El auge del nacionalismo europeo durante el siglo 19 y especialmente la intensificación del antisemitismo a partir de 1880, estimuló a los judíos europeos a buscar refugio en su "tierra prometida", Palestina.
Theodor Herzl, autor de El Estado Judío (1896), fundó la Organización Sionista Mundial en 1897 para resolver el "problema judío" en Europa. Como resultado, la emigración judía a Palestina se incrementó espectacularmente.
En 1880, los árabes palestinos constituían alrededor del 95 % de una población total de 450 mil habitantes. No obstante, algunos dirigentes palestinos reaccionaron con alarma ante la emigración, la compra de terrenos y las reivindicaciones judías, y desde entonces se convirtieron en implacables opositores al sionismo.
A comienzos del siglo 20 no había muchos judíos en Palestina. Su número aumentó de 12 mil en 1845 hasta unos 85 mil en 1914. La mayoría de los habitantes de la zona eran musulmanes y cristianos. El apoyo al movimiento sionista procedía sobre todo de los judíos de Estados Unidos y de Europa.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el sionismo consiguió el respaldo de Gran Bretaña, que buscaba, a su vez, la colaboración de los judíos en su lucha en contra de Alemania.
Una vez finalizada la guerra mundial, los términos de la Declaración Balfour se incluyeron en el Mandato de Palestina aprobado por la Sociedad de las Naciones en 1922. Ese mandato encargó a Gran Bretaña la gestión de Palestina y le confió la tarea de ayudar a los judíos para "reconstituir su patria en ese país".
El gobierno británico manifestó sus intenciones el 2 de noviembre de 1917, en forma de una carta del ministro de Asuntos Exteriores, Arthur James Balfour, a los dirigentes sionistas en Gran Bretaña. Según este documento, conocido como la Declaración Balfour, se aprobaría el establecimiento en Palestina de una patria para el pueblo judío y no escatimaría esfuerzos para conseguir ese objetivo, quedando muy en claro que nunca se haría nada que perjudicara los derechos religiosos y civiles de las comunidades no judías existentes en Palestina.
Una vez finalizada la guerra mundial, los términos de la Declaración Balfour se incluyeron en el Mandato de Palestina aprobado por la Sociedad de las Naciones en 1922. Ese mandato encargó a Gran Bretaña la gestión de Palestina y le confió la tarea de ayudar a los judíos para "reconstituir su patria en ese país".
Durante el mandato británico, que duró hasta 1948, comenzaron a formarse asentamientos judíos de gran envergadura y a desarrollarse empresas agrícolas e industriales sionistas. La comunidad judía se multiplicó por diez, especialmente entre los años 1936 y 1939, cuando los judíos huyeron de las persecuciones nazi en Europa.
Tel Aviv se convirtió en la comunidad judía más importante del país, se fundaron docenas de ciudades y pueblos y se establecieron centenares de colectividades agrícolas judías (kibbutzim) y de cooperativas.
Tel Aviv se convirtió en la comunidad judía más importante del país, se fundaron docenas de ciudades y pueblos y se establecieron centenares de colectividades agrícolas judías (kibbutzim) y de cooperativas.
Los funcionarios británicos, dependientes del Alto Comisionado para Palestina, nombrado por el gobierno de Londres, eran los responsables de la defensa y la seguridad de la inmigración, del servicio de correos, del transporte y de las instalaciones portuarias.
Los británicos intentaron mantener el frágil equilibrio entre los intereses y reivindicaciones de los judíos y los de la población predominantemente árabe, pero la oposición a los británicos y a los judíos fue creciendo en la medida que aumentaba la inmigración y se extendían los asentamientos judíos.
El malestar culminó con un levantamiento árabe entre 1936 y 1939 que fue finalmente reprimido por el ejército británico en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
La primera derrota
La lucha por Palestina, que se mitigó durante la Segunda Guerra Mundial, se reanudó en 1945. Los horrores del holocausto despertaron la simpatía mundial por los judíos europeos y por el sionismo y, pese a que Gran Bretaña se resistía a recibir a otros 100 mil judíos en Palestina, muchas víctimas de los campos de concentración nazis consiguieron entrar ilegalmente.
Varios planes para resolver el problema palestino fueron repudiados por ambos lados. Finalmente, los británicos declararon el mandato impracticable y traspasaron el problema a las Naciones Unidas en abril de 1947. Judíos y palestinos se prepararon para un enfrentamiento.
Aunque los palestinos superaban a los judíos en número (aproximadamente un millón 300 mil frente a 600 mil, respectivamente), estos últimos estaban mejor preparados. Tenían un gobierno semiautónomo dirigido por David Ben Gurion, y su milicia, la Hagana, estaba bien entrenada y tenía experiencia. Los palestinos, por su parte, nunca se habían recobrado de la revuelta protagonizada hacía poco, y la mayoría de sus dirigentes estaban en el exilio.
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EI mufti (jurisconsulto) de Jerusalén, principal autoridad y portavoz de los palestinos se negó a aceptar el plan de la ONU que establecía la división de la zona en dos Estados, uno árabe y otro judío, en noviembre de 1947, mientras que los judíos lo aceptaron.
EI Estado de Israel fue establecido el 14 de mayo de 1948. Cinco ejércitos árabes atacaron a Israel, siendo derrotados estrepitosamente. Israel aumentó su territorio. Jordania tomó la orilla oeste del río Jordán y Egipto ocupó la franja de Gaza.
La guerra produjo el exilio de 780.000 palestinos, temerosos de posibles represalias, quienes se distribuyeron en los países vecinos, en especial en Jordania.
En 1967, durante un nuevo conflicto bélico, la denominada Guerra de los Seis Días, los israelíes conquistaron Cisjordania y la Franja de Gaza, entre otras áreas.
De allí en adelante, la lucha franca en los campos de batalla, daría paso a una oscura y sorda: el terrorismo.
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Un detalle, se usa la palabra
Salvo que cuando el mal lo
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