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Sábado, 19 de Julio de 2025
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Mariupol con vistas al 9 de mayo

Andrés Almeida

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REUTERS/ALEXANDER ERMOCHENKO
REUTERS/ALEXANDER ERMOCHENKO

La consolidación de Mariupol abre a los rusos la posibilidad futura de proseguir la ocupación por la costa del Mar Negro hacia el oeste, amenazando Odessa, el segundo puerto ucraniano, con lo que podría cerrar completamente el acceso marítimo de Ucrania, conectando territorialmente a Rusia con Transnistria, una zona pro-rusa de Moldavia que también reclama su independencia.

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado sábado 23 de abril de 2022, y ahora se comparte para todos los lectores.

¿Cayó Mariupol? Todo indica que la ciudad ucraniana está definitivamente en manos de los rusos, pese a que persiste un foco de resistencia en Azovstal, una gran planta siderúrgica al oeste del puerto, cuyas instalaciones -que cuentan con una compleja red de túneles y pasadizos de 24 kilómetros bajo tierra- albergan a cientos de militares fuertemente armados y civiles ucranianos que no se han rendido aún.

Si bien hay coincidencia entre los analistas en que Azovstal no constituye un foco que ponga en riesgo la captura rusa de Mariupol -por lo que para los rusos es posible el despliegue de una segunda fase de la guerra para ocupar toda la zona del Donbás, disponiendo para ello de 60.000 militares que estaban en el asedio del puerto-, la atención ha estado puesta en esta operación particular por su carácter simbólico y las consecuentes derivadas políticas.

Al respecto es interesante este artículo de The Washington Post donde Adam Taylor y Niha Masih se preguntan Cómo la planta siderúrgica de Mariupol se convirtió en un bastión de resistencia, en el cual se repasa la historia 'militar' de Azovstal.

El presidente de Ucrania, Volodomír Zelensky, ya cuenta con el apoyo de Estados Unidos, país que anunció el envío de armamento por $800 millones de dólares, pero enfrenta una difícil situación en Alemania, donde hay dudas respecto la intensidad con que el país tiene que apoyar militarmente a Ucrania.

Para los ucranianos, la resistencia prolongada -aunque inútil desde el punto de vista táctico- les permite proseguir con la narración nacionalista de resistencia 'de chico a grande', y mostrar que Ucrania está determinada a resistir y vencer en la guerra. Algo que no solo es útil para la moral de la tropa, sino que también para conseguir armas y pertrechos militares de Occidente con los que enfrentar la segunda fase militar.

El presidente de Ucrania, Volodomír Zelensky, ya cuenta con el apoyo de Estados Unidos, país que anunció el envío de armamento por $800 millones de dólares, pero enfrenta una difícil situación en Alemania, donde hay dudas respecto la intensidad con que el país tiene que apoyar militarmente a Ucrania, como lo menciona esta nota de Sébastian Seibt, para France24Guerra en Ucrania: el dilema alemán de entregar tanques a Kíev.

Este apoyo occidental, de todos modos, es entusiasta en general, a juzgar por este artículo de Dave Lawler en AxiosEl flujo de armas aumenta las esperanzas de victoria de Ucrania, donde se afirma que la presión sobre Alemania es muy fuerte, ya que la victoria -según expertos occidentales- estaría a la mano de los ucranianos, considerando que, según el Pentágono, Rusia ha perdido 25% de su poder de combate en ocho semanas. 

Zelensky ha sido hábil en usar a su favor los tiempos que se han tomado los rusos para poner fin al foco de resistencia en Azovstal.

Además, volviendo a la importancia de Mariupol, aunque Zelensky ordenase la rendición de las tropas ahí asentadas, es altamente improbable que le hagan caso, pues buena parte de las fuerzas ucranianas apertrechadas en Azovstal pertenecen al Batallón Azov; unas milicias irregulares que se caracterizan por ser muy violentas y virulentas, y por tener varios miembros que adscriben al nazismo, por lo que tiene pocas esperanzas de no ser acusados y condenados por crímenes de guerra por parte de los rusos.

Al respecto, Sputnik -un periódico ruso estatal- publicó un artículo de Ilya Tsukanov, quien asegura: Oficiales ucranianos rendidos revelan conflictos entre marinos y combatientes neonazis, el cual muestra diferencias importantes entre la manera de proceder de las tropas ucranianas regulares y las irregulares, a las cuales estas últimas los rusos acusan de crímenes de guerra, en especial por el uso de 'escudos humanos'.

De todos modos, Zelensky ha sido hábil en usar a su favor los tiempos que se han tomado los rusos para poner fin al foco de resistencia en Azovstal, al decir, por ejemplo, que una eliminación física de quienes resisten en Mariupol significaría el fin de las negociaciones. También ha metido presión a través de imágenes de Maxar, una empresa de imágenes satelitales estadounidense, que muestra que se han cavado fosas comunes en Mariupol.

En tanto, Vladimir Putin -presidente de Rusia- lanzó varios ultimátum, amenazando con ingresar a la planta y acabar con quienes resisten, pero ha terminado desistiendo de hacerlo. Difícilmente Putin ha tomado esa medida persuadido por Zelensky, sino que más bien no ha querido cargar con el costo que tiene las dos alternativas rápidas a su haber: 1) usar artillería pesada que demuela completamente las instalaciones con todos adentro, con lo que sacrificaría a los cientos de civiles que están ahí dentro, usados por los ucranianos como 'escudos humanos' según la versión rusa, además de sacrificar la productividad futura de la planta, y 2) un ingreso de tropa que 'limpie' todo el complejo de túneles y recovecos, lo que puede implicar fuertes bajas entre los rusos. 

De tal modo, Putin ha optado por ser paciente en reclamar la captura completa de Mariupol, y esperar que el encierro, y la deprivación de agua fresca, alimentos y pertrechos haga estragos entre los ocupantes de Azovstal, pues -después de todo- el líder ruso considera que tiene tiempo... exactamente 17 días más a contar de la fecha de publicación de este newsletter, hasta el lunes 9 de mayo, cuando Rusia celebre el Día de la Victoria, en conmemoración de la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial y el consecuente triunfo del Ejército Rojo de la Unión Soviética. 

De hecho, esta semana empezaron los preparativos del desfile militar que tendrá lugar en Moscú en dicha fecha, el que se avisa será connotado como un gran triunfo militar, en especial por la toma de Mariupol, la que está revestida de una fuerte carga simbólica, dada su historia militar, en la que ha sido disputada por nazis, soviéticos, rusos y ucranianos, siendo el último episodio en 2014, cuando obreros de la planta la recuperaron para Ucrania de las fuerzas pro-rusas durante la ocupación rusa de Crimea. 

Paralelamente, las agencias de comunicaciones rusas han prodigado varias imágenes de objetos supuestamente abandonados por el Batallón Azov -y otros- con imaginería nazi, lo que también funciona cómo vínculo emotivo con la celebración del 9 de mayo en Rusia.

Más allá de lo que pueda hacer la propaganda rusa ¿es un triunfo militar relevante la toma de Mariupol?

Todo indica que así es. No solo libera los 60.000 soldados mencionados para abrir un frente sur en la ocupación del Donbás -la zona este de Ucrania, que es reclamada por separatistas pro-rusos de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugangsk y Donetsk-, sino que también conecta por tierra las costas del Mar Negro de Rusia, el Donbás y Crimea -anexada a Rusia en 2014-, privando de tal modo a Ucrania de su puerto más importante, el que sirve además a la zona más rica del país, en cuanto ahí se encuentran los mayores focos industriales y agrícolas.  

La consolidación de Mariupol abre a los rusos la posibilidad futura de proseguir la ocupación por la costa del Mar Negro hacia el oeste, amenazando Odessa, el segundo puerto ucraniano, con lo que podría cerrar completamente el acceso marítimo de Ucrania.

Al respecto es interesante este artículo también del Post: Por qué Mariupol le importa a Rusia en tres mapas, de Claire Parker, Laris Karklis y Hannah Dormido, donde se puede ver la importancia de la ciudad y de Azovstal en perspectiva geográfica y militar.

Además, la consolidación de Mariupol abre a los rusos la posibilidad futura de proseguir la ocupación por la costa del Mar Negro hacia el oeste, amenazando Odessa, el segundo puerto ucraniano, con lo que podría cerrar completamente el acceso marítimo de Ucrania, conectando territorialmente a Rusia con Transnistria, una zona pro-rusa de Moldavia que también reclama su independencia. 

Cabe mencionar que Moldavia es una pequeña ex-república soviética, de mayoría étnica rumana, ubicada al sudoeste de Ucrania, que no pertenece a la OTAN y que tras la invasión rusa renunció a su aspiración de integrarse a dicha alianza. 

Son varios los análisis que mencionan que la situación no compensa la retirada rusa del frente de Kíev, a la que signan como una derrota de Putin, la que podría preludiar lo que pueda pasar en el Donbás.

Si bien este último escenario en el Oeste es más bien hipotético y su factibilidad depende de la capacidad de los rusos de ocupar todo el Donbás en el Este, los militares rusos han jugado con la expectativa. Así lo hizo ver al menos el general ruso, Rustam Minnekayev, comandante del distrito militar del centro, quien declaró que Rusia pretende el control del sur de Ucrania el que “es otro camino hacia Transnistria, donde también hay pruebas de que la población de habla rusa está siendo oprimida”, según reportó la agencia de noticias rusa TASS.

La declaración fue inmediatamente aprovechada por Zelensky, quien buscó alimentar los temores europeos respecto a que Rusia no cesará su expansión en Ucrania. Al respecto es interesante este artículo de The GuardianZelenskiy advierte que la invasión de Ucrania es solo el comienzo mientras Rusia señala un avance en el sur, de Andrew Roth, donde se explica la delicada situación moldava.

En Occidente, en tanto, la toma de Mariupol no ha conmovido el optimismo acerca de la posibilidad de una derrota rusa. Son varios los análisis que -junto con reconocer que la ciudad está perdida para los ucranianos- mencionan que la situación no compensa la retirada rusa del frente de Kíev, a la que signan como una derrota de Putin, la que podría preludiar lo que pueda pasar en el Donbás. Esto, aunque reconocen que las características del Donbás, con mayores llanuras y menos concentración de centros urbanos, puede favorecer a los rusos, quienes se vieron complicados en el frente de Kíev por aspectos logísticos relacionados. 

Respecto de los aspectos militares, es interesante este artículo de The Washington PostRusia aprende del fracaso en tomar Kíev cuando comienza una nueva ofensiva, dice Estados Unidos. en el cual Karoun Demirjian y Rachel Pannett entrevistan a un oficial anónimo del Pentágono, quien advierte que los rusos han tomado medidas apropiedas para movilizar su artillería pesada, comando y control de tropas y aviación, aunque de todos modos persisten problemas logísticos y las sanciones han afectado las capacidades de reposición y reabastecimiento de diversos componentes de las armas rusas.

El artículo anterior deja ver mayor prudencia, la que coincide también con lo que expresan otros analistas occidentales, quienes ven la posibilidad de una guerra larga, la que podría ser menos perjudicial para Putin que para Zelensky.

Un escenario interesante es el que planteó Keir Giles en The Guardian, en el artículo ¿El precio de Putin por la 'paz'?: reclamar una victoria, independientemente de que no sea cierto, donde el analista observa que Rusia podría declarar la paz unilateralmente en un momento que le convenga, consolidando lo que haya avanzado hasta entonces -lo que puede ser incluso poco, según el analista-, con lo que pondría a Zelensky en la incómoda posición de proseguir la guerra, en circunstancias en que varios de sus aliados -cansados de la guerra económica- podrían presionarlo a decretar el armisticio y sentarse en una mesa de negociaciones donde se derivarán con seguridad concesiones territoriales. 

Giles, además, considera que Rusia está mejor preparada para una guerra larga de posiciones y desgaste que Ucrania, que está devastada, ya que puede manejar los tiempos para reclamar la paz o iniciar hostilidades, según su conveniencia, y de acuerdo con los calendarios electorales de ambos países.

Una 'paz' 'a la rusa' -en la que la guerra se puede reactivar a conveniencia del Kremlin- no es una situación irreal. Pese a que Occidente proclamó que no tendrá tolerancia hacia la agresión de Putin, los efectos económicos de la guerra a nivel mundial pueden jugar en favor de esta salida, pues estos han sido devastadores no solo para Rusia, y son varios los estragos que pueden desestabilizar al mundo, en especial, dada la crisis de precios de los hidrocarburos y los alimentos. 

Respecto de los efectos económicos de la guerra, no voy a entrar en detalles, pero dejo tres artículos relacionados que lo abordan: 1) Combustible, comida, finanzas: prepárense para el impacto de la guerra rusa en Ucrania, del newsletter Daily 202 de The Washington Post, escrito por Olivier Knox e investigad0 por Caroline Anders, en el que se aborda la alarmante evaluación del PNUD y 2) Guerra de Ucrania: el Banco Mundial advierte sobre 'una catástrofe humanitaria' por la crisis alimentaria, de la BBC, y 3) Qué significa el avance de Rusia en el Este de Ucrania para la seguridad alimentaria, de Federica Marsi, para AlJazeera, un medio catarí particularmente preocupado por el mundo árabe, el que está siendo fuertemente golpeado por la crisis alimentaria.

Foreign Affairs, por su parte, también se pregunta: ¿Qué pasa si la guerra en Ucrania no acaba?, donde Liana Fix y Michael Kimmage postulan a que tanto Rusia como Ucrania tienen razones para querer prolongarla. En el caso de Rusia, porque hasta ahora no tiene un triunfo real que reclamar, pese a Mariupol, con lo que estaría aceptando que su intrusión fue un fiasco, mientras que Ucrania puede considerar que no es el mejor momento para congelar un nuevo estatus quo, en el entendido de que cree que puede ganar la guerra si recibe suficiente apoyo de Occidente, y que cualquier concesión territorial es electoralmente inconveniente para Zelensky.  

Una 'paz' 'a la rusa' -en la que la guerra se puede reactivar a conveniencia del Kremlin- no es una situación irreal. Pese a que Occidente proclamó que no tendrá tolerancia hacia la agresión de Putin, los efectos económicos de la guerra a nivel mundial pueden jugar en favor de esta salida.

Estas concesiones, considerando las demandas rusas, implican con bastante probabilidad plebiscitos en Donetsk, Lugansk y -tal vez- Crimea, provincias de habla rusa, en los cuales Ucrania puede perder grandes extensiones, en especial si es que Rusia logra antes ocupar militarmente todos estos territorios. 

Finalmente, me parece curioso, pero también interesante, lo que ha pasado respecto del comunicador chileno Gonzalo Lira, quien estuvo desaparecido por varios días en Ucrania.

Antes de que reapareciera, Lissette Fossa escribió en InterferenciaQué se sabe de Gonzalo Lira y su misteriosa desaparición en Ucrania, en donde se pusieron todos los antecedentes de Lira, que mostraban a alguien controversial y aparentemente contradictorio. No llamó tanto la atención la misoginia del personaje, sino que más bien la paradoja que se da al observar su rol como divulgador de las versiones rusas del conflicto y su supuesta condición de perseguido por los neonazis ucranianos, siendo -a la vez- un reconocido pinochetista y apologeta de Putin; con lo que todos los referentes protagónicos y antagónicos relacionados a Lira, se ubican en la extrema derecha del espectro político.

Lo anterior ha generado una notable confusión ideológica en la lectura del caso, que me parece representa buena parte de los errores de lectura de la guerra en general, la que se signa demasiado en el eje 'buenos y malos'. Una confusión esperable, por lo demás, en especial en estos días cercanos al 9 de mayo, en los que Putin -un autócrata de derecha, quien ha criticado a Lenin por enajenar el Donbás y Crimea de Rusia- enarbola la bandera soviética con que se festeja el fin del Tercer Reich.



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