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Buen día lectores, bienvenidos a La Semana, el newsletter de análisis informativo de INTERFERENCIA del sábado 06 de julio de 2019. Si quieres ver este newsletter en un navegador para compartirlo, pincha aquí.
DE CÚCUTA A CHACALLUTA
El 22 de febrero de 2019 fue el concierto Venezuela Aid Live organizado por el millonario Richard Branson, que preludiaba el intento de ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela a través de la frontera colombo-venezolana, lo que estuvo a cargo del autodesignado presidente encargado, Juan Guaidó. Si esto sucedía, significaba que las fuerzas armadas de Venezuela se habían rebelado contra Nicolás Maduro, y era el principio del fin del régimen chavista.
En ambos eventos, Guaidó estuvo constantemente flanqueado por tres jefes de estado: Iván Duque, presidente de Colombia y el anfitrión de Cúcuta, el presidente paraguayo, Mario Abdo, y el presidente chileno, Sebastián Piñera, quien además llevó 100 toneladas de ayuda humanitaria chilena.
Finalmente, los planes de Cúcuta fallaron, los soldados ni los oficiales venezolanos se rebelaron, Maduro no cayó y Piñera volvió al país sin haber cosechado un triunfo político que le significara un prestigio internacional que le ha sido esquivo. Entonces, varios en Chile interpretaron la apuesta del presidente chileno como una jugada que se explica por su gusto por tomar riesgos, pero pocos repararon en que -en realidad- eran muy pocos los mandatarios que se jugaron tanto en el episodio.
Duque era una carta ineludible, pues toda la intervención se basaba en territorio colombiano. La presencia de Abdo era bastante accesoria, pues Paraguay es un país pequeño y el segundo más pobre después de Bolivia en Sudamérica, el que acoge a apenas unos 3.000 venezolanos en su territorio. Y, luego, estaba Piñera, un presidente de un país más relevante en el concierto regional, que acoge a unos 280.000 venezolanos.
¿Por qué no estaba Jair Bolsonaro, presidente de Brasil? ¿Por qué no estaba Lenin Moreno, presidente de Ecuador? ¿Por qué no estába Martín Vizcarra, presidente de Perú? Todos ellos, también miembros del Grupo de Lima, al igual que Duque, Abdo y Piñera.
La respuesta llegó vía Lima el 15 de junio pasado, cuando Vizcarra anunció que el Perú exigirá pasaporte y visa a los inmigrantes venezolanos, los que suman cerca de 800.000 en el vecino país, y a quienes se atribuye un alza importante en los índice de delincuencia, entre otros problemas sociales asociados a la recepción masiva de refugiados.
Si bien el principal efecto de la medida de Perú es frenar el ingreso de venezolanos a su territorio, tiene un efecto concreto sobre los que ya migraron y no cuentan con pasaporte ni visa. Es decir, los venezolanos más vulnerables, quienes pusieron sus ojos inmediatamente en Chile, un país que estuvo en Cúcuta y que ofreció garantías de "responsabilidad democrática" a los venezolanos que huyen del régimen enemigo de Maduro.
Así, al día de hoy, Chile vive una crisis migratoria en la frontera de Chacalluta con Perú, en la cual se han instalado cerca de mil venezolanos a la espera de obtener lo que el presidente chileno comprometió. Y es un problema serio, pues Chile reconoció de distintos modos la crisis humanitaria venezolana, y eso le reporta obligaciones de derecho internacional. Pero por otro lado, aceptar venezolanos conforme dicha responsabilidad, en un contexto en el que Perú no los acoge, puede implicar una presión migratoria sobre sus fronteras de una escala muchísimo mayor. Es decir, se podría llegar a vivir escenas similares a las de las costas mediterráneas europeas que reciben decenas de miles de refugiados diariamente.
En eso está el centro del conflicto entre el Instituto Nacional de Derechos Humanos y el Ministerio del Interior, en un Chile que en Cúcuta no alcanzó a comprender el peso de sus decisiones internacionales, las que lo llevaron al momento actual, en el cual aceptar a esos mil inmigrantes pobres, implica aceptar a las decenas de miles que pueden estar en una situación similar en el futuro.
Después de todo, hasta ahora, los 288.000 venezolanos que ha recibido Chile, corresponde más bien a ciudadanos de sectores más acomodados, que viajaron en avión, y quienes no arrastran los dramas de la marginalidad y la pobreza de sus coterráneos que han salido de Venezuela a pie. A diferencia de la primera ola que llegó al país, esta es una mancha de aceite que viaja por tierra que ya desbordó el Perú y que irremisiblemente alcanzará Chile. Sea porque el gobierno honrará sus compromisos y los dejará pasar, o porque ingresarán ilegalmente al país de todos modos. De hecho, ya empiezan a sumarse venezolanos en Colchane, el paso fronterizo entre Chile y Bolivia, y se sabe de coyotes cruzando la frontera a través de campos minados.
En este contexto, el informe de Michelle Bachelet, la Alta Comisionada de Derechos Humanos, sobre Venezuela -el que ratifica la gravísima situación denunciada por diversos organismos que acusan al régimen de Maduro- no es algo que le llegue oportunamente al gobierno. "Nos hubiera gustado que ese informe se hubiera podido producir más temprano, pero más vale ahora que nunca", dijo Piñera al enterarse de la noticia.
VEJA + FOLHA + THE INTERCEPT BRASIL
Por estos días en Brasil circulan por redes sociales varias portadas del semanario Veja, la revista política brasileña más influyente, de tendencia más bien de centro derecha. En esas portadas aparece Sérgio Moro en varios momentos de la cobertura del caso Lava Jato, solo que en algunas Veja lo trata como un héroe, y en otras lo cuestiona duramente.
El contraste responde a la decisión editorial de Veja de respaldar el trabajo periodístico de The Intercept Brasil, un medio hasta ese momento relativamente desconocido para el gran público brasileño, que destapó varias filtraciones que demuestran que Moro, el juez del caso y ahora ministro de Justicia, fue parcial y se coludió con los fiscales para encerrar al ex presidente (de izquierda) Lula da Silva en la cárcel. De tal modo, el semanario anunció incluso que va a trabajar con The Intercept un material que había estado hasta entonces inédito de una filtración de miles de documentos:
"Veja siempre estuvo -y continúa estándolo- a favor del Lava Jato. Pocos medios de comunicación celebraron tanto el trabajo del ex juez en la lucha contra la corrupción.Pero los diálogos que publicamos en esta edición violan el debido proceso legal, pilar fundamental del estado de derecho, el que es -por cierto- más frágil de lo que se presume, especialmente en nuestra joven democracia. Jamás seremos condescendientes cuando los límites legales sean rotos (incluso en el combate al crimen). De lo contrario, también estaríamos a favor de los escuadrones de la muerte y los justiceiros. Habrá quien aplauda y defienda ese tipo de comportamiento, reacción hasta comprensible en el ciudadano común, cansado de tantos desvíos éticos. Pero como un medio de comunicación responsable no podemos apoyar posturas como esa. Un día un justiceiro tocará su puerta, y sin derecho a una defensa justa, la persona será condenada sumariamente. En el Lava Jato o en las operaciones que vendrán en el futuro, es fundamental que la lucha contra la corrupción se realice de acuerdo con lo que dice el régimen constitucional. Esta es la defensa de todos los brasileños contra los excesos del Estado", dice Veja en su última edición.
Esto se suma a otra alianza que The Intercept realizó con el principal diario de Brasil: Folha de Sao Paulo, el 23 de junio pasado, con el objetivo de trabajar en conjunto los miles de documentos recibidos por The Intercept, los cuales todavía no salen a la luz, y que exceden en volumen a las capacidades del pequeño sitio digital comandado por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, quien es conocido por su trabajo en Wikileaks y la filtración de los documentos de Edward Snowden.
Estas alianzas son de gran importancia, pues parte de la estrategia de Moro ha sido sembrar la duda sobre la verosimilitud de las filtraciones, diciendo que pueden estar adulteradas para perjudicarlo. La presencia de Veja y Folha desenredan ese nudo, pues dan garantías de independencia periodística.
LAS PORTADAS DE LA SEMANA
- Domingo 30 de junio: Fuad Chahín: “No tenemos aún una estrategia hacia el mundo evangélico”
- Lunes 1 de julio: Gobierno relaja estándares ambientales para fomentar la inversión y empleo
- Martes 2 de julio: Inmobiliarias recurren a Tribunal Constitucional para continuar construcción de guetos verticales
- Miércoles 3 de julio: Cuando Francisco Javier Cuadra intentó liquidar a la Patrulla Juvenil de RN
- Jueves 4 de julio: Piñera nomina al dueño de La Tercera como mandamás de Chile para la ExpoDubai 2020
- Viernes 5 de julio: El costoso viaje a Mendoza de Cathy Barriga y 18 empleados de Maipú para ver obra de la Cenicienta
- Sábado 6 de julio: Juan Sutil, el empresario ‘pro mapuche’ que busca privatizar tierras indígenas