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Martes, 12 de Agosto de 2025
No rechaza la inmigración

España e inmigración: a contracorriente de toda Europa

Interferencia

España se ha convertido en un centro de recepción de migrantes de distintos países, especialmente Latinoamericanos. No tiene una fuerza antiinmigración tan grande como en otros países de Europa. Una columna de opinión de The New York Times indagó en las razones de este fenómeno.

España está yendo en un sentido distinto al de los otros países integrantes de la Unión Europea (UE). Hace poco reconoció a Palestina como un Estado, y además se negó a aumentar su gasto en armamento, tal como lo demandó Donald Trump a las naciones que componen la OTAN. 

Pero uno de sus distintivos más reconocibles es lo que ha aplicado en políticas de migración. Así lo describe una columna de opinión publicada en The New York Times, que lleva el título de “España sigue su propio camino”.

En el texto se destaca que España está demostrando al mundo que “una política de inmigración generosa no supone una amenaza para la nación ni para una economía próspera. Es más, es un recurso para el crecimiento y la renovación que sus pares desdeñan a su costa”.

La ola anti migratoria

La ola anti migratoria se ha dado con fuerza en varios rincones del mundo. Chile no ha sido la excepción. En este momento, las elecciones presidenciales muestran al menos a tres candidatos –José Antonio Kast, Johannes Kaiser o Franco Parisi– que tienen medidas prohibitivas respecto de este fenómeno. 

Sus discursos incluyen una dura crítica hacia las políticas que los diferentes gobiernos chilenos, tanto de derecha como de izquierda, han aplicado hacia la migración.

En España tampoco se salvan de este discurso, se añade en la columna del Times. De hecho, se resalta el hecho de que en 2019 un partido “explícitamente antiinmigrante”, como el ultraderechista Vox, haya ganado territorio a nivel del poder legislativo. 

Pero existen diferencias territoriales que ayudan a que España sea un Estado que tenga menos rechazo hacia los migrantes. Hay nacionalismos regionales como en Cataluña, el País Vasco y Galicia. “Una versión española de ‘Francia para los franceses’, la doctrina de Agrupación Nacional de Marine Le Pen, sería absurda en España”, escribe el autor Omar G. Encarnación.

Hay otras razones para que España tenga tolerancia a la inmigración, según el texto: “Debido a su vasto imperio de ultramar, España fue durante siglos un gran exportador de personas. Durante la Guerra Civil Española y las cuatro décadas de dictadura del general Francisco Franco, unos dos millones de personas se vieron obligadas a abandonar el país huyendo de la hambruna, la violencia y la represión política. Hasta la década de 1970, España proporcionó mano de obra migrante a granjas y fábricas de toda Europa. Tras la crisis financiera de 2008, que disparó el desempleo al 25%, miles de profesionales abandonaron España para buscar trabajo en el extranjero”.

Priorizar a los Latinoamericanos

España es el único país de la Unión Europea que es gobernado por un partido centroizquierdista, como es el PSOE. El resto de los estados están siendo administrados por gobiernos de centroderecha, derecha y hasta ultraderecha.

En esos países, sería muy poco viable una amnistía a los indocumentados, tal y como se está pensando en España, luego de una solicitud que hicieran más de 900 organizaciones no gubernamentales, grupos empresariales y hasta la Conferencia Episcopal Española.

Una de las estrategias que siguió el gobierno de Pedro Sánchez, para darle cabida a este fenómeno de la migración, fue priorizar a los inmigrantes latinoamericanos, según escribe el columnista. “Con un español fluido y una gran mayoría católica, los inmigrantes latinoamericanos se integran con la cultura local incluso en las zonas menos cosmopolitas de España. Un ejemplo de ello son los venezolanos, a quienes ahora se les prohíbe la entrada a Estados Unidos gracias a Trump. Para entrar a España, solo necesitan un billete de avión y un pasaporte válido. En los primeros tres meses del año, 25.000 aprovecharon la oportunidad”.

Pedro Sánchez ha sido enfático en que la inmigración trae beneficios económicos, como por ejemplo, más jóvenes incluidos en la seguridad social del país. Asimismo, se pueden tomar puestos laborales que no son apetecidos por españoles. Las cifras parecen respaldar a España, tal como escribe el autor: “Desde la pandemia, la economía española ha superado a la de sus homólogas europeas. El año pasado, mientras Alemania, Francia e Italia experimentaron un crecimiento moderado o incluso una contracción, España creció un sólido 3,2 %”.



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