“Los chilenos no queríamos este engendro y mamarracho de Constitución”, señaló Sebastián Piñera en su primera entrevista a un medio escrito en más de seis meses. A lo largo de las cuatro páginas que le dedicó La Tercera el pasado domingo, el expresidente buscó mantener la compostura, aunque a ratos quedó en evidencia una rabia masticada durante más tiempo del que aconseja la prudencia.
"Azuzados por la victoria del Rechazo y por un puñado de autogoles del Gobierno, medios de comunicación, columnistas estables y diversos sectores de la oposición parecen haberse liberado de cualquier asomo de atadura".
Desde la tribuna del frente, en El Mercurio Carlos Peña dedicaba su columna para explicar el motivo de su largo silencio. Piñera había sido obligado a callar y a “apartarse de la vida pública como si fuera un apestado, un indeseable, un impresentable, como si él fuera uno de esos parientes locos o enfermos a los que en las viejas casas se les recluía para que nadie los viera o escuchara o sospechara incluso de que seguían existiendo”.
Pero la “revancha” sobre la que teoriza el rector de la UDP no parece ser exclusiva de Piñera. Azuzados por la victoria del Rechazo y por un puñado de autogoles del Gobierno, medios de comunicación, columnistas estables y diversos sectores de la oposición parecen haberse liberado de cualquier asomo de atadura. Cuales leones enjaulados que soportaron durante tres años una seguidilla de reveses electorales y cuestionamientos a los cimientos de sus ideologías, hoy buscan copar la agenda con una narrativa que dejó atrás de un plumazo lo que pregonaban hasta hace apenas dos semanas: que el suyo era un discurso de amor.
¿Qué ocurrió durante el último año? De acuerdo con El Mercurio, fuimos testigos de una serie de “prácticas cancelatorias y de la repetición insistente de un discurso revanchista, signado por la odiosidad”.
¿Y qué pasó el 4 de octubre? “Chile se salvó de caer en una turbia dinámica de desarticulación social e institucional que pudo haber conducido a una confrontación devastadora”, escribió Sergio Muñoz Riveros, uno de las plumas favoritas de la prensa, en Ex-Ante.
¿Cómo salimos ahora de esto? Pablo Ortúzar ocupó su tribuna en La Tercera para sugerir –en formato de inocentes décimas– que el Presidente siguiera los pasos de Gabriel González Videla para deshacerse del PC, luego de una Convención víctima de los “posmos victimistas” y los “nativos de cartón”.
Puro amor.
¿Cuántas páginas más dedicará LUN a voces del Rechazo para explicar cómo debe ser la nueva Constitución? ¿Habrá algún centro de pensamiento de derecha que no haya recibido tribuna en El Mercurio en lo que va corrido de septiembre decirnos cómo debemos pensar?
Hubo rabia en 2019 cuando millones salieron a las calles a denunciar los abusos y desigualdades y hay rabia hoy entre quienes fueron apuntados con el dedo contra quienes se atrevieron a hacer esas denuncias. La gran diferencia es que entonces las hordas en las calles fueron tildadas de grupos radicalizados y hoy quienes exudan odio se intentan hacer pasar por ejemplos de mesura y adalides del sentido común.
Por cierto, los tropiezos oficialistas ayudan poco y nada para acallar a estas voces. La negativa de recibir las cartas credenciales del embajador de Israel permitió a determinados medios a llenar por varios días sus portadas y secciones de Política, mientras que la apresurada vocería que anunció la existencia de un acuerdo en materia constitucional alimentó el hambre de quienes preferirían olvidar cualquier reforma.
Los errores –algunos imperdonables, otros derechamente magnificados con criterios políticos– no explican, sin embargo, la ofensiva que leemos a diario. ¿Cuántas páginas más dedicará LUN a voces del Rechazo para explicar cómo debe ser la nueva Constitución? ¿Habrá algún centro de pensamiento de derecha que no haya recibido tribuna en El Mercurio en lo que va corrido de septiembre decirnos cómo debemos pensar? ¿Cuánto se validó la voz del gran empresariado –motivo fundamental del descontento que derivó en el proceso constituyente– luego del plebiscito de salida?
Hoy, luego de casi mil días viendo cómo la música no la ponían ellos, la pelota parece haber regresado a su lado de la cancha. Producto de esto, en editoriales, columnas y tribunas varias se respira ese mismo tufillo a superioridad que se manifestó con violencia en calles estadounidenses, británicas y brasileñas tras las victorias de Trump, el Brexit y Bolsonaro. Voces que acusaban a través de todos los medios ser víctimas de campañas de cancelación y que tras una jornada electoral vieron cómo sus discursos recibían una validación que probablemente ni ellos mismos esperaban.
Comentarios
"No le entregues el poder"
Estimado Director:
Independiente que se puedan
Confío que Interferencia no
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