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Viernes, 18 de Julio de 2025
[Jueves de medios]

Pluralistas e independientes

Marcos Ortiz F., director de Ojo del Medio (@ojodelmedio)

El anuncio del presidente Boric de impulsar una iniciativa que profundice el pluralismo, la diversidad, la libertad de opinión y el derecho a la información, tuvo rápida reacción por parte de los principales medios del país. Quienes removieron los mismos fantasmas y temores que emergen cuando una autoridad ha sugerido la creación de una nueva ley de medios. 

“Nada protege más la libertad de expresión que la abstención de los gobernantes de intervenir en el sistema de medios”. El editorial publicado por El Mercurio el 4 de junio tras el anuncio presidencial de trabajar para proteger “a periodistas y trabajadores de las comunicaciones mediante un mecanismo legal que será ingresado en el segundo semestre” siguió al pie de la letra el libreto esgrimido por los principales medios del país cada vez que una autoridad ha sugerido la idea de una ley de medios.

“Tras estos anuncios tienden a esconderse intenciones más oscuras, no siempre advertidas por todos los poderes públicos”, argumentó el diario de los Edwards. “Los periodistas y medios independientes miran con cautela” este tipo de anuncios, agregó.

Ese mismo día, Jorge Schaulsohn –el comodín de Ex-Anteseñaló que “es grave que el presidente ponga en duda que en Chile existe un sistema de medios que respeta el pluralismo, la diversidad, y la más plena libertad de prensa”. Dos días más tarde, el editorial del Diario Financiero se sumó al coro: “El periodismo cumple mejor su función cuando el Estado no busca tener injerencia”.

Pero, ¿está realmente asegurado el pluralismo en los medios de comunicación chilenos? ¿Son verdaderamente independientes los medios que se autodefinen como tales? ¿Independientes de qué? ¿Del Estado? ¿De las grandes corporaciones? ¿De lo que dicten los auspiciadores? ¿De los intereses de un puñado de partidos políticos?

Los ejemplos que ponen en duda algunas de estas premisas aparecen publicados en nuestra prensa todos los días. El mismo 6 de junio, por ejemplo, La Tercera cuestionó en su editorial el observatorio de precios impulsado por el gobierno y que recogerá información de supermercados nacionales y regionales. “La plataforma que pretende implementar la autoridad puede terminar creando distorsiones en el mercado y confundir a los consumidores”, esgrimió el texto, sin mencionar que la familia dueña del diario es también propietaria del grupo supermercadista SMU, el principal proveedor de flujos de las alicaídas arcas de los Saieh.

Los ejemplos que ponen en duda algunas de estas premisas aparecen publicados en nuestra prensa todos los días. El mismo 6 de junio, por ejemplo, La Tercera cuestionó en su editorial el observatorio de precios impulsado por el gobierno y que recogerá información de supermercados nacionales y regionales. “La plataforma que pretende implementar la autoridad puede terminar creando distorsiones en el mercado y confundir a los consumidores”, esgrimió el texto, sin mencionar que la familia dueña del diario es también propietaria del grupo supermercadista SMU, el principal proveedor de flujos de las alicaídas arcas de los Saieh. ¿No provoca esta importante omisión precisamente una confusión entre los lectores? ¿Cuán independiente es el comité editorial de La Tercera cuando se trata de normas que afectan a los supermercados?

Si bien el concepto de pluralismo dice relación con los actores que tienen cabida en el sistema de medios en su conjunto y que cada medio tiene en base a su línea editorial la completa libertad de decidir quiénes tienen derecho a voz, es curiosa la interpretación que algunos le dan a la idea de “distintos sectores políticos”. El 5 de junio, por ejemplo, el cuerpo de Reportajes de El Mercurio entrevistó a 10 figuras que a juicio del diario podrían dar una visión amplia de un posible acuerdo político en caso de un triunfo del Rechazo. Esperablemente, el listado de nombres no escapó de los mismos de siempre: Mariana Aylwin, Mario Waissbluth, Francisco Chahuán, José Joaquín Brunner, Javier Macaya y Jorge Correa Sutil, entre otros.

¿Podemos dejar el sistema de medios solo en manos de la mano invisible del mercado? El académico británico James Curran cree que no: “El mercado puede dar lugar no a organismos de control independientes al servicio del interés público, sino a mercenarios corporativos que ajustan su escrutinio crítico para favorecer a sus intereses privados”. El fin de las dictaduras militares en el continente no significó necesariamente una democratización de los sistemas de medios, sostiene el experto mexicano Manuel Alejandro Guerrero. Algo en lo que el estadounidense Silvio Waisbord coincide: la concentración de medios ha hecho que sea imposible tener medios relativamente autónomos de las consideraciones del mercado.

“Clientelismo”, “relaciones promiscuas” y “medios capturados” son conceptos que se repiten entre los académicos que han estudiado los sistemas de medios y que coinciden en que la herencia de la dictadura está todavía muy presente. En palabras del periodista e investigador estadounidense Ken León-Dermota, autor del magnífico Chile inédito: el periodismo bajo democracia, los medios chilenos son “el polo opuesto del periodismo de interés público; son el bastión del periodismo de interés particular”.

En palabras del periodista e investigador estadounidense Ken León-Dermota, autor del magnífico Chile inédito: el periodismo bajo democracia, los medios chilenos son “el polo opuesto del periodismo de interés público; son el bastión del periodismo de interés particular”.

A estas alturas parece una quimera esperar que sean los medios los que propongan avances en estas materias. Como ha explicado el chileno Luis Breull, “al momento de informar y abrir debate sobre los asuntos públicos, el solo derecho de cada medio de informar de acuerdo a su propia línea editorial no garantiza el pluralismo”. Al fracaso de la autorregulación y la ineficacia del CNTV para resguardar el pluralismo se suma lo que Breull llama un silencio “grave”: los medios existentes no explicitan sus líneas editoriales ni visiones ideológicas respecto de temas fundamentales para una vida democrática.

La idea del gobierno de Boric de crear una mesa de trabajo liderada por la Secretaría de Comunicaciones que aborde estas materias será una empresa de largo aliento. Entre sus misiones deberá estar convencer a los chilenos de que se trata de leyes que irán en beneficio de la democracia en su conjunto y no es solo una “anacrónica tesis del PC”, como sostienen sus detractores. El anuncio de que se trabajará de la mano con tres universidades estatales –se habla de la Universidad de Chile, la Universidad de La Serena y la Universidad de La Frontera– tendrá que demostrar que es lo correcto y que no se está dejando fuera a actores relevantes que merecen cabida.

Chile necesita discutir su sistema de medios alejando fantasmas que ven arbitrariedades y derivas autoritarias en cada intento por democratizar las comunicaciones. Los artículos incluidos en el borrador de la nueva Constitución representan un avance considerable, por cuanto resulta evidente que defender la igualdad de derechos es insuficiente cuando la desigualdad material impide cualquier avance concreto.

El gobierno tiene en el trabajo de la Convención el mejor ejemplo de lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Si el objetivo es impedir la concentración y garantizar la existencia de medios independientes, diversos y pluralistas, entonces la forma en que se recorra ese camino será tan importante como llegar al destino final.
 

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