Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Miércoles, 17 de Abril de 2024
Expedición UdeC

Experto chileno del fondo marino: “Es un ecosistema que debe ser protegido de la minería submarina”

Joaquín Riffo Burdiles

A propósito de la llegada a Ondamedia del documental Atacamex, que muestra cómo se gestó la exploración chilena a 8 mil metros de profundidad en la Fosa de Atacama, INTERFERENCIA conversó con el Dr. Osvaldo Ulloa, líder de la expedición. Acá sus palabras sobre la trama tras el descenso, lo que se sabe sobre el fondo marino y el desafío de protegerlo de iniciativas que puedan amenazarlo.

Admision UDEC

Desde el pasado 2 de junio, el portal Ondamedia -perteneciente al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio- incluye en su catálogo online el documental “Atacamex: Explorando lo Desconocido”, una pieza audiovisual que aborda la exploración en una de las fosas más profundas del planeta, la Fosa de Atacama. 

La investigación fue llevada a cabo por un grupo de científicos chilenos, quienes consiguieron descender y explorar las profundidades de la Fosa de Atacama. El relato aborda cómo fue el proceso de preparar esta expedición, iniciativa liderada por académicos del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción (UdeC) y del IMO, que se desarrolló en 2018. Entre sus hitos, destaca el uso del vehículo autónomo “Audacia”, diseñado y construido especialmente para la ocasión por el ingeniero estadounidense Kevin Hardy, quien había trabajado anteriormente con el director de cine James Cameron en su descenso a la fosa de las Marianas.

Con una preparación que contempló cinco años de trabajo, la expedición Atacamex logró bajar a 8 mil 81 metros de profundidad (la mayor profundidad alcanzada a la fecha para esta fosa), desde donde pudo tomar imágenes de video del fondo y colectar datos ambientales y muestras de agua y organismos que hoy están siendo investigados en los laboratorios del IMO. Esto significó no sólo un hito para los chilenos, sino que también para la oceanografía mundial, porque arrojó nuevos conocimientos que aportan a descifrar los grandes misterios que se ocultan en las grandes profundidades del mar. Un lugar que permanece prácticamente inexplorado, pese a que abarca más de la mitad de la superficie del planeta Tierra.

INTERFERENCIA conversó con el académico de la Universidad de Concepción, el Dr. Osvaldo Ulloa, líder de la expedición y Director del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), para abordar distintos aspectos tras la génesis de la expedición que llevó al documental. 

¿Cómo fue la experiencia del proceso de producción, tanto del documental como de la expedición misma?

“El documental refleja varias etapas, incluyendo la preparación, las reuniones científicas, cómo se armaron los equipos en tierras, los desafíos y problemas que tuvimos -incluyendo que en un momento estuvo a punto de cancelarse la expedición-, entonces va mostrando varias instancias de esta experiencia que tuvimos. Desde el comienzo, la decisión del IMO era trabajar con profesionales del área, de tal manera que el producto final fuese de la mayor calidad posible. Ha sido un trabajo virtuoso entre el mundo de la ciencia y el mundo de las artes audiovisuales”. 

¿Qué le parece que ahora pueda ser visto por muchas personas en sus hogares de forma gratuita a través de una plataforma como Ondamedia?

“Indudablemente, para nosotros es tremendamente importante que esto haya aparecido en Ondamedia. El documental lo partimos exhibiendo en junio del año pasado para los 100 años de la Universidad de Concepción, y teníamos todo un calendario para irlo llevando a todas las regiones de Chile. Alcanzamos a estar en algunas ciudades, pero todo se interrumpió el 18 de octubre por el estallido social y eso se ha mantenido hasta hoy producto de la pandemia. Por lo tanto, la idea de mostrarlo en teatros o cines y conversar con la gente tuvimos que cancelarla, y ahora, el estar en un medio que es gratuito y llega a todo Chile, es una gran alternativa. Estamos promoviendo que el país conozca este producto que es tan propio nuestro y nos muestra un rincón absolutamente desconocido de lo que es nuestro territorio”.

Hablemos del proceso de cómo fue preparar esta exploración, que incluso tuvo su propio vehículo diseñado especialmente para la ocasión…

“Es una larga historia, que tomó varios años. Cuando presentamos la propuesta, pusimos que uno de los objetivos era poder llegar a la Fosa de Atacama e indudablemente se trata de un desafío tecnológico importante y muy caro. Por lo tanto, empezamos a buscar cuál era la mejor manera de poder acceder a la tecnología necesaria. En un comienzo tuvimos un acercamiento con una empresa inglesa que no prosperó, y por esas cosas que a veces son con un poco de fortuna, nuestro director de extensión Pablo Rosenblatt andaba visitando diferentes centros de oceanografía en Estados Unidos y buscando material audiovisual, cuando conoció al ingeniero Kevin Hardy que había trabajado con el director de cine James Cameron, cuando bajó el 2012 a la fosa de las Marianas, y él se entusiasmó muchísimo con este proyecto”. 

“Yo viajé al año siguiente a definir con él la parte más técnica, y le propusimos esta idea de llegar a la Fosa de Atacama con un presupuesto mucho más limitado que el que podía manejar alguien como James Cameron, pero con mucho entusiasmo. Él inmediatamente dijo que sí, que contáramos con él y lo único que nos pedía era que él quería estar en la expedición cuando su vehículo llegue al punto más profundo. Desde ese momento empezamos toda una comunicación donde él básicamente diseñó la plataforma y nosotros como científicos le pedíamos ciertos requerimientos técnicos para hacer mediciones. Lo que se diseñó fue una innovación en el uso de nuevos materiales y abaratar costos, entendiendo que instrumentos similares cuestan del orden de medio millón de dólares para arriba, lo que es mucho para una economía emergente como la nuestra. Con esto, lo que se hace es democratizar la ciencia y que países de menos recursos puedan comenzar a explorar y llegar a los lugares más profundos del planeta”.

¿Por qué se decidieron en particular por la Fosa de Atacama?

“Primero porque es nuestra, es parte de nosotros como chilenos. Obviamente nos interesa también investigar otros lugares, pero había que partir por lo que tenemos más cerca y además era una de las fosas menos exploradas. Entonces, por un lado era algo propio y característico de nuestra geografía, y por otro es un mundo completamente desconocido, por lo que nos ofrece una posibilidad de descubrimiento y observaciones únicas”.

Como comunidad científica, ¿cuánto se conoce sobre el fondo marino?

“En detalle, conocemos más de la superficie de la Luna y de Marte que de la de nuestro planeta. Menos del 20% del océano mundial lo tenemos mapeado a una resolución de un kilómetro. Todavía hay cañones y montes submarinos que desconocemos. La topografía de lo que conocemos es muy rudimentaria, es muy poco lo que se ha explorado del fondo y de la columna de agua. En la expedición llevamos una red nueva que nos permitió sacar muestras a 5 mil metros y de hecho tenemos el récord mundial de haber sacado las muestras de la columna de agua más profunda del mundo. O sea, si la fosa tiene 8 mil u otra tiene 11 mil, en más del doble de la columna de agua todavía no tenemos muestras. Eso te da una idea de lo desconocido que es el mundo de las profundidades”.

En la edición de enero/febrero de este año de la revista The Atlantic apareció un artículo advirtiendo sobre los peligros del desarrollo de la minería en el fondo marino. ¿Cómo ve el daño que podría generar esta actividad en estos ecosistemas y cuáles podrían ser las consecuencias?

“Hay una fuerte preocupación de la comunidad científica al respecto. La mayor parte de la superficie del océano está bajo aguas internacionales, es decir, no está bajo la jurisdicción de ningún país, por lo que en teoría cualquier persona o empresa puede ir a hacer lo que quiera. Se está trabajando en tratados a nivel internacional, hay iniciativas que intentan regular lo que es la minería submarina, pero estamos en pañales”. 

“La experiencia que hay es que se pidieron unos permisos hace unas décadas atrás para explotar algunos sectores frente a México en el Pacífico Norte, y lo que se vio es que una vez que fue intervenido el fondo marino, 15 años después todavía había señales de esa operación, lo que se explica por una capacidad de regeneración muy lenta. Entonces, hay mucha preocupación de que el impacto de la minería submarina, si no se controla de la forma adecuada, va a ser tremendo. Además, las especies que viven ahí tienden a ser muy longevas y de un crecimiento muy lento. Es cosa de recordar lo que ocurrió con la pesca de orange roughy. Por lo que sabemos, si bien el fondo marino es muy grande, es un ecosistema frágil, por lo que tenemos que ser muy cuidadosos y no tenemos hoy en día una legislación que lo proteja”. 

Puedes ver el documental “Atacamex: Explorando lo Desconocido” aquí

En este artículo

Caso:
Personas:
Organizaciones:


Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo

Caso:
Personas:
Organizaciones:


Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario