¿Cómo hace alguien que nunca hizo política para hacer política? ¿Cómo hace un outsider para encabezar una lista en una elección en Argentina? Hay dos maneras. Una es evidente: armar un partido y presentarse a elecciones, como dijo alguna vez Cristina Kirchner. Es la opción más lógica, la que asegura tener una plataforma propia desde la cual competir. Es también la alternativa que puede contener a un núcleo militante leal y predispuesto a caminar las calles, pegar carteles, distribuir flyers, hablar con los vecinos y fiscalizar cuando llega la hora de contar los votos, que a fin de cuentas es lo que más importa. Aunque tiene una desventaja: requiere tiempo y, sobre todo, mucho trabajo. Para que la Justicia electoral reconozca a un partido como válido se exigen desde 581 afiliaciones en Tierra del Fuego a cuatro mil en provincias como Buenos Aires, Capital Federal, Salta, Córdoba o Mendoza.
Y se necesitan ganas. Eso era, precisamente, lo que no le faltaba al Partido Libertario. Este espacio nació a fines de 2018, cuando el gobierno macrista empezaba a languidecer. Lo armaron jóvenes que soñaban con un país con menos impuestos y menos Estado que se habían desilusionado con la promesa de Cambiemos de poder cumplir estas consignas.
Ellos seguían, además, la figura televisiva de Javier Milei, a quien solo conocían de la pantalla. Pensaban que, si lo lograban convencer, podía ocupar un vacío que tenían: el armado [aparato del partido] estaba creciendo, pero no se veía en el horizonte ninguna figura carismática
Ellos seguían, además, la figura televisiva de Javier Milei, a quien solo conocían de la pantalla. Pensaban que, si lo lograban convencer, podía ocupar un vacío que tenían: el armado [aparato del partido] estaba creciendo, pero no se veía en el horizonte ninguna figura carismática que pudiera ser algún día un candidato. Y tampoco sobraban los libertarios conocidos en este país.
Desde el minuto cero pensaron en tentar a Milei para que en el futuro los representara. La presidencia honorífica que le dio el PL Capital en el arranque del 2019 —cada distrito cuenta con completa autonomía— fue parte de ese proceso, seducirlo para que aceptara llevar su bandera. Pero en aquel año —momento en el que el partido apareció también en Córdoba y en Buenos Aires— el economista no quiso competir. Todavía no había llegado su momento.
Cuando el mediático decidió dar el salto a la política el partido estaba presente en Santa Fe, Tierra del Fuego y San Juan. Para 2022 el Libertario tenía una “junta organizadora”, como llama la justicia electoral al paso previo a reconocer a un partido político formal, en 18 provincias; y, para el cierre de listas en el 2023, personería jurídica en 7.
En promedio, los militantes del Partido Libertario son jóvenes, salidos de familias que siempre la tuvieron que pelear
El PL es, al día de hoy, desconocido para el gran público. Según los últimos datos de la Cámara Nacional Electoral tiene 3868 afiliados en Córdoba y 2319 en San Juan. Pero, a pesar de su tamaño, ocupa un lugar importante en esta historia. Tiene un rol central para entender la aventura de Milei.
Es que, a pesar de tener esta herramienta a mano, de tener a disposición el espacio militante que ya lo había entronizado como su líder, el economista hizo algo impensado. En lugar de ir con ellos y de impulsar un partido propio, tomó el otro camino. Fue en esta curva inesperada donde lo que había de novedoso dentro de La Libertad Avanza empezaría a crujir.
En promedio, los militantes del Partido Libertario son jóvenes, empleados en relación de dependencia, salidos de familias que siempre la tuvieron que pelear.
Mario Russo no encaja del todo en ese perfil. Es un profesional de la política, un consultor bahiense de 42 años que viene desempeñándose en campañas electorales desde 2007. Trabajó para distintos intendentes bonaerenses del kirchnerismo, para diputados provinciales de Cambiemos, y también participó de la aventura política del empresario Francisco de Narváez.
En 2015 estuvo en el equipo de Marcos Peña y de Jaime Durán Barba, el que lograría llevar a Macri a la Casa Rosada. El ecuatoriano, a quien admira, es para Russo el modelo de consultor a seguir.
El consultor, entre otros aportes, fue quien introdujo el concepto de “la casta”, que había sacado del Movimiento 5 Estrellas de Italia, quien comandó la creación de los sloganes “ellos contra nosotros”
En marzo de 2021 el bahiense tuvo una reunión con Milei. Con un pizarrón y un marcador lo convenció de que tenía que ser él y no otro su estratega. Ahí arrancó una relación que sería clave para la profesionalización del libertario y de su espacio. Russo fue quien comandó una campaña en la que nadie tenía experiencia electoral, salvo por Ramiro Marra, que en 2019 había competido por la lista del peronista Roberto Lavagna, por Carlos Maslatón, que había sido concejal porteño a fines de los 80, y por Marcos Urtubey, que desde pequeño había mamado política en el hogar.
Mario Russo

El consultor, entre otros aportes, fue quien introdujo el concepto de “la casta”, que había sacado del Movimiento 5 Estrellas de Italia, quien comandó la creación de los sloganes “ellos contra nosotros”, de los spots, de la estrategia en las redes, de los lugares para hacer las recorridas y los actos, y quien se encargaba de armar encuestas e interpretarlas.
Fue el guía de Milei en sus primeros pasos en la política, el lazarillo que lo ayudó en un mundo que desconocía por completo, el que lo convenció de que había que apostar por el votante de entre 16 a 28 años. Fue, también, una especie de psicólogo suyo y del espacio, que no entendía las formas y los tiempos de la política y solía terminar enfrascado en insólitos debates y largas discusiones.
Exagerando la comparación, se podría decir que Russo fue el padre de La Libertad Avanza, el que desactivaba las peleas domésticas y el que marcaba el rumbo a seguir. Entre todas las piezas que conforman el rompecabezas que explican el éxito electoral de Milei, el estratega es una elemental: sin su aporte el recién nacido espacio hubiera chocado de frente ante el primer contratiempo. Fue la columna vertebral sobre la que se montó el libertario para lograr el 17% de los votos en la Capital Federal en 2021.
De hecho, fue tan importante para el economista que algunas noches, cuentan en el espacio, en las que terminaban muy tarde en algún canal de televisión, Milei invitaba a dormir a Russo a la casa de sus padres en Vicente López, como si fuera el pijama party entre compañeros que nunca tuvo de niño. O como si quisiera llenar el hueco que la pelea a finales del 2020 con su mejor y único amigo, Diego Giacomini, le había dejado.
Había algo que el consultor tuvo en claro desde la primera reunión, e incluso desde antes. Algo que le repitió a Milei a lo largo de toda la campaña. Era el camino a seguir.
—Javier, vos necesitás al pibe que en 2023 te va a militar en un pueblito de diez habitantes por más que vayas a sacar un solo voto. Necesitás al convencido, el que no te va a abandonar, el que no te va a cagar. Necesitás al Partido Libertario.
—Javier, vos necesitás al pibe que en 2023 te va a militar en un pueblito de diez habitantes por más que vayas a sacar un solo voto. Necesitás al convencido, el que no te va a abandonar, el que no te va a cagar. Necesitás al Partido Libertario. Así hicieron Marcos y Jaime con el PRO en 2015 para ganar: necesitas al partido propio, al militante propio que te va a cuidar los votos el día de la elección—, es algo que le escucharon decir una decena de veces.
Está claro que esta idea no se puede achacar a la vocación libertaria de Russo. El hombre, de hecho, se define como bilardista —“el tipo de locura de Javier es como la de Bilardo”, dijo en una entrevista con el periodista Julián Maradeo— y es la búsqueda de resultados lo que guía su accionar profesional. No toma el camino que más le gusta, sino el que más le conviene, igual que hacía el histórico entrenador de fútbol.
El consultor tenía en claro cuál era la opción más provechosa para Milei. Su construcción a futuro tenía que asentarse sobre el trabajo territorial y político que venía haciendo el Partido Libertario en todo el país.
Era una apuesta que, además, había empezado a dar sus frutos en la campaña. En los actos más grandes de 2021 fue el PL el que puso, con su propio esfuerzo y de su propio bolsillo, el grueso de los militantes.
Sin ellos el debut formal de Milei como protagonista de un evento político habría quedado trunco, y la plaza semivacía. Tan es así que el libro del economista, El camino del libertario, lleva de portada una foto de aquel día inaugural: las únicas banderas que se ven entre el público son las de este partido.
En el primero, el del 5 de agosto en Plaza Holanda —un mes antes del arrollador éxito en la PASO— su aporte fue trascendental. Sin ellos el debut formal de Milei como protagonista de un evento político habría quedado trunco, y la plaza semivacía. Tan es así que el libro del economista, El camino del libertario, lleva de portada una foto de aquel día inaugural: las únicas banderas que se ven entre el público son las de este partido.
(*) Este artículo se publicó originalmente en la Revista Anfibia. Es un adelanto editorial del libro 'El loco: la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina', publicado en Chile por Editorial Planeta. Puede comprarlo acá.
Juan Luis González y su libro

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