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Viernes, 18 de Julio de 2025
Derechos humanos

Ministro Jaime Balmaceda a medio francés sobre niños chilenos robados en dictadura: "Para mí, no existe ningún vínculo con el régimen de Pinochet"

Diego Ortiz

De fondo, uno de los reportajes de Mediapart. En la esquina, el dictador Pinochet

De fondo, uno de los reportajes de Mediapart. En la esquina, el dictador Pinochet
De fondo, uno de los reportajes de Mediapart. En la esquina, el dictador Pinochet

Las declaraciones de este miembro de la Corte de Apelaciones de Santiago y encargado del caso, las dio a Mediapart, periódico que reveló además que embajadores franceses en Chile durante la dictadura advirtieron a París de irregularidades en adopciones.

Son varios los países europeos que han detectado irregularidades en procesos de adopción de niños chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

En Suecia, el Ministerio de Asuntos Sociales ordenó una investigación nacional al respecto, en circunstancias que se ha develado que el régimen de Augusto Pinochet utilizó ciertas adopciones para congraciarse con aquel país nórdico, todo con ayuda de nazis y ultraderechistas suecos. Países Bajos, por su parte, elaboró un informe donde se define como un problema “estructural” el robo de niños chilenos. Mientras que Dinamarca detectó posibles ilegalidades en más de 100 adopciones de menores provenientes de Chile, con pagos de hasta $3 mil dólares por niño.

Francia no se queda atrás. El 16 de diciembre de 2022, el secretario de Estado de Infancia y Familia, Adrien Taquet, anunció la investigación de adopciones internacionales realizadas por familias francesas entre 1973 y 2006. Se necesitaron 35 mil firmas para poder solicitar a la Asamblea Nacional de Francia una comisión investigadora. (Lea acá la cobertura de Interferencia sobre adopciones ilegales en dictadura).

Durante la última semana, nuevos antecedentes del caso han visto la luz, luego de que el medio de investigación periodística francés, Mediapart, publicara una serie de tres reportajes, titulados Chile lucha con los bebés robados de la dictadura de PinochetEstos son los 'bebes chilenos robados' bajo Pinochet adoptados en Francia; y ‘Bebés robados de Chile’: Estados europeos ordenados a ‘asumir sus responsabilidades’.

También el trabajo periodístico contactó al encargado de investigar las miles de adopciones irregulares en Chile, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Jaime Balmaceda, quien entregó su visión sobre el caso, no sin antes asegurar que no le gusta dar entrevistas a medios extranjeros ya que “siempre quieren hablar de la dictadura”.

En estos, la periodista Louise André-Williams revela que existe documentación de fines de la dictadura chilena donde embajadores franceses dan cuenta a París de irregularidades en procesos de adopción al país europeo. Además, los reportajes entregan testimonios de familias chilenas y francesas engañadas.

Ministro Balmaceda niega nexos entre adopciones ilegales y la dictadura

También el trabajo periodístico contactó al encargado de investigar las miles de adopciones irregulares en Chile, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Jaime Balmaceda, quien entregó su visión sobre el caso, no sin antes asegurar que no le gusta dar entrevistas a medios extranjeros ya que “siempre quieren hablar de la dictadura”.

“Para mí, no existe ningún vínculo con el régimen de Pinochet”, indicó Balmaceda a Mediapart en su primer reportaje, donde el ministro argumenta que los sospechosos del caso pertenecen en su totalidad a la sociedad civil y no a la dictadura y sus agentes. Se refiere a monjas, trabajadores sociales, abogados, médicos y funcionarios del Estado. (Lea acá el reportaje de Mediapart).

Su explicación es más simple. Culpa a la “legislación muy permisiva de la época” para las adopciones internacionales, la cual no estuvo regulada en Chile hasta 1988. También, menciona que entre las causales estaba “probablemente la oportunidad de obtener ganancias”.

Explica que existen casos donde podría haber represión política mediante adopciones irregulares, pero son solo diez, siendo investigados por separado por el juez Mario Carroza. Balmaceda, en tanto, le sigue la pista al resto, más de mil denuncias.

“Esta política tuvo una dimensión profundamente eugenésica”, desarrolla Alfaro para Mediapart, ya que “responde a un deseo más amplio de transformar social e incluso biológicamente a la familia chilena en una que responda mejor a las exigencias del modelo neoliberal: pequeña en número, saludable y, por tanto, capaz de asegurar su propia subsistencia”.

¿Eugenesia?

En contraposición, la historiadora Karen Alfaro aseguró a Mediapart que la explicación para esta oleada de robos de niños es “sobre todo política e ideológica”.

Según la también académica de la Universidad Austral, no fue casualidad que la dictadura de Pinochet transformara a Chile en uno de los principales “proveedores de niños” a escala mundial para su adopción. En 1973, con la llegada de la dictadura y su modelo neoliberal, “las familias pobres y numerosas fueron consideradas seres no aptos”, explica Alfaro.

Según las investigaciones de la historiadora, en 1979 el dictador Pinochet ordenó un “plan quinquenal por la infancia” donde se “aumenta significativamente el número de adopciones en Chile” y, junto a ello, se “crea un movimiento de opinión pública en favor de la adopción” para así motivarla. Todo esto con el objetivo de reducir la pobreza infantil sin gastar dinero público.

“Esta política tuvo una dimensión profundamente eugenésica”, desarrolla Alfaro para Mediapart, ya que “responde a un deseo más amplio de transformar social e incluso biológicamente a la familia chilena en una que responda mejor a las exigencias del modelo neoliberal: pequeña en número, saludable y, por tanto, capaz de asegurar su propia subsistencia”.

Otro factor también entraba en aquella ecuación. Un reportaje del medio sueco Dagens Nyheter (DN) reveló en 2021 que la dictadura utilizó las adopciones de niños chilenos para congraciarse con los suecos, proveyendo al país nórdico con 1700 niños al tiempo que se esparcía propaganda que beneficiaba al régimen. El puente entre la dictadura y Suecia era propiciado por la Sociedad Suecia-Chile, descrita por DN como una organización de extrema derecha dirigida por un importante miembro del partido sueco “pro-Nazi”, Unión Nacional.

Con la dictadura acabada no cesaron las advertencias. Daniel Lequetier, quien sucedió a François Mouton como embajador francés en Chile, informó que “se han abierto investigaciones administrativas sobre el sospechoso aumento de autorizaciones de salida del territorio para menores en proceso de adopción”.

El reportaje sueco se basa en los hallazgos de la misma Karen Alfaro, quien encontró junto al profesor de historia y estudiante de doctorado de la Universidad de Barcelona, José Luis Morales, “documentación diplomática correspondiente a la embajada chilena en Suecia” además de archivos del “Fondo Suecia del Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile” y del “Fondo del Ministerio de Justicia del Archivo Nacional de la Administración” que revelan la campaña. (Lea acá el artículo de Interferencia al respecto).

La huella diplomática de Francia

Mediapart accedió a archivos clasificados de la Misión Internacional de Adopciones francesa, entidad ligada al Ministerio de Asuntos Exteriores.

Ahí, el medio detectó que los primeros registros con la embajada de Francia en Santiago sobre la adopción de niños chilenos datan de 1987. Con preocupación, el embajador de ese entonces, François Mouton, solicitaba “respetar los plazos” necesarios para efectuar los trámites legales. También, se acompañaban recortes de prensa alarmantes: ya en ese entonces, aún durante la dictadura de Pinochet, se hablaba de “tráfico de bebés” chilenos al extranjero en medios chilenos. (Lea acá el artículo de Mediapart).

Para 1989, el embajador Mouton, cerca del final de su mandato en Chile, envió una nota donde revela que “las solicitudes de visado para niños adoptados se han vuelto tan urgentes que a veces se presentan el mismo día de la salida”, aun cuando “el pasaporte chileno del niño no ha sido creado”.

Con la dictadura acabada cesaron las advertencias. Daniel Lequetier, quien sucedió a François Mouton como embajador francés en Chile, informó que “se han abierto investigaciones administrativas sobre el sospechoso aumento de autorizaciones de salida del territorio para menores en proceso de adopción”.

Ya con el retorno a la democracia, entre 1990 y 1992, Mediapart constató en los registros que la Misión Internacional de Adopciones de Francia mencionó “rumores de trata” de niños. Se indica que habrían padres implicados en el negocio, pero también apuntan a profesionales del sector, denunciando “el desarrollo de intermediarios ilegales entre Chile y el suroeste de Francia” en adopciones.

Los registros apuntan que 1728 chilenos fueron adoptados en Francia, cifra bastante baja en comparación con las de Colombia (9646), por ejemplo. Ahora bien, este número sería una subestimación, según indicó el historiador francés especializado en adopciones internacionales para los reportajes de Mediapart, ya que los registros no cuentan adopciones previas a 1981.

A contar del golpe de Estado en 1973, 15 mil chilenos fueron recibidos por Francia.

“Esta oleada de solidaridad empujó a algunos padres a adoptar en Chile por compromiso político”, explica Karen Alfaro al medio francés. Pero no solo la solidaridad llevó a los franceses a adoptar niños chilenos, ya que en los años ’80 cayó repentinamente la tasa de natalidad de Occidente, generando un boom en la demanda de niños de otras latitudes.

Para Alfaro, “el problema que hubo con Chile es que muchas veces los padres [franceses] no se plantearon suficientemente la cuestión de las familias biológicas, las que estuvieron sujetas al contexto tan particular de la dictadura”.

“No sabía nada de ese país”, les indicó. Hace un año, Valérie descubrió que su hija Claudia, de 44 años, era un “bebé robado chileno”. La madre francesa creía haber salvado a un niño de la pobreza mediante un proceso adoptivo legítimo.

En esa línea, Mediapart recoge el testimonio anónimo de una madre adoptiva francesa, a quien llamaron Valérie. “No sabía nada de ese país”, les indicó. Hace un año, Valérie descubrió que su hija Claudia, de 44 años, era un “bebé robado chileno”. La madre francesa creía haber salvado a un niño de la pobreza mediante un proceso adoptivo legítimo hasta que la organización Hijos y Madres del Silencio, mediante la voluntaria y periodista Ana María Olivares, contactó a Claudia para contarle que su madre biológica la buscaba.

Claudia no fue dada en adopción: la secuestraron en plena calle, en la ciudad de Yumbel. Y la historia que le contó Olivares a Claudia –su historia– resonó en ella. En forma de un recuerdo reprimido, el repasar la historia la llevó a recordar el traumático secuestro que tenía olvidado, ocurrido cuando tenía apenas seis años. Recordó el color del auto donde se la llevaron y niños llorando sentados a su lado en el asiento trasero.

La madre adoptiva exige respuestas. “Lo que quiero son explicaciones, simplemente me gustaría entender”, explicó a Mediapart.



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