Este fin de semana, se llevó a cabo un proceso eleccionario en el nuevo Partido de gobierno, Frente Amplio, una elección donde menos del 20% de sus militantes provenientes de la fusión de Convergencia Social(“CS”) y de Revolución Democrática (“RD”), como de aquellos que se integraron posteriormente, del Partido Comunes y de movimientos como Plataforma Socialista, liderada por Jorge Arrate, se pronunciaron para elegir entre 5 listas a los 102 integrantes del Comité Central y a los Integrantes del Tribunal Supremo.
Al igual que en el proceso plebiscitario del pasado mes de Marzo donde se pidió a sus militantes pronunciarse sobre la fusión de CS y RD, esta, 4 meses después, adolece de casi los mismos vicios que el primer proceso, falta de participación real de los territorios, falta de debate político e ideológico y una baja participación militante si consideramos que el voto era electrónico, donde los 62.808 militantes solo debían encender el computador, hacer un click y votar por alguno de los candidatos de las 5 listas en competencia. Pues bien, votaron el equivalente a un 20,3% (12.750 militantes) de uno de los partidos con más militantes inscritos en el Servel.
Pues bien, es probable que todas las listas se den por ganadoras, se indique que se está satisfecho por los niveles de participación, de transparencia y que ha sido un proceso ejemplar con una serie de otras frases de estilo, sin embargo, como decía Maquiavelo “De vez en cuando las palabras deben servir para ocultar los hechos.”, Qué hechos?, por un lado, para la “elección” de la Dirección Nacional del Frente Amplio no hubo competencia, no hubo debate interno real, donde la opinión de la militancia de base y sus territorios se limitó a ratificar una decisión cupular, muy lejos de lo que se espera de un Partido donde la Participación y la Democracia interna serían de capital importancia, al menos en el papel.
Por otro lado, de las 5 listas que competían por el control del Comité Central y el Tribunal Supremo , esto es, “Juntos Seguimos” encabezada por el diputado Gonzalo Winter y la lista del Presidente Boric proveniente de la tendencia Desbordar lo Posible; “Creer para Crear el Frente Amplio”, liderada por el ex ministro Giorgio Jackson; “Horizontes Socialistas”, proveniente de las tendencias internas “De Cordillera a Mar”, y “Marea Rosa”, liderada por la Ministra, Antonia Orellana; “Con Fuerza y Esperanza”, liderada por la diputada Gael Yeomans y por “Sumar”, la cual es encabezada por la diputada Claudia Mix (ex Comunes) y que la compone también la tendencia “Colectivo Esmeralda” formada por militantes que estuvieran por el rechazo de la Fusión de CS y RD.
Así las cosas, esta última lista, liderada por Claudia Mix, impugnó tres listas que finalmente participaron en el proceso eleccionario del último fin de semana. De hecho, una de ellas, la liderada por el diputado Winter, se inscribió fuera de plazo, pero aquí es donde la influencia de la élite, de las cúpulas y la “vieja cocina” operó en todo su esplendor y magnitud, con gestiones efectuadas por el Presidente Provisorio del Frente Amplio y ex Presidente de CS, Diego Ibáñez, quien convenció al Tribunal Supremo Provisorio de soslayar el incumplimiento del plazo de inscripción y el procedimiento que se habían dado para esta primera elección del nuevo partido constituido recién el pasado 2 de julio, permitiéndose así, la participación de la Lista del Presidente, liderada por Winter, haciéndonos recordar un problema similar al que se viera expuesta la Democracia Cristiana, en tiempos de la Concertación y que generara un acuerdo político transversal para permitir la participación de quien no había cumplido con el plazo y requisitos legales, lográndose una modificación express en el Congreso Nacional.
Esa misma cocina, poco transparente, alejada de las bases y de la ciudadanía, operó para que, en este proceso electoral, no hubiera competencia por la Dirección Nacional, en su lugar, se designó a la ex Delegada Presidencial de la Región Metropolitana, Constanza Martínez como Presidenta del Frente Amplio. Todo un ejemplo de pragmatismo y de tácticas políticas que afectan a la democracia y el respeto a las reglas del juego, sea quien sea que las incumpla, sea un diputado, el padre de un senador o de un ministro de la Corte Suprema.
Por todo lo anterior, es pertinente y relevante recordar que la democracia podemos conceptualizarla como “el conjunto de procesos y reglas que posibilitan el ejercicio de la democracia en las sociedades modernas”, por ello, no resulta inocuo en que el proceso eleccionario del Partido del Presidente de la República, se soslaye las reglas del juego para la participación de las listas en la generación de sus autoridades, donde las más relevantes en términos de la dirección de un partido sea producto de un acuerdo cupular, a la vieja usanza de la Cocina como un espacio opaco o poco transparente. Mismo fenómeno que se observa en otros actores de nuestra democracia y de nuestro Estado donde telefonazos, mensajes de Whatsapp y vínculos familiares o de amistad parecen más relevantes que el mérito o el cumplimiento de la Ley.
Por ello, esta primera elección del Frente Amplio es como si en las elecciones del 2025 los partidos políticos se pusieran de acuerdo de quien será el Presidente o Presidenta, lo designaran unilateralmente y a los ciudadanos solo se les diera la posibilidad de ratificar o no a la máxima autoridad del país y solo se permitiera a los ciudadanos elegir a los parlamentarios. Como se indica en el Príncipe de Maquiavelo, de vez en cuando las palabras sirven para ocultar los hechos y el fin justifica los medios.
(*) Gustavo Lorca, abogado
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Que pena da, es realmente
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