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Viernes, 19 de Abril de 2024
Exclusivo

Luis Gómez Escolar, un indispensable de la balada latinoamericana: “Para saber lo que es la vida, todo país se merece experimentar 'La Movida'”

Ricardo Martínez (*)

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Simone (Luis Gómez Escolar). CBS. Spain 1974 LP + doble cubierta
Simone (Luis Gómez Escolar). CBS. Spain 1974 LP + doble cubierta

Pese a letras tales como Juntos de Paloma San Basilo, Amiga de Miguel Bosé, o Maldita Primavera de Yuri, este español había permanecido en cierto anonimato. Hasta que empezó a dar algunas entrevistas a El País o Vanity Fair. En exclusivo para Chile conversó con INTERFERENCIA.

Admision UDEC

La balada romántica latinoamericana de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta (lo que incluye a España, Italia y Francia), cuenta con estrellas como Camilo Sesto, Paloma San Basilio, Roberto Carlos, Yuri, Juan Gabriel, Franco Simone, Raffaella Carrá. Marcas que han cortado varios centenares de millones de discos. 

Pero el género también cuenta con creadores menos conocidos, pero cuyas creaciones son las melodías y las letras de aquellos temas musicales asociados al espacio doméstico a la infancia de hace medio siglo y al recuerdo. Entre estos artistas se cuenta a Manuel Alejandro, Ana Magdalena, Rafael Pérez Botija o Juan Carlos Calderón, y...  Luis Gómez Escolar (nacido en León, en 1949), un letrista de quien en realidad no se conoce mucho de su historia, porque ha elegido permanecer en el semi anonimato, como publicó INTERFERENCIA.

Lo anterior, hasta hace un par de semanas, cuando ese anonimato ha empezado a desvanecerse con un par de entrevistas y perfiles aparecidos en España en El País y Vanity Fair.

Desde su hogar, cerca de Madrid, Gómez Escolar contesta algunas consultas para Chile y América Latina acerca de su obra y legado vía correo electrónico.

- En los 70 usted abrió el campo de la traducción de baladas desde el francés y el italiano, siguiendo a figuras como Don Diego, pseudónimo de Abramo Italo Ferrario, para las versiones en castellano de Charles Aznavour de la década anterior. En ese trabajo como traductor de las letras de baladas románticas, ¿cuáles fueron sus mayores influencias?

- Bueno, para empezar a comprender todo el proceso como letrista y, en concreto, como adaptador de letras de canciones, yo, en principio, me consideraba, con esa soberbia que da la juventud, ni más ni menos que un “POETA”. Es decir, que hablaba y escribía sobre la realidad como si la cantara.

Así empecé, poniendo palabras a mis propias canciones, mientras trataba de “mejorar” las letras de las canciones de los famosos que oía por la radio. Así era yo y ese era yo. Aquel “Don Diego” al que usted se refiere, que era, por aquellos entonces, un adaptador, creo que belga, de canciones del francés al español, en todo caso no tiene nada que ver con Francisco Dondiego, pseudónimo que, años más tarde, me sirvió a mí para diversificar mi obra.

La referencia al nombre Francisco Dondiego apunta a uno de las tantas firmas que Luis Gómez Escolar ha ocupado para signar más de setencientas letras de temas que van incluso más allá de la Balada Romántica. Bajo aquella firma, por ejemplo, rotuló algunos de los temas que proporcionó a bandas en el contexto de La Movida en la España postfranquista.

- El trabajo de artesanía de las canciones de los clásicos AM involucraba mucho más que a las o los intérpretes. Estaban quienes hacían la música, las personas que escribían las letras, quienes realizaban el trabajo de ingeniería de los estudios, y, quizá, el aspecto menos divulgado, las personas que conformaban esas orquestas que hacían que esta música resultara extraordinariamente producida. ¿Cómo recuerda esa época y a esas personas? ¿Cómo era el mundo de la producción española, sobre todo de sellos como CBS o Hispavox?

- Antes de los 70, la industria musical española era, todavía, muy ingenua. En aquella época, la mayoría de los directivos de los sellos discográficos eran personas sin conocimientos musicales específicos, pero sí mercantiles. Amaban la música con criterios muy locales, pero, en realidad, no sabían cómo optimizar los resultados comerciales, en un mundo que crecía día a día, por una demanda ansiosa de la juventud… La época gloriosa de CBS o Hispavox, comienza a mediados de los 70, con un concepto mucho más ágil y más pegado a la realidad musical de Europa y América. Era un momento muy intenso, y muy permisivo con la creatividad.

- Un especialista chileno en La Movida, Óscar Contardo, ha comentado que en los orígenes, vinculados al punk y al post-punk de este movimiento musical, sus intérpretes despreciaban la balada anterior, llegando a usar el término de “música casposa” para referirse a su estética. Usted que participó vivamente de ambos movimientos -balada y movida- ¿Cuánto había de común y de divergente entre estas dos estéticas musicales?

- Contardo tiene razón en sus comentarios: por pura supervivencia, todo nuevo movimiento, sea musical, político, literario, pictórico, etcétera, tiene la obligación moral de despreciar al movimiento precedente, y destruirlo, si puede, para saltar sobre sus ruinas y construir un edificio nuevo. Y lo lógico es que aquellos grupos emergentes despreciaran la balada caduca. Y lo digo por la célebre Movida [un destape cultural vivido en España entre 1977-1987, aproximadamente].

La Movida fue una erupción volcánica incontenible que sepultó, casi de la noche a la mañana, las antiguas estructuras de la industria musical en España. Para empezar: cualquiera podía ser músico, tocara bien o no su instrumento. Para continuar, cualquiera podía ser cantante, tuviera buena voz o no, afinara o no… mientras emocionara… Para seguir, cualquiera podía grabar un disco en un pequeño estudio muy baratito… prensar varias docenas de vinilos en una fábrica pequeña, enfundarlos en una carpeta diseñada por un amigo, impresa por otro amiguete y, …para finalizar, cualquiera podía acercarse a una emisora de radio y regalar al locutor de moda (que anhelaba novedades alternativas) un par de singles para que los difundiera por las ondas.

Y, además, era muy sencillo encontrar un lugar donde actuar en vivo, porque la gente joven estaba ávida de música auténtica, sin maquillaje, para divertirse en libertad sin los corsés estrechos y los altos precios de la música estandar, (la música llamada “casposa”)… Y así… ¡Hasta el Infinito y Más Allá!...

¡Era prodigioso!, porque no solo cambió el gusto musical, que se hizo más vivo, más real, más natural, sino que puso en tela de juicio el complicado, costosísimo y mastodóntico proceso de la industria musical del momento… y así nacieron los primeros locales de música nueva en vivo, y las primeras compañías discográficas independientes que enseguida aprendieron también a manejar las redes comerciales, coto privado de la gran industria, para distribuir sus discos… Todo país, para saber lo que es la vida, se merece una Movida. 

- En la entrevista a El País usted cuenta que su canción más sentida es Amiga que luego cantara Miguel Bosé y que fue dedicada a la memoria de Cecilia, la cantante hispana autora de Ramito de Violetas”, quien falleció tempranamente en un accidente automovilístico en 1976 y quien fuera su novia. Además, circula un video con una entrevista a Dyango en la que se refiere a otra canción suya, Esta noche quiero brandy, quien indica que esta letra también refiere a Cecilia. ¿Es eso así?

- En realidad, la letra de la canción de Dyango Esta noche quiero brandy, no la escribí yo solo; la escribimos Julio Seijas y yo. Se trataba de contar la pérdida de una persona amada, sin precisar quién. Julio Seijas fue gran amigo de Cecilia y mío también… De hecho yo conocí a Cecilia a través de él. Sin duda, todo lo que se refiere a la muerte por sorpresa de un ser amado, tanto para Julio como para mí, nos remite al recuerdo de Cecilia… pero hay que tener en cuenta que Esta noche quiero brandy está compuesta en 1984, es decir, ocho años después de la tragedia de su muerte. No sé si será o no una evocación comparable a Amiga, que está compuesta por mí, pocos meses después de la desaparición de Cecilia. 

- En Chile La Movida no fue muy conocida, en especial porque a inicios de los 80 se produjo una fuerte crisis económica y no era tan fácil ya traer a artistas desde España, como había sucedido hasta fines de los 70 con José Vélez, Miguel Bosé, Julio Iglesias, Camilo Sesto o Raphael. Su trabajo en esa época incluye incluso la fundación de un sello junto con Miluca Sanz, Rara Avis, que llegó a producir un par de singles; Objetivo Birmania, Kikí d'Akí y Los Elegantes. ¿Qué recuerdos tiene de esas iniciativas?

- Fue una experiencia alucinante, tanto la de Rara Avis como la posterior de Troya Discos (esta última con Julio Seijas) porque era vivir, en pequeño formato, todo el proceso discográfico: desde el conocimiento del artista, hasta su modesto lanzamiento al mercado, pasando por la selección de repertorio, grabación y demás pasos, hasta entonces privativos de la gran industria. La Movida fue, como he dicho antes, una explosión de libertad de expresión absolutamente novedosa en un país que había vivido casi 40 años en blanco y negro, apretado y controlado política, religiosa y socialmente, hasta el límite de lo imposible, en una Europa libre, cada vez más abierta, cada vez más culta, cada vez más fuerte.

Y… de repente, ya no existía distancia legal o social entre lo BUENO y lo MALO, porque todo era BUENO y nada era MALO. Por eso era perfectamente posible crear un sello discográfico, independiente de ideologías o propósitos, sin apenas recursos. Bastaba con la ilusión y el amor a la música. En aquella gloriosa época todo era legalmente posible… 

- En El País usted dice que ha trabajado las letras de sus canciones como un sastre. Algo similar a lo que alguna vez ha dicho José Luis Perales sobre los temas que ha entregado a otras intérpretes. Pero cuando uno se fija en las letras que usted ha firmado, uno puede percibir cierta coherencia, desde temas como La quiero a morir hasta El jardín prohibido, pasando por Juntos. Uno reconoce ahí un cariño -que en Chile se denomina lárico- por el espacio doméstico. ¿Qué resortes estéticos hay en sus letras?

- Sí, estoy completamente de acuerdo con su apreciación. No hay otro resorte en la música cotidiana, para que sea realmente compañera del día a día, que el sincero amor a la vida del hogar. Yo vivo con sencillez, tal vez porque no estoy preparado para vivir de otra manera. La fama, la riqueza y la reverencia me abruman, me desconciertan… me hacen sufrir más que gozar. Pero, por encima de todo, sé que las letras de esas canciones de las que hablamos, me emocionan, porque son reales, son posibles y, están escritas a escala humana y, casi sin saberlo, las comparto con millones de personas que hacen, o han hecho de ellas, la banda sonora de sus vidas.

- Los tiempos musicales han cambiado y por eso ha llamado la atención que un tema con letra suya, Ahora te puedes marchar, interpretado originalmente por Luis Miguel, haya sido reversionado por el conjunto K-Pop Super Junior. ¿Cómo fue esa experiencia de ver cómo la música actual revisita su obra de hace tanto tiempo?

- La letra española mía de esa canción británica I Only Want To Be With You fue una reversión de otra adaptación en español más antigua con la que yo había bailado feliz, mirando a los ojos de alguna que otra chica, en mi adolescencia. Creo recordar que fue Juan Carlos Calderón, a mediados de los 80, tal vez instigado por Luis Miguel, quien me pidió una letra nueva, porque la oficial creo recordar que no les gustaba. Yo me limité a ajustarme al texto original inglés y, de paso, narrar mis experiencias de juventud, precisamente sintiendo que aquella canción había movido mis sentimientos y mis caderas de adolescente.

- Una parte de su obra como letrista ha sido el abordaje del humor, en particular desde La Charanga del Tío Honorio, y en muchos temas orientados a una audiencia infantil. Es un campo donde aflora otra faceta suya, ¿puede contar algo al respecto?

- Nadie se divierte más que yo con el humor y con los niños. Y todavía más con la música. Y ya no digamos con la música de humor y la música para niños. De hecho, siempre he pensado que esos son dos géneros, a veces denostados, pero muy necesarios, incluso imprescindibles. Me encanta sentir la música como un explosivo que provoca la risa y relaja la vida. Y eso fue lo que, en compañía de dos colegas y amigos, genios del humor, de la infancia y de la música, como Julio Seijas y Honorio Herrero, hicimos desde mediados de los 70, con La Charanga del Tío Honorio y, un poco más tarde con Los Golfos, Enrique y Ana, y Antonio y Carmen… que fueron inesperados records de ventas. 

- Usted también ha dicho que la figura del letrista ha cambiado sobre todo en los últimos lustros. Daniel Party, un musicólogo chileno especialista en balada, ha sostenido que ese cambio puede hallarse a mediados de los 80, cuando los géneros románticos latinos se miamizaron. Esto es, empezaron a ser producidos en los Estados Unidos. ¿Cómo vivió usted esos cambios desde Nino Bravo hasta Ricky Martin?

- Sí, es cierto, como opina Daniel Party, que Miami, con todo el bagaje de su enorme talento y el potencial de su artillería, a partir de mediados de los 90, fue capitalizando poco a poco la música latina e hispana, con enorme calidad. Creo que su influencia, salvo excepciones, fue mucho mayor en Latinoamérica que en España. Pero la miamización trajo un fenómeno nuevo en la autoría : Las canciones que, hasta entonces, tenían uno o, a lo sumo, dos autores, se convertían en obras multi compartidas: El autor único pasaba a ser un colectivo de autores, coautores, arregladores, músicos, técnicos y productores, a veces muy amplio. ¿Por qué? La canción pasaba, de ser la obra de un compositor, a ser un trabajo comunitario, en cuyo desarrollo y grabación cada cual dejaba su huella y, por lo tanto, su ración de autoría. 

- En América Latina la balada romántica latinoamericana ha sido -hasta hace no mucho- considerada una música menor. Se la ha llamado injustamente kitsch o música para planchar (ironing music). Usted ha comentado que esta música es “la canción cotidiana, la que no protagoniza, la que simplemente acompaña y, de paso, va enriqueciendo los momentos vacíos del día a día”. En medio de la pandemia ha habido una revitalización del gusto por este estilo. ¿Es más compañía esta música incluso ahora en medio del confinamiento?

- Hablar del confinamiento por la pandemia del coronavirus, es como hablar de un frío extremo y sorprendente durante un verano, o de una inundación inesperada en época de sequía, o de un período de glaciación o una invasión tórrida. La Mamma Natura es así: las pandemias han asolado nuestros territorios y nuestros hogares una y mil veces, durante los últimos 100 siglos. Supongo yo que serán pequeñas o grandes venganzas de nuestro hábitat, que tal vez necesita poner coto, de cuando en cuando, a nuestros excesos… marcar unas fronteras entre nuestro poder y el de nuestro entorno natural.

Esta del coronavirus no creo que sea nuestra última pandemia pero, en este siglo, en el que estamos todos hiperconectados, nos ha dado, por primera vez en la historia, un toque GLOBAL de alerta para que tengamos en cuenta que nuestra vida depende del amor que nosotros tengamos por nosotros mismos y por nuestro medio ambiente. Y, en momentos de supervivencia, supongo que nuestros sentidos rechazan contenidos complejos o sofisticados y prefieren emociones básicas, directas, sencillas, que nos pongan en contacto con nuestras necesidades más primarias…

¿Será por eso que la ironing music vuelve a llenar nuestros hogares confinados?... Será.

Yo creo que sí.

 

(*) Ricardo Martínez es autor del libro Clásicos AM: Historia de la balada romántica latinoamericana y lleva un grupo de Facebook homónimo en el que se conversa y discute sobre el tópico de la balada latinoamericana.



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