Vacaciones de invierno y verano en diversos países. Para la política no hay descanso y menos para agredir opositores. Aquí un briefing de lo que esta semana se comenta en Washington D.C.
Comencemos por Donald Trump, que a diario presiona a su gabinete para que le consigan el Premio Nobel de la Paz. Dice ser el salvador de la guerra entre Cambodia y Tailandia. Lobistas y hasta una agencia de inteligencia tiene la orden de lograr el objetivo. El pensamiento es: si Obama pudo, no es difícil.
Lo que no es fácil es ahuyentar el fantasma del caso Epstein. Cada día salen más evidencias de la cercanía entre el pedófilo empresario y Trump. El desprestigio del FBI y del Departamento de Justicia, al tratar de tapar las pruebas para salvar a Trump, parece irreparable.
El presidente es cada día más errático cuando se refiere a este caso. Envió al sub procurador norteamericano a negociar con la asistente de Epstein que ya está condenada. Esa mala jugada causó más escándalo, ya que el enviado fue abogado personal de Trump, y su misión pareciera que es asegurarse que la acusada no hable del presidente y sus fiestas con menores de edad. Todo a cambio de su libertad.
Irán
De Irán ya no se habla. Después del fallido ataque estadounidense a sus instalaciones nucleares y de los bombardeos iraníes a Israel, los persas ya no están en la agenda de La Casa Blanca.
Cuba
Lo mismo ocurre con Cuba. Silencio hasta en la oficina del secretario de Estado, Marco Rubio, que siendo de origen cubano se esperaba más de él. Cuando era senador pontificaba y criticaba a los líderes demócratas que poco hacían para liberar a la isla. A pesar de la reciente influencia de Rusia y China en Cuba, y de ver cómo deportan cubanos en Miami para regresarlos a manos de la dictadura, el silencio de Rubio es llamativo. Algunos aseguran que el gobierno cubano tendría antecedentes comprometedores de Rubio en El Salvador, Paraguay y otros países de la región. Los amigos lobistas de Rubio lo perjudican a diario mientras ofrecen negocios a su nombre.
Venezuela
Venezuela es algo similar. Por un lado Trump permitió que Chevron siga extrayendo petróleo, en un claro negocio que Maduro se beneficia con US$500 millones mensuales, y también los amigos donantes de Trump ganan billones. Estados Unidos luego negocia con el gobierno venezolano para liberar a ciudadanos norteamericanos. Todos amigos en el backstage del show político. Para aparentar distancia y cuando las cámaras se prenden, Trump envía a Marco Rubio a que anuncie el repetido cuento de las “fuertes sanciones” al gobierno venezolano, y declarándolo como un cartel de narcotráfico, y hasta de terroristas y que deberían ser expulsados de la galaxia y quizás hasta del universo. Todo un show mediático, mientras los lobistas norteamericanos ofrecen en Caracas los servicios de La Casa Blanca y de Rubio como si estuvieran disponibles en la Bolsa de Valores.
Llevan meses anunciando la “liberación” de Venezuela para mantener esperanzas y así seguir con los negocios. Por su parte, los venezolanos admiradores de Trump en Estados Unidos siguen siendo deportados a las cárceles de El Salvador. Lo que no dicen es que la jefa de gabinete de Trump trabajó para el lobista principal de Venezuela y su hija, también lobista, actualmente tiene clientes en Caracas. Incluso hasta un lobista de Miami ofrece en varios países su “muy cercana” amistad con una venezolana que trabaja hace años con Marco Rubio. Todo el mundo haciendo negocios y no política.
Chile
El país sudamericano celebró la extensión del programa Visa Waiver. Un triunfo para la izquierda chilena y un dolor de cabeza para la campaña presidencial de la derecha, que venía asustando a la población con el término del beneficio ESTA (Electronic System for Travel Authorization) desde el año 2022. Esperaban además usarlo como herramienta de ataque durante los debates, y como alimento para los medios de comunicación chilenos contra el gobierno del presidente Gabriel Boric. Chile lleva 11 años en el programa Waiver que logró el gobierno del fallecido presidente Sebastián Piñera.
Como no hay almuerzos gratis, Chile entregó información clave sobre China a cambio de que sus ciudadanos puedan ir a ver al ratón Mickey. En esa ‘colaboración’ también incluyen los nombres de los empresarios de derecha chilenos que no tienen problemas en hacer negocios con los líderes del partido comunista chino.
Un punto clave que el gobierno de Trump no entiende de la derecha chilena es que se venden como pro Estados Unidos e Israel, y por debajo son amantes de China y Palestina. A Boric sin embargo le creen, aunque no les guste lo que dice y apoye, porque lo manifiesta abiertamente y sin doble agenda.
Argentina
Los argentinos anunciaron orgullosos el comienzo de las negociaciones para el programa de Visa Waiver. Otros países como Panamá y Uruguay ya están en ese proceso mucho antes y no lo presumen como si fuera el triunfo del mundial de fútbol.
Argentina ya tuvo ese beneficio durante la presidencia de Carlos Menem, pero duró sólo seis años debido a que muchos argentinos no respetaron el acuerdo y se quedaron a vivir en Estados Unidos. En esta ocasión, Israel jugó un rol importante en pedir que Argentina pueda entrar al sistema ESTA, aunque el país trasandino tuvo que hacer favores importantes a Israel.
Los “rebeldes”
Existen dos países latinoamericanos que Trump no ha podido someter y menos hacer negocios para él y sus amigos. Brasil y México. La estrategia de la conquista es siempre la misma: subir aranceles, sanciones, quitar visas, etc. Luego se sienta a negociar y listo. Todo cambia y se adapta si es que hay un beneficio para él, que obviamente se anuncia como algo bueno para Estados Unidos, aunque no lo sea.
México y Brasil no son países pequeños. Tienen gran presupuesto y cuentan con el apoyo de Rusia y China. Manejan buena inteligencia y ya tienen información de Trump y de su gabinete como para sentarse a negociar tranquilamente. Cuba también ha colaborado con información clave sobre Marco Rubio, proporcionada por sus agentes en Estados Unidos como lo fue el ex espía, Víctor Manuel Rocha, y otros lobistas cercanos al secretario de Estado.
Muchos ex altos funcionarios norteamericanos de la primera administración de Trump y actuales Magas, están trabajando en México y Brasil como asesores y lobistas. Saben que el dinero y los negocios son las mejores herramientas para sentar a Trump y convencerlo. Del otro lado de la mesa en Washington los esperan ex lobistas que ahora trabajan en La Casa Blanca y en el Departamento de Estado listos para hacer negocios, pero no para los ciudadanos de Estados Unidos, sino para ellos y su jefe.
Aquí en Washington ya no se negocia entre políticos o diplomáticos. Ahora son lobistas contra lobistas. Se habla de precios y no de principios. No existen la ética ni la ley. Simples piratas y corsarios enviados por el rey que impone sus comisiones, las que se deben cumplir. Si no amenaza con invadirte con su guardia real. Estados Unidos cada día parece una monarquía, el país lo permitió. En tierra de necios, el loco es rey.
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