En los años setenta y ochenta era habitual que cada verano los periódicos de la plaza amenizaran las vacaciones incorporando en sus páginas un par de planas que traían juegos resolubles con lápiz y papel tales como Las Siete Diferencias o La Sopa de Letras.
En este inicio de 2022, en el tercer año del confinamiento por causa del Covid, algo similar ha ocurrido a nivel planetario con otro juego, esta vez disponible en línea, llamado Wordle.
Wordle se asienta en una larga tradición de juegos lingüísticos que se entronca con la misma Sopa de Letras, o los crucigramas, pero también con éxitos de venta de Hasbro como Scrabble o Boggle. Wordle consiste en acertar a una palabra de cinco letras en que se dispone de seis oportunidades, en cada una de las cuales la jugadora o el jugador debe escribir también una palabra de cinco letras y el sistema entrega pistas poniendo las letras en amarillo -si es que en la palabra por determinar contiene esa letra, aunque no en esa posición dentro de la palabra por acertar-, en verde -si es que la palabra por determinar contiene dicha letra en esa misma posición-, o en gris oscuro -si la letra no está contenida en la palabra por acertar-.
Con estas pistas paso a paso la jugadora o el jugador va determinando cada vez con mayor precisión cuál puede ser la palabra meta.
Lanzado a la web en octubre de 2021 de la mano de su creador, Josh Wardle, Wordle se ha desarrollado en decenas de lenguas, siendo por supuesto su versión más popular la que se encuentra en lengua inglesa, aunque este The Peer Review se enfocará en su versión en castellano.
Palabras, palabras, palabras
Uno de los linguomitos -creencias populares sobre el lenguaje, que, sin embargo, no tienen asidero científico- más comunes que se hallan a menudo en declaraciones en los medios de comunicación masivos y en las conversaciones casuales considera que las y los hablantes del castellano en Chile manejan un repertorio de tan solo un par de centenares de palabras. Se suele contrastar dicho tipo de cifras (que suele establecerse en 400 palabras) con las decenas de miles que ocupaba Cervantes o las miles que maneja una persona con grado de PhD.
La ciencia lingüística, por el contrario, establece otra cosa: que un hablante aprende entre los cuatro y los dieciocho años un promedio de diez palabras diarias [lo que totaliza al culminar la educación secundaria más de cincuenta mil palabras] (Pinker, 2007). Del mismo modo, quienes han contado las palabras que una persona pronuncia a lo largo de un solo día -a menudo usando una grabadora con almacenamiento cuasi ilimitado-, han determinado que en promedio una persona suele usar unos quince mil vocablos.
Obviamente usar unas quince mil palabras diarias no significa que esas quince mil sean todas diferentes. Por ello, las personas que trabajan en lo que se denomina Lingüística del Corpus, usan dos conceptos diferentes:
• Token: para referirse a cada palabra que se encuentra en un texto -escrito- o discurso -hablado-.
• Type: para referirse a cada palabra diferente que se encuentra en un texto o discurso.
El número de palabras diferentes -types- que se puede usar en un día, siguiendo una de las Leyes Lingüísticas, llamada Ley de Heaps, puede establecerse, dentro de esos quince mil tokens diarios, en una cinco mil o seis mil. Y a lo largo de la vida, puede llegar sin problemas a unas ochocientas mil (que incluyen no solo palabras de diccionario, sino que también palabras de enciclopedia, como los nombres propios de personas, instituciones, marcas, títulos de libros o películas o series de Netflix).
Crackeando Wordle (en castellano)
Pero, claro, no hay que irse tan lejos.
Wordle en castellano opera con un diccionario. Este diccionario lo más probable es que sea el de las Academias de la Lengua que se conoce ahora como DLE (Diccionario de la Lengua Española) aunque se suele seguir llamando por su nombre más castizo e hispanocentrista de DRAE (Diccionario de la Real Academia Española).
¿Cuántas palabras contiene el DLE?
De acuerdo con diversos medios el DLE contiene un poco más de noventa mil palabras. Aunque acá hay que incorporar otro concepto de Lingüística del Corpus, el de Lema. Un lema es la denominación que recibe una entrada de diccionario, como “puerta” o “mastodonte”. Los lemas siempre corresponden a una palabra en su versión no flexionada: esto quiere decir que si se trata de un sustantivo (como “casa” o “gato”) siempre el lema es la forma de la palabra que va en masculino [y aquí hay una bandera roja -red flag- apuntando al machismo del diccionario] y singular. O sea, entre las formas “gato”, “gata”, “gatos”, “gatas”, solo la primera (“gato”) se considera la entrada de diccionario o lema, y las otras como formas flexionadas. Para los verbos sucede algo similar, siendo siempre el lema en castellano, la forma infinitiva, como “amar”, en vez de cada una de las decenas de conjugaciones del verbo (como “amábamos” o “amarás”).
Acá van las pistas, finalmente para ganar en Wordle [cada vez -de acá en adelante- que se refiera a “palabra”, debe entenderse que se está refiriendo a “lema”]:
1. Ninguna palabra de cinco letras del castellano tiene solo una vocal, siempre al menos hay dos vocales. Son excepciones a esto palabras que provienen del inglés, como “flash”, “curry” o “ferry”. Así que una buena forma de partir es intentar dar con aquellas vocales en la palabra meta. Una buena manera de acercarse a determinar cuáles son esas vocales es, en el primer intento, usar una palabra con tres vocales distintas, como “piano” o “cuero”. Eso permite una buena primera aproximación.
2. Ninguna palabra de cinco letras del castellano termina con dos consonantes seguidas en posición final, siempre hay alguna vocal, o bien en la última posición, o bien en la penúltima posición. Con las excepciones, como se ha indicado, de algunas palabras que provienen del inglés.
3. Si la primera vocal de la palabra meta aparece en la tercera posición, es muy, pero muy probable que en la segunda posición haya, o bien una “r”, o bien una “l”. Ello, porque la fonotáctica del castellano no permite muchas combinaciones de consonantes consecutivas al inicio de palabra, con la casi sola excepción de, justamente, la “r” y la “l”. A estas consonantes se las conoce como líquidas, porque efectivamente el sonido de otras consonantes puede antecederlas, como si se tratara de un líquido. ¿Ejemplos?: “pleno”, “fresa”, “clavo”, “trozo”. Hay unas pocas palabras de cinco letras que se inician con dos consonantes en que la segunda de ellas no es ni una “r” ni una “l”; como “psico” o “gnomo”.
4. Las consonantes más frecuentes del castellano, en palabras de cinco letras, son, por orden descendente de frecuencia: r, l, c, n, t, s, p, m, b, d, g, h, f, j, z, v, y, ñ, q, x, k, w.
5. Atención con las letras que aparecen dos veces en la palabra meta. Wordle tiene un problema con las indicaciones (colores amarillo y verde) cuando en su palabra meta aparece una letra en más de una ocasión: solo da un color amarillo o verde y no pistas de que hay más de una ocurrencia. De este modo, si la palabra meta es, por ejemplo, “ocaso”, si en la palabra que se está ingresando hay una “o”, Wordle no dará pistas de que hay más de una instancia de “o”. Ello puede llevar a confusión al intentar resolver el juego.
ALGUNOS TEXTOS DE INTERFERENCIA SOBRE ESTOS TEMAS
- Niños pobres, niños ricos y el mito del vocabulario
- GPT3: los detalles del robot que responde todo tipo de preguntas
Comentarios
Hola! Pueden probar wordle en
Añadir nuevo comentario