Treinta días atrás, el comando de Joe Biden, ex vicepresidente de Estados Unidos y actual candidato por el partido demócrata a la presidencia, seguramente leía con gusto y satisfacción las encuestas de intención de voto para las elecciones del 3 de noviembre. En aquel entonces, Biden lideraba por entre 5 y 9 puntos porcentuales la carrera por llegar a la Casa Blanca. Una remontada por parte de su par republicano, el presidente Donald Trump, parecía imposible. Hasta ahora.
En una columna de opinión publicada por el Boston Globe, el periodista John Ellis explica cómo se han dado vuelta las cartas para el partido demócrata, que ya no digiere las encuestas con tanta tranquilidad. Si bien el triunfo de Joe Biden en cuanto a voto popular es casi seguro – estiman una diferencia de entre 5 y 7 millones de votos a favor del ex vicepresidente norteamericano –, su elección podría no correr el mismo destino. (Revisa acá la columna de opinión en inglés del Boston Globe)
El 2016, Donald Trump ganó las elecciones con casi 3 millones de votos menos que su contendora Hillary Clinton. Esto se debe al “Colegio Electoral”, el sistema que ocupa Estados Unidos para realizar las elecciones, donde cada estado, de acuerdo al número de congresistas con los que cuenta, tiene determinado número de “electores”. Por su parte, los "electores" son elegidos por voto popular para que decidan quién será el presidente de la nación. California, por ejemplo, tiene 55 congresistas, por lo que obtiene 55 votos electorales, mientras que Texas, con 38 congresistas, tiene 38 "electores".
Esta receta permite que ocurra lo sucedido hace cuatro años, donde Trump llegó a la Casa Blanca obteniendo menos votos que Clinton, pero ganando más electores. Y es precisamente lo que buscará lograr durante la votación del 3 de noviembre.
Los “estados clave” marcarán el destino de la elección, algo que el comando republicano tiene claro. Estos corresponden a estados indecisos, donde no existe una preferencia histórica por un partido u otro, sin que exista una preferencia clara por demócratas o republicanos. Hace unas semanas, Biden sostenía una clara ventaja en dichos estados, algo que como explica el Boston Globe ha cambiado drásticamente, con Trump acechando a su contendor en todos los estados que indecisos que decidirán la elección.
A esto se suma el fenómeno de “sub encuesta” de Trump: el presidente republicano suele estar un 2% mejor de lo que las encuestas indican, ya que a los encuestados les avergüenza votar por él. El medio Bloomberg tituló a este grupo como el “votante tímido de Trump” (shy Trump voters, en inglés).
La columna en el Boston Globe explica el acercamiento de Trump apuntando a un error en la teoría de campaña de la tienda demócrata. Para estos, la elección se trataba, nada más ni nada menos, que de un referéndum a Trump, y con la economía devastada, con un mal manejo de la pandemia y con la nula capacidad de conciliación mostrada por el mandatario para solucionar las recientes protestas en Estados Unidos; el triunfo parecía seguro. El presidente y candidato republicano, entonces, le estaba haciendo la campaña al partido demócrata.
El Boston Globe se anima entonces a entregar un análisis distinto del panorama político en Estados Unidos a dos meses de las elecciones presidenciales.
Primero, destacan que para mediados de octubre existirá una vacuna para el coronavirus. Dada la posibilidad que tiene la Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Drogas, en español) de acelerar la autorización de la vacuna si existe una crisis de salud urgente, la vacuna podría llegar a manos de los norteamericanos – y de Donald Trump – a dos semanas de que se elija un nuevo presidente, siendo más que lógico que el actual mandatario republicano se adjudique el crédito y lo ocupe a su favor luego de manejo irresponsable de la pandemia que le generó críticas transversales.
También destacan que la economía estará en malas condiciones ad-portas de la elección. Anticipan que Trump echará la culpa a los demócratas, quienes votaron en contra de una segunda inyección económica al país, provocando una caída en la demanda de los consumidores. Y aquí, en el juego de quién es más capaz de reactivar la economía, Donald Trump es más fuerte que su contendor, según numerosas encuestas.
Por último, la actualidad de las protestas en Estados Unidos es expuesta en la columna de opinión del Globe como algo que ayudará al actual mandatario. Si bien las manifestaciones se gatillaron durante su administración, Trump ha logrado de forma efectiva posicionarse como el protector del orden, mientras que Biden, aunque ha condenado las revueltas en numerosas ocasiones, no ha logrado sacarse la mancha de agitador de masas que el propio mandatario le colocó.
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El golpe de gracia de Trumpp
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