Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Viernes, 18 de Julio de 2025
Se lanza a 50 años del golpe

Soledad Fariña, poeta, sobre su próximo libro: “Durante la Unidad Popular teníamos una vida con una meta y eso hay que contarlo”

Lissette Fossa

_dsc2030.jpg

Soledad Fariña, con el Premio Plagio a la Creatividad Artística 2023. Foto: Fundación Plagio.
Soledad Fariña, con el Premio Plagio a la Creatividad Artística 2023. Foto: Fundación Plagio.

Con 80 años, la escritora y reciente ganadora del premio a la Creatividad Artística de Fundación Plagio está ad portas de lanzar un nuevo libro que mezcla poesía, ensayo y testimonios de la vida durante la Unidad Popular y el golpe de Estado. El protagonista de la obra es el mismo Salvador Allende, quien se encuentra con diversos personajes después de la muerte.

La poeta Soledad Fariña dice que recuerda “como si hubiese sido ayer” los días de la Unidad Popular y el día del golpe de Estado, ese 11 de septiembre de 1973. Tenía 30 años y vivía a unos metros de la residencia del presidente Salvador Allende, en Tomás Moro, en un pasaje donde, según cuenta, “vivían familias jóvenes, con niños y guaguas”. Ella, junto a sus vecinos, salieron a mirar lo que pasaba en su barrio, cuando comenzaron a bombardear y saquear la casa del presidente. Unos militares se les acercaron y les gritaron insultos, ordenándoles entrar a sus casas. “Hasta aquí no más llegamos”, recuerda Fariña que le dijo a su marido, pensando que morirían allí mismo, en su hogar.

Después, vino el exilio en Suecia y la vuelta a Chile, aún bajo la dictadura. Poco a poco se fue acercando a esa generación de escritores que resistían, con su poesía y sus reflexiones, a la violenta dictadura de Augusto Pinochet: Elvira Hernández, Raúl Zurita, Juan Luis Martínez, Diamela Eltit, entre otros, estaban en su círculo. Fue así como a los 42 años Fariña sacó su primer libro de poesía en 1985, Mi Primer Libro, cargado de simbolismos sobre el feminismo, el cuerpo, pero también la represión que se estaba viviendo. Después vendrían decenas de libros de poesía y también algunos de ensayos, y una vida dedicada a la enseñanza en talleres literarios y a estudiantes universitarios.

La semana pasada, a sus 80 años, esta trayectoria fue reconocida por la fundación Plagio, quienes le entregaron a Soledad Fariña el premio Plagio a la Creatividad Artística, que se entrega por primera vez este 2023. En su discurso de agradecimiento, la poeta volvió a rememorar los días de la Unidad Popular y el horror de la dictadura, temas centrales de su próximo libro, que será lanzado este mes, justo cuando se cumplen 50 años del golpe de Estado.

“En el libro, Allende es un personaje que muere y no sabe dónde está, se da cuenta que está muerto, y empieza a ver y conversar con gente que está en ese mismo lugar. Y se encuentra con Juan Rulfo, el escritor. Hay una analogía de ese lugar con personas que ya han muerto y Comala".

“En el libro, Allende es un personaje que muere y no sabe dónde está, se da cuenta que está muerto, y empieza a ver y conversar con gente que está en ese mismo lugar. Y se encuentra con Juan Rulfo, el escritor. Hay una analogía de ese lugar con personas que ya han muerto y Comala. Pero la inserción que hice,- que mucha gente me pregunta por qué lo hice-, es de testimonios del golpe en La Legua, que fue el único lugar donde hubo enfrentamientos con los militares el día del golpe”, cuenta la escritora en esta entrevista con Interferencia, sobre este libro que es una mezcla de varios géneros y que será lanzado por la editorial de la Universidad de Santiago.

“¿Por qué hice este libro? Es por el dolor. El intenso dolor. El dolor de haber perdido a hijos en la tortura, a hijos desaparecidos. El dolor de perder, en general, y de estar derrotados. Y que haya cientos de personas que los maten sin poder defenderse”, reflexiona en esta conversación.

-¿Me puede hablar de este libro que está haciendo hace tiempo? Que tiene que ver con la Unidad Popular y la dictadura ¿Con qué se va a encontrar el lector en ese libro?

-Es un libro que estoy escribiendo desde el 2006, porque es un libro difícil, no es fácil para mí, que viví esa época intensamente. Y había que hacer investigación también. Yo soy poeta, no es un libro que explique cosas. Es un homenaje a Allende y a la gente que trabajó por el proyecto de la Unidad Popular, que pusieron toda su vida, su fuerza, todo en un proyecto que nos parecía muy justo.

Primero pensé hacerlo con una voz femenina, mi voz, que estuve también dentro de ese movimiento político desde los años sesentas, un movimiento que no sólo existió en Chile, sino en el mundo. Sobre todo, intentábamos la justicia. Porque hay personas aquí que viven muy bien y otras que viven muy mal, todavía. En esa época Chile era muy pobre y eso había que cambiarlo. Pero, la verdad es que es muy difícil cuando el poder está establecido desde siempre. Desde siempre hay una clase muy poderosa, a veces vemos las caras y quienes están ahí, pero no siempre es así, generalmente están ocultos. 

Yo no soy líder, viví esa experiencia como trabajadora, trabajé desde los 19 años en Endesa, primero como secretaria y luego estudié en la Universidad de Chile la carrera de Ciencias Políticas y Administrativas, porque tenía un horario de tarde y salía de la oficina y me iba a la universidad. Después seguí en Endesa en el departamento de personal. Al final trabajé casi once años ahí, hasta el golpe.

"Para mí la Unidad Popular fue el acontecimiento más grande que he tenido en mi vida, que saliera la izquierda en las elecciones y trabajar en ese proyecto. Tú veías la realidad, yo estaba muy enterada de todo lo que pasaba y yo veía que la política era más abierta, había confabulaciones y todo eso, pero como militantes hablábamos todo".

-¿Le tocó lidiar con sindicatos en ese puesto de trabajo?

-Pero no lidiar, al revés, trabajar con ellos. Eran muchos sindicatos, ya que en ese tiempo se estaba construyendo el sistema interconectado de electricidad, en todo Chile. En el departamento de construcción había gran cantidad de obreros. Yo entré a militar en el Partido Socialista con la gente que trabajaba ahí en el edificio central y tenía mucho contacto con representantes de los sindicatos de todo Chile. Y además estudiaba. Así que tenía dos acciones, digamos, una como trabajadora y otra como estudiante.

-¿Y cómo fue hacer este libro? ¿Le pasó que al acercarse al pasado se vio como otra persona, que ha cambiado mucho?

-No, a mí no me pasa eso. Para mí la Unidad Popular fue el acontecimiento más grande que he tenido en mi vida, que saliera la izquierda en las elecciones y trabajar en ese proyecto. Tú veías la realidad, yo estaba muy enterada de todo lo que pasaba y yo veía que la política era más abierta, había confabulaciones y todo eso, pero como militantes hablábamos todo, te enterabas de todo, sabíamos que era posible que viniera el golpe, pero nosotros confiábamos mucho en las características de esta transformación y cómo se estaban haciendo las cosas.

Yo creo que la derecha estaba muy asustada porque creía que la izquierda y la extrema izquierda tenían un arsenal y eso no era verdad, para nada. Incluso, el día 29 de junio de 1973 fue el tanquetazo, mucha gente ese día no llegó a Endesa y un compañero del partido me comentó ese día: “compañera, aquí nos quedamos todos en el edificio, a defender la empresa”. Y yo nunca había disparado ni una pistola de agua, no tenía idea de nada y nadie de los que estaba ahí tampoco. Estaba perpleja. Imagínate si hubiese sido el golpe ese día, nos matan. 

Volviendo al libro, el libro tiene una mirada poética, porque yo soy poeta, pero no es poesía, tiene poesía, testimonios, tiene partes de discursos, y mucha imaginación, porque en el libro Allende es un personaje que muere y no sabe dónde está, se da cuenta que está muerto, y empieza a ver y conversar con gente que está en ese mismo lugar. Y se encuentra con Juan Rulfo, el escritor. Hay una analogía de ese lugar con personas que ya han muerto y Comala. Pero la inserción que hice,- que mucha gente me pregunta por qué lo hice-, es de testimonios del golpe en La Legua, que fue el único lugar donde hubo enfrentamientos con los militares el día del golpe. Ahí te das cuenta que no había armas. Hay cosas que reescribí, pero eso lo quise poner tal cual de las entrevistas y testimonios del libro El Golpe en La Legua, de Mario Garcés y Sebastián Leiva. Mi idea es que hablaran ahí las personas que pasaron por eso y que muchos estaban en el Cordón Industrial Santa Rosa. Algunos obreros arrancaron del cordón industrial a la población La Legua y ahí se encontraron con mucho apoyo de los pobladores, por eso después mataron allí a tantos pobladores. Eso está en el libro, yo quise poner la voz de ellos, de los pobladores. 

Mi libro es un libro extraño, porque tiene todos los géneros. Y para mí era muy importante la ética, lo que se desvirtuó con el golpe, los crímenes horrorosos que vinieron con la dictadura y es fuerte en ese sentido, hay testimonios de sobrevivientes, de familiares de detenidos desaparecidos, torturados, fusilados. 

También tomé párrafos de los discursos de Allende y otras partes están ficcionados, sobre todo lo que él pensaba y quería. 

Y desde el punto de vista ético, tomé partes del libro de Primo Levi, Si esto es un hombre. Él lo escribió al salir de Auschwitz, porque él tenía la necesidad, urgente, de contar esa experiencia.

"Y cuando aparece Allende que quiere llegar al socialismo por la vía democrática, muchas personas le decían que eso no se podía y Allende insistía que sí se podía. Y por eso nosotros estábamos tan contentos, era participar en un gran cambio".

-¿Y por qué tomó partes del libro de Primo Levi?

-Es que para mí la Unidad Popular, el golpe, el exilio, fue una cosa tremenda, y hay que contarlo. 

La generación que viene después de mí, si no tenían familiares de izquierda, o que habían sido detenidos, no sabían lo que estaba pasando, porque la prensa distorsionaba todo. La CÍA y Estados Unidos pasaron una cantidad de plata antes y después del golpe, a El Mercurio también. Y eso se sabía. 

Hace unos días veía en la televisión a Genaro Arriagada y a un historiador, echándole la culpa a la UP del golpe, como si fuera todo interno, pero Estados Unidos estaba metido hasta las masas y ellos no lo reconocen. Si yo, que era una trabajadora, sabía, ¿Cómo no va a saber él? Esas cosas no las dicen. Y como tienen los medios de comunicación, la gente se cree todo eso. Pero Estados Unidos estaba pasando plata para financiar el paro de los camioneros, financiados por la CIA. 

-Usted ha hecho muchos talleres literarios, ha hecho clases en universidades y tiene mucho contacto con los jóvenes ahí. ¿Tiene esperanza en las generaciones nuevas para hacer cambios políticos? ¿Ve que hay más conciencia sobre estos temas?

-No…

Ahora estoy haciendo talleres, pero a más adultos. Yo he visto gente, y jóvenes movilizados y ahí quiero emplear la palabra justicia, movilizados por la justicia, por la equidad como le dicen ahora. 

El estallido social tuvo una fuerza impresionante, pero después vino la pandemia y todo quedó en nada. La gente sí que estaba movilizada hasta el estallido social. Pero la pandemia fue el terror, imperó la idea “salvémonos de morir” y se llevó todo el trabajo en los barrios. Claro que da lata el afán de destruir de algunos sectores, pero hay que pensar que cuando llegó la dictadura dejó completamente aislada a la gente pobre, a lo que nosotros llamábamos el pueblo. Es cosa de ver cómo echaron a la gente de la Villa San Luis.

La dictadura y la derecha hicieron todo lo contrario a lo que queríamos en la Unidad Popular, y los dejó sin educación y sin salud. Pero dejarlos sin educación, fue lo peor de lo peor. Y así tenemos muchas generaciones de gente que nunca ha tenido esperanza. Se dejó botada a la gente. Destruyeron al pueblo, mira lo que hicieron con los colegios, todo es ganar plata y se habla del desarrollo, pero ¿para qué sirve el desarrollo si la gente vive mal?

Nací en 1943. Me tocó vivir mucho del siglo XX, un siglo revolucionario. Y después nos tocó vivir los años sesentas, cuando en el mundo occidental se peleaba por los cambios. En Estados Unidos por los derechos civiles de los negros, por Vietnam, las feministas, Mayo del 68 en Francia. Y acá vino la Revolución Cubana, que sufrió los primeros embates del capitalismo y tomó la opción por Rusia. Y la idea que rondaba era: ¿Por qué eso no se podía repetir en el resto del continente? 

Y cuando aparece Allende que quiere llegar al socialismo por la vía democrática, muchas personas le decían que eso no se podía y Allende insistía que sí se podía. Y por eso nosotros estábamos tan contentos, era participar en un gran cambio.

"De hecho, ¿Por qué hice este libro? Y sabes que es por lo que me preguntas, es por el dolor. El intenso dolor. El dolor de haber perdido a hijos en la tortura, a hijos desaparecidos. El dolor de perder, en general, y de estar derrotados. Y que haya cientos de personas que los maten sin poder defenderse".

-Quizás es obvio esto, pero debe ser una tristeza que dura años lo del golpe de Estado. ¿Cómo se supera esa muerte de la esperanza?

-No, no lo superas nunca, nunca…

De hecho, ¿por qué hice este libro? Y sabes que es por lo que me preguntas, es por el dolor. El intenso dolor. El dolor de haber perdido a hijos en la tortura, a hijos desaparecidos. El dolor de perder, en general, y de estar derrotados. Y que haya cientos de personas que los maten sin poder defenderse. No había ni troncos para defenderse, los chilenos no somos así. 

La derecha se ríe de esto. Ahora más que antes, antes tenían una pequeña decencia. 

Yo todavía pienso lo mismo que pensaba en los setentas, pero sabemos que ese proyecto ahora sería imposible, ahora que la gente está encandilada con el consumismo y no tiene acceso a la cultura. En esos años leías los libros de Quimantú, baratísimos, y libros buenos. Pero ahora el sistema ha hecho que la gente no piense. La gente prefiere la inmediatez de Tik Tok y esas cosas y no pensar.

Por eso yo he hecho tantos talleres, porque la creatividad te hace pensar, irradia otra cosa.

Yo sigo creyendo que el mayor trabajo y desafío es educar. Pero para eso hay que formar a los profesores y no darle esa carga horrorosa de trabajo, no tienen tiempo de hacer su vida, llegan cansados a la casa. ¿En qué minuto van a leer? ¿Y si ellos no tienen esa pasión, como la van a traspasar? La realidad de las escuelas es muy dura, lo tienen muy difícil. Los profesores igual tienen ganas de superar esas barreras, y ahí está la lucha, pero pucha que es mezquina la sociedad con los profesores. Antes no era así, los profesores podían acceder a la cultura, conciertos, obras de teatro. Ahora no tienen tiempo, a lo mejor tienen auto pero no tienen tiempo para cultivarse. Para mí eso es importante, devolverles el espíritu. Y devolverle el espíritu a la gente.

¿Y qué es el espíritu? Es no contentarse solamente con las cosas materiales.

Entonces, no he cambiado mi manera de pensar. Y si le preguntas a las personas que militaron, que vivieron eso, te dicen que fueron felices en la Unidad Popular. Yo, durante la UP tuve dos hijos, trabajaba, militaba y tenía casa. Estaba ocupada, pero tenía una vida con una meta. 



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario