Con Benjamín Matte los agricultores pierden un presidente y ganan un agitador. Es la conclusión a la que puede llegarse después de su desalojo de la jefatura de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y su anunciado propósito de "organizar la desobediencia civil en los campos". Bajo el lema "llegó la hora de pasar de las palabras a los hechos", este guerrillero de la resistencia se apresta a recorrer el país "mil veces", en una cruzada personal en contra de los que llama "grandes recitadores de la legalidad". A su juicio, ellos están en uno y otro lado del espectro político y son los responsables de que en Chile hoy la propiedad fenezca.
Tildado de fascista por sus adversarios, Matte se malquistó con la mayoría de los consejeros de la organización agrícola. Pretendió ganar el poder por tercera vez, no obstante que ello estaba expresamente prohibido por los estatutos. Utilizando "la vía del resquicio" renunció antes del término de su mandato, posibilitando así una nueva candidatura. "Me lo pidieron innumerables consejeros -se justificó en su carta renuncia-, pensando que no es conveniente cambiar de mando en estos momentos".
Hubo varias interpretaciones para tan espectacular caída. La más amable correspondió a Jorge Fontaine, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio: "El chileno es legalista -confidenció-".
A la hora de la verdad, sin embargo, obtuvo sólo ocho votos. Una mayoría de 56 consejeros prefirió votar por quien había sido, en los últimos cuatro años, el vice de la mesa de Matte: Alfonso Márquez de la Plata.
"Mi amigo Fidel"
Hubo varias interpretaciones para tan espectacular caída. La más amable correspondió a Jorge Fontaine, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio: "El chileno es legalista -confidenció- y en el seno de la SNA se mantuvo esa norma".
-Me falló el resquicio-, comentó, por su parte, el defenestrado presidente.
Estas pintorescas declaraciones traslucen la verdadera razón del resultado: la personalidad de Benjamín Matte Guzmán (separado, tres hijos) habíase tornado indigesta para muchos asociados, que vieron una creciente audacia en sus planteamientos. En los últimos cuatro años abrió la puerta de la vetusta organización a miembros de asentamientos y cooperativas. De tres mil socios se llegó a más de siete mil. Fue una revolución, que muchos latifundistas de viejo cuño consideraron algo peor: una profanación.
El respaldo político al "reformador" se diluyó cuando éste dirigió afilados dardos en contra de "todos los partidos, sin excepción". Hubo que sumar, todavía, sus críticas a los propios empresarios agrícolas. "Creen que el siglo veinte es igual al diecisiete -dijo-. Muchos de ellos son los culpables de la actual situación de! campo".
Al margen de tanta vehemencia, el timón de la SNA dejó a Matte una experiencia quizás más rica que la de todos sus antecesores. Le correspondió enfrentar la etapa dura de la Reforma Agraria, cuando Frei aceleró las expropiaciones y Allende, sin perder el impulso, caminó hacia la liquidación definitiva del latifundio en Chile.
Las sonrisas se hicieron más irónicas y hasta se trocaron en muecas de decepción cuando Matte permaneció un mes y medio en Cuba y se fotografió al lado de su "amigo" Fidel Castro.
En esta batalla, hasta el general perdió su fundo. El Tramiche, de Calera (130 hectáreas) fue encuestado inmediatamente después de su fogoso discurso en la inauguración de la Fisa 69. Aquel fue su debut público, y el ministro de Agricultura, Hugo Trivelli, y demás autoridades debieron retirarse ante "la prepotencia patronal".
El teléfono rojo entre la organización de calle Tenderini y La Moneda no volvió a funcionar sino hasta el cambio de gobierno. Entonces el líder de los terratenientes apareció en público coloquio con el presidente Allende. Fue, para muchos, la confirmación de que "la derecha económica es siempre gobiernista".
Las sonrisas se hicieron más irónicas y hasta se trocaron en muecas de decepción cuando Matte permaneció un mes y medio en Cuba y se fotografió al lado de su "amigo" Fidel Castro. Pasó largas veladas con él, se intercambiaron regalos y -asegura Matte- aún se cartean.
Pero este ingeniero agrónomo que colgó su título a cambio de la lucha gremial (la vocación le venía del padre: también fue presidente de la SNA) no prolongó el romance. La ruptura con el presidente llegó con la inauguración de otra FISA, la del 71. La escena de entonces, con el ministro Jacques Chonchol retirándose airado del recinto, pareció calcada de la ocurrida dos Fisas antes. Allende lo tomó como una traición personal.
Ahora, sin amigos en el gobierno y aparentemente sin muchos en la SNA (sigue allí como simple consejero), Matte se apresta, a los 42 años, a iniciar una nueva etapa. Procura rodear de publicidad sus primeros pasos, aunque su carácter campechano y su fisonomía de gordito alegre se transforman, a ratos, en enigmática y provocativa cautela.
sus_incendiarios_discursos.jpg

Mirando hacia atrás
-Después de la Reforma Agraria de Frei y Rafael Moreno vino lo que ustedes llamaron "el tifón Chonchol". ¿Se arrepiente ahora de su oposición a los primeros cambios en el agro?
"Yo nunca me opuse a la Reforma Agraria, aunque como presidente de una organización aparentemente patronal aparecí contrario a ella".
-No, no siento nostalgia por la Reforma de Frei. Todo el mal actual se gestó durante el gobierno anterior. La idea era buena: desarrollo agrícola mediante el aumento del número de propietarios. Se contó con todas las herramientas para realizarla, pero una vez con el bisturí adentro cortaron por cualquier lado. El procedimiento fue dogmático, y el ochenta por ciento de la tierra expropiada no se asignó. Ello fermentó el esclavismo de hoy: el acaparamiento de la tierra por el Estado es algo peor que el antiguo sistema de encomiendas.
-Pero ¿reconoce ahora la necesidad histórica de esa reforma?
-Yo nunca me opuse a la Reforma Agraria, aunque como presidente de una organización aparentemente patronal aparecí contrario a ella. La verdad es que di una pelea muy grande dentro de la SNA.
-¿Qué tipo de Reforma Agraria propiciaba usted?
-Hay una sola Reforma Agraria: la que permite el desarrollo del hombre. Y siempre hay un costo social: la baja de la producción, a causa del desarme del aparato productivo. Hacer la revolución en el campo significa crear la empresa agrícola integrada. Si no acceden a la propiedad todos los que en ella trabajan se llegará pronto a la expropiación de los predios de 40, 20 y cinco hectáreas.
-Los latifundistas nunca parecieron allanarse a algo así.
-Los agricultores cometieron un error muy grave: no comprender que el proceso o se hacía con nosotros o contra nosotros. Hubo mucho egoísmo, falta de interés, indiferencia. El proceso no debió nunca entregarse a los políticos. El campo chileno pagó las consecuencias de una farándula política de 30 años. A través de la legislación se trató de tapar hoyos.
-¿Sólo en el campo no admite a los políticos?
"No se puede prescindir de los partidos, no existe otro esquema. Pero hay que perfeccionarlo, incorporando elementos nuevos. Concretamente, a los gremios y las Fuerzas Armadas".
-Pienso que la tecnología los desplazó a todas partes. Son unos sonámbulos. Pertenezco al 93 por ciento de los chilenos que no milita en ningún partido. Creo en los hombres, pero he terminado por convencerme que todos los últimos gobernantes han sido prisioneros de los partidos, pese a que el electorado los favoreció justamente porque excedían las barreras partidarias. En los casos de Ibáñez, Alessandri, Frei y Allende siempre pesó un factor de liderato personal, que luego se frustró.
-¿Quiere decir que los partidos están de más?
-Creo que la alternativa es otra: o se expresa la realidad del Chile del mañana o del ayer. No se puede prescindir de los partidos, no existe otro esquema. Pero hay que perfeccionarlo, incorporando elementos nuevos. Concretamente, a los gremios y las Fuerzas Armadas. Los partidos no tienen hoy instrumentos para actuar y acentúan la desorientación en la gente.
-En otras palabras: arriba el Poder Gremial.
-Hay una confusión acerca del Poder Gremial. Ellos lo forman los sindicatos de obreros y empleados, por un lado, y los de empresarios, por el otro. Pero entremedio, están los miembros de las juntas de vecinos, centros de padres y apoderados, centros de madres y clubes juveniles, que no pertenecen a sindicatos. Ellos constituyen la verdadera fuerza: cuando· estalle arrasará con todo. El Paro de Octubre fue apenas la expresión del diez por ciento del Poder Gremial.
-Pero las fuerzas que usted señala no tienen por qué situarse necesariamente en la oposición.
-Esto escapa a los márgenes de gobierno y oposición. La Escuela Nacional Unificada fue echada para atrás después del rechazo de los centros de padres, lo que constituye un logro más importante que el Paro de Octubre. El comandante Mickey es un poder gremial. El problema de los "ultra" es el que mejor expresa la rebelión de las bases de los partidos políticos, dentro y fuera de la Unidad Popular.
"Yo tengo contactos con todo el mundo. Ahora, que coincida o no con "Patria y Libertad", no es culpa mía".
Sí a "Patria y Libertad"
-Sus ideas acerca de los políticos y de un gobierno militar-gremial son idénticas a las que propugna "Patria y Libertad". ¿Pertenece a ese movimiento?
-No pertenezco a él, si bien lo admiro bastante. Es gente que se juega por lo que piensa, lo mismo que el MIR. Creo que Pablo Rodríguez es un hombre muy claro y el Mickey un tipo muy valiente. Ambos tienen objetivos comunes: el cambio de este sistema.
-Antes de morir, el secretario general de "Patria y Libertad", Roberto Thieme, concedió una entrevista a un corresponsal extranjero. En ella asegura que usted era miembro de esa organización.
-No sé en qué idioma sería esa entrevista. No soy militante.
matte_en_el_suelo_en_la_fisa_de_1969.jpg

-¿Mantiene contactos?
-Yo tengo contactos con todo el mundo. Ahora, que coincida o no con "Patria y Libertad", no es culpa mía.
-Pero cuando dos personas coinciden en política lo lógico es que actúen juntos
-Se verá en el futuro. Jamás le quite el bulto a la jeringa.
-¿A qué atribuye su desalojo de la presidencia de SNA? .
"Hay que organizar las unidades básicas de la comunidad agrícola en contra del despojo. Basta de declaraciones y a establecer una fuerza suficientemente decidida, que haga respetable la legalidad".
-En todas partes hay cambullones. Pero yo no fui desalojado. Clavé mi bandera de lucha, a sabiendas que sería derrotado. Me dieron toda clase de explicaciones por no votar por mí.
-¿En qué se habría diferenciado su tercera presidencia de las anteriores?
-Habría pasado de la etapa de denuncias a la etapa de la acción. Es, por lo demás, lo que voy a hacer de todas maneras. Hay que organizar las unidades básicas de la comunidad agrícola en contra del despojo. Basta de declaraciones y a establecer una fuerza suficientemente decidida, que haga respetable la legalidad.
-¿Cómo?
-A través de la desobediencia civil. Es un arma legitima y moral frente a las ocupaciones ilegales de predios de menos de 80 hectáreas. El esquema doctrinario de este gobierno es suprimir la propiedad.
-Usted se hizo conocido cuando perdió un foro de TV ante Rafael Moreno. ¿Qué opinión guarda del entonces ejecutor de la Reforma Agraria?
-Se refiere a cuando Rafael me anduvo dejando en el suelo. Fui su profesor en la Escuela de Agronomía. Es un hombre muy hábil y tesonero, que actúa a veces de forma equivocada.
-¿Cómo definiría a Fidel Castro?
-Como el jefe de una revolución que acumula frustraciones a medida que avanza. Es un hombre valiente, con gran sentido práctico, sobre todo frente al problema agrario. Pero es también una paloma enjaulada en el marxismo.
-¿Y quién es Benjamín Matte?
"Nuestra meta inmediata es la defensa irrestricta y hasta sus últimas consecuencias de la propiedad privada agrícola y del legítimo fruto del trabajo de los agricultores".
-Un hombre que sabe que es una amenaza para mucha gente.
SNA: todo sigue igual
Mientras Matte diseña -en el exilio- su nueva estrategia, el recién electo presidente de la SNA, Alfonso Márquez de la Plata (también ingeniero agrónomo), anunció que "continuará la política de su predecesor". Esto confirmó que las diferencias expresadas en la elección eran más bien de estilo personal.
-Seguiremos fiel al gremialismo - aseguró Márquez, y para que no cupieran dudas, agregó la frase que se transformara en el grito de batalla del Paro de Octubre-: Nuestra meta inmediata es la defensa irrestricta y hasta sus últimas consecuencias de la propiedad privada agrícola y del legítimo fruto del trabajo de los agricultores.
"No permaneceremos impasibles ante la política de tomas y expropiaciones de predios de entre 40 y 80 hectáreas. Creemos que defender a esos productores es defender el alimento de todos los chilenos”.
Comentarios
Añadir nuevo comentario