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Jueves, 7 de Agosto de 2025
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Chernóbil, Fukushima ¿Zaporiyia?

Andrés Almeida

Planta nuclear de Zaporiyia

Planta nuclear de Zaporiyia
Planta nuclear de Zaporiyia

Si los defensores de la energía nuclear pensaron que la guerra en Ucrania era una oportunidad de promover su uso, dada la necesidad política de Europa de desconectarse del gas ruso, se están llevando una gran decepción. La planta nuclear de Zaporiyia es hoy un objetivo militar, y está siendo atacada por artillería de manera medida, pero constante. Ucranianos y rusos se culpan mutuamente.

Si los defensores de la energía nuclear pensaron que la guerra en Ucrania era una gran oportunidad de promover su uso, dada la necesidad política de Europa de desconectarse del gas barato de Rusia, se están llevando una gran decepción, ya que los recientes eventos en el campo de batalla demuestran que la estabilidad del átomo en una planta de energía nuclear depende mucho más de la estabilidad del país donde se enclava que de cualquier otra consideración. Y los tiempos son los que son.

Los hechos son que la planta nuclear menos famosa de Ucrania -Zaporiyia- es hoy un objetivo militar, y está siendo atacada por artillería de manera medida, pero constante. Ucranianos y rusos se culpan mutuamente.

Los ucranianos dicen -en versiones contradictorias- que son los propios rusos los que abren fuego contra la planta -que está en manos rusas- como operación de bandera falsa [...]. Mientras, los rusos dicen que no saldrán de la zona, que es absurdo un auto ataque, pues la planta está en su posesión, que no hay ahí más que una pequeña guarnición militar sin armas pesadas, que ya habrían fotos satelitales demostrando lo contrario

Los ucranianos dicen -en versiones contradictorias- que son los propios rusos los que abren fuego contra la planta -que está en manos rusas- como operación de bandera falsa, y otras versiones ucranianas dan a entender que son ellos quienes abren fuego, pero porque los rusos la usan como escudo para instalar piezas de artillería y atacar desde ahí las posiciones enemigas en la línea de batalla del oblast de Zaporiya, al sur del país.

El propio Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, fue ambiguo: "todo soldado ruso que dispare contra la central, o dispare utilizando a la planta como una cobertura, debe entender que se convierte en un objetivo especial de nuestros agentes de inteligencia, de nuestros servicios especiales, de nuestro ejército", declaró.

Además, los ucranianos y sus aliados de la OTAN piden que se desmilitarice la zona, lo que implicaría un retroceso militar ruso en la región, donde supuestamente los ucranianos lanzarán su gran contraofensiva.

Mientras, los rusos dicen que no saldrán de la zona, que es absurdo un auto ataque, pues la planta está en su posesión, que no hay ahí más que una pequeña guarnición militar sin armas pesadas, que ya habrían fotos satelitales demostrando lo contrario (hasta ahora solo se ha reportado evidencia gráfica de la presencia de camiones militares en la planta) y que todos los ataques son ucranianos, en circunstancias en que se prepara la desconexión de la central del sistema eléctrico del resto de Ucrania.    

De tal modo, los rusos piden que Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), vaya a Zaporiya a constatar lo que ellos dicen, pero Ucrania exige que la visita sea solo a través de territorio ucraniano, lo que ha postergado la llegada del alto funcionario de Organización de Naciones Unidas (ONU).

En estos días, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, está de visita en Ucrania junto con el presidente turco, Recep Erdogan, para plantear el problema a Zelenski -junto con lo relativo a la crisis alimentaria y el grano ucraniano-, en la búsqueda de una solución para una crisis nuclear que -hasta ahora, y pese a todo- ha sido impensada. Impensada, pues supone relajar los más básicos instintos de autopreservación. De hecho, cuando todo esto empezó, el propio Guterres la calificó como un "suicidio".

La crisis es impensada, también, porque incluso cuando los rusos atacaron el norte de Ucrania, desde Biolorrusia, y tomaron Chernóbil -la planta más conocida de Ucrania, por la escalofriante razón de haber sido lugar del peor accidente nuclear de la historia en 1986, al que, por ahora, solo se compara el accidente de Fukushima (2011)-, para luego devolverla a las autoridades ucranianas, apenas hubo incidentes militares en ambos movimientos.

¿A qué se puede deber este cambio de actitud hacia el fuego nuclear?

Todo indica que los ataques son efectivamente ucranianos, y no es claro que los rusos hayan usado la planta de escudo para lanzar desde ahí ataques de artillería, lo que -a mi juicio- indica que el ejército ucraniano está explorando sus límites tácticos

Todo indica que los ataques son efectivamente ucranianos, y no es claro que los rusos hayan usado la planta de escudo para lanzar desde ahí ataques de artillería, lo que -a mi juicio- indica que el ejército ucraniano está explorando sus límites tácticos, con la anuencia de Estados Unidos, que se ha sumado a las versiones ucranianas.

Los ataques parecen ser acotados y dispuestos para crear caos, pero no lo suficientemente potentes como para producir una fuga radioactiva. En ese sentido, el punto débil de la planta es el sistema de enfriamiento, el cual, en caso de verse afectado o destruido, podría implicar un recalentamiento fuera de control que lleve a una crisis nuclear. Pero hasta ahora los ataques solo han llegado a las inmediaciones de la planta, instalaciones no críticas y los búnkeres mismos, que están diseñados para resistir altas cargas de explosivos y otros desastres.  

En paralelo, durante este último tiempo, se registraron varios ataques profundos detrás de las líneas rusas, más allá de las capacidades de los 20 himars estadounidenses -piezas de artillería de largo alcance- que están en el campo de batalla (aunque los rusos dicen haber destruido seis). Se trata de al menos dos ataques en Crimea a objetivos militares importantes, los que fueron realizados presumiblemente por cuerpos ucranianos de sabotaje, los que causaron la destrucción de un aeródromo y nueve aviones rusos de guerra, y un arsenal de municiones.  

El punto es peliagudo pues han corrido versiones de que los ataques fueron realizados desde territorio ucraniano, con armas de última generación que solo podrían ser occidentales. Esto, en circunstancias en que Joe Biden -el presidente de Estados Unidos- comprometió a las fuerzas ucranianas a no golpear con armas estadounidenses el territorio ruso. Pese a que es poco probable que los ucranianos dispongan de esas armas como para golpear Crimea desde lejos, el problema es que Rusia considera a la península como parte de su territorio desde 2014, año en que fue anexada, por lo que -en caso de ser cierto que hay armas de mayor nivel- podría estar dándose un paso más en la escalada hacia un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia. 

Al respecto, Alexander Ward, en un newsletter de Politico, afirma que Estados Unidos aprobó los ataques de Ucrania a la Crimea ocupada por Rusia. En el artículo un alto funcionario de la defensa estadounidense dice: “No seleccionamos objetivos, por supuesto, y todo lo que hemos proporcionado es para fines de autodefensa. Cualquier objetivo que elijan perseguir en suelo soberano de Ucrania es, por definición, defensa propia [...] Crimea es Ucrania”. 

Como sea, según la propaganda ucraniana, los ataques marcan un antes y un después, pues muestra que Ucrania tiene capacidad operativa en lugares que los rusos consideraban 'seguros', con lo que son capaces de crear disrupciones logísticas importantes en caso de una contraofensiva sobre Jersón y/o Zaporiyia, al sur del país.

Se acusa que entre el 60% y el 70% de los pertrechos enviados por Estados Unidos y la OTAN, nunca llegan al frente, enredados en las redes de corrupción del país o bien destruidos por los ataques rusos a las cadenas logísticas ucranianas.

En tanto, la propaganda rusa minimiza la importancia de los ataques y cuestiona la factibilidad de la contraofensiva ucraniana anunciada para agosto y luego postergada para septiembre. Aunque sí Vladimir Putin -el presidente ruso- removió a Igor Osipov, jefe militar ruso de la Flota del Mar Negro, asentada en Crimea, para poner en su lugar a Viktor Sokolov. Después de todo estos ataques se suman al hundimiento del buque insignia ruso, Moskva, en abril, el cual supuso uno de los reveses más duros para el Kremlin.

Pero no son solo los rusos quienes son escépticos respecto de las capacidades ucranianas como para llevar a cabo una gran contraofensiva.

Por ejemplo, la CBS lanzó su documental Armando a Ucrania, en el cual se acusa que entre el 60% y el 70% de los pertrechos enviados por Estados Unidos y la OTAN, nunca llegan al frente, enredados en las redes de corrupción del país o bien destruidos por los ataques rusos a las cadenas logísticas ucranianas.

Luego de fuertes presiones, el documental fue removido, y en su lugar hay un artículo escrito que lo acompañaba; Por qué la ayuda militar en Ucrania no siempre llega al frente de batalla, el cual está encabezado por una larga nota del editor en que explica que la remoción de la pieza periodística fue para integrar cambios y mejoras en la situación actual del control de dichas armas, respecto de cuando fue filmado (abril), algo que también modifica el contenido del propio artículo escrito. Esta nota también informa que desde agosto hay un brigadier general estadounidense en Kíev para el control y monitoreo.

Más allá de lo llamativo de la autocensura de la CBS -la que se suma a otro episodio de similar naturaleza, con el censurado informe de Amnistía Internacional en el que se afirmaba que las fuerzas ucranianas usan a la población civil como escudo humano-, se observa que poco a poco la prensa occidental comienza a ser más crítica con Ucrania, y con Zelenski en particular.

Fue ya el caso -en julio- a propósito de su aparición, junto a su esposa, en Vogue en Retrato de valentía: la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska (de Rachel Donadio y Annie Leibovitz), donde se le acusó de banalizar la guerra y usarla para favorecer una imagen frívola de la pareja presidencial ucraniana.

The Washington Post está liberando una serie de artículos con fuentes de inteligencia occidentales y ucranianas que cuentan cómo se llegó a la guerra, en los cuales la tónica general es que la CIA y el resto de entidades de la inteligencia estadounidense sí han llevado la delantera, muy por sobre rusos, ucranianos y europeos, a quienes pinta despistados.

Más entrado en la actualidad, The Washington Post está liberando una serie de artículos con fuentes de inteligencia occidentales y ucranianas que cuentan cómo se llegó a la guerra, en los cuales la tónica general es que la CIA y el resto de entidades de la inteligencia estadounidense -esta vez, a diferencia de lo que ha pasado en el Oriente Medio- sí han llevado la delantera, muy por sobre rusos, ucranianos y europeos, a quienes pinta despistados.

En el primero de ellos, Camino a la guerra: Estados Unidos tuvo que luchar para convencer a sus aliados, y a Zelenski, del riesgo de invasión, se informa de la versión del propio presidente ucraniano, quien les dijo a los periodistas Shane Harris, Karen DeYoung, Isabelle Khurshudyan, Ashley Parker y Liz Sly que no es que no creyó a las fuentes estadounidenses que habría invasión, sino que prefirió no activar las alarmas militares ni advertir a la población civil de los peligros, con el propósito de evitar el caos.

"No puedes simplemente decirme: 'mira, deberías comenzar a preparar a las personas ahora y decirles que necesitan ahorrar dinero, necesitan almacenar alimentos'. Si hubiéramos comunicado eso, y eso es lo que querían algunas personas, a quienes no nombraré, entonces habría estado perdiendo $ 7 mil millones al mes desde octubre pasado, y en el momento en que los rusos atacaron, nos habrían capturado en tres días. No digo de quién fue la idea, pero en general, nuestra intuición era correcta: si sembramos el caos entre la gente antes de la invasión, los rusos nos devorarán. Porque durante el caos, la gente huye del país", dijo Zelenski, con lo que desató una ola de indignación en Ucrania.

Dicha indignación fue recogida por el propio PostZelenski se enfrenta a una avalancha de críticas por no advertir sobre la guerra. Según la periodista autora de la nota, Liz Sly, se trata de la primera gran crisis comunicacional de este líder que se ha caracterizado por ser un gran comunicador. 

Un problema de credibilidad importante, justo ahora en que la atención de la guerra se vuelva a lo que pueda pasar en Zaporiyia.

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Pero porqué no cita una fuente periodistica independiente rusa? Porque no hay ninguna. Putin eliminó la prensa independiente. Este artículo no tiene nada de interés. Seis meses de invasión rusa y el fracaso de la operacion militar rusa es evidente . Los ucranianos no volarán su propia central nuclear, no haga el ridículo como periodista.

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