A fines de los 80 y comienzos de los 90, la popular serie Alf dio la vuelta al mundo. En ella un ser extraterrestre oriundo de Melmac convivía con una tradicional familia de clase media. Cada vez que un vecino se asomaba por la casa, sin embargo, Alf debía esconderse en la cocina para no espantar a nadie. La existencia de este alienígena peludo de apenas cuatro dientes no debía salir a la luz pública, por lo que este se convirtió en el escondite perfecto.
Con otras palabras y obviando esta analogía, de ello trata una columna firmada hace pocos días por Carlos Correa en La Tercera. A su juicio, un buen número de políticos de Chile Vamos “han optado por el silencio por el riesgo de que el plebiscito de salida se convierta en una contienda ideológica y han preferido ocupar caballos de Troya como los movimientos ciudadanos que critican la Convención”. En otras palabras, han optado por la estrategia de Alf y se están escondiendo entre el horno y el lavaplatos para no espantar a los votantes.
Una fallida marcha organizada por Ciudadanos por el Rechazo, que reunió a menos de 100 personas y que debió suspender el acto final por falta de gente, recibió una desproporcionada cobertura a tres columnas en la edición dominical de El Mercurio. ¿El lema de la marcha? “Por tus ahorros, tu propiedad, tu familia, tu patria”.
La tesis de Correa se vio confirmada con el correr de los días. Un reportaje de Ex-Ante explicó que Chile Vamos optó por guardar silencio hasta el 4 de septiembre bajo la excusa de que –como señaló el presidente de la UDI Javier Macaya– “el protagonismo de esta etapa es de la sociedad civil”. La Segunda, por su parte, agregó que todo el espacio de la franja televisiva será cedido a la “ciudadanía organizada”.
Pocos días antes, una fallida marcha organizada por Ciudadanos por el Rechazo, que reunió a menos de 100 personas y que debió suspender el acto final por falta de gente, recibió una desproporcionada cobertura a tres columnas en la edición dominical de El Mercurio. ¿El lema de la marcha? “Por tus ahorros, tu propiedad, tu familia, tu patria”.
La estrategia parece ser una idea brillante. Para qué exponer a un puñado de políticos con escasa credibilidad y adhesión cuando el trabajo lo pueden hacer otros y de manera más efectiva. La pregunta que surge, sin embargo, es ¿cuánta complicidad de los medios se necesita para que una idea como esta surja efecto? ¿Estará la prensa dispuesta a darles tribuna únicamente agrupaciones de padres y apoderados, empresarios, pymes y grupos evangélicos, entre otros, obviando el rol que les corresponde a políticos electos de –justamente– hacer política? Dicho de otro modo, ¿se prestarán para su juego?
Todo indica que sí. De hecho, es lo que hemos venido leyendo en diarios y viendo en televisión desde que en julio de 2021 comenzó a trabajar la Convención Constitucional. Si hasta antes del plebiscito del Apruebo y posterior elección de convencionales la mayoría de los grupos “independientes” eran constantemente bloqueados del debate público, con la fuerte arremetida de agrupaciones conservadoras y más cercanas a la derecha este muro infranqueable parece haber sido derribado. Y no es que los apacibles padres y apoderados o los sexagenarios Amarillos por Chile hayan botado la puerta a patadas, sino que fue la prensa la que amablemente los invitó a pasar para explayarse en sus páginas y programas de entrevistas.
La estrategia parece ser una idea brillante. Para qué exponer a un puñado de políticos con escasa credibilidad y adhesión cuando el trabajo lo pueden hacer otros y de manera más efectiva. La pregunta que surge, sin embargo, es ¿cuánta complicidad de los medios se necesita para que una idea como esta surja efecto?
Apuntalados por los mismos políticos que hoy se escabullen en la cocina, la “ciudadanía organizada” de la que hablan la UDI y RN se ha puesto a trabajar en favor del Rechazo a la nueva Constitución. Y lo han hecho –vaya sorpresa– con enormes espaldas financieras de desconocido origen y el beneplácito de la prensa más tradicional. Agrupaciones independientes y ciudadanas de corte más progresista, sin embargo, no recibieron el mismo trato meses atrás cuando compitieron por escaños en la Convención. Un estudio firmado por Claudio Fuentes y publicado por Ciper en mayo de 2021 mostró cómo en su momento los integrantes de la hoy extinta Lista del Pueblo ocuparon apenas el 4% de los paneles de televisión, seis veces menos que los candidatos de los partidos de Unidad Constituyente. La diferencia con los candidatos de Chile Vamos fue aún más grosera: 16 invitaciones a la TV versus 133 para los políticos de derecha.
¿Por qué la ciudadanía tiene cabida hoy y no hace un año? ¿Por qué los movimientos de independientes con genuino arraigo popular fueron marginados del debate en medios mientras que otros que apenas cuentan con redes sociales hoy llenan portadas y son invitados a los paneles de conversación?
A mediados de marzo fue Amarillos por Chile, liderados por Cristián Warnken, quienes irrumpieron con inusitado ímpetu en los medios. Eran pocos, representaban a un grupo homogéneo proveniente en su mayoría de las mismas tres comunas, pero eso no importó y fueron presentados como depositarios de una sabiduría y popularidad únicas. Lo mismo ocurrió con quienes defienden “el derecho preferente de los padres” para elegir el colegio de sus hijos, los defensores de las isapres, los movimientos de defensa de las “tradiciones chilenas” y los hacendados de La Araucanía, entre muchos otros.
Otros sectores que históricamente ya recibían enorme cobertura en los principales medios –como el gran empresariado– han aprovechado estas generosas vitrinas para redirigir sus dardos hacia la Convención. Así, ha sido posible leer una seguidilla de cartas a los accionistas de empresas como Colbún, Carozzi, Grupo Security, CCU, BCI, Quiñenco y Copec en las que muestran su alarma por las normas aprobadas por el pleno constituyente.
¿Quiénes financian a los supuestos grupos ciudadanos que invierten millones en redes para difundir noticias falsas que favorecen al Rechazo? ¿Habrá espacio en la prensa tradicional para investigarlos o no lo harán por temor a que los financistas sean los mismos partidos, empresarios y grupos de interés que se mueven en una red de interminables tentáculos?
Los políticos tradicionales de derecha se esconden en la cocina para no espantar al electorado y la prensa tradicional está respondiendo tal como solía hacerlo el propio Alf: “No hay problema”.
Comentarios
Hola
Nadie se atreve a denunciar a
Los Amarillos por Chile son
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