Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Viernes, 18 de Julio de 2025
[Sábados de streaming]

The Last of Us: La gran confluencia

Juan Pablo Vilches

¿Es malo que las ficciones audiovisuales parezcan videojuegos y viceversa? Hasta hace poco se creía que sí, pero esta serie dice lo contrario y hace pensar que algo más saldrá de esta simbiosis.

Lo que acaba de terminar el domingo pasado es la primera temporada de lo que podría ser un fenómeno. En realidad, The Last of Us ya puede ser calificado de esta manera pues ha logrado atraer a cada vez más gente a medida que fueron emitidos sus capítulos, al punto que no era recomendable meterse a las redes sociales los domingo en la noche ni los lunes sin haber visto el último episodio.

Y, claro, también ha logrado otras cosas. Una de ellas es lanzar al estrellato global a sus protagonistas, el chileno-americano Pedro Pascal (Joel Miller en la serie) y la británica Bella Ramsey (Ellie Williams). Otra es darle a HBO el ansiado golpe de fortuna que espera desde Game of Thrones, el que le era esquivo desde que terminó esta serie que le legó una dependencia poco sana. Paliada, al menos en los números, con La casa del dragón.

Y otra, tal vez la más importante, es que su génesis, su existencia y su éxito significan un paso más en la confluencia entre los videojuegos y los productos audiovisuales, la que esperablemente –y junto con la realidad virtual– conformarán la forma de arte hegemónica para lo que queda del presente siglo. Como el cine lo fue en el siglo pasado, y la ópera en el anterior, que no solo eran las artes más populares sino que también contenían a (casi) todas las demás.

Efectivamente, esta serie está basada en el videojuego homónimo, lanzado en 2013 por Sony Computer Entertainment para los PS 3 y 4, donde un adulto y una adolescente viajan desde Boston hacia el oeste de EE. UU. tratando de sobrevivir al post-apocalipsis zombie. La adaptación es tan fiel en el desarrollo dramático que podemos decir que el juego fue concebido como una serie. Una muy buena.

Y de ahí su éxito, y el de la exitosa y fluida adaptación, la que conservó en su elenco a algunos actores que hicieron las voces del juego y también la música de Gustavo Santaolalla: principalmente rasgueos de cuerda que susurran en el vacío la fragilidad extrema de lo humano cuando no queda casi nada.

Porque lo minimalista de la música es coherente con el minimalismo de todo lo demás. Los personajes importantes son muy pocos; las escenas extremas o de combate también escasean; y el despliegue de zombies (o infectados) es tan ocasional como la aparición de un fenómeno atmosférico. Más que una peste, son como la lluvia y el viento que pueden llegar… o no.

Entonces la pregunta obvia es ¿por qué una serie tan desnuda y austera para su género tuvo un éxito que rememora a Game of Thrones (que era todo lo contrario)? Pese a sus diferencias, hay elementos que la evocan. Los créditos iniciales, basados en el diseminación del hongo tóxico, rememora la dinámica germinación de ciudades mecánicas a lo largo del mapa de Westeros. La serie tiene la misma sangre fría a la hora de eliminar a personajes potencialmente importantes y derechamente interesantes. Los dos actores protagonistas actuaron en Game of Thrones. Y, más importante, el arco principal de la trama es muy parecido al de “El perro” Clegane escoltando a Arya Stark.

Las evocaciones son muchas, y no son casuales. Y sin embargo, acá estamos hablando de otra cosa. Bajo esa cáscara, The Last of Us triunfa en algo tan antiguo que parecía olvidado: el drama. La vieja evolución de los sentimientos antagónicos entre dos personas, o dentro de una misma persona, tensionada entre su pasado y lo que podría ser un futuro. El drama cuando alguien encuentra un(a) compañera, un padre o una hija, y tarda tiempo en darse cuenta y tarda más tiempo en aceptarlo.

El mundo postapocalíptico no es un activo para el entretenimiento sino una condición necesaria para que el drama se exprese y se desarrolle discretamente hasta que explote, a su manera, como lo hizo en su época –y guardando las proporciones– The Searchers (John Ford, 1956): un drama con ropajes de Western donde los zombies tenían la piel roja.

Pascal y Ramnsey se convirtieron precisamente por estar a la altura del drama en cuestión, por una evolución creíble que partió desde el nihilismo, la aspereza, la amoralidad y la jerarquía para desenvolverse hacia derroteros esperables y otros no tanto. Más bien, absolutamente sorpresivos.

Entre los esperables está el desfile de realidades que enfrentan los protagonistas a medida que se internan hacia el oeste de un EE. UU. desmembrado, donde los diversos Estados y ciudades presentan soluciones diferentes a la necesidad de organizarse y sobrevivir. Unas infernales, otras lamentables y una muy virtuosa, asimilable al comunismo primitivo, según una de sus habitantes.

Sin embargo, todas rehúyen del barroquismo tipo Mad Max o del belicismo permanente de The Walking Dead para hacer creíble la continuidad entre nuestro presente y lo que se ve en pantalla. Aunque por una u otra razón Ellie y Joel son excepcionales, la serie pretende mostrarlos a ellos –y a todos los demás– como personas normales actuando desesperadamente en una situación crónicamente desesperada. Como lo haríamos nosotros, tal vez.

Entre los derroteros sorpresivos está el dilema moral que se presenta en el último episodio, que Joel no puede abordar por una razón psicológica y Ellie tampoco, pero por una razón práctica. Con ello, queda en el espectador la responsabilidad de sopesar lo que significa “salvar el mundo”, los costos de hacerlo y las alternativas posibles, poniendo en cuestión muchos supuestos y muchos clichés que suelen aflorar en este tipo de productos.

Así, la temporada termina muy alto y sin sugerir mucho para una segunda temporada que ya fue anunciada.

Con “capítulos pausa” (el 3º y el 7º) y con raccontos intempestivos y estratégicamente puestos para entender los hechos y empatizar con las emociones, el conjunto resulta completo: efectivo como entretenimiento, convincente como drama y sugerente para la reflexión. Y si todo esto ya estaba presente en el videojuego, lo mejor quizás esté por venir.

Acerca de

Título original: The Last of Us

País: EE. UU.

Exhibición: Una temporada de nueve episodios (2023- )

Creada por: Neil Druckmann y Craig Mazin

Se puede ver en: HBO Max

En este artículo

Organizaciones:


Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo

Organizaciones:


Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario