En la mitología griega la Diosa Némesis representa la venganza; es la encargada de restablecer el equilibrio castigando a los desmesurados que abusan de su bienestar o se exceden en su soberbia y orgullo. Este mito suele apoderarse de la política después de las elecciones, para ajustar cuentas y cobrar los errores de los derrotados.
Es muy predecible a quién castigará Némesis este domingo. Si gana el apruebo se culpará al triunfalismo de las encuestas, que favorecieron por amplia ventaja al rechazo, y si se impone este último, los acusados serán los convencionales, por sus supuestos “excesos refundacionales” , como han motejado los cliché de la política tradicional.
Así planteado, cualquiera sea el resultado, las elites zafarán de la venganza de Némesis, gracias a la astucia de haber convertido a los independientes y a los pueblos originarios en verdaderos escudos humanos, para defenderse de su incapacidad de recuperar el vínculo con la ciudadanía.
Las peores trifulcas de la Convención palidecen al lado de un Congreso con corruptos condenados por la justicia, golpeadores, misóginos y narcisos dispuestos a cualquier cosa por un matinal.
La innovación electoral que habilitó listas de independientes para la Convención Constitucional fue una idea del establishment para sortear su propio descrédito y brindarle legitimidad al proceso constituyente. Después de la severa impugnación del estallido social, sabían que los partidos políticos no podrían sostener por si solos el poder constituyente. Es bastante acomodaticia la crítica al mecanismo, aunque efectivamente permitió experimentos desafortunados como la lista del pueblo o la instalación de algunos escaños reservados con escasa votación. Pero ¿sabemos acaso qué habría pasado en el seno de la Convención si sólo hubieran llegado los partidos políticos? ¿tendría mayor legitimidad?
Lo único que sí sabemos es que la convención cerró su tarea con 24% de confianza en las encuesta, mientras los poderes constituidos llevan años bajo el 10% de aprobación. Por lo demás, las peores trifulcas de la Convención palidecen al lado de un Congreso con corruptos condenados por la justicia, golpeadores, misóginos y narcisos dispuestos a cualquier cosa por un matinal.
También sabemos que los vilipendiados independientes siguen siendo parapeto de la clase política, especialmente de la derecha, que permaneció escondida durante la campaña, detrás de la “casa ciudadana del rechazo” y bajo las faldas de los “amarillos por Chile”.
A pesar de todas las dificultades, la Convención Constitucional terminó su tarea en tiempo y forma, superando el exigente quorum de 2/3.
El proceso constituyente establecido en 2019-con plebiscito de entrada, elección de convencionales, quorum de 2/3 y plebiscito de salida- es el más exigente que se haya visto en el mundo desde 1990.
Por cierto que ningún demócrata celebraría la exclusión de un sector político relevante en Chile, pero la derecha no quedó aislada por el sectarismo de los demás convencionales, sino por simple aritmética: los partidos políticos unidos, desde Teresa Marinovic hasta Marcos Barraza, no daban votos suficientes para llegar a los 2/3. La única posibilidad de cumplir el mandato constitucional era buscando alianzas con independientes y representantes de los pueblos originarios. ¿Quién diseñó esas reglas? La política profesional ¿Quién le dio a la derecha una representación irrelevante? Su propia incapacidad de ganarse el aprecio de la soberanía popular.
El proceso constituyente establecido en 2019-con plebiscito de entrada, elección de convencionales, quorum de 2/3 y plebiscito de salida- es el más exigente que se haya visto en el mundo desde 1990. En las últimas tres décadas se registran 12 cambios constitucionales con textos redactados por una asamblea o convención constitucional elegida en un cien por ciento para el efecto. Solo dos convocaron a plebiscito de salida: Ecuador en 2008 aprobó con 63% su carta magna y Bolivia en 2009 lo hizo con 61%. Cabe apuntar que la institucionalidad electoral de Chile es más transparente y sólida que en esos dos países.
El texto resultante ha sido alabado por intelectuales y observadores independientes de la academia en todo el mundo. Ni siquiera la Convención de Venecia, convocada por los incumbentes del Senado formuló críticas. Las clasificadoras de riesgo han sido más reticentes, pero cautas. Y si las ambigüedades y errores propios de un texto constitucional se prestaran para arbitrariedades reales, está garantizada la implementación más moderada posible, mediante un centenar de leyes de implementación o reformas que quedaron encargadas al Congreso. La composición política del poder legislativo que debería poner en marcha la nueva institucionalidad es la más conservadora que haya existido desde la recuperación de la democracia, descontando a los senadores designados.
La composición política del poder legislativo que debería poner en marcha la nueva institucionalidad es la más conservadora que haya existido desde la recuperación de la democracia, descontando a los senadores designados.
Aún así, se ha abusado de las más descabelladas interpretaciones del texto para atemorizar a los electores, mientras los partidos de gobierno desperdiciaron las dos primeras semanas de campaña buscando un acuerdo de reformas que, más allá de sus méritos, resultó confuso para el electorado y alimentó al Rechazo con argumentos para validar la idea de un texto “mal hecho”.
La diosa Némesis que nos visitará la noche del domingo no solo representa la venganza. En la tradición de la antigua Grecia también es la encargada del equilibrio. Sus castigos pretenden dejar claro a los mortales que, a diferencia de los dioses, no pueden ni deben alterar el orden universal. Ya veremos este domingo si las urnas alteran o restablecen ese equilibrio.
Comentarios
Soy poblador de Pedro Aguirre
Yo tengo (apenas) 57 años,
Leer a Yasna inspira a
El desprestigio de la Clase
Muy buena las columnas de
Excelente columna Yasna, mis
Tengo 61 años, tengo trabajo
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