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Domingo, 15 de Junio de 2025
Elecciones presidenciales en Argentina

La movida de Mauricio Macri en el balotaje argentino: un tiro por la culata

Gonzalo León (desde Buenos Aires)

Milei en su más reciente entrevista y Mauricio Macri.

Milei en su más reciente entrevista y Mauricio Macri.
Milei en su más reciente entrevista y Mauricio Macri.

Hay muchas teorías para explicar el apoyo de Macri a Milei en segunda vuelta. Desde un gobierno del libertario guiado por el macrismo hasta ciertas causa judiciales que podrían complicar al derechista. Sea como sea, esta vez el escenario es adverso para el candidato de La Libertad Avanza. Por eso la movida de Macri, por el momento, es un tiro por la culata.

El martes 24 de octubre el expresidente Mauricio Macri armó una reunión en su casa de Acassuso con el candidato presidencial de ultraderecha, Javier Milei (que quedó segundo con un 29,98 %), y la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich (que quedó tercera con 23,83 %). No era la primera vez que Macri intentaba un acercamiento entre Bullrich y Milei (a quien ya le había hecho guiños después de las primarias de agosto), al menos en dos ocasiones había intentado armar una reunión similar, pero Bullrich, aún en carrera y quizá incómoda por las agresiones gratuitas que había recibido de parte de Milei, se había negado. El martes, sin embargo, todo parecía haber cambiado, ya que la segunda vuelta exigía definiciones y, sin el apoyo de Bullrich, se hacía imposible un triunfo de la derecha unida (¿jamás será vencida?).

El resultado de la reunión fue el anuncio del apoyo de Bullrich a Javier Milei en una conferencia de prensa, en la que la candidata de Juntos leyó un documento, donde en sus partes más salientes señalaba: “Para nosotros, como decía San Martín, cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”; “la urgencia del momento nos interpela a no ser neutrales frente al peligro de la continuidad del kirchnerismo a través de Sergio Massa. Tenemos la convicción de que sólo desde los valores de la república, de la trasparencia, de la lucha contra la corrupción, de un país sin populismo, Argentina podrá salir adelante”; “¿qué significaría la continuidad del peor gobierno de la historia con Sergio Massa: primero, un Estado en contra de la gente, un Estado que seguirá siendo una guarida de ñoquis con privilegios para los políticos, ¿gerentes de la pobreza y mafiosos? Segundo, Cristina Fernández de Kirchner seguirá poniendo jueces a dedo que le aseguren su impunidad e intentará el control político de una Corte Suprema a su medida”.

Más que un apoyo a Milei, lo de Bullrich fue una extensión de su campaña presidencial antikirchnerista centrada en el “anti” más que en propuestas concretas o en una idea de país. Ser “anti”, a no ser que se trate de un plebiscito, implica el riesgo de que la ciudadanía no entienda por qué votar por tal o cual candidato. Y si esa ciudadanía no entendió ese mensaje en la primera vuelta, ¿por qué esta vez ese electorado, ese 23,83 %, lo comprendería para el balotaje? Pero lo delicado fue que Bullrich se presentó en la conferencia de prensa con su candidato a vicepresidente, advirtiendo que “venimos en representación, no de nuestros partidos, sino por haber tenido el apoyo de seis millones doscientos mil argentinos”. Es decir, estaba, en la práctica, rompiendo Juntos por el Cambio, que integraban desde su fundación el PRO, la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC). Esta coalición fue la que gobernó entre 2015 y 2019 con Macri como presidente.

Una derrota de Milei y una reconfiguración de la derecha argentina (que está sucediendo) podría llevar a Macri nuevamente a la ansiada centralidad. Aunque claro, esto conlleva un riesgo: que Milei gane o que Massa obtenga una aplastante victoria.

La reacción de los partidos no se hizo esperar. Elisa Carrió, líder de la CC, responsabilizó a Macri de estar detrás de esta movida: “Siempre Macri jugó para Milei y la destrucción de Juntos por el Cambio” y explicó que se había dado cuenta de antes, dado que conoce mucho al expresidente, de que sus intenciones, después de enfrentar a Rodríguez Larreta con Bullrich y salir triunfadora esta última en las primarias, era “entregar a Patricia e irse con Milei”. Las más altas autoridades de la UCR, en tanto, en una conferencia de prensa manifestaron que el partido se mantendría neutral en el balotaje del 19 de noviembre y advirtieron que se había “roto el sistema de toma de decisiones del espacio. Está quebrado. Este alejamiento de Patricia y Mauricio pone en riesgo la continuidad de Juntos por el Cambio”. Y a los días, ante las acusaciones de Macri contra su partido, la UCR en un comunicado oficial señaló que la conducta del expresidente “ha menoscabado la posibilidad de triunfo de Juntos por el Cambio, ya que aún antes de la elección general el ingeniero abonaba irresponsablemente un acuerdo con la extrema derecha”.

¿Pero por qué Macri precipitó un apoyo a la candidatura de Javier Milei? Lo cierto es que poco después de las primarias de agosto los guiños entre Macri y el candidato libertario se hicieron evidentes. Milei señaló que le gustaría que, en su futuro gobierno, Macri fuera una especie de embajador plenipotenciario: “Si soy Presidente, Macri tendría un rol destacado como representante de la Argentina. Sería una figura por encima. Un representante del país, no sé cómo se define, habría que crear la figura”. Y a su vez Macri había alagado a Milei, de hecho, lo había felicitado después de su performance en las primarias. Esto hizo hace dos meses que Bullrich obligara a Macri a definirse por su candidatura, cosa que hizo, aunque de mala gana.

Hay dos teorías plausibles para explicar la maniobra del expresidente. La primera es que desde hace un tiempo Macri venía esperando la oportunidad para retomar la centralidad en la política. Su libro Segundo tiempo anuncia esto, y estar detrás del apoyo de Bullrich a Milei sería la encarnación de esa oportunidad. Y es que Macri no sólo estaría mirando la performance del candidato libertario, sino también la performance parlamentaria de su espacio político, La Libertad Avanza (LLA), que desde el 10 de diciembre tendrá 38 diputados y 7 senadores, convirtiéndose así en la tercera fuerza del Congreso. Esos diputados y senadores no tienen conducción, porque es sabido que, a Milei, pese a ser diputado, no le interesa el trabajo legislativo. A Macri tampoco le interesa ese trabajo, pero sabe cómo construir poder. Es más, Juntos por el Cambio ya no le acomodaba por la aparición de nuevos liderazgos: primero fue el de Horacio Rodríguez Larreta (fallido y combatido por el propio Macri desde adentro) y luego el de Patricia Bullrich (fallido y combatido por Macri desde afuera).

Hay un consenso en la política argentina en que hay que dejar en el pasado a Macri y a Cristina Fernández de Kirchner, que es una de las manifestaciones más fuertes de lo que se ha conocido como “la grieta”. A Cristina renunciar al protagonismo o a la centralidad no le ha molestado; al contrario, hace unos meses, cuando se hablaba de candidaturas presidenciales en el peronismo, afirmó que ya había sido su tiempo. Pero Macri se resiste a ser pasado. Y para volver a ser presente, no debe haber nadie que le haga sombra, y por eso su apoyo a Milei no significa que crea que vaya a ser presidente, sino todo lo contrario. Una derrota de Milei y una reconfiguración de la derecha argentina (que está sucediendo) podría llevarlo nuevamente a la ansiada centralidad. Aunque claro, esto conlleva un riesgo: que Milei gane o que Massa obtenga una aplastante victoria.

Sea lo que sea que haya motivado a Macri para hacer esta movida y darle el apoyo a Milei, lo cierto es que hubo otros dirigentes de Juntos por el Cambio que estuvieron al tanto de la negociación... Es decir, lo que estaría en juego sería un segundo gobierno del expresidente liderado por el libertario. En términos políticos, sería una alianza libertaria con el macrismo.

La segunda teoría la dio a conocer el portal lapoliticaonline.com y consiste en que Macri habría apoyado a Milei porque tiene unas cuantas causas judiciales que podrían complicarlo de ganar Sergio Massa: Correo Argentino, parques eólicos, peajes y espionaje ilegal. Esta última causa consistió en el espionaje que el expresidente ordenó a hacer a sus propios correligionarios, como a Rodríguez Larreta. Pero además la otra figura que se vería afectada con el avance de esta causa sería la propia Patricia Bullrich, quien durante el gobierno de Macri fue ministra de Seguridad.

Sea lo que sea que haya motivado a Macri para hacer esta movida y darle el apoyo a Milei, lo cierto es que hubo otros dirigentes de Juntos por el Cambio que estuvieron al tanto de la negociación, porque más que un apoyo habría sido una negociación, que incluyó, de parte de Macri a Milei, el ofrecimiento de quince millones de dólares para lo que queda de campaña y la fiscalización de las mesas en toda Argentina. A cambio, Milei habría aceptado, de ganar el balotaje, la designación de varios cercanos a Macri en un futuro gabinete, entre los ministerios mencionados se habla del de Seguridad, de Justicia, de Transporte y del equipo económico casi completo. Es decir, lo que estaría en juego sería un segundo gobierno del expresidente liderado por el libertario. En términos políticos, sería una alianza libertaria con el macrismo.

Más allá de si esta negociación sea completamente cierta (cosa por el momento incomprobable), la decisión de Macri de convertirse en factor en la segunda vuelta está configurando el mapa de la política argentina. Por ahora Juntos por el Cambio sigue vivo como espacio político, aunque sin el macrismo, cosa que de partida resulta un despropósito, porque fue este espacio el que llevó a Macri a la presidencia en 2015. Y sigue vivo por la importante presencia de gobernadores, alcaldes y parlamentarios que se mantienen fieles al espacio.

Y mientras Juntos por el Cambio se entrega a esta lucha fratricida y LLA crece a costa de esa lucha, Sergio Massa y el peronismo, imperturbables, refuerzan su campaña con claros signos de unidad, recibiendo el importante apoyo de 19 de los 24 gobernadores que hay en la Argentina, además del de periodistas y empresarios que en primera vuelta no estuvieron con el candidato oficialista. Además, dos de las tres primeras encuestas dadas a conocer tras la primera vuelta indican una ventaja de entre ocho y diez puntos para el candidato oficialista, la restante encuesta muestra una ventaja de un punto para el candidato de LLA. Es decir, el escenario planteado es exactamente inverso al de la primera vuelta, donde todas las encuestas salvo una daban por ganador a Javier Milei. Sin embargo, que esta vez el escenario se vuelva a invertir resulta muy difícil. Por eso la movida de Macri, por el momento, es un tiro por la culata.



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El peor adversario de Milei es el mismo, y se agradece, por el bien de la región, la ultraderecha, o la derecha que es lo mismo, solo trae aparejado capitalismo salvaje y despojo social. Esquizofrenia pura. Odian el estado, pero viven del estado, o quieren del estado la parte que les conviene, la subsudariedad y nada más.

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