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Sábado, 2 de Agosto de 2025
Cantante alemán

Rammstein llena conciertos en Europa mientras su vocalista acumula denuncias de abuso sexual y violencia

Lissette Fossa

Til Lindemann está envuelto en la polémica y en el centro de una investigación judicial en Berlin, luego de que decenas de mujeres lo acusaran de abusar sexualmente de ellas, muchas de ellas habiendo perdido la conciencia. En tanto, el proceso policial, las protestas y las miles de firmas de mujeres para cancelar sus conciertos no han afectado a su fanaticada, que sigue llenado estadios.

Como una bola de nieve crecieron las denuncias de agresiones y abusos sexuales contra mujeres acusando al vocalista de la banda alemana Rammstein, Til Lindemann, de 60 años, en lo que la prensa germana ha catalogado como un verdadero me too en el rock de ese país. Pero, mientras crece el número de denunciantes -que coinciden en el método de “reclutamiento” de mujeres y en cómo terminaban drogadas y alcoholizadas para luego ser llevadas a la habitación del cantante-, la venta de entradas a sus conciertos se mantiene intacta, llenando estadios en todo Europa. Además, cientos de fanáticos, en su mayoría hombres, han comenzado a agredir y amenazar a quienes han protestado en contra de la banda.

El fenómeno, en aumento en las acusaciones de agresiones, abusos y posibles violaciones, ha generado que la banda y su vocalista, una de las voces más icónicas del rock europeo, haya buscado incluso acallar a los medios a través de demandas, que incluyeron al prestigioso medio Der Spiegel, el que tuvo que editar y eliminar partes de varios de los reportajes que dan cuenta de las denuncias en su contra.

La libertad se queda en sus presentaciones, porque presentó demandas contra los medios Der Spiegel, Süddeutsche Zeitung y NDR (los dos últimos publicaron una investigación conjunta sobre las acusaciones de abusos), quienes tuvieron que editar sus artículos originales.

Una acción legal que hace unos años podría haber parecido una ironía y hasta una broma, considerando que Lindemann ha sido siempre un personaje controversial y defensor de la libertad de expresión, con canciones caracterizadas por la parodia, letras agresivas y shows que juegan con lo vulgar y lo “políticamente incorrecto”. Un ejemplo de ello es que en su última gira incluye performances como intentar cocinar a uno de los integrantes, ironizando sobre el canibalismo, y también al utilizar una especie de pene metálico gigante desde donde tira espuma al público.

Aparentemente la libertad se queda en sus presentaciones, ya que presentó demandas contra los medios Der Spiegel, Süddeutsche Zeitung y NDR (los dos últimos publicaron una investigación conjunta sobre las acusaciones de abusos), quienes tuvieron que editar sus artículos originales después de las acciones judiciales del artista.

Las acusaciones de abusos en contra de Lindemann comenzaron a fines de mayo, cuando la influencer irlandesa y fan del grupo, Shelby Lynn, denunció en su Twitter haber asistido a uno de los conciertos y haber sido “seleccionada” para lo que la banda denominaba “la fila cero” (row zero), es decir, la primera fila y la más cercana al escenario. De allí, el vocalista luego elegía a algunas de las asistentes, todas jóvenes, para participar en las fiestas post conciertos que organizaba con su equipo, en donde se habrían ejecutado los abusos. Lynn afirma haber estado en esa fiesta y haber sido invitada a una habitación en donde el vocalista le habría insistido en tener relaciones sexuales, a lo que ella se habría negado. Afirma que sospecha haber recibido algún tipo de droga, ya que en un momento quedó inconsciente, y que posteriormente despertó con moretones y marcas en su cuerpo.

Tras esta denuncia, se han conocido decenas de casos, mientras que se abrió una investigación en Lituania que se cerró sin procesar al artista y otra en Berlín, que continúa. En tanto, la banda salió a negar las acusaciones, mientras que Lindemann abogó por la estrategia legal en contra de la primera denunciante, sin éxito, empleándola también contra los medios que investigaron el caso. 

El reportaje más detallado al respecto es el que publicó el Der Spiegel titulado ‘Sexo, poder, alcohol: lo que informan las jóvenes del row zero, donde el medio tuvo acceso a 12 testimonios similares, que daban cuenta de un modus operandi para seleccionar a sus víctimas y luego presionarlas a tener relaciones con él, en situaciones confusas que ponen en duda algún tipo de consentimimento por parte de las mujeres. El medio es claro en señalar que aunque desde los inicios del rock han existido groupies, que buscan acercarse a sus artistas y hasta intimar con ellos o ellas, pero los relatos de las jóvenes de la “fila cero” se caracterizan por la pérdida de memoria y de consciencia, la agresividad de Lindemann y el abuso mientras dormían o en estados de semi consciencia. 

“En la habitación del hotel, cuenta Zoe, en algún momento se sobresaltó porque vio grandes manchas de sangre en las sábanas. Ella estaba sangrando. Tanto es así que se sentó sobre una toalla. Lindemann dijo que definitivamente era su período. Sin embargo, debido a una enfermedad, rara vez le viene la regla, dice", informó el medio alemán.

“Volvieron a tener sexo, y Zoe dijo que algo andaba mal. Lindemann respondió que ya casi había terminado. Y continuó. En algún momento llegó su amiga, Lindemann le preguntó a Zoe si él también podía tener sexo con ella”, consigna Der Spiegel en uno de los casos donde se cambió el nombre de la víctima para proteger su identidad.

“En la habitación del hotel, cuenta Zoe, en algún momento se sobresaltó porque vio grandes manchas de sangre en las sábanas. Ella estaba sangrando. Tanto es así que se sentó sobre una toalla. Lindemann dijo que definitivamente era su período. Sin embargo, debido a una enfermedad, rara vez le viene la regla, dice. Este sangrado habría continuado durante varios días”, agrega el reportaje.

La mayoría de los testimonios coinciden en indicar a Alena Makeeva, una de las productoras del grupo, como la encargada del casting para la fila cero. Esta productora buscaba un perfil de jóvenes “góticas” y atractivas, al parecer del gusto del vocalista de la banda. Los jóvenes señalan que ella las seleccionaba y las incitaba a vestir con ropa apretada, cuero, y prendas cortas. Luego, Makeeva las llevaba a las fiestas privadas y, a algunas de ellas las dirigía a la habitación de Lindemann. Según los testimonios, Makeeva habría trabajado hasta el 2019 con el artista estadounidense Marilyn Manson, quien también fue demandado y procesado por abusos sexuales y violencia en contra de mujeres, incluyendo a su ex pareja Evan Rachel Wood.

Tras la publicación del reportaje de Der Spiegel, a inicios de junio, Makeeva fue despedida de la gira de la banda y se eliminó la fila cero y la selección de jóvenes para los conciertos de Rammstein. En tanto, Universal Music, el sello del grupo, pausó la promoción del último disco de Rammstein y la editorial que publicó libros de poemas de Til Lindemann congeló su contrato con el artista.

Der Spiegel, en el mismo reportaje, da cuenta de estos poemas, con una fuerte fijación en el sexo y en la violencia en contra de mujeres, que incluían poemas donde fantaseaba con drogar y violar a mujeres. “Hubo una discusión acalorada en ese momento. El rohipnol es un narcótico. ¿Se le permite hacer eso? ¿Las fantasías de violación están cubiertas por la libertad artística?”, plantea el medio.

En Viena, a fines de julio se desarrolló uno de sus conciertos, donde decenas de mujeres asistieron a protestar afuera del estadio. La manifestación pacífica en contra del artista generó que asistentes al concierto se acercaran a las manifestantes para gritarles, ridiculizarlas y hasta sacarse la ropa frente a ellas.

En tanto, su gira en Europa continúa. El mismo medio alemán e incluso La Vanguardia en España dan cuenta de un público entusiasmado por el espectáculo y que roza la misoginia, mientras que crecen las protestas afuera de sus conciertos. Espectadores que defienden al artista o solamente ignoran las acusaciones, conviven y a veces se enfrentan con las manifestantes que han logrado hasta 17 mil firmas para intentar bajar los recitales, sin éxito.

“A eso de la mitad del show, se hace un pequeño descanso y en las pantallas gigantes del escenario, empiezan a proyectar imágenes en directo del público en busca de mujeres que enseñen los pechos frente a las cincuenta mil personas que revientan el Metropolitano, que corean y cacarean cuando alguna lo hace. Entre esto y la mirada nada más que de soslayo a lo de los abusos, empiezo a sentirme en otro siglo”, escribió Israel Merino para La Vanguardia hace unas semanas, sobre el concierto que el grupo dio en Barcelona.

En Viena, a fines de julio se desarrolló uno de sus conciertos, donde decenas de mujeres asistieron a protestar afuera del estadio. La manifestación pacífica en contra del artista generó que asistentes al concierto se acercaran a las manifestantes para gritarles, ridiculizarlas y hasta sacarse la ropa frente a ellas, lo que generó que la policía interviniera. 

Mientras la investigación judicial en Berlín continua, las acusaciones en contra de Lindemann se suman y el tema ha llenado las páginas de los medios alemanes. Al mismo tiempo, sus fanáticos en Europa, la mayoría varones por sobre los cuarenta años, han optado por apoyar a la banda llenando los estadios y teatros, en lo que interpretan como un ataque exagerado a su ídolo. “Qué importan las mujeres si Rammstein sigue tocando”, ironizó el diario La Vanguardia.



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