio islámico que dice que la muerte de un muyahidín atrae siempre a otros de igual valía, pero sí se puede afirmar que quienes dirijan Hezbolá contarán con el estado islámico de Irán.

Israel, por su parte, ya está embarcado en una lógica de guerra regional que blinda políticamente a Netanyahu, toda vez que arrecian los ataques de los misiles libaneses y yemeníes sobre su territorio y algunas ciudades, incluida Tel Aviv. 

Y es que ese país resulta clave para ver hacia dónde derivará el conflicto. Por una parte, los iraníes no pueden quedarse de brazos cruzados ante el ataque contra sus aliados, pero tampoco es claro que le convenga entrar en el juego de escalamiento al que está apostando el premier israelí, Benjamin Netanyahu. El desafío de Irán es entonces encontrar una respuesta lo suficientemente creíble de su poder, capaz de hacer daño real a Israel, sin provocar una guerra directa.

En el pasado, luego del ataque israelí a su Embajada en El Líbano, Irán desplegó un ataque masivo de misiles y drones, los cuales demostraron que pueden impactar objetivos estratégicos israelíes, superando las supuestamente inexpugnables defensas antiaéreas de Israel. De todos modos es difícil que suceda un ataque similar, pues los israelíes no tocaron formalmente territorio iraní, como pasó al atacar su Embajada. Pero, la credibilidad del poder de Irán sí está en un predicamento, lo que favorece a los halcones del país, en especial dado que en los ataques pereció Abbas Niforushan, el comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán en El Líbano.

Israel, por su parte, ya está embarcado en una lógica de guerra regional que blinda políticamente a Netanyahu, toda vez que arrecian los ataques de los misiles libaneses y yemeníes sobre su territorio y algunas ciudades, incluida Tel Aviv. 

Asimismo, Netanyahu contó hasta cierto punto con el beneplácito de Estados Unidos, pues la administración de Joe Biden terminó elogiando el ataque, aunque al parecer a regañadientes, pues los estadounidenses no habrían sido informados del ataque con antelación. Al respecto, escribe Peter Baker y Julian E. Barnes en The New York TimesEl ataque contra Hezbolá profundiza la desconexión entre Biden y Netanyahu.

Horas atrás -durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York-, Netanyahu había mostrado los dientes a Irán, cuando seguramente ya tenía tomada la decisión de realizar el reciente ataque.

Zelenski consiguió el compromiso de Biden por otros US $8.000 millones en ayuda, y el respaldo explícito de Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Presidencia, pero no consiguió luz verde para usar los misiles Storm Shadow británicos contra territorio ruso, sino elusivas.

En paralelo, por los mismos pasillos neoyorquinos y de Washington, anduvo Volodímir Zelenski buscando obtener una hacha de guerra similar a la de Netanyahu. Su objetivo era presentar a la administración de Joe Biden un ‘plan de victoria’ verosímil para respaldar la llegada de más ayuda militar y financiera, y -por sobre todo-, obtener luz verde para atacar Rusia con armas occidentales de alcance profundo.

Respecto de lo primero, Zelenski consiguió el compromiso de Biden por otros US $8.000 millones en ayuda, y el respaldo explícito de Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Presidencia, pero no consiguió luz verde para usar los misiles Storm Shadow británicos contra territorio ruso, sino elusivas.

El punto era crucial para el desarrollo de los eventos bélicos en la guerra en Ucrania, pues Rusia no solo advirtió que si caían los misiles británicos sobre su territorio eso equivaldría a una declaración de guerra por parte de Estados Unidos y la OTAN, sino que cambió su doctrina nuclear para adecuar el uso de estas armas a las amenazas estratégicas concretas del curso de esta guerra. Esto, en el entendido de que estas armas solo pueden ser operadas por oficiales británicos y con soporte logístico estadounidense.

Si bien Estados Unidos dijo que no tomaría la decisión sobre la base de las amenazas rusas, finalmente todo indica que las consideraron verosímiles. En tal sentido, la prensa estadounidense reportó que las opiniones de la administración Biden estaban divididas; mientras que el Departamento de Estado creía que Vladimir Putin estaba blufeando, el Pentágono las consideró más en serio y agregó que un ataque de esta naturaleza,tampoco tendría un efecto estratégico determinante.

Otro elemento que jugó en contra de Zelenski fue que no logró hacer girar la opinión de los republicanos respecto de la guerra. Si bien es cierto que se juntó con Donald Trump, los resultados del encuentro fueron decepcionantes para el ucraniano, en tanto el ex presidente y candidato presidencial del Partido Republicano no cambió un ápice su postura; buscará un entendimiento con Putin para acabar la guerra pronto.

Zelenski tal vez equivocó su estrategia previa hacia los republicanos. El mandatario ucraniano había asegurado que Trump podía creer que sabía cómo acabar con la guerra, pero que acabaría entendiendo que eso no es posible, lo que se vio como un desafío, y en su visita a Estados Unidos realizó actividades en estados electoralmente clave que fueron considerados como intervenciones electorales en favor de Harris, lo que produjo la ira de los congresistas republicanos, quienes pidieron la cabeza de la embajadora ucraniana en Washington.

Con esto, probablemente no cambie el curso de los acontecimientos centrales de esta guerra, al menos hasta la elección estadounidense de noviembre, lo que -en la práctica- implica un avance ruso sostenido en el Donbás, un debilitamiento de la incursión ucraniana en Kursk, más ataques a la infraestructura eléctrica ucraniana, lo que traerá seguramente crudo invierno para Ucrania y avances en los esfuerzos de paz por parte de China y Brasil.

 

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La guerra va mal. Ucrania y sus aliados deben cambiar de rumbo, de The Economist

El avance constante de Rusia amenaza el este de Ucrania, de Josh Holder y Andrew E. Kramer en The New York Times.

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