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Domingo, 10 de Agosto de 2025
Valdivia

CECs: develan que Claudio Bunster pidió a sus científicos endeudarse y firmó un desconocido acuerdo con la U. San Sebastián

Lissette Fossa
Camilo Solís

En medio de demandas laborales, aparecieron nuevos antecedentes del Centro de Estudios Científicos. En 2021, Bunster pidió a sus trabajadores créditos bancarios para paliar un hoyo financiero, y en 2022 firmó un opaco acuerdo con la Universidad San Sebastián por $455 millones. Pese a los recursos frescos, no se regularizan todas las deudas laborales.

El 2022 fue un año oscuro para el Centro de Estudios Científicos (CECs). La corporación de derecho privado, fundada en 1984 por el conocido físico Claudio Bunster, despidió en tres meses a una veintena de trabajadores, siendo febrero del año pasado el momento más crítico. Esto, en medio de una crisis económica del centro, cuando ya varios de los despedidos llevaban meses sin sus salarios.

Bunster es hijo adoptivo del fallecido poeta Volodia Teitelboim, de quien llevó su apellido hasta 2005, cuando supo que su padre biológico era el diplomático Álvaro Bunster. Desde 1984 ha sido director del CECs, que hasta el 2000 tuvo su sede en Santiago, y que ese año decidió trasladarse a Valdivia. Fue cercano a los gobiernos de la Concertación, uno de los creadores del programa Milenio para financiamiento de proyectos de ciencia, asesor científico del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y amigo cercano de la ex presidenta Michelle Bachelet. Sus contactos parecían ser lo suficientemente sólidos como para que el CECs no llegara a tener baches financieros. Pero eso no ocurrió.

El artículo de Interferencia sobre este caso, titulado La crisis en el Centro de Estudios Científicos, dirigido por Claudio Bunster, que derivó en el despido de 20 trabajadores detalló el proceso de crisis del CECs, que lideró Bunster y su equipo de confianza, el gerente general, José Luis Melo, y el gerente de proyectos, Felipe Amtmann, quien es medio hermano de la alcaldesa de Valdivia, Carla Amtmann.

Todas las fuentes consultadas en esa ocasión indicaron que esta crisis se debía a una mala administración de los recursos y al gusto por el lujo de Bunster, que incluyó la construcción de una pileta en el edificio de CECs y un ascensor.

Nuevos antecedentes a los que accedió Interferencia dan cuenta que durante el año pasado,el centro firmó un millonario acuerdo con la Universidad San Sebastián, que incluyó un sueldo de $18,8 millones de pesos mensuales para Bunster.

Esta crisis generó que se les debieran meses de salarios a los trabajadores despedidos en 2021 y 2022.

Nuevos antecedentes a los que accedió Interferencia dan cuenta que durante el año pasado el centro firmó un millonario acuerdo con la Universidad San Sebastián, que incluyó un sueldo de $18 millones de pesos mensuales para Bunster.

También estos antecedentes dan cuenta de que el CECs solicitó a varios de sus trabajadores pedir créditos bancarios con el fin de ingresar esos montos al centro, los que se pagarían en cuotas, a través de la planilla de sueldos de cada científico.

Todo esto, en un contexto de incumplimiento de los deberes de empleador del CECs.

Entre 2022 y 2023, el CECs acumuló doce demandas laborales. La mayoría exigía al centro millonarias de indemnizaciones y el pago de salarios adeudados. En todas el CECs terminó llegando a un acuerdo con los demandantes, es decir, no finalizaron en sentencia. En total, gastaron $347 millones de pesos en pago de acuerdos por demandas laborales.

La USS se comprometió a pagar 14.287 UF al CECs en un año, equivalentes el 14 abril del año pasado a $455.113.956 de pesos, que se pagarían en dos cuotas. El acuerdo establece que tendrá una duración de diez años.

El acuerdo con la Universidad San Sebastián

A través de las diversas demandas laborales que están disponibles de manera pública en la web del Poder Judicial, Interferencia accedió al acuerdo realizado entre la Universidad San Sebastián (USS) y el CECs.

El millonario acuerdo se firmó el 14 de abril del 2022, mientras aún se adeudaban salarios de trabajadores activos y también ex trabajadores del CECs. El documento -firmado por Jorge Zanelli Iglesias, físico, y Claudio Bunster, por el CECs- indica que se trata de un acuerdo respecto a investigaciones científicas, y programas y desarrollo de doctorados, magíster, diplomados y seminarios científicos, que se puedan hacer en conjunto.

El acuerdo implicó que Bunster se incorporase al cuerpo docente de la USS como professor at large o profesor distinguido. También que se incorporan otros 14 científicos trabajadores del CECs, quienes serían contratados como planta a jornada completa en la casa de estudios, como académicos e investigadores.

A su vez, el CECs le permitía a la Universidad el uso parcial del bioterio, la carpa de ciencia y el laboratorio de biofísica y fisiología molecular de sus dependencias, para cumplir los fines del contrato que acordaron. 

La USS se comprometió a pagar 14.287 UF al CECs en un año, equivalentes el 14 abril del año pasado a $455.113.956 de pesos, que se pagarían en dos cuotas. El acuerdo establece que tendrá una duración de diez años.

El documento indica 15 científicos del CECs que comenzarán a ser académicos e investigadores de la USS, lo que incluye a Gomberoff, quien afirma en su demanda contra el CECs que jamás se le informó de este acuerdo ni de que recibiría remuneraciones mensuales por este acuerdo de parte de la casa de estudios.

En un documento anexo al contrato, que aparece en la demanda laboral que realizó contra el CECs el científico Simón Gomberoff, se detalla que Bunster recibirá por parte de la USS un sueldo mensual bruto de $18.750.000 de pesos, que se reajustará de acuerdo al IPC anualmente.

Además, el documento indica 15 científicos del CECs que comenzarán a ser académicos e investigadores de la USS, lo que incluye a Gomberoff, quien afirma en su demanda contra el CECs que jamás se le informó de este acuerdo ni de que recibiría remuneraciones mensuales por este acuerdo de parte de la casa de estudios. Allí se indica que Gomberoff recibiría un salario de $4.020.000 de pesos mensuales.

“Con fecha 13 de abril de 2022, mi representado recibió en su cuenta corriente una transferencia bancaria de la Universidad San Sebastián por la cantidad de $3.216.000. A su turno, con fecha 29 de abril de 2022, mi representado recibió una nueva transferencia de dicha universidad, bajo el título de “pago de sueldos”, por la cantidad de $2.978.928. El Sr. Gomberoff no había firmado -y nunca firmó- contrato alguno con la Universidad San Sebastián, y tampoco había firmado un anexo con el CECs que diera cuenta de una modificación contractual o de que aceptaba un eventual cambio de empleador, de manera que estas transferencias resultaron sorpresivas. Nadie le explicaba, además, lo que estaba ocurriendo”, indica la demanda del científico.

A esto se suma que Gomberoff, a esa fecha, según señala en su demanda, llevaba siete meses sin recibir su salario mensual.

“La administración del CECs nunca explicó en forma transparente, clara y pública, en qué podría consistir dicho acuerdo, cuándo empezaría a regir, qué supondría para el CECs y para los contratos de trabajo de sus investigadores. Toda esta opacidad producía desasosiego en las personas que, como mi representado, no estaban percibiendo hace meses sus remuneraciones”, consigna la demanda.

En la misma demanda de Gomberoff, interpuesta en julio del año pasado el científico señala que el mismo Bunster le solicitó a él y a un grupo de científicos del CECs pedir un crédito bancario para entregar ese monto al CECs, ante la grave crisis económica que vivía la institución.

Ya en abril del año pasado, cuando se firmó el acuerdo entre la USS y el CECs, el centro recibió cuatro demandas laborales, las que a fines del 2022 sumarían once.

Poco antes, en abril del año pasado, el encargado de comunicaciones del CECs, Claudio Rutllant, señalaba en el Diario Austral que los despidos tenían que ver con una crisis derivada de la pandemia y a la reorganización interna que estaban viviendo.

Créditos, demandas y acuerdos

En la misma demanda de Gomberoff, interpuesta en julio del año pasado, el científico señala que el mismo Bunster le solicitó a él y a un grupo de científicos del CECs pedir un crédito bancario para entregar ese monto al CECs, ante la grave crisis económica que vivía la institución.

Estos créditos se devolverían a cada trabajador mensualmente junto a su salario. Sin embargo, en el caso de Gomberoff, según se señala en su demanda, ésta devolución no ocurrió con el segundo crédito que solicitó.

“El primero de ellos se otorgó con fecha 14 de julio de 2021, por la cantidad de $28.000.000. A esta fecha, el CECs ha pagado dicho crédito, aunque con retraso en algunas cuotas. No ha pagado la penúltima cuota, que venció el 30 de junio de 2022, por $2.557.376; y deberá pagar el 29 de julio de 2022 la última cuota por la cantidad de $2.557.378”, indica la demanda.

“El segundo préstamo se otorgó con fecha 2 de diciembre de 2021, por la cantidad de $5.000.000 (el que se hizo en dos transferencias, una el 2 de diciembre y la otra el 3 de diciembre de 2021), no habiéndose restituido dicha suma a esta fecha, motivo por el cual reclamo su pago íntegro inmediato”, consigna.

Fue así como el CECs en 2022 sumó once demandas laborales y una en lo que lleva del 2023, todas finalizadas con acuerdos monetarios inferiores a la exigencia inicial de los demandantes. En total, en 2022 gastaron $292 millones de pesos en pago de estos acuerdos, mientras que en 2023 pagaron $55 millones de pesos.

Según señaló una fuente, ex trabajador del CECs que solicitó resguardar su identidad, estos créditos fueron solicitados por Bunster a sus trabajadores durante el 2021, para “salvar al CECs” de la crisis, en especial al círculo más cercano al fundador. A la deuda que el CECs mantenía con sus trabajadores, se sumaba entonces el atraso en los salarios, que en algunos trabajadores se extendió por meses.

Fue así como el CECs en 2022 sumó once demandas laborales y una en lo que lleva del 2023, todas finalizadas con acuerdos monetarios inferiores a la exigencia inicial de los demandantes. En total, en 2022 gastaron $292 millones de pesos en pago de estos acuerdos, mientras que en 2023 pagaron $55 millones de pesos a una ex trabajadora que demandó, lo que suma en dos años $347 millones de pesos.

En el caso de Gomberoff, el acuerdo que cerró la demanda fue de $52 millones de pesos, siendo uno de los más altos, junto al acuerdo entre el CECs y el arquitecto Marco Antonio Pinochet, por $50 millones de pesos.

Interferencia conversó con otros ex trabajadores del CECs que prefirieron hablar fuera de micrófono por temor a represalias. Uno de ellos mencionó que “a fines de 2021 se nos propuso firmar un anexo de contrato donde se renunciaba al 30% de nuestro sueldo y quien no firmaba se iba y se llegaba a un acuerdo para pagar la indemnización en cuotas. Ahí se fueron varios. La cosa venía súper mal especialmente por el despilfarro en un montón de cosas, empezando por los sueldos millonarios del círculo más cercano de Bunster”.

A propósito del gasto en el CECs, una de estas fuentes menciona que “por lo menos nunca supe de ilegalidades, pero sí creo que torpeza en el manejo, y demasiado lujo. Por ejemplo, en un momento se implementó un casino súper lujoso al interior del CECs, con mobiliario, decoración y un estilo elegante que salió una millonada. También se construyó el edificio de glaciología en Valdivia, que según se rumoreaba en el CECs costó más de mil millones, lo que significó un endeudamiento muy complicado, sin contar las mantenciones que había que hacer, también caras. En el CECs se comentaba que siempre estas construcciones y arreglos se le adjudicaban a una misma empresa. Esas obras las encargaba el arquitecto en residencia del centro, Fernando Basilio”. 

Ambas fuentes coincidieron al señalar a Interferencia que la cantidad de proyectos con mineras como Codelco o Anglo American habían disminuido drásticamente durante los últimos años, lo cual habría significado un creciente endeudamiento del CECs para sostener las operaciones habituales.

Respecto del convenio con la Universidad San Sebastián, otra fuente mencionó que “se comentaba que la situación estaba tan mal financieramente en el CECs que tuvo que venir la San Sebastián a salvar al centro de estudios”. 

Ambas fuentes coincidieron al señalar a Interferencia que la cantidad de proyectos con mineras como Codelco o Anglo American habían disminuido drásticamente durante los últimos años, lo cual habría significado un creciente endeudamiento del CECs para sostener las operaciones habituales hasta que no se pudo ocultar más la crisis, dando lugar a los despidos y problemas financieros. 

Dicha responsabilidad recaería sobre Felipe Amtmann, gerente de proyectos del CECs y uno de los principales colaboradores de Bunster, con quien comparte el hecho de ser uno de los megasueldos que paga el CECs a sus cargos más altos. 

Interferencia se comunicó con el CECs durante la semana para hacer las consultas del caso respecto de los hechos descritos en este artículo, sin embargo no contestaron a nuestras consultas.



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Comentarios

Comentarios

Gracias. Muy buen trabajo periodístico.

Volodia Teitelboim era líder del Partido Comunista por muchos años. Dato no menor.

Comunista siendo comunista. Que más?!?! A alguien le extraña la noticia??? De esa escuela lo mínimo que aprendió

Hasta nuestros científicos son truchos.

Erika mujer básica e ignorante, Claudio Bunster nunca ha sido Comunista, solo era hijo adoptivo de Volodia, nada más que eso.

Calidad, gracias

Nunca fue hijo de Volodia...ni siquiera lo quería...lo llamaba ratón de biblioteca (Memorias de Volodia Teitelbom)

Hay gente a la que se le sale el anticomunismo por los poros. Volodia gran escritor y ser humano y además un comunista ejemplar que enorgullece a su partido . Honor y gloria para él.

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