Por segunda vez, la Universidad de Concepción ha impulsado una campaña cuyo objetivo es sensibilizar a la población respecto de la importancia de eliminar los fármacos que no se están usando, además de respetar las fechas de caducidad, esto en beneficio de los tratamientos médicos y farmacológicos de las personas en general.
Según lo establecido por la autoridad sanitaria competente en Chile, los medicamentos vencidos o en desuso a nivel domiciliario, deben eliminarse por el alcantarillado o en la basura domiciliaria. Esto trae consigo una serie de inconvenientes, tanto para el ecosistema como para la salud humana.
Entre el miércoles 29 y el jueves 30 de noviembre, se dispuso un punto de acopio de medicamentos vencidos y en desuso en las afueras de la Facultad de Farmacia de la UdeC, en una iniciativa impulsada por ésta repartición en alianza con Redfarma y el Colegio de Químicos Farmacéuticos.
Interferencia conversó con el académico de la Facultad de Farmacia UdeC y coordinador de esta iniciativa, Dr. Claudio Müller Ramírez, quien describió que “el principal motivo es que la legislación chilena y las autoridades sanitarias nos dan la opción como usuarios y población general para desechar medicamentos vencidos a través del alcantarillado o en la basura domiciliaria. Y ya hace varios años hay estudios que demuestran que esos hábitos no le hacen bien al ecosistema, y por ende, a nuestra salud a largo plazo. En segundo lugar, también generar estrategias con actores fundamentales para poder mostrar el camino y recopilar antecedentes, siendo esta la segunda vez que realizamos esta campaña”.
“Todo esto con el fin de cambiar el escenario legal, articularlo con algunos otros aspectos a nivel regulatorio y que, por ejemplo, algunas de las empresas productoras de estos medicamentos se hagan cargo de los residuos y su reciclaje, como ocurre en varios países desarrollados donde son reutilizados”, explicó el académico.
“Todo tiene su fecha de caducidad y en particular en los medicamentos. La fecha que aparece ahí es una estimación de tiempo de cuándo ya deja de ser efectivo para tratar la patología para lo que fue diseñado. Junto a ello, está el riesgo de consumir medicamentos que fueron adquiridos en lugares no establecidos, porque no sabemos a ciencia cierta si ese medicamento es lo que dice ser”.
En ese sentido, según relató Müller, “el impacto en el medio ambiente y en la salud humana son negativos porque, pese a que uno pueda pensar que son cantidades ínfimas, hay que considerar que el uso de estos medicamentos es invasivo en la población. La mayoría de nosotros consumimos medicamentos todos los días y eso finalmente hace que vayan retornando pequeñas cantidades a través de los cauces de agua, que si bien son bajas, nosotros al consumir agua todos los días nos vemos sometidos a estas cantidades a diario. También se ha demostrado cómo esto afecta a peces y organismos acuáticos, que afecta su desarrollo”.
Consultado por el consumo de medicamentos vencidos, el profesor sostuvo que “todo tiene su fecha de caducidad y en particular en los medicamentos. La fecha que aparece ahí es una estimación de tiempo de cuándo ya deja de ser efectivo para tratar la patología para lo que fue diseñado. Junto a ello, está el riesgo de consumir medicamentos que fueron adquiridos en lugares no establecidos, porque no sabemos a ciencia cierta si ese medicamento es lo que dice ser. Puede estar adulterado, falsificado e incluso empaquetado por segunda vez. Finalmente, en el mejor de los casos puede que sea inocuo, pero puede terminar también haciendo daño a quien lo consuma”.
Asimismo, aparece como un punto esencial remarcar que los medicamentos son de uso exclusivo del o la paciente a quien se le recetó, puesto que una misma dolencia no necesariamente recibe el mismo tratamiento en cualquier individuo.
Actualmente en Chile los medicamentos vencidos y sobrantes generan una pérdida anual cercano a los 1.800 millones, lo cual además trae riesgos ambientales.
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