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Viernes, 18 de Julio de 2025
Teatro político

Roberto Poblete, sobre 'Primavera con una Esquina Rota': "La obra habla de todo aquello que no está resuelto"

Lissette Fossa

Este clásico del teatro político volvió a las tablas estos meses, para conmemorar los 50 años del golpe. El actor, junto a María Elena Duvauchelle, fueron parte del elenco original, el que supo del asesinato de José Manuel Parada, hijo del actor y compañero en la obra, Roberto Parada, en medio de una función. Poblete ahora interpreta el papel que realizó Parada.

Hasta octubre de este año y desde ya hace tres meses, en el contexto de la conmemoración de los 50 años del golpe de estado, Teatro Ictus y Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional han presentado en el Ictus Primavera con una Esquina Rota, escrita por el escritor uruguayo Mario Benedetti, en el frontis del Estadio Nacional.

La obra, que fue reestrenada hace tres meses por Ictus, se centra en una familia dividida por el exilio. Mientras Manuel está detenido en una cárcel en Uruguay, como preso político, sometido a torturas y soñando con volver a ver a su familia, su esposa, su mejor amigo, sus padres y su hija viven en México, entre la angustia de no saber de él y vivir sus vidas cotidianas en un país que no es el suyo. 

La obra fue presentada durante la década de los ochentas en Chile, en medio de la dictadura, y en ella actuaba Roberto Parada, padre de José Manuel Parada, una de las víctimas del “caso degollados”, ejercida por las fuerzas de inteligencia de la represión. El actor, en medio de una de sus presentaciones en 1985, se enteró de que habían encontrado a su hijo muerto, degollado, y aún así decidió seguir con su presentación, lo que conmovió a sus compañeros y también al público. Ficción y realidad se mezclaron de una manera trágica, en líneas que hablan de la tortura, la crueldad y el amor de una familia.

La versión 2023 de esta pieza teatral dirigida por Jesús Urqueta, cuenta con un elenco compuesto por Daniel Muñoz, Paula Sharim, Nicolás Zárate, Cameila Oliva y dos actores que fueron parte del equipo original de los ochentas, como son María Elena Duvauchelle y Roberto Poblete.

La versión 2023 de esta pieza teatral dirigida por Jesús Urqueta, cuenta con un elenco compuesto por Daniel Muñoz, Paula Sharim, Nicolás Zárate, Cameila Oliva y dos actores que fueron parte del equipo original de los ochentas, como son María Elena Duvauchelle y Roberto Poblete. Esta versión incluye, también, la historia de Parada, que se cruza con la historia original, a través de la lectura de un extracto del libro Autobiografía de mi Padre, de Damián Noguera, que narra el testimonio del actor Héctor Noguera, quien actuaba en la obra en 1985.

Interferencia entrevistó al actor Roberto Poblete, quien hace 38 años personificó en la obra a un gendarme uruguayo que custodiaba y torturaba a los presos políticos, y que hoy interpreta el papel que realizó Roberto Parada en su momento, del padre de Manuel, detenido por la dictadura uruguaya.  En esta entrevista habla de las emociones y los desafíos que surgieron al volver a participar de Primavera con una Esquina Rota y sobre cómo los jóvenes pueden ver con otra mirada este clásico del teatro político.

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María Elena Duvauchelle y Roberto Poblete.
María Elena Duvauchelle y Roberto Poblete.

-Usted, junto a María Elena Duvauchelle, participa por segunda vez de esta obra, con un papel distinto, ya que estuvo en los 80 actuando en la obra. Imagino que para usted, y para el elenco, significó un torbellino de emociones volver a actuar en una obra con una carga tan fuerte, ligada al caso Degollados.

-Re-montar este material, esta obra, para mí no fue fácil. De hecho, cuando me comentaron el proyecto, dije que no, que no me parecía, creía que era una obra muy potente y muchas cosas más, por suerte no me hicieron caso. Y el equipo que hay ahora lo hizo muy bien, muy a la altura del desafío que había en la obra en los años ochentas, que tenía otro marco, otro entorno. 

"Yo me enfrento todos los días que hacemos esta obra, y mientras la hagamos, con muchas emociones y todas dicen relación con lo que pasó, que está muy fresco para mí. Pero lo que más me conmociona es el presente que tiene la obra".

Y de hecho, mientras hacíamos esta obra en los ochentas nos pasaron muchas cosas, una de ellas fue lo que pasó con el actor de la obra, que hacía el papel que ahora hago yo, Roberto Parada y el asesinato de su hijo. Y ese hecho es traído al presente en esta obra por nuestro director, para que se termine de contextualizar el hábitat que había en ese minuto en el país.

Y tienes razón, yo me enfrento todos los días que hacemos esta obra, y mientras la hagamos, con muchas emociones y todas dicen relación con lo que pasó, que está muy fresco para mí. Pero lo que más me conmociona es el presente que tiene la obra y cómo se engancha la gente con ella hoy día en Chile.

En lo personal, tengo cero nostalgia por las cosas que he hecho, sin embargo, revisar el material que uno hizo y traerlo al presente es algo que emociona, porque te das cuenta que hay muchas cosas que aparecen allí que no se han resuelto. Tiene mucho sentido hacer teatro siempre y particularmente este tipo de teatro, para todas las generaciones, siempre hay algo que aprender.

- Cuando vi la obra, me pareció que el público se emocionaba en diferentes momentos, pero también depende del público, hay gente que se impacta más con el protagonista y otros que se emocionan más con la historia de la niña o con la misma historia de Roberto Parada, que se cuenta en la obra. ¿Pasa que la obra se va actualizando dependiendo un poco del público?

- Claro, se está actualizando permanentemente, en el sentido de que se trae un problema que está presente siempre. Hoy día el tema del exilio, de la gente que tiene que irse de un lugar a otro, es un tema que nos golpea a todos, pasa hoy día con el pueblo migrante, a pesar de que no se plantea así, en el fondo son una familia que está obligada a irse de su país. Nosotros mantenemos la historia original de esta familia uruguaya que tiene que irse a México, pero sigue teniendo esta conexión directa con todo lo que nos pasó y nos sigue pasando como país. Esta obra se actualiza siempre.

Este teatro, que es poético y político, nos muestra nuestras carencias y da mucha pena cuando pasa el tiempo y siguen manteniéndose estas carencias.

"Aunque llueva o truene vamos a hacer la función igual, nos enfrentemos todos a la experiencia de hacer, en este lugar, una obra que habla de todo aquello que no está resuelto". 

-Y pasa ahora que la obra se presenta en un momento en que el negacionismo y nuevos fascismos están en auge…

- Eso es lo más sorprendente. No se puede creer que en este momento haya tanta falta de humanidad en algunos comentarios, que dicen que hay que justificar el golpe de Estado. El golpe de Estado no se puede justificar por muchas razones, nunca se puede justificar que la democracia se combata por la fuerza de un ejército, que va contra su propio pueblo. Eso es terrible. Eso no puede ser tolerado nunca. La democracia hay que defenderla siempre, a todo evento.

Ahora uno puede ver que la prensa es abierta, libre, no hay detenidos por pensar distinto. Eso también pasó antes del golpe, había prensa, había un debido proceso judicial, estábamos muy lejos de una dictadura comunista de la que hablan algunos que tratan de justificar lo injustificable. 

Este negacionismo de ahora es muy artero, nace de la falta de información, de nuestra mala memoria frente a los hechos. Y nace de la falta de justicia, no ha habido la justicia adecuada, porque una cosa de la justicia no es sólo la reparación, sino el compromiso de que eso no va a volver a ocurrir, y eso está muy lejos de que pase ahora. Cuando las cosas se reconocen y se hace justicia, ahí podemos empezar a sanar. Y esta polarización, curiosamente, no la promueven las víctimas, al contrario, ellos promueven una manera de sanar, de mejorar.

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Roberto Parada, en la década de los ochentas, actuando en Primavera con una Esquina Rota.
Roberto Parada, en la década de los ochentas, actuando en Primavera con una Esquina Rota.

- ¿Cómo cree que va a ser representar la obra en un lugar como el Estadio Nacional, que fue uno de los primeros lugares usados como centro de detención tras el golpe de Estado? Tiene toda una carga, histórica y simbólica, ese lugar.

- Aunque llueva o truene vamos a hacer la función igual, nos enfrentemos todos a la experiencia de hacer, en este lugar, con toda la carga que tú acabas de describir, una obra que habla de todo aquello que no está resuelto. 

"Yo creo que los  jóvenes tienen todo el derecho a conocer esto de todas las formas posibles, de lo contrario, es una denegación de verdad de la historia y la justicia. Esto debiese formar parte de lo que tienen que aprender los jóvenes, para que se formen su propia opinión".

Este ejercicio de memoria, que nos propone el director de la obra, de volver a poner en escena uno de los tantos problemas que genera un golpe de Estado, como es el exilio, y volver a re-contar lo que nos pasó mientras estábamos haciendo la obra, tiene una potencia tremenda. Nos parece maravilloso que existan estas instancias, que podamos en una fecha tan simbólica presentarla. 

- ¿Cómo cree que pueden conectar con esta obra las nuevas generaciones, las personas más jóvenes, que quizás pueden ver como un tema lejano el exilio?

-Creo que hay gran sensibilidad de los jóvenes de hoy que se relaciona con el cuidado, el autocuidado, con la preocupación por estar bien, por hacer una vida buena. Yo creo que cada vez más los jóvenes reconocen ese derecho. Y cuando nosotros en la obra mostramos un espacio donde todo eso fue negado, cuando ese bienestar se cuestionó, a un joven le puede hacer sentido eso. Puede ser una nueva manera de que le cuenten lo que pasó, porque el teatro tiene esa ventaja, es otra manera de vivir la historia del país. Argumentando de otras maneras, igual vamos a llegar a su sensibilidad. 

Yo creo que los jóvenes tienen todo el derecho a conocer esto de todas las formas posibles, de lo contrario, es una denegación de verdad de la historia y la justicia. Esto debiese formar parte de lo que tienen que aprender los jóvenes, para que se formen su propia opinión, aunque sea para rechazar la visión que se plantea desde el escenario. A mi me gusta eso, es un ejercicio democrático, ver ese lado ínfimo, pequeño, cómo fueron afectadas las personas en su humanidad, en su familia. Y para la gente joven, eso no es un hecho baladí. 



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