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Viernes, 25 de Julio de 2025
Análisis político

Aplazar elecciones

Victor Herrero A.

Este análisis forma parte de ‘Reunión de Pauta’, newsletter exclusivo que reciben las y los suscriptores de INTERFERENCIA.

El gobierno, la oposición y los expertos en sanidad -así como muchos ciudadanos- tuvieron una inusual coincidencia hace un mes al concordar que era mejor aplazar las mega-elecciones previstas para inicios de abril. La dramática situación de la pandemia, dictaba el sentido común, haría que la participación fuera muy baja y, peor aún, que el evento electoral podría convertirse en un “súper-dispersor” del virus.

En una época de fragilidad democrática como la que está experimentando nuestro país, aplazar elecciones puede ser un sendero que abra caminos hacia nuevas formas de autoritarismo que aún desconocemos.

Las continuas postergaciones de comicios ahora nos dejan como caso único en la región. República Dominicana, Perú, Ecuador y Bolivia (si bien con una postergación) han seguido su calendario electoral. Para qué hablar de Estados Unidos.

El desarrollo de la pandemia en Chile, que -no hay que olvidarlo- se superpuso a un estallido social inconcluso, ilustra lo fácil que es acostumbrarse a tener menos libertades. El hecho de llevar más de un año ininterrumpido en toque de queda, a cargo de las fuerzas armadas y de orden, es una muestra de ello. Ningún otro país democrático en el mundo ha recurrido a esta medida por tanto tiempo.

Y si las elecciones a alcaldes ya han sido pospuestas dos veces, ¿qué más da si se vuelven a posponer en mayo si la condición sanitaria no mejora?

La pregunta que debemos sincerar es la siguiente: ¿estamos dispuestos a aplazar, suspender o cancelar comicios de manera indefinida mientras siga la pandemia?

Ojalá no nos acostumbremos a suspender, aunque sea temporalmente, el ejercicio del voto. Votar no es la solución a todos los problemas, pero ciertamente sin ello los problemas serían mayores.

O para ponerlo en términos más significativos: ¿estamos dispuestos a aplazar las elecciones presidenciales de noviembre si nos enfrentamos a una tercera ola? Es decir, ¿estamos dispuestos a prorrogar el gobierno de Sebastián Piñera? Porque en caso de malas condiciones sanitarias, ese sería el acto más congruente con lo que se ha hecho hasta ahora.

Hasta hace muy poco, las elites chilenas se vanagloriaban de tener la mejor economía y la mejor democracia de América Latina. Pero las continuas postergaciones de comicios ahora nos dejan como caso único en la región. República Dominicana, Perú, Ecuador y Bolivia (si bien con una postergación) han seguido su calendario electoral. Para qué hablar de Estados Unidos, que en medio de uno de sus peores momentos sanitarios (noviembre de 2020) y con un presidente Trump ansioso por retener el poder, igual realizó sus elecciones.

Ojalá no nos acostumbremos a suspender, aunque sea temporalmente, el ejercicio del voto. Votar no es la solución a todos los problemas, pero ciertamente sin ello los problemas serían mayores.

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