Este artículo fue escrito a partir de una investigación periodística universitaria de la Universidad de Chile, por lo que las entrevistas corresponden a 2018.
La mañana del 4 de diciembre del 2018, la lluvia no paró de caer sobre los techos de la Corte Suprema. Sin embargo, eso no impidió que mucha gente llegara hasta la Segunda Sala del tercer piso del máximo tribunal del país.
Afuera del salón, el grupo de apoyo de Jorge Mateluna Rojas esperaba impaciente. Su abogado defensor, Davor Harasic, había llegado hasta el edificio de Compañía 1140 con un documento de 26 páginas: partían los alegatos del recurso de revisión de la condena de Jorge Mateluna Rojas, sentenciado en la cárcel de Alta Seguridad (CAS) de Santiago por el asalto a una sucursal del Banco Santander en 2013.
Con esta acción, la defensa buscó anular la sentencia pronunciada por la Corte de Apelaciones de Santiago, del 30 de enero de 2015, bajo el argumento de una “condena injusta”. Ante este proceso, Harasic, exdecano de Derecho de la Universidad de Chile, explicó que invocó la figura de nuevos antecedentes para solicitar al máximo tribunal la revisión de la condena de Jorge Mateluna, quién denunció pruebas falsas en su contra.
De esta manera, el 7 de junio de 2018, la Corte Suprema aceptó revisar el caso. Seis meses después, en diciembre, Claudia Godoy, pareja de Mateluna, llegó temprano al edificio de la Corte Suprema junto a sus dos hijos, Alekos Mateluna y Gisselle Clunes. Estaban esperanzados. “¿Comiste algo?”, le preguntó a su hijo Alekos mientras le realizaba ejercicios de relajación. Le tomó las manos y se las movió de arriba a abajo, con el fin de desestresarlo. La espera fue larga.
Jorge Mauricio Mateluna Rojas es un ex miembro del FPMR, con 12 años de prisión en el cuerpo, que aparece a solo dos cuadras de una persecución policial. Dos carabineros lo detienen, lo suben a su radiopatrulla y 15 meses después es condenado a pasar otros 16 años en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) de Santiago ¿El problema? Asegura que es inocente.
Finalmente, entraron todos a la Sala. La causa fue vista por los ministros Hugo Dolmestch, Carlos Künsemüller, Manuel Valderrama, Jorge Dahm y el ministro suplente Rodrigo Biel. Delante de ellos, hacia la derecha, el abogado defensor Davor Harasic. Hacia la izquierda, el abogado de la Intendencia Regional de Santiago, Francisco Castro, y el fiscal Eduardo Baeza, por el Ministerio del Interior.
Hasta que la espera terminó. El ministro Künsemüller fue el encargado de dar la lectura del fallo a las 13:00 horas. El jueves 27 de diciembre de 2018, se rechazó por fallo unánime el recurso de revisión y confirmó la condena de Jorge Mateluna. La Corte Suprema desestimó esta acción de la defensa ya que “no reúne los requisitos ni alcanza los estándares que la causal invocada exige para la revisión -con carácter de extraordinaria- de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y para, de ese modo, deslegitimar la convicción condenatoria alcanzada por los jueces de la instancia”.
La Segunda Sala del máximo tribunal del país desestimó así una de las pocas cartas que tenía Mateluna para revertir la sentencia en su contra. Si bien la devastación que produjo esta decisión entre los amigos y familiares fue total, para los abogados de Jorge Mateluna Rojas no estaba todo perdido.
Los cuestionamientos al juicio
Jorge Mauricio Mateluna Rojas es un ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), con 12 años de prisión en el cuerpo, que aparece a solo dos cuadras de una persecución policial. Dos carabineros lo detienen, lo suben a su radiopatrulla y 15 meses después es condenado a pasar otros 16 años en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) de Santiago ¿El problema? Asegura que es inocente.
Según la sentencia redactada por el juez Christian Alfaro Muirhead, la Fiscalía probó desde un principio la presencia de Jorge Mateluna en el asalto “a la luz de las evidencias fotográficas, video grabadas, fotogramas, así como un sin número de evidencias técnico científicamente expuestas que situaron siempre a Mateluna en compañía de la acción que desplegara conjuntamente con Astorga y Sanhueza”.
Jorge Mateluna cree que fueron descartados, omitidos y desconsiderados por el Primer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de Santiago varios elementos que jugaban a su favor.
Por su parte, Mateluna asegura que todo se trató de una confusión. La coincidencia lo llevó a ese lugar porque se perdió mientras iba a la Municipalidad de Pudahuel, donde quería materializar un proyecto cultural que tenía en mente. Para fortalecer esta versión, su defensa presentó pruebas y testigos. No fue suficiente.
Jorge Mateluna cree que fueron descartados, omitidos y desconsiderados por el Primer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de Santiago varios elementos que jugaban a su favor. En particular por el juez Alfaro, “que redactó mal, se equivocó, tergiversó, manipuló o lo que sea, pero se equivocaron”, dijo el ex miembro del FPMR en entrevista con The Clinic, días antes de cumplir cuatro años de cárcel.
La defensa del acusado solicitó desde un inicio la absolución de su representado. Alegó que el operativo policial lo incluyó en el grupo que asaltó el banco ese día, sólo por el hecho de andar transitando por motivos laborales en la comuna de Pudahuel.
Lorenzo Morales Cortes y María Alejandra Arriaza, abogados de Mateluna en primera instancia, exponen de inmediato que las supuestas especies de su defendido aparecieron recién meses después del asalto.
También hacen notar la “existencia de graves contradicciones acerca de la distancia existente entre el lugar de los hechos investigados por la Fiscalía, esto es, desde donde ocurrieron los sucesos del asalto a mano armada del Banco Santander de Vespucio y el lugar de la detención de su defendido en Pudahuel”, se lee en la sentencia.
El TOP le concedió algunos reclamos a la defensa de Mateluna sobre la investigación que realizó Carabineros. El más importante, es que de los siete sitios del suceso identificados y analizados el mismo día del asalto, el lugar donde fue detenido Jorge Mateluna no fue revisado ni fotografiado oportunamente. Las fotografías de la ropa negra y el chaleco antibalas que supuestamente fueron incautados de un basurero, arrojados por Mateluna mientras arrancaba, aparecieron después. Nueve meses después, según consta en el expediente.
Los jueces reconocieron esta anomalía en la investigación, pero que este hecho “no desmerece tampoco la existencia de otras evidencias del fiscal que sí pudieron suplirlas no en escasa medida”.
Jorge Mateluna Rojas presentó una querella en contra de los carabineros José Armando Morales Ortega y Patricio Hernán Freire Bustos, por el delito de falso testimonio prestado en juicio. Alegó que ellos mintieron en torno a los hechos vinculados a la persecución y su posterior detención. Fue el 18 de noviembre de 2016.
Estas declaraciones de los carabineros Freire y Morales son la única conexión entre Jorge Mateluna, la camioneta en la que los individuos que cometieron el delito emprendieron la fuga y la persecución del sujeto que bajó de ese vehículo para continuar su escape a pie. El testimonio de ambos policías fue una pieza fundamental para incriminar a Jorge Mateluna Rojas.
La posición de Fiscalía
Desde su oficina en el edificio de calle Bandera, el fiscal occidente Eduardo Baeza es enfático al señalar que, si la coartada de Jorge Mateluna hubiese sido mucho más fuerte desde un principio, nadie estaría criticando los errores procedimentales. Al persecutor del Ministerio Público le asignaron este caso una vez que Mateluna pasó a control de detención. Él continuó la investigación hasta que llegó el juicio oral.
“Jorge Mateluna abrió la boca recién en el juicio oral, era la primera vez que escuchábamos desde su boca la tesis de defensa (...) normalmente el inocente habla altiro, patalea, dice que le están destruyendo la vida”, comentó el fiscal Baeza sobre lo llamativo que fue esa espera de tantos meses.
Mateluna no declaró al principio del procedimiento ni tampoco ante el Juzgado de Garantía de Santiago. Mucho menos ante el persecutor.
Los testigos confirma que Mateluna era gestor cultural y que estaba promoviendo un proyecto, pero nadie -salvo su pareja Claudia Godoy- pudo señalar a ciencia cierta que él tenía que ir a la Municipalidad de Pudahuel ese día en específico a presentar un proyecto.
“Ella dice que cuando sale de la casa, Jorge Mateluna quedó en el departamento, por lo que no podría saber a ciencia cierta dónde fue el acusado”, señaló Baeza. Finalmente, descartaron esa explicación por implausible.
“Lo que hace el Tribunal es analizar la prueba que presentó la Fiscalía frente a la tesis de absolución de inocencia (...) no significa que esté condenado porque no acreditó su inocencia, lo condenaron porque el Ministerio Público presentó otros elementos de prueba”, señaló el fiscal Baeza.
Durante el juicio, nunca se acreditó efectivamente que Jorge Mateluna iba a una reunión por un proyecto cultural en la Municipalidad de Pudahuel. El informe que entrega el carabinero Juan Muñoz sobre su tarjeta Bip! incautada tampoco lo respaldó en las micros que dice haber tomado.
“Lo que hace el Tribunal es analizar la prueba que presentó la Fiscalía frente a la tesis de absolución de inocencia (...) no significa que esté condenado porque no acreditó su inocencia, lo condenaron porque el Ministerio Público presentó otros elementos de prueba”, señaló el fiscal Baeza.
Para el fiscal, Jorge Mateluna abordó la camioneta Toyota Rav 4 y descendió de ella en Patricio Edwards con Carmen, comuna de Pudahuel, donde fue visto por dos testigos. Además, los carabineros Patricio Freire y José Morales lo divisaron mientras botaba su ropa y parte de sus pertenencias, “siempre a corta distancia” y continuamente, desde que lo vieron hasta el momento de su aprehensión. Esta secuencia duró menos de dos cuadras.
El carabinero Morales, conductor del radio patrulla involucrado en la persecución, está seguro que no tuvo punto ciego en ningún momento.
La Fiscalía siempre planteó que los asaltantes que se subieron a la camioneta son los mismos que se bajaron. Por lo tanto, quienes entran al banco, salen y comienzan la huida, son siempre los mismos. Baeza agrega que esto constó en las comunicaciones de la Central de Comunicaciones de Carabineros. Los funcionarios policiales ven bajar a Mateluna, y lo persiguen hasta que dan con él.
Además, los persecutores asegurarpn que los carabineros que detuvieron a Mateluna recién se dieron cuenta que era un ex miembro del FPMR cuando llegaron a la comisaría.
“Uno de los funcionarios me dijo que él lo supo en la unidad policial. De hecho, se asustó porque dijo ‘fui persiguiendo un exfrentista y estuve en riesgo, me pudo haber hecho algo’”, recordó el fiscal de este bullado caso.
Para él, los funcionarios policiales recién ahí le tomaron el peso al asunto, porque supieron que estaban persiguiendo a una persona eventualmente entrenada para este tipo de situaciones.
“El hecho de que Jorge Mateluna haya sido condenado en el año 1993 por la Ley de Seguridad del Interior del Estado, y también por robo con homicidio, no son elementos que el Tribunal haya conocido al momento de dictar la sentencia. Nunca se intentó prejuiciar al tribunal a través de eso”, aseguró Baeza.
Mateluna afirma que mucha gente sabía que él se dirigía a la Municipalidad de Pudahuel esa mañana. Si bien no tenía cita previa, al menos sus compañeros de trabajo y su pareja lo tenían claro. Recuerda que él partió en micro desde Salvador y remató en José Joaquín Pérez con la intención de hacer un contacto en el Departamento de Cultura de la comuna. Quería llevar a cabo un proyecto de rescate patrimonial.
La Clínica Jurídica se suma al caso
Fue a mediados del 2017 que la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile se vinculó directamente con Jorge Mateluna Rojas. En ese entonces, el decano era el abogado Davor Harasic, quién fue contactado por las actrices Andrea Giadach y Francisca Lewin, conjuntamente con el defensor Jaime Madariaga, abogado de Mateluna en aquel entonces.
Fue así como plantearon el caso y pidieron el apoyo de la Facultad. A Harasic el tema le pareció muy interesante, por lo que se lo envió directamente al Departamento de Enseñanza Clínica del Derecho de la Casa de Bello.
Se lo mandó también al académico Juan Pablo Mañalich, quien en ese entonces era director del Departamento de Derecho Penal, así como a los profesores de derecho procesal Flavia Carbonell y Jonatan Valenzuela.
Tenían plazo de un mes para informar que pensaban sobre el caso. La idea les entusiasmaba.
Harasic cree que en este caso se falsearon pruebas y se levantó un caso en contra de Mateluna. Les atribuye responsabilidad a los jueces, específicamente a Christian Alfaro, por una sentencia muy mal estructurada y poco fundamentada. Además, asegura que el Tribunal invirtió la carga de la prueba, dando por establecido que era el acusado quien debía probar no haber estado en el sitio del suceso al momento de los hechos, y no el órgano persecutor el cual debía probar su culpabilidad.
Entre medio, Harasic conoció personalmente a Mateluna y llevó el asunto al Consejo de Facultad, donde estuvieron de acuerdo en que la Clínica Jurídica- que recibe a aquellas personas que requieren asesoría jurídica de asistencia gratuita dentro de los tribunales civiles, laborales y de familia de Santiago- ayudara en el caso.
La defensa se oficializó el martes 19 de diciembre de 2017, cuando Harasic llegó hasta el Centro de Justicia junto a los abogados Luppy Aguirre y Marcelo Oyharcabal, profesores representantes de la Clínica Jurídica, para oficializar el copatrocinio del caso del gestor cultural condenado a 16 años de cárcel por un asalto a un banco en el que se declara inocente. Paula Astudillo también los acompañó, actual abogada de la División Jurídica del Ministerio del Interior.
El equipo se conformó en el marco de las querellas por falso testimonio en contra de algunos carabineros implicados. El ex decano afirmó en esa oportunidad que en este caso se apreciaba “una sentencia penal gravemente errónea, que declara culpable a un inocente, no sólo atenta contra los derechos humanos, sino que, además, erosiona el sistema democrático”.
Harasic cree que en este caso se falsearon pruebas y se levantó un caso en contra de Mateluna. Les atribuye responsabilidad a los jueces, específicamente a Christian Alfaro, por una sentencia muy mal estructurada y poco fundamentada. Además, asegura que el Tribunal invirtió la carga de la prueba, dando por establecido que era el acusado quien debía probar no haber estado en el sitio del suceso al momento de los hechos, y no el órgano persecutor el cual debía probar su culpabilidad.
Durante el juicio, no se hizo nada para determinar la altura de los imputados. La única excepción fue un peritaje privado presentado por la defensa, encargado al perito Luis Ravanal. El profesional concluyó en base a estimaciones y cálculos antropométricos comparativos, que “es posible con alto grado de certeza excluir al Sr. Jorge Mateluna Rojas, como uno de los cuatro integrantes que intervinieron en el robo y asalto al banco Santander”.
Este informe fue desestimado por el Tribunal y calificado como “pseudosupuestamente probabilístico”.
Harasic está de acuerdo con esa decisión. En el juicio se cuestionó la metodología científica utilizada por Ravanal, discutible para los jueces desde un punto de vista científico y procedimental. El abogado cree, a partir de los antecedentes, que esta prueba nunca pudo haber sido tomada en serio.
Sin embargo, el 9 de abril de 2018, el Laboratorio de Criminalística (LACRIM) remitió un informe pericial de dibujo y planimetría a la Fiscalía Regional Metropolitana Zona Norte. Este documento da cuenta de la existencia de un video filmado del banco, en el día y hora del asalto. Para los abogados de Mateluna este documento es vital.
Primero porque no fue exhibido durante la audiencia de juicio oral, y segundo porque concluye científicamente que ninguno de los sujetos que allí aparecen es Jorge Mateluna.
Según este informe, realizado a solicitud del Ministerio Público, se descartó la presencia de Mateluna (1,81m) en el banco debido a que ninguno de los sujetos que participan del asalto es más alto que el sujeto N°4, estando comprobado que éste corresponde a Alejandro Astorga (1,75m), uno de los condenados.
Para Davor Harasic, las conclusiones de este informe son categóricas y “desvirtúan por completo la participación de Jorge Mateluna en los hechos por los que fue injustamente condenado”.
Este es el primer peritaje de este tipo y no es siquiera comparable, en cuanto a metodología, objetivos o conclusiones, al hecho por Luis Ravanal. Al menos así lo piensa la defensa que fue en diciembre de 2018 a exponer sus argumentos a la Corte Suprema.
También lo utilizan como técnica para defender el hecho de que esta prueba de altura es nueva, un antecedente que tiene que ser tomado en cuenta, totalmente diferente a la prueba de altura que hizo en su momento la defensa de Mateluna, desechada por la Fiscalía.
Este nuevo antecedente es suficiente, defiende el ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, para demostrar la imposibilidad de que Jorge Mateluna se encontrase físicamente presente en el lugar de los hechos, motivo por el cual toda la cadena de hechos que establece la sentencia y que desemboca en la premisa “está probado que Jorge Mateluna es autor del delito de robo con intimidación”, no puede sino considerarse falsa.
Según este informe, realizado a solicitud del Ministerio Público, se descartó la presencia de Mateluna (1,81m) en el banco debido a que ninguno de los sujetos que participan del asalto es más alto que el sujeto N°4, estando comprobado que éste corresponde a Alejandro Astorga (1,75m), uno de los condenados.
En otras palabras, “todas las sucesivas afirmaciones referidas a la supuesta persecución y posterior detención de mi representado, se derrumban, resultando fehacientemente acreditada la inocencia del condenado Jorge Mateluna, quien no tuvo participación alguna en el robo de la sucursal del banco Santander, correspondiendo que se declare su absolución”, se lee en la página 20 de la acción de revisión.
“Yo estoy absolutamente convencido que Carabineros quiso cargarse a Jorge Mateluna. Les resultó porque la persona que andaba por ahí tenía antecedentes de ser exfrentista. A partir de eso, Carabineros pierde toda objetividad en el asunto”, dice Harasic.
Para el abogado, en el minuto en el que Carabineros quiere demostrar su eficacia deteniendo a la persona, pierde toda objetividad. “Si yo voy caminando por la calle y un carabinero se me acerca, escéptico respecto de mí, puede pensar que yo soy culpable o inocente. Tiene que estar en igualdad de condiciones de escuchar mi versión”.
Para la defensa, lo que pasó acá fue diferente. Carabineros, persiguiendo a los que asaltaron el banco, se encuentran con un hombre. Lo detienen, de manera pacífica, le piden que se identifique, y con esto revisan sus antecedentes. Se dan cuenta que es un ex frentista y “se comprometen con una tesis falsa donde falsificó pruebas, audios y ruedas de reconocimiento”, dice Harasic.
Errores en el procedimiento
La abogada Daniela Duhart es parte del equipo de abogados que presentó la acción de revisión ante la Corte Suprema, y que ha estado investigando la causa de Jorge Mateluna.
Si bien asegura que también han querido visibilizar las aristas contextuales del caso que dan cuenta de la injusticia del procedimiento, también es clara al señalar que hay un montón de evidencias que no calzan. No hay prueba que lo condene.
Para la abogada Duhart, la recopilación y transcripción de audios son errores procedimentales importantes en este proceso. Tomó nota de momentos claves de pruebas de audio que constan como inaudibles. El transcurso de tiempo calculado entre que los carabineros informan que ven al sospechoso hasta que lo detienen, no coincide con las versiones de Freire y Morales, policías que detuvieron a Jorge Mateluna.
“Ellos dicen que solo pasan unos segundos, que es lo que coincide con la distancia de una cuadra y media, pero en el audio pasan cuatro minutos, lo que puede dar cuenta que se dieron una vuelta, que evidentemente lo perdieron de vista”, señala Duhart.
Otro de los audios claves se produjo en el juicio oral. En uno de ellos se escucha cuando Francisca Peñaloza, testigo del caso, describe a la persona que vio fuera del almacén.
“Ella nunca dice haber visto a Jorge Mateluna, ella dice haber visto a una persona que no tiene que ver con las características de Mateluna. Ella jamás dice que a ese sujeto lo hayan detenido después, ella dice que sabe que detienen a un sujeto un par de cuadras más allá”, especifica la abogada, quien agrega que “al examinar detenidamente todas las pruebas del caso, ninguna de ellas acredita su participación, ninguna te conduce a Mateluna como participante del delito”.
Para la abogada Duhart, la recopilación y transcripción de audios son errores procedimentales importantes en este proceso. Tomó nota de momentos claves de pruebas de audio que constan como inaudibles.
Durante la investigación, el Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) elaboró un informe pericial el 30 de diciembre de 2013, seis meses después del asalto al Banco Santander. En él, se fijaron siete sitios vinculados al asalto, fuga y detención de los acusados. Se trata de todos los sitios, excepto del lugar donde fue detenido Jorge Mateluna.
Además de esta anomalía, los carabineros que detuvieron a Mateluna reconocieron ante el tribunal no haber esperado que personal autorizado llegara al lugar de la detención para retirar las especies que ellos le atribuían al productor cultural. Ellos mismos procedieron a levantar la evidencia con sus manos, para luego trasladarla en el asiento trasero del carro policial en el que iban.
Uno de esos carabineros, el sargento Patricio Freire, interrogado por el Tribunal durante la audiencia de juicio oral, señaló que al día siguiente a la detención hicieron “una pequeña recreación de escena” y fijación fotográfica del lugar, sin la debida autorización, y procedieron a ubicar las especies incautadas en diferentes lugares para fotografiarlas.
Para la defensa, todos estos errores de procedimiento son, al menos, realizados en un contexto dudoso. No existió siquiera una fijación del sitio del suceso apegada a la norma. Así, se inició una investigación que derivó en la sentencia que tiene a Jorge Mateluna en prisión.
“No hay ADN de él, no hay ropa, porque a los otros asaltantes los identificaron por sus vestimentas con las que aparecen en el video, también está su confesión. De Jorge Mateluna no hay una fijación del sitio. Levantan evidencias sin la presencia de Labocar”, así como otros errores del actuar de Carabineros que la abogada Daniela Duhart critica.
Tema de estudio
“¿Qué clase de injusticia justifica cuestionar los límites de la cosa juzgada?”, fue la pregunta que reunió a cuatro abogados para analizar el caso judicial de Jorge Mateluna. Los profesores Flavia Carbonell, Rocío Lorca, Juan Pablo Mañalich y Jonatan Valenzuela analizaron las irregularidades que llevaron a la condena del productor cultural, haciendo hincapié en las inconsistencias de las pruebas presentadas por Carabineros y el Ministerio Público. La acción de revisión iba a ser presentada próximamente.
El Seminario se realizó en la sala Matilde Brandau de la Facultad de Derecho. Ahí, los académicos de los Departamentos de Derecho Procesal y Ciencias Penales de la Universidad de Chile criticaron durante la tarde del 15 de enero de 2018 la inconsistencia de pruebas que desencadenaron en la condena de Jorge Mateluna.
El recurso de nulidad es una acción extraordinaria contemplada en el Código Procesal Penal del sistema judicial chileno. Es presentado principalmente por los afectados ante el Tribunal que dictó una sentencia definitiva, buscando revertir su veredicto.
De esta manera, se busca invalidar la sentencia argumentando una errónea aplicación del derecho que hubiese influido sustancialmente en el fallo. En el caso de la condena que llevó a la cárcel a Mateluna, el recurso de nulidad presentado por la defensa "fue malo".
Para Carbonell, la magnitud de la “injusticia” de la condena de Mateluna se explica por este patrón de desamparo de su defensa, así como por “actuaciones anómalas” y “razonamientos incorrectos” por parte del TOP de Santiago.
Al menos así lo analiza la profesora Flavia Carbonell, académica del Departamento de Derecho Procesal de la Universidad de Chile, quién es tajante al decir que los errores se cometieron, sobre todo, en la sentencia dictada en primera instancia. Dice que en este caso se aprecia un “abandono de la defensa”, tanto en el juicio oral como en el recurso de nulidad presentado posteriormente.
“El recurso de nulidad es malo. La Corte de Apelaciones no tiene mucho que hacer frente a un recurso como ese (...) porque se mantiene la decisión con algunas variaciones del Tribunal en primera instancia”, afirma Carbonell mientras revisa unos papeles en su oficina del edificio de la Facultad de Derecho, ubicado en avenida Santa María, comuna de Recoleta.
“Una hipótesis acusatoria respaldada por prueba contradictoria, imprecisa y errática, ausencia de defensa técnica del imputado Mateluna; un Tribunal que, por una parte, no advierte o normaliza contradicciones y errores en las declaraciones y actuaciones de testigos y peritos y, por otra, no logra articular un razonamiento probatorio sólido para dar por acreditada la participación de Mateluna en los delitos objeto del juicio y en especial, del delito de robo con intimidación. Es una mala sentencia tanto desde el punto de vista de la forma como del fondo, es una sentencia que, a ratos, ocupa un lenguaje inadecuado y sesgado”, argumenta Carbonell.
Para Carbonell, la magnitud de la “injusticia” de la condena de Mateluna se explica por este patrón de desamparo de su defensa, así como por “actuaciones anómalas” y “razonamientos incorrectos” por parte del TOP de Santiago. La explicación probatoria que defendió la Fiscalía “está llena de errores y deficiencias que se asocian a la hipótesis fáctica, es decir, la cadena de enunciados que desembocan en la afirmación de que Mateluna es autor del delito de robo con intimidación”.
De esta manera, explica, el razonamiento probatorio que articula el TOP para acreditar específicamente el supuesto delito de robo con intimidación cometido por Mateluna está plagado de errores, basado principalmente en la cadena de razonamiento que se erige en la proposición de una hipótesis y su supuesta prueba. Para el abogado Juan Pablo Mañalich, la obligación profesional de una defensa eficaz consiste, entre otras cosas, en velar porque los errores procedimentales que influyeron en esta causa no tengan lugar, o que al menos sean denunciados oportunamente.
“Es un montaje las pruebas que utilizan para detenerlo. Nunca vamos a saber si realmente estuvo o no metido en el asalto, porque la investigación fue tan mala, con tantos prejuicios, que se hace difícil saber lo que de verdad pasó ese día en Pudahuel. A él no lo detuvieron porque tuvieran las pruebas, a él lo detuvieron porque se dieron cuenta que era del Frente”, dice Mañalich.
A partir de los antecedentes recogidos por el fallo de la condena y los términos en los que fue resuelto el recurso de nulidad, Juan Pablo Mañalich advierte que las alertas se encendieron demasiado tarde. Probablemente, dice, “una defensa más aguerrida desde el primer momento podría haber contribuido a que el desenlace no sea este”.
“Es un montaje las pruebas que utilizan para detenerlo. Nunca vamos a saber si realmente estuvo o no metido en el asalto, porque la investigación fue tan mala, con tantos prejuicios, que se hace difícil saber lo que de verdad pasó ese día en Pudahuel. A él no lo detuvieron porque tuvieran las pruebas, a él lo detuvieron porque se dieron cuenta que era del Frente”, dice Mañalich.
El abogado ya conocía el caso antes de ser contactado por Harasic. Había visto la obra de teatro de Guillermo Calderón, Mateluna, cuando se impresionó por la historia y el desarrollo que tuvo el proceso.
Recuerda cuando se mostró la obra en su versión más reciente, con el material audiovisual de la rueda de reconocimiento. La exhibición fue un éxito, el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile estaba llena de profesores y estudiantes. En esa oportunidad, al conversar con Calderón y los actores, se dio cuenta de la sensibilidad y los problemas que este asunto planteaba.
“Los errores se pueden cometer en cualquier sistema de justicia. Y mi interés jurídico arranca de eso, en qué medida el derecho se preocupa de su propia capacidad de errar, más técnicamente, su propia fiabilidad”, comenta el académico.
El ex frentista al que le pesa su pasado
Jorge Mateluna es el cuarto de siete hermanos. Nació en 1974, cuatro meses después de que la Junta Militar, presidida por el dictador Augusto Pinochet, asumiera el poder estableciendo un gobierno autoritario. En ese tiempo, su familia veía las consecuencias de la instauración del Estado de Sitio en todo el país, los militares en la calle y la posterior desaparición de miles de personas.
Para esa época, los Mateluna Rojas estaban instalados en Renca. Su madre, Cecilia, era dueña de casa. Jorge Mateluna tenía siete años cuando despidieron a su padre de Televisión Nacional de Chile (TVN), poco antes de la crisis económica. Pero su papá siempre fue camionero. Cuatro años después, en 1985, se cambiaron a una vivienda social que pudieron conseguir en la misma comuna.
Con 14 años, Jorge Mateluna se hace parte del FPMR como método más radical para enfrentar la dictadura. “Más allá de las carencias que se vivían día a día, en esos años estaba muy presente el tema de la represión. Uno vivía esa realidad y no podías hacerte el leso”, dijo Mateluna a la Revista Rocinante en 2004.
En 1992, cuando Mateluna tenía 18 años, fue condenado por la Ley de Seguridad del Estado a pasar el resto de su vida en la cárcel. Mateluna junto a otros frentistas asaltaron el supermercado Agas de Conchalí. En medio de aquel suceso, un guardia del establecimiento murió y los miembros del FPMR fueron detenidos.
Con 14 años, Jorge Mateluna se hace parte del FPMR como método más radical para enfrentar la dictadura. “Más allá de las carencias que se vivían día a día, en esos años estaba muy presente el tema de la represión. Uno vivía esa realidad y no podías hacerte el leso”, dijo Mateluna a la Revista Rocinante en 2004.
Todos fueron llevados hasta la expenitenciaría de Santiago. Fue condenado a cadena perpetua, Intentó un escape fallido y fue trasladado a la CAS. Ahí, estuvo 12 años presos hasta que fue indultado en 2004 por el ex presidente Ricardo Lagos.
Ya recuperado y fuera de la cárcel, Mateluna continuó haciendo joyas para mantenerse ocupado. Era habitual que diera charlas o fuera invitado a foros por su pasado. Jorge Mateluna Rojas es un ex preso político. Si bien deja la carrera de Sociología, se mantiene en la Arcis para estudiar Bellas Artes.
Dos meses después de recuperar su libertad, en 2004, Mateluna conoce a su actual pareja, Claudia Godoy. Ella es ingeniera en computación, hija de socialistas exiliados en Cuba y madre de Gisselle Clunes. Juntos la han criado hasta el día de hoy, así como a Alekos Mateluna, quien nació dos años después. Afuera, Jorge intentó llevar una vida normal.
Durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, en 2008, fue contratado en el Consejo de la Cultura como encargado territorial a nivel nacional del programa Creando Chile en mi barrio. Esta iniciativa buscaba fortalecer la gestión y la identidad cultural de las comunidades. Cuando Sebastián Piñera ganó la presidencia, Mateluna presentó su renuncia.
Sin volver a militar formalmente, Mateluna siguió de cerca los procesos sociales y políticos del país. Mientras llevaba la administración de la empresa de su pareja, participó como observador voluntario de la Corporación de Promoción y Derechos del Pueblo (Codepu), organización no gubernamental de derechos humanos.
Cuando Mateluna cayó preso, le dijeron a su hijo, que en ese tiempo tenía seis años, que su padre se había ido de viaje, porque la pena que tenían era tremenda. Ese día fue terrible para la familia. Recuerdan que llamaron desde la comisaría donde Mateluna estaba preso. El fiscal estaba llamando. Primero pensaron que era “el cuento del tío”, porque la voz les sonaba extraña.
Ya todos convencidos, recogieron un poco de ropa y fueron junto a los padres de Jorge Mateluna a verlo. El ambiente en la comisaría era de mucho ruido, pero el productor cultural estaba tranquilo porque sabía que todo era un error que iba a ser enmendado.
Este exceso de confianza e inexperiencia les costó desde un principio. Se contactaron con Alejandra Arriaza, quién es amiga de Mateluna y experta en derechos humanos, y no en derecho penal. Sus cercanos dicen que Mateluna es una persona centrada, poco rencorosa y que tiene un control mental que le ha servido para llevar de buena manera el encierro.
Por la prensa
Lo primero que le llamó la atención al abogado Juan Pablo Hermosilla fue el enfoque que le dio la prensa al caso Mateluna. Le dio la impresión de que se estaba utilizando esta oportunidad como foco de alguna política comunicacional, de parte del Ministerio Público y Carabineros.
Después intervino en el juicio mismo, y recuerda cuando supo de su condena. Se enteró después que se había presentado un recurso de nulidad, dónde quedó con la sensación de que se pudo haber hecho más por atacar ese fallo.
Ya con la sentencia ejecutoriada, cuando recién se formaba el movimiento de actores que harían una obra de teatro sobre la causa de Mateluna, el nuevo equipo legal defensor le pidió una entrevista.
“Ahí me pareció que el fallo era muy malo, en relación a que haya una persona presa, que yo no sé si es inocente o no, lo que sí tengo claro es que está mal condenado. Yo no tengo cómo saber si él participó del asalto o no, lo que tengo certeza es que no había mérito para condenarlo, y que, además, todo indica que no participó”, afirma Hermosilla.
Hermosilla les pidió una semana para revisar los antecedentes. El fallo en primera instancia, el recurso de nulidad y todo el material del caso. “Ahí me pareció que el fallo era muy malo, en relación a que haya una persona presa, que yo no sé si es inocente o no, lo que sí tengo claro es que está mal condenado. Yo no tengo cómo saber si él participó del asalto o no, lo que tengo certeza es que no había mérito para condenarlo, y que, además, todo indica que no participó”, afirma el abogado.
Que sea inocente o no, es algo que no le preocupa. Para él, “el fallo en sí mismo es insostenible”. Dice que los jueces, “en vez de ir con el mandato legal y analizar las pruebas de manera objetiva, empiezan a hacer un análisis parcial de las pruebas, llegando a un punto de torcer el sentido de las pruebas para lograr producir la convicción de la condena”.
Hermosilla piensa que a Mateluna lo condenan por sospecha. “Cómo va a ser casualidad que justo pillamos a alguien del frente que andaba acá, lejos. Sospechoso, yo estoy de acuerdo con eso, pero tú no puedes condenar a nadie por sospecha. Tienes que tener la certeza”.
Para Juan Pablo Hermosilla, este enjuiciamiento tiene que ver con una “pasada de cuenta” del Poder Judicial a todos aquéllos que optaron por la vía armada durante la dictadura.
Movimiento Mateluna inocente
Escuela es un montaje de Guillermo Calderón, donde se muestra la historia de un grupo de militantes que recibe instrucción paramilitar para resistir y derrocar a la dictadura de Augusto Pinochet. Para familiarizarse más con los personajes, el grupo de actores se preparó junto a un grupo de personas que efectivamente habían participado en escuelas de guerrilla. Una de ellas era Jorge Mateluna.
Fue a finales del 2012 y comienzos del 2013. Mateluna aún tenía una vida normal, tranquila. Entre las personas del elenco que lo escuchaban, estaba la actriz Francisca Lewin. “Él es muy especial, tiene un temple muy particular. Es muy tranquilo, acogedor y muy carismático”, dice Lewin.
Mateluna llegó ahí porque Guillermo Calderón conoce al actor Daniel Alcaíno, quien a la vez es amigo de Mateluna. De hecho, Alcaíno ha estado permanentemente al tanto de las actividades de la campaña y los procesos legales que ha estado viviendo el exfrentista.
Para Escuela, el dramaturgo Calderón se inspiró en las escuelas clandestinas que tenía el FMPR y el MIR. Durante 2012, se dedicó a leer material dedicado a estos grupos y conversó con alguno de sus miembros. La idea era enfatizar el adoctrinamiento clandestino y rescatar la historia de la lucha armada.
Cuando estrenaron la obra Mateluna en enero de 2013 en el Teatro UC, Jorge Mateluna y Claudia Godoy, su pareja, fueron juntos a verla. La Sala 2 donde debutó esta obra dramática fue un éxito y Mateluna pudo verlo.
Cinco meses después, cuando ocurría el asalto el 17 de junio y Mateluna queda preso, nadie lo podía creer. Solo sabían que estaba preso y que lo habían vinculado al asalto de un banco.
“Quedamos todos super impactos, pero no sé qué habrá pasado en nosotros porque nunca le tomamos el peso a la situación. Siempre pensamos que iba a salir. Incluso ellos que pecaron de exceso de tranquilidad y confianza porque sabían de la inocencia de Jorge”, recuerda Francisca Lewin del ambiente que se respiraba en ese momento.
Cuando estrenaron la obra Mateluna en enero de 2013 en el Teatro UC, Jorge Mateluna y Claudia Godoy, su pareja, fueron juntos a verla. La Sala 2 donde debutó esta obra dramática fue un éxito y Mateluna pudo verlo.
“Se supone que la presunción de inocencia debería hacer que una persona, la cual no se ha demostrado que es culpable, no debería estar presa”, comenta la actriz. Para ella, basta con que haya alguna duda sobre si es culpable o no para que esa persona esté libre.
Mateluna se estrenó en octubre de 2016 en Alemania. “Justo nosotros habíamos ido a ver a Jorge, hace poco. Quedamos muy impactados con la resolución final, estábamos muy indignados”, recuerda Lewin. Después, se metieron a internet y se encontraron con el video de la rueda de reconocimiento en la Cárcel de Alta Seguridad donde queda registrado el error del carabinero Juan Muñoz.
Esta prueba fue el punto de partida de la obra. Francisca Lewin y todos los actores y actrices que trabajan junto a ella tenían la sensación de que aquella situación no podía quedar así. Si bien no eran amigos, sí lo conocían y tenían la certeza de “lo abominable que había sido el juicio y la cantidad de falacias que habían”, comenta la actriz. Para ella era “muy chocante asumir como ciudadano algo atroz para luego olvidarse”.
Lewin estaba muy comprometida con la causa en ese momento. No podía parar de pensar en ello. “Me acuerdo que le mostré el video a Guillermo y él me dijo ‘esta es la obra, hay que hacer algo con esto’”, dice la artista. En ese momento comenzaron a trabajar con una obra que abarcara el caso, que era muy complejo y con muchas limitantes como realización estética. Se acercaron cada vez más a Mateluna y a su familia.
“Primero lo conozco a él, fuera, libre, con una vida muy tranquila, trabajando”, recuerda la artista, “y después trabajando con esta obra que se llama Mateluna”. Pensar esta obra fue complicado porque había un objetivo real que era la libertad de Mateluna. No era solamente el trabajo artístico.
La obra siempre se sumó a una campaña que ya existía. Cuando Mateluna se estrenó, ya existía un grupo de personas trabajando por su libertad. Mientras la compañía de teatro presentaba, afuera había un lienzo que decía “Fuerza Mateluna”. Ellos sacaban fotos y firmas a las personas.
Finalmente, todo este grupo de apoyo que rodea a Jorge Mateluna se ha ido fortaleciendo en el camino. Los actores se reunían periódicamente para analizar las acciones que ellos podrían llevar a cabo para ayudar a Jorge Mateluna. Así se fue sumando gente poco a poco a la campaña. Todos con la responsabilidad de saber que hay una persona que está presa de verdad.
Comentarios
Este caso es un escándalo
La desprolijidad de los
Te equivocaste de estrofa, la
Es tan decepcionante como
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