Ricardo Curaqueo, es bailarín y coreógrafo, creador de la obra Weichafe, que es parte del Festival Santiago a Mil de este 2022. La obra está fuertemente ligada al origen mapuche de Curaqueo y a su propia historia, a tal punto de parte de su familia danza en Weichafe.
Weichafe, que se presenta el próximo 19 de de enero, toma el concepto de weichan, lucha, que da nacimiento también a los weichafes, guerreros para el pueblo mapuche. Curaqueo rescata las historias de jóvenes mapuche que han muerto en relación a las de las luchas de su pueblo, pero también busca rescatar a través de la danza las batallas que cada persona tiene y por las que “lucha”.
“Las personas que van a ver Weichafe me gustaría que se enfrentarán a una idea universal sobre el weichan, que cada quien se mire a sí mismo en diferentes momentos”, afirma Curaqueo en esta entrevista.
La obra, que mezcla la danza con el mapuzungun, se va a presentar el próximo 19 de enero en el GAM, en Santiago.
"El período pre estallido y pre pandemia fue distinto al de ahora y sin duda se han modificados nuestros contenidos y la formas de hacer obras".
- Entiendo que Weichafe es parte de una trilogía de obras respecto a la cultura mapuche. ¿Puede la gente ver igual la obra de manera individual? ¿Bajo qué contexto nace Weichafe?
- Weichafe es una obra que se estrena en 2019 y el germen de esto es Malen, una obra que estrenamos en 2017. Malen fue el primer impulso para tratar de abordar los temas mapuche y de alguna manera yo también estaba descubriendo a dónde apuntar y qué estética podía resultar, porque además era muy complejo hacer una obra que podía parecer folklórica y a la vez fuese de arte contemporáneo, porque me interesa la danza contemporánea. Y no empezó como una trilogía narrativa, sino que a partir de todo lo que fue generando Malen parte este impulso, de tres obras que estén atravesadas por cierta estética. De ahí nace esta trilogía Cuerpo y Memoria Mapuche, poéticas de un cuerpo en resistencia, que es el título de la trilogía creativa.
Tras el estallido no pudimos terminar la temporada de Weichafe y después vino la pandemia, entonces ahora estamos retomando desde ese tiempo hasta ahora, todo quedó corrido dos años. En parte fue bueno, porque nos dio tiempo para reflexionar lo que queremos hacer a futuro y porque los tiempos han cambiado, el período pre estallido y pre pandemia fue distinto al de ahora y sin duda se han modificados nuestros contenidos y la formas de hacer obras. De a poco hemos comenzado a trabajar en los primeros ensayos de la tercera obra.
- En la obra usted toma un poco las historias, y las luchas, de jóvenes mapuche que han sido asesinados también, como Camilo Catrillanca y otros tantos, de alguna manera se ha relevado poco en la prensa la causa que los llevó a generar resistencia por su cultura y su pueblo. En su caso ¿por qué se interesa en este tema?
- Cuando estábamos haciendo el proyecto de Weichafe, en 2018, ocurrió un hecho muy específico, el asesinato a Camilo Catrillanca, que fue en noviembre del 2018 en Temucuicui. Yo lo noté como un primer síntoma del estallido social, fue como un pre estallido, en las calles de Santiago había una tensión, había muchos comentarios sobre el tema, fue muy visto. Y desde el interior del elenco de Malen, que son 17 mujeres, cada una desde su propia personalidad, decidimos convocar a lo que en un principio era una pequeña performance, un encuentro político-artístico para poder manifestarnos sobre lo que había pasado, está violencia que se estaba sistematizando. Y el día que ocurrió el encuentro, esto se desbordó, fue mucho más allá de nuestras manos.
"Me di cuenta que la idea o el concepto de weichafe era algo que estaba más bien implícito, había una especie de sentimiento weichafe, más allá de particularizar y contar biografía específica, si bien para nosotros fue un detonante lo de Camilo Catrillanca".
Y ese día me di cuenta que la idea o el concepto de weichafe era algo que estaba más bien implícito, había una especie de sentimiento weichafe, más allá de particularizar y contar biografía específica, si bien para nosotros fue un detonante lo de Camilo Catrillanca, para otros puede ser lo que pasó con Macarena Valdes, Alex Lemun, Matías Catrileo, o tantos otros jóvenes mapuche que fueron asesinados por agente del estado. Casos donde la justicia llega de manera tan lenta, parece que la justicia funciona distinta para unos y para otros. Pero, al margen de eso, yo no me atrevería a hablar en la obra de las biografías de otras personas, otras identidades, es un ámbito complejo. Lo que quisimos es respetar esa memoria y abordar el tema como un sentimiento weichafe. Por eso partimos de la palabra mapuche weichan, weichan es mapuzungun es la lucha, en un amplio sentido. De algún modo todos hacemos weichan, en diferentes espacios, en el campo, en la ciudad, en lugares de trabajo, etc. El germen es el weichan, la lucha, y desde ahí nos interesa abordarlo.
Por supuesto que los weichafe son referentes, y no solamente eso, son también parte constitutiva de nuestra historia contemporánea mapuche. Buscamos reconocer nuestra historia. Creo que hasta el período pre estallido no habíamos considerado claramente tener una historia mapuche en común. Porque eso es lo que finalmente nos va a constituir como pueblo nación, que es la aspiración máxima. Pará que eso se logre al menos necesitamos una historia común y como en todas las naciones hay diferentes opiniones, diferentes puntos de vistas, pero eso nos conforma como nación. Yo creo que hacer estos primeros intentos de conformar una historia común es una de las razones de porqué hacemos lo que hacemos.
- Entiendo que en Weichafe trabaja con bailarines mapuche y algunos champurrias, ¿por qué toma esta decisión?
- Es que Malen surgió de la emoción que me generó vincularme con mujeres mapuche, aprendiendo sobre textiles mapuche. Y empecé a conectar con cómo llevan la mujeres toda esta historia, el mapuzungun, etc. Y para hacer Malen no tuve más que convocar a las mujeres con quienes me estaba relacionando en ese momento y le pregunté a mi hermana pequeña, Ayelen, si podía ser la protagonista de la obra. Ahí convoque a algunas bailarinas, y si bien tienen experiencias artísticas, la mayoría no se dedica a las artes de manera formal. Me interesaba la mirada de la mujer mapuche.
"Citando a la poeta mapuche Daniela Catrileo, quien en su poesía reivindica el lugar de los mapuche champurria, sobre todo los que habitan la ciudad. Me parece un tema interesante, donde se gesta y se profundiza un weichan".
Para weichafe ya quise ampliar esta posibilidad, no sólo tener intérpretes mapuche, si no también no mapuche. Teniendo en cuenta que decir que alguien es no mapuche es complejo, porque ¿quién soy yo para decirle a alguien que no es mapuche? Porque ser mapuche va más allá de pertenecer a una identidad específica, no necesariamente tiene que ver con el apellido o incluso ni siquiera con una historia en común. Por eso yo intentaba abrir las nociones de lo que es la identidad y cómo se va conformando, nutriendo esa identidad. Por eso en Weichafe hay intérpretes mapuche y no mapuche, en el último caso, usamos la palabra champurria.
La palabras champurria desde niño yo la escuchaba en el campo, como una manera un poco despectiva para referirse a alguien que tiene un lugar identitario indeterminado, como un agüita con harina, como se dice. Citando a la poeta mapuche Daniela Catrileo, quien en su poesía reivindica el lugar de los mapuche champurria, sobre todo los que habitan la ciudad. Me parece un tema interesante, donde se gesta y se profundiza un weichan.
También la obra apela a cierta universalidad en conceptos, quien vea la obra se va a sentir parte de aquello.
Igual siempre trato de poner de protagonistas a personas mapuche, que se sepan mapuche. En este caso los protagonistas son mis dos hermanos varones. A la vez, se complementa con una mirada contemporánea de realizar obras de arte, recurriendo a otros recursos, no sólo los dados por el cuerpo, sino también por la palabra, el mismo mapuzungun, la reivindicación del idioma.
- ¿Con qué sanciones o sentimientos sale el público al ver la obra? ¿Qué buscaba transmitir a los espectadores?
- Hemos hecho un esfuerzo en pensar en una obra que apele a la universalidad de los conceptos. Las personas que van a ver Weichafe me gustaría que se enfrentarán a una idea universal sobre el weichan, que cada quien se mire a sí mismo en diferentes momentos.
"El espectador se va a encontrar con un idioma que también le pertenece, porque más allá de lo que digan las palabras, porque no hay traducción de textos, pero lo interesante es que el idioma se escucha, que de algún modo se haga reconocible".
Por otro lado, se van a encontrar con él mapuzungun, la reivindicación de la lengua, que es una de los weichan más importantes. Se puso en primera línea cuando la lamgen Elisa Loncon asumió la presidencia de la convención el año pasado, es tremendamente importante cómo ella reivindica el idioma, la hace parte del presente, que no pertenece a los museos ni a los libros de historias, sino que circula. El espectador se va a encontrar con un idioma que también le pertenece, porque más allá de lo que digan las palabras, porque no hay traducción de textos, pero lo interesante es que el idioma se escucha, que de algún modo se haga reconocible, eso es importante. Además de las prácticas propiamente mapuche, yo creo que el espectador puede conectar de un modo sensible espiritual, donde la obra colabora a que el texto mapuzungun se comprenda, más allá de hacerlo explícito. En Weichafe no va a ser explícito lo que se va a ver, es una experiencia emocional.
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