“Sin migración, sin género, sin guerra”, fueron algunas de las consignas del primer ministro húngaro, Víktor Orbán, para dar comienzo a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) 2023 celebrada en el centro de eventos Bálna (La Ballena) en Budapest, capital de Hungría, este 4 y 5 de mayo.
La CPAC comenzó en la década de 1970 como un mitin anual de fuerzas de derecha estadounidenses organizadas por la Unión Conservadora Estadounidense. Sin embargo, con el paso de los años ha extendido sus lazos fuera de Norteamérica, realizando conferencias en Japón, Corea del Sur, Australia, Hungría, Brasil y México. A esta última reunión, realizada en noviembre de 2022, acudieron los miembros del Partido Republicano chileno y la extrema derecha nacional, José Antonio Kast, la diputada Chiara Barchesi y Francisco Muñoz, líder del Team Patriota.
Igual que en otras oportunidades, la CPAC reunió a 65 oradores de todo el espectro ultraconservador de Europa, América y Asia. El único latinoamericano en esta ocasión fue Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente brasileño Jair Bolsonaro
Entre los asistentes se contaron representantes del Partido Republicano de Estados Unidos, la ultraderecha española de VOX, partidarios de Agrupación Nacional -el partido de Marie Le Pen- de Francia, los católicos ultraconservadores de Polonia y distintos políticos y miembros de nacientes partidos de extrema derecha de Brasil, México, Holanda, Dinamarca, Bélgica, Italia, Estonia, Croacia, Suiza, Chequia, Austria, Portugal, Eslovenia, Eslovaquia y Japón. En suma, mayormente partidos de reciente creación, apoyados por The Movement, algo así como la 'Internacional de Ultraderecha' organizada por el ex consejero de Donald Trump, Steve Bannon.
Orbán necesita a Putin
Ahora bien, a pesar de que las temáticas típicas que unen la agenda de ultraderecha internacional estuvieron presentes en el evento, por ejemplo en las secciones 'In god we trust', 'No country for woke men' o 'No woke zone' o los discursos antiizquierda y contra el "lobby gay”, un tema inevitable que rodea a la CPAC desde 2022 fue la invasión rusa de Ucrania.
En el fondo, los intereses nacionalistas de buena parte de estos movimientos y partidos han dependido históricamente de sus alianzas con Rusia y su presidente Vladimir Putin, quien ha llevado años ejerciendo una diplomacia que ablanda voluntades a través de un gas barato, que hace -a la vez- dependientes a los países que beneficia.
Es el notorio caso de Hungría, un país de la OTAN y la Unión Europea, pero cuya matriz eléctrica depende casi exclusivamente del suministro ruso, razón por la cual Orbán ha jugado el juego de dificultar la entrega de dinero y armas al Ejército ucraniano.
Durante su discurso en la apertura de la CPAC, el primer ministro húngaro insistió en acabar la guerra, afirmando que “si Trump fuera presidente ahora, no habría una guerra que afectara a Ucrania y Europa hoy”.
Una situación diametralmente opuesta al caso de Polonia, donde su primer ministro Mateusz Morawiecki, un ultraconservador católico, es ferviente partidario de extremar la ayuda a Ucrania, aún a costa de dejar de acceder al gas ruso, con las graves perturbaciones que eso genera, especialmente en materia de inflación, pero también de una posible carestía energética.
Posición que comparten muchos otros grupos de ultraderecha, entre ellos Republicanos de Chile, quienes incluso han enviado delegaciones a Kíev.
Las palabras del discurso de apertura de Orbán, quien consiguió un cuarto mandato en abril de este año, estuvieron dirigidas a mantener la idea de una Hungría “no alineada” y buscar el fin de la guerra en Ucrania.
Durante el desarrollo del conflicto, Orbán ha apostado por evitar las sanciones económicas para Rusia, aduciendo el impacto que eso tendría en la economía de Hungría, dependiente del gas y la energía nuclear de los rusos. Además, Orbán es considerado como el aliado más estrecho de Putin dentro de la Unión Europea. De ahí que también Hungría haya negado el tránsito de armas dentro de sus fronteras, a pesar de colindar al norte con Ucrania.
Es más, Orbán y su canciller, Peter Szijjarto, denunciaron una supuesta intromisión del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, y la izquierda húngara durante las elecciones parlamentarias de abril de 2023. Esto luego de que Zelenski aludiera públicamente a su par húngaro para que tomara una posición frente a la ofensiva rusa. “Quiero detenerme aquí y ser honesto, de una vez por todas. Tienes que decidir por ti mismo con quién estás”, interpeló Zelenski a Orbán en una videollamada con los líderes de la UE.
También Orbán ha criticado a Zelenski por la política de leva militar, pues, según el líder húngaro, los oficiales ucranianos han llevado al frente de batalla de una manera desproporcionada a húngaros étnicos -aunque ciudadanos ucranianos- de la región ucraniana de Transcarpatia, zona que los nacionalistas húngaros reclaman como parte de Hungría.
De este modo, durante su discurso en la apertura de la CPAC, el primer ministro húngaro insistió en acabar la guerra, afirmando que “si Trump fuera presidente ahora, no habría una guerra que afectara a Ucrania y Europa hoy”.
“¡Regrese, señor presidente, haga que Estados Unidos vuelva a ser grande y tráiganos la paz!”, fueron las palabras de Orbán ante la audiencia.
Esto, en razón de las palabras de Trump, quien afirmó que podría acabar la guerra en 24 horas, y que conoce a Putin.
Los republicanos necesitan a Orbán, pero no a Putin
En el fondo, el llamado de Orbán no es distinto al hecho por los conservadores y republicanos estadounidenses, aunque también hay diferencias irreconciliables. Así como Orbán se ha convertido en un referente para la ultraderecha estadounidense, su respaldo y dependencia de Putin también ha generado división en cómo abordar la guerra en Ucrania.
De ahí que, en octubre del año pasado, la cuenta de Twitter de la CPAC tuvo que dar marcha atrás con las declaraciones en favor de la anexión rusa de territorio ucraniano y en contra de la entrega de apoyo monetario para Zelenski.
El tuit del 3 de octubre decía: “Vladimir Putin anuncia la anexión de 4 territorios ocupados por Ucrania. Biden y los demócratas continúan enviando a Ucrania miles de millones de dólares de los contribuyentes. Mientras tanto, estamos bajo ataque en nuestra frontera sur. ¿Cuándo pondrán los demócratas a #AméricaPrimero y terminarán con los obsequios a Ucrania?”
Tuit borrado de CPAC en favor de Putin.

El tenor de la declaración fue concebida como proPutin, en vista que acusaba de los territorios como “ocupados por Ucrania”.
En pocas horas el tuit fue bajado por considerarlo como “no aprobado”. Según el presidente de la CPAC, Matt Schlapp, por esos días estaba preparando un evento en Australia y la diferencia horaria habría provocado la confusión con la publicación no autorizada.
En seguida, el foro conservador publicó una declaración dando pie atrás, afirmando que “La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia debe ser repelida”, además de que “Putin es un loco que está poniendo en riesgo millones de vidas con su vaga charla sobre la guerra nuclear... Debemos oponernos a Putin, pero los contribuyentes estadounidenses no deberían asumir la gran mayoría del costo”.
Otro de los conferencistas de la CPAC que ha dado declaraciones ambiguas es el congresista republicano Paul Gosar, quien criticó el viaje del presidente estadounidense Joe Biden en febrero de 2023. Según Gosar, “Ucrania no es nuestro amigo, y Rusia no es nuestro enemigo”.
A esto se suman las declaraciones del primer ministro georgiano contra las sanciones a Putin, consideradas inútiles por Garibashvili, pues “nadie puede detener a Rusia”.
Así también ha sucedido con los congresistas republicanos miembros del CPAC, Matt Gaetz y Lauren Boebert, quienes criticaron la visita de Zelenski al parlamento estadounidense en diciembre del año pasado. Es más, Gaetz ha sido “felicitado” por la televisión estatal rusa luego de dar declaraciones contra el envío de ayuda a Ucrania.
Sin embargo, el congresista ha tenido que desligarse públicamente de las acusaciones que lo apuntan como proKremlin. “No soy pro-Rusia… Soy pro Estados Unidos”, tuiteó días después de la alocución de Zelenski.
La Europa conservadora necesita a Orbán, Estados Unidos y Putin
Otro de los que complican la agenda de Orbán y los conservadores durante la CPAC en Hungría es el primer ministro de Georgia, Irakli Garibashvili, único jefe de Estado que viajó a Budapest. El problema con Georgia es el recuerdo de la agresión rusa de 2008, cuando el presidente ruso, Dmitri Medvedev, y su primer ministro, Vladimir Putin, ordenaron la anexión del Abjasia y Osetia del Sur en el valle de Kondori, al norte de Georgia.
Según los detractores de Garibashvili, la política exterior del país es ambivalente o, en el peor de los casos, directamente prorrusa. A esto se suman las declaraciones del primer ministro georgiano contra las sanciones a Putin, consideradas inútiles por Garibashvili, pues “nadie puede detener a Rusia”.
La participación del mandamás georgiano se enmarca en el giro autoritario y ultraconservador que ha dado su partido Sueño Georgiano durante los últimos años. Inspirado por Orbán, al igual que la derecha estadounidense, Garibashvili ha optado por lanzar una agenda conservadora desde su asunción al poder en 2021.
Otro orador de la CPAC fue el ex primer ministro checo Andrej Babiš, quien sorprendió a sus vecinos y miembros de la OTAN durante los debates presidenciales de 2021, cuando afirmó que no enviaría tropas para defender a los aliados del Tratado Atlántico Norte, Polonia y los países bálticos si fueran atacados por Rusia. Según el premier, no participaría de la guerra pues “tenemos que hablar de paz”.
Durante los últimos meses de su mandato, Babiš jugó la carta del miedo a la guerra como parte de una campaña electoral que acabó perdiendo.
Casi un año después, en septiembre de 2022, se registró una masiva marcha en República Checa exigiendo al nuevo gobierno negociar acuerdos con Rusia para suministrar gas a bajo precio. Considerada una marcha en la que participaron extremistas de izquierda y derecha bajo el lema “Chequia Primero”, los manifestantes también pidieron la salida de República Checa de la OTAN y la ONU.
¿Y los chilenos?
Ya el año pasado, la CPAC congregó a varios representantes de la extrema derecha chilena y latinoamericana en su encuentro en México. Sin embargo, este año, es notoria la ausencia de éstos en la conferencia.
Según fuentes al interior del conglomerado, los militantes del Partido Republicano en Chile priorizaron participar y apoyar las campañas de sus candidatos y las elecciones a consejeros constitucionales, que se desarrollarán este domingo, y que toparían con el desarrollo de la CPAC, que se realizó el jueves 4 y viernes 5 de mayo.
Los republicanos chilenos esperan sacar cuentas alegres tras la elección del domingo 7 de mayo, sacando réditos de la campaña del Rechazo, postura que apoyaron y que ganó el plebiscito de salida del proceso constituyente.
El año pasado, como orador, pero de forma telemática, se presentó el ex candidato presidencial de los republicanos, José Antonio Kast. En dicha ocasión, también participó la diputada del Partido Republicano, Chiara Barchiesi, quien asistió de manera presencial a la conferencia y realizó una exposición cercana a los 10 minutos.
En la CPAC de Hungría de 2023 sólo se repitieron el plato Eduardo Bolsonaro y Bannon, quienes se limitaron a enviar un video mensaje a los asistentes a la conferencia.
El discurso de Kast, en la CPAC del año pasado -que se desarrolló en noviembre del 2022-, sólo fue a reforzar la idea de la mayoría de las charlas que se desarrollaron: enfrentar “la amenaza del comunismo” y apelar al “sentido común” para sumar votos para los proyectos conservadores en América Latina.
“Hoy sin duda, la libertad está amenazada, pero más pronto que tarde, liberaremos a los países de Latinoamérica del yugo socialista y comunista”, afirmó Kast. “Tenemos el arma de destrucción masiva más poderosa y letal contra la izquierda radical y los enemigos de la libertad: el sentido común”, agregó.
Por su parte, Barchiesi enfocó su discurso de noviembre pasado en analizar las, para ella, terribles consecuencias de las políticas progresistas en Chile.
Además, entre los asistentes de la CPAC del 2022 estaba también el líder del Team Patriota, Francisco Muñoz.
Entre los líderes que realizaron charlas en la CPAC del 2022 en México estaban Steve Bannon, un ex asesor y estrecho consejero del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump; Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro; y el diputado argentino Javier Milei. Incluso, el mismo Trump envió un mensaje para los asistentes al encuentro.
De todos estos nombres, en la CPAC de Hungría de 2023 sólo se repitieron el plato Eduardo Bolsonaro y Bannon, quienes se limitaron a enviar un video mensaje a los asistentes a la conferencia.
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