El espionaje y la conquista silenciosa del Partido Comunista de China en Latinoamérica avanza rápidamente. Los maletines con dinero para comprar políticos, gobiernos y empresarios se cambiaron por bitcoins. Tienen cárceles clandestinas, venden fentanilo a cárteles de drogas y sus ataques cibernéticos no cesan. La región no está preparada, y ahora Panamá es la prioridad.
La presencia de los servicios de inteligencia de China aumentaron drásticamente en la región latinoamericana después de que Donald Trump hablara de su interés de recuperar el Canal de Panamá. Ese día las operaciones chinas cambiaron su estrategia en el país Centroamericano.
El Partido Comunista de China, a diferencia de Estados Unidos, ofrece coimas y habla poco. Pagan en cuentas de bancos chinos y hasta en criptomonedas. Ese ha sido el éxito para lograr sus objetivos. En cambio el gobierno norteamericano solo amenaza con quitar visas, que era su única ventaja, ya que hoy en día pocos desean ir a EE.UU. Por lo cual esa herramienta de presión ahora es poco efectiva. China al contrario, anunció a varios países de América Latina que no necesitarán visa para ingresar a su país.
Los servicios de inteligencia chinos operan mejor con gobiernos y empresarios de derecha. Son más fáciles de reclutar para ellos por su debilidad por el dinero, lujos y represiones sexuales. Así fue el caso de Chile y Panamá. Las coimas recibidas por los gobiernos de Sebastián Piñera y Juan Carlos Varela fueron de millones de dólares. Ambos presidentes, acérrimos conservadores católicos y anti comunistas, no resistieron los pagos y evidencias de sus amantes que la inteligencia china usó para comprarlos. Atrás quedaron sus principios contra el comunismo a cambio de un buen pago.
En Latinoamérica, Chile es el país más intervenido por los comunistas chinos y en segundo lugar está Panamá. El interés de China es controlar elementos claves para su pasiva y disfrazada conquista: el canal, minería, puertos, trenes, metros, telecomunicaciones, aeropuertos, puentes, agua, luz, gas, abastecimientos de tecnología para agencias policiales y fuerzas armadas. Los corruptos líderes y empresarios latinoamericanos prefieren contar los billetes y no ver la inteligente y paciente invasión China.
La estrategia de la inteligencia China es la misma en todos los países. Obtienen información de las autoridades, políticos y empresarios que desean reclutar. Les ofrecen dinero y viajes a China. Graban con cámaras ocultas la intimidad con prostitutas o escorts masculinos en caso que el objetivo sea mujer u homosexual. China no se preocupa de largas investigaciones de corrupción, sanciones, ni juicios o extradiciones como lo hace EE.UU.
Panamá a la venta
Panamá comenzó a venderse a China desde mucho antes del gobierno del presidente Juan Carlos Varela (2014-2019), que fue quien abrió relaciones con el país asiático en el 2017. Ya otros presidentes venían recibiendo coimas y hasta vendían visas a los chinos. Pero fue Varela y sus ministros los más descarados. La embajada norteamericana en Panamá, bajo la administración de Obama, poco hizo en ese entonces para frenar el desfile de policías, políticos y autoridades que viajaban invitados a China donde eran reclutados.
En el gobierno de Varela, muchos hicieron negocios con China. Hasta el propio director del Consejo de Seguridad (servicio de inteligencia panameño) Rolando López, estaba en la nómina china. Pero la encargada de la embajada americana de la época Roxanne Cabral se rehusaba a creer ya que era cercano a él y al presidente Varela.
La inteligencia China veía a López como un policía mal agestado y sin experiencia en temas de inteligencia. Su limitado intelecto y su frívola vida personal lo hizo presa fácil de los chinos que descubren que tenía un pequeño hijo fuera de su matrimonio y varias amantes más. Un adicto a la pornografía, sexo y dinero.
Cuando la inteligencia china le hackeó el computador encontraron cientos de videos y fotografías pornográficas de las mujeres que frecuentaba y a las que les pedía que le enviaran material erótico, y otras que él mismo grababa mientras tenía relaciones sexuales con ellas.
En las fotografías y videos se ven a las mujeres luciendo su ropa interior y desnudas posando y mostrando sus partes íntimas a López. Lo más grave es que a muchas de ellas las contrató en puestos claves en el Consejo de Seguridad de Panamá, sin que tuvieran experiencia alguna. Actualmente, el material pornográfico y mensajes privados comprometedores están en manos de las autoridades norteamericanas en Washington.
Es impensable saber la dimensión de la información clave de seguridad nacional de Panamá y de Estados Unidos, por su relación con la embajada, que entregó a China el ex director de inteligencia a cambio de que el material pornográfico no se hiciera público.
Después de Varela, llegó el presidente Laurentino Cortizo, quien cortó pasivamente parte de la intervención de China en el país. Sin embargo, descuidó las recomendaciones de sus asesores que le informaban de la corrupción de su gobierno. Peor aún, Cortizo permitió que el tráfico de fentanilo, producto estrella de la inteligencia china, se descontrolara.
Extrañamente desaparecieron, el año 2023, miles de dosis de fentanilo de la Caja del Seguro Social. Ya en casi dos años de investigación, la ciudadanía aún no sabe qué sucedió. El presidente fue informado de que sus propios funcionarios estaban involucrados y que se trataba de un negocio entre el cártel de Sinaloa y la mafia italiana para llevar el opioide a EE.UU. El presidente nada hizo y blindó a los acusados. Según fuentes cercanas a la investigación, por temor a que los señalados declararan sobre los oscuros negocios del propio presidente y su hermano, que de la noche a la mañana se hizo millonario.
Los ministros de Cortizo viajaban regularmente a Sinaloa para reunirse con el cártel. Actualmente el negocio continúa y los narcos involucrados son vistos libremente en sus finos restaurantes que poseen en la capital panameña. Ahí se les ve reunidos con autoridades de gobierno y hasta con familiares de funcionarios de la presidencia. Todo esto siendo observado por la inteligencia china, que luego usará para reclutar informantes y extorsionar autoridades.
La embajadora “party planner”
Durante la administración del presidente Cortizo, la embajadora norteamericana era Mari Carmen Aponte, una diplomática de nombramiento político del gobierno de Biden. Por su falta de seriedad política, permitió que China avanzara en Panamá. Las prioridades de ella eran otras: la gastronomía panameña, el turismo, las fiestas de la independencia, Halloween y Navidad. Era como una niña que organizaba su quienceañera. Le importaba más saber cuántos globos habrían en sus celebraciones o el tamaño del árbol navideño que una reunión con un ministro.
Descuidada en sus relaciones con cuestionados panameños que la invitaban a reuniones privadas en yates sin que ella se diera cuenta quienes estaban presentes. Así fue el caso cuando dos delincuentes mexicanos se fotografiaron con ella. Las propias agencias de su misión diplomática los buscaban y ella bebiendo con ellos. Los chinos, como siempre, solo observaban.
Un punto que inquietó en Washington fue cuando la embajadora Aponte recibió en su residencia, durante el día de gracias, al ex embajador norteamericano Víctor Manuel Rocha, que días después fue arrestado y luego condenado por ser espía para Cuba durante 40 años. Pero eso no la detuvo y seguía la embajadora feliz subiendo videos en redes sociales en los que mandaba abrazos boricuas, por su origen puertorriqueño. China por su parte realizaba negocios y espionaje en Panamá que luego le darían frutos.
El objetivo en Panamá es sin duda el control del Canal. Trump acusó abiertamente a China de querer intervenir en el país centroamericano. Mientras estas dos potencias se pelean por la administración del canal, las autoridades panameñas suben sus precios en el mercado de la corrupción.
Entre las operaciones chinas destacan la “policía” y “cárceles” clandestinas que se descubrieron en varios países y que usan para perseguir opositores chinos al régimen comunista. De esas cárceles se sabe que estaban en 53 países, y en siete naciones latinoamericanas. En Canadá habían 5, en Estados Unidos 4, en Brasil y Ecuador 3, dos en Argentina, y una en Colombia, Chile, Cuba y Perú. Se cree que después de haber sido expuestas, solo cambiaron de dirección y existen actualmente muchas más y en otros países como Panamá pero las van rotando para evitar ser descubiertas.
Otra parte de la estrategia de China en Latinoamérica es participar en las políticas internas de los países y hasta influir en las elecciones debido a la cantidad de votantes chinos. En el caso de Panamá, que tiene la mayor cantidad de población china en Centroamérica, afecta en que puedan decidir quién es presidente y también hasta los miembros de su asamblea.
El periodismo panameño también es foco de atención para la inteligencia China. Invitan periodistas a su país para comprarlos bajo el disfraz de cursos y seminarios “gratuitos” que incluye un tour por diversas ciudades. Luego las empresas chinas en Panamá invierten dinero en publicidad a los medios y así tapan el pago por el silencio a investigaciones en contra de China o promoción del país. También existen los sobres con dinero en efectivo que reciben muchos reporteros e influencers para desprestigiar a ciudadanos a los que China considera enemigos.
La extorsión periodística es un método habitual y casi institucionalizado en Panamá en los diarios digitales, y recientemente hasta en los medios más prestigiosos y antiguos del país. Se cobra por no publicar y por desprestigiar a otros, y es ahí donde la inteligencia china supo inmiscuirse sutilmente para atacar a sus oponentes. La situación es tan grave que se ha desvinculado a directores de diarios, precisamente por acusaciones de actos de corrupción y que irónicamente un año atrás fueron premiados por Estados Unidos en La Casa Blanca por su “lucha contra la corrupción”. El galardón fue recomendación y coordinación de la una vez más errada ex embajadora Mari Carmen Aponte.
El actual gobierno panameño poco ha hecho para investigar las acciones de la inteligencia china en su país y mucho menos está preparada para combatirla. Cuando Trump habló de la fuerte presencia del país asiático en Panamá, el presidente José Raúl Mulino le bajó el pérfil. Las razones de ocultar la verdad ante Trump son básicamente las mismas de siempre. China paga y Estados Unidos no. China no pide visas a algunos países y los americanos las quitan. China vigila, extorsiona y recluta. EE.UU. cree en sus homólogos y cuando dudan, se toman años en investigarlos.
Hoy en día, la inteligencia china en Panamá está concentrada en el presidente Mulino y sus ministros y familiares. Los vigilan para luego reclutarlos. Saben que es ahí donde se hacen los negocios y se toman decisiones. Lo vienen haciendo por años con todas las autoridades.
La presencia china en Panamá se nota. Es cosa de llegar al aeropuerto Tocumen y ver las cámaras de vigilancia y reconocimiento facial de China en cada pasillo. Avisos y letreros en mandarín, y hasta los antiguos formularios de inmigración y aduana tenían la opción de ese idioma. Más llamativo es ver los carros que trasladan dentro del terminal a pasajeros adultos mayores y diplomáticos que tienen una calcomanía grande y que en mayúsculas dice: Donación de la embajada China.
En muchas ocasiones y debido a las numerosas comitivas diplomáticas que aterrizan en el aeropuerto de Panamá, militares y autoridades norteamericanas han usado los carros donados por China para su traslado dentro del aeropuerto. Pequeños detalles que ilustran el avance de intervención chino en la región. ¿Cómo un país con recursos y un moderno aeropuerto tiene que esperar que China les done carros de traslados y estampe en ellos que es un regalo de una embajada extranjera?
El Partido Comunista de China le otorga gran importancia a los temas de inteligencia en Latinoamérica. Para ellos no hay ética ni límites y menos un congreso que les cuestione sus operaciones clandestinas. La conquista silenciosa sigue avanzando. Si siguen así, ellos determinarán quiénes serían los próximos presidentes y sin duda serán “made in China”.
Comentarios
Añadir nuevo comentario