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Viernes, 18 de Julio de 2025
Entrevista

Pablo Ampuero, académico experto en China: "No hay una coordinación detrás de los malls chinos, son chinos compitiendo entre sí"

Lun Lee

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Pablo Ampuero. Foto: Cortesía Pablo Ampuero.

En entrevista con Interferencia, este antropólogo social e historiador, aborda las polémicas en torno al caso de Karol Cariola con Emilio Yang, el funcionamiento de la migración china, cómo los chinos establecen sus redes en Chile, las acusaciones en torno a las acusaciones de espionaje en contra de un observatorio chino en territorio nacional y el impacto del Puerto de Chancay en Perú para los intereses chilenos. 

En las últimas semanas, el interés mediático por la comunidad china en Chile se acrecentó tras conocerse conversaciones entre la ex alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC) y la diputada Karol Cariola (PC) en la que está última le pedía agilizar una patente municipal para un empresario chino, Emilio Yang. 

Luego, el foco se trasladó hacia la instalación de malls chinos en el territorio nacional y su acelerado crecimiento en los últimos años. En adición, días atrás, fue suspendido un proyecto de observatorio chino por posible uso militar en la región de Antofagasta. 

Con todo, la relación entre Chile y China se ha afianzado en los últimos años y el gigante asiático es el mayor socio comercial del país con exportaciones que en 2024 totalizaron US$37.835 millones, más del doble que su seguidor en esta materia, Estados Unidos. 

En ese contexto, Interferencia entrevistó a Pablo Ampuero, antropólogo social, historiador y académico de la Vrije Universiteit Amsterdam (Universidad Libre de Ámsterdam). Ha vivido en China y parte de sus investigaciones se han relacionado con el trabajo migrante, las relaciones sino-latinoamericanas y materias como electromovilidad y litio. 

En conversación con esta redacción, aborda la relación entre Chile y China, las formas en que funciona la migración china hacia el país, las críticas hacia el establecimiento de malls chinos, las acusaciones de espionaje en contra del gigante asiático y la polémica en torno a Cariola y Yang. 

-Considerando que China es el principal socio comercial de Chile ¿qué consecuencias podría traer para este país las políticas arancelarias que ha impulsado Donald Trump en sus primeros meses de gobierno?

- Es imposible de vaticinar, porque no sabemos qué es lo que Trump está haciendo. Es demasiado impredecible y eso dificulta mucho un análisis concreto.

- ¿Y a nivel global?

- Desde una perspectiva antropológica y etnográfica veremos muchas consecuencias negativas, que terminarán afectando la economía global, porque esto es un problema sistémico que acelera un proceso de crisis que venía desde hace tiempo.

- ¿Eso también afecta a China?

- Cuando hice mi investigación de campo en China el año 2023 era muy clara la desaceleración económica. Al mismo tiempo, todos los países afectados por el Covid han estado peleando contra la inflación y ninguna economía ha salido de ella ni de la presión de esta desaceleración económica. Esta desaceleración, a su vez, con la política proteccionista de los Estados Unidos, se hará mucho más pesada, pues Donald Trump, en términos generales, está dificultando el flujo del capital a nivel global. Y cuando no hay flujo de capital, este pierde valor o se destruye.

- ¿Cómo?

- Por ejemplo, al reducirse el mercado de exportación chileno, con Estados Unidos cerrando la puerta a los productos nacionales, a veces, en ciertas líneas productivas, es más barato destruir el producto que enviarlo a otro puerto.

Piensa en la fruta. No hay recuperación, no se puede llevar a otro lugar para venderse porque la sensibilidad del tiempo es muy limitada. Esto ya ha pasado y no hace diez años, pasó el año pasado con el rechazo de contenedores a Estados Unidos por una huelga portuaria en uno de nuestros principales mercados de importación frutícola.

"Piensa en la fruta. No hay recuperación, no se puede llevar a otro lugar para venderse porque la sensibilidad del tiempo es muy limitada. Esto ya ha pasado y no hace diez años, pasó el año pasado con el rechazo de contenedores a Estados Unidos por una huelga portuaria en uno de nuestros principales mercados de importación frutícola".

Entonces, es la incertidumbre, lo que nos va a afectar más en estos momentos. Porque cuando no hay certeza acerca de cuál va a ser el movimiento de una economía tan grande como la de Estados Unidos, es muy difícil tomar decisiones para los inversionistas y productores.

En este momento ellos ya deberían estar pensando cómo vivir sin ese mercado y empezar a mover su flujo, para ganar cierta seguridad si es que se toma la decisión de imponer aranceles a Chile. Si no pueden exportar o ya no se sienten motivados para hacerlo, en ese mercado, necesitan un colchón que les permita aterrizar una nueva organización de su cadena productiva.

- ¿Y respecto a la minería?

- El cobre es un caso distinto.

A pesar de que la mayor exportación de cobre va a China y que Chile perfectamente podría mandarlo todo a ese destino, tampoco es bueno depender tanto de una economía que se está desacelerando.

Ahí estamos en una encrucijada. Si dependemos totalmente de China, y el país decide que está comprando demasiado cobre y empieza a comprar menos, eso nos va a afectar muchísimo.

Eso ocurre porque dependemos de la exportación de recursos de bajo valor agregado, los que, si bien, nos traen mucha plata por el volumen que exportamos de cobre y de litio, no es como vender una batería, un auto o maquinaria industrial. Esto, porque estos commodities se ven muy afectados por las variables políticas, económicas, pero también climáticas.

- ¿Cómo ve la guerra comercial entre Estados Unidos y China?

- Hay un discurso hegemónico que trata de imponer la idea de que la guerra comercial es una cuestión circunstancial que ha sucedido en dos o tres periodos en las relaciones de China y Estados Unidos, fundamentalmente en los periodos de Donald Trump.

Sin embargo, la relación entre China y Estados Unidos nunca ha sido realmente estrecha y siempre ha estado llena de tensiones por diversos factores, pero principalmente por el espionaje industrial.

- ¿Cuáles son esas metas?

- Por una parte, a nivel nacional de China, había interés en desarrollar ciertas industrias estratégicas propias de economías más avanzadas y complejas, para dejar de ser un productor de productos baratos. China quería convertirse en el 2012 y especialmente hacia el 2015, en una economía de productos de alto desarrollo y tenían un proyecto; 'Hecho en China 2025', el que llevaron a cabo a pesar de todas las limitaciones que Estados Unidos le ha impuesto a la exportación de tecnologías claves, como los microchips, los procesadores e incluso la inteligencia artificial.

"Identificaron a todos esos académicos que eran críticos en ciertas áreas, que para el Estado eran importantes y les ofrecieron paquetes muy atractivos. Y hasta el día de hoy se sigue escuchando en las noticias: 'Profesor líder en investigación de baterías vuelve a China para trabajar en un nuevo centro de investigación nacional'.".

- ¿Cuál ha sido el rol de Xi Jinping?

- Desde la llegada de Xi Jinping a la administración china en el año 2012, ha habido una constante presión dentro de la República Popular de China por implementar una estrategia que en chino se llama (zili gengsheng 自力更生) 'sustentarse en las propias fuerzas'. En esa época entendían que había una contradicción fundamental entre las metas internacionales que tenía China con las metas internacionales que tenían los Estados Unidos.

Con todas esas limitaciones, China -como plan de gobierno- desarrolló las áreas que el Estado identificó que en diez o 15 años iban a ser críticas. Trabajaron en eso por mucho tiempo.

- ¿Cuál es la participación del Estado chino en esos proyectos?

- Son tareas del Estado. Ahí es donde éste dice que debe estar la plata y el que quiere probar suerte, la pide y recibe subsidios que les facilita el trabajo.

El Estado también, especialmente a través de sus universidades o empresas, identifican -por ejemplo- a un académico chino que es líder en un área, que está en Estados Unidos o en Europa -donde hay muchísimos- y lo repatria. Le dice 'profesor, ¿por qué no se viene de vuelta al país? Le ofrecemos cinco veces el salario, una casa en el centro de la ciudad, un auto, un laboratorio y equipos, contrate a la gente que quiera'.

- ¿Y logran atraerlos?

- Identificaron a todos esos académicos que eran críticos en ciertas áreas, que para el Estado eran importantes y les ofrecieron paquetes muy atractivos. Y hasta el día de hoy se sigue escuchando en las noticias: 'Profesor líder en investigación de baterías vuelve a China para trabajar en un nuevo centro de investigación nacional'.

-¿Y en cuanto a las empresas privadas?

- A nivel privado muchas empresas empezaron a hacer espionaje industrial, robar ideas, comprar empresas, comprar equitys para sacar el conocimiento técnico. Prácticas que no solo los chinos hacen, sino que son inherentes a la historia del capitalismo. Lo vemos en Estados Unidos, Alemania, Rusia, donde tú pongas el ojo va a haber espionaje industrial y copia, porque así es como se ha desarrollado el capitalismo. Eso es lo que los liberales llaman innovación.

"A nivel privado muchas empresas empezaron a hacer espionaje industrial, robar ideas, comprar empresas, comprar equitys para sacar el conocimiento técnico. Prácticas que no solo los chinos hacen, sino que son inherentes a la historia del capitalismo. Lo vemos en Estados Unidos, Alemania, Rusia, donde tú pongas el ojo va a haber espionaje industrial y copia, porque así es como se ha desarrollado el capitalismo. Eso es lo que los liberales llaman innovación".

- Pero ¿Corresponde a una planificación concreta?

- Esa es una labor seria de desarrollo industrial. Eso es lo que Chile se debería haber estado haciendo con las becas Chile que obligaban a los investigadores a volver, pero sin darles nada. No aprovechamos muy bien la inversión que hicimos como país, pero los chinos sí.

- ¿Esto es lo que caracteriza a Xi Jinping en el contexto de guerra comercial?

- La guerra comercial se acrecentó en el periodo de Xi Jinping, porque llegó con un nuevo plan, por una parte, más ambicioso y, por otra, menos ingenuo, en el sentido de que no confía en Europa ni Estados Unidos. En ese sentido es bastante -para usar un concepto tradicional- antiimperialista, aunque no antioccidental.

-Se ha especulado mucho respecto a la construcción del Puerto de Chancay en Perú ¿Qué tipo de repercusiones para la región y Chile podrían identificarse en dicho proyecto?

- Había una discusión enorme en mis redes de amigos y colegas en América Latina, pero también en Europa y en Estados Unidos, separados en dos grupos. Por una parte, están quienes -más centrados en la visión norteamericana- consideran que esto es una tremenda intervención de China y parte de una estrategia de crear dependencia y colonización a través de deuda. Algo similar a lo que sucedió en Sri Lanka, donde también construyeron un puerto del cual los chinos terminaron siendo dueños. 

- ¿Qué dice el otro grupo menos escéptico de sus redes de discusión?

- El segundo grupo de personas tiene una visión más independiente. Celebran esto y ven algo de oportunidad, aunque con cierta reticencia, porque siempre hay que sospechar de todo. En lo personal, con la información que tenemos disponible de cómo funcionan las inversiones chinas alrededor del mundo, veo un fortalecimiento de la diversidad portuaria de América Latina, que no ha sido muy grande.

- Pero es coherente cierta preocupación.

"La guerra comercial se acrecentó en el periodo de Xi Jinping, porque llegó con un nuevo plan, por una parte, más ambicioso y, por otra, menos ingenuo, en el sentido de que no confía en Europa ni Estados Unidos. En ese sentido es bastante -para usar un concepto tradicional- antiimperialista, aunque no antioccidental".

-En términos prácticos, la evidencia sobre las relaciones portuarias internacionales nos dice que el puerto anterior más grande en la subregión era el puerto del Callao y ahora es el puerto de Chancay, que están uno al lado del otro. Si alguien debiese preocuparse es la administración del Puerto del Callao. En rigor, la situación geopolítica regional -si lo queremos poner así- no cambia mucho.

- ¿Pero podría considerarse una oportunidad perdida para Chile?

- Chile nunca ha tenido la capacidad de poder recibir buques portacontenedores ultra grandes, Callao sí. Entonces llegan estos barcos y después la carga se distribuye a barcos más pequeños que son los que recibimos en San Antonio o en Iquique, que se llaman feeders y Panamax. Chile nunca ha tenido una rada profunda.

Podría haber sido una oportunidad, quizás ¿Pero por qué vamos a obligar a alguien venir a Chile? Tampoco tiene puertos tan grandes y obligar a alguien a viajar más millas para llegar a Chile para después mover la carga hacia el norte, no es muy atractivo.

Perú tiene mucho sentido en términos pragmáticos de la distribución del territorio y de cómo funciona la navegación marítima. Ecuador también habría tenido mucho sentido, pero tiene muchas áreas marítimas protegidas, entonces también es un poco más difícil. Yo no lo veo como un gran acontecimiento del que hay que preocuparse tanto.

- En otra línea, también hubo dudas respecto a la intención china de establecer infraestructura en América Latina. 

- En ninguna circunstancia yo lo vería como un esfuerzo de China por conquistar, colonizar u ocupar algo porque eso solo demuestra ignorancia acerca de cómo funcionan las inversiones de empresas chinas alrededor del mundo, especialmente en sistemas de infraestructura.

- En cuanto al plano nacional, recientemente en Chile se suspendió un proyecto chino de observatorio por un posible uso militar ¿Es una forma de operar por parte de dicho país? ¿Tiene asidero esa preocupación?

- Eso en gran medida tiene que ver con cierto nivel de racismo que no podemos olvidar. Aquí hay un racismo dirigido sistemáticamente desde grandes sectores de la población latinoamericana contra la población del este asiático, particularmente la china, y hay toda una narrativa acerca de hablar de los 'chinitos' o decir los chinos hacen esto, los chinos hacen esto otro.

-¿Eso es derivado de una idea occidental respecto a China? 

- Eso denota un cierto orientalismo heredado de narrativas occidentales, pero siempre trato de distinguir entre Oriente, Occidente, América Latina y África. Para mí América Latina no es parte de Occidente. Tiene la tragedia de haber sido colonizada por Occidente, pero no lo es en cuanto a mentalidad.

"Chile nunca ha tenido la capacidad de poder recibir buques portacontenedores ultra grandes, Callao sí. Entonces llegan estos barcos y después la carga se distribuye a barcos más pequeños que son los que recibimos en San Antonio o en Iquique, que se llaman feeders y Panamax. Chile nunca ha tenido una rada profunda".

- Volviendo a las preocupaciones sobre China ¿Qué más hay de fondo?

- La relación entre ciencia e investigación y las Fuerzas Armadas son un factor, pero no es algo exclusivamente de China. Creo que el ejemplo más evidente de todo esto es Israel. Uno no puede hacer una distinción entre una universidad y su Ejército de Autodefensa.

Eso no quiere decir que la universidad funcione, esté liderada, y que la plata venga de los militares. O que los decanos y los estudiantes sean parte de sus cuadros. Pero lo que sí hay es una relación estrecha entre el conocimiento que se crea en una universidad y su utilidad para las Fuerzas Armadas.

O sea, en la antropología, algo que podría ser un avance emancipador, realizado a partir de los pueblos árabes, puede terminar siendo usado contra los palestinos, militarmente. Es lo que pasa con alguna investigación en psicología y neurociencia sobre formas de persuasión, que pueden ser utilizas para torturar a gente en prisión, como en Guantánamo y otras prisiones extra soberanas.

- Hay una relación sensible. 

- No tenemos que ser ingenuos en que hay una relación estrecha a veces entre la ciencia y lo militar, y especialmente en el área de la astronomía, donde hay aspectos militares súper importantes como son los satélites y el reconocimiento territorial.

Nosotros tenemos GPS, esencialmente porque fue una tecnología militar que se volvió pública. Las tecnologías tienden a ser privadas o militares y después se vuelven públicas. Si el punto es que algo puede tener fines militares ¿qué no lo tiene? 

-De todas formas, son críticas que están establecidas, al menos, a nivel mediático. 

- Hay que seguir la huella de donde viene esta crítica. Sí viene de fuentes norteamericanas, bueno, no hay que sorprenderse. Los estadounidenses han estado usando militarmente todas sus inversiones y no tan solo sus bases militares alrededor del mundo. En los años 70, en el gobierno de Salvador Allende, utilizaron compañías telefónicas y compañías agrícolas que funcionaban en Chile para poder desbaratar al gobierno.

Estados Unidos ha hecho esto sin ningún asco. Mover a sus ciudadanos y sus inversiones como si fuesen parte de su brazo militar. No hay ninguna evidencia hasta este momento de que China haya hecho lo mismo.

"Siempre trato de distinguir entre Oriente, Occidente, América Latina y África. Para mí América Latina no es parte de Occidente. Tiene la tragedia de haber sido colonizada por Occidente, pero no lo es en cuanto a mentalidad".

-Aún sin evidencia, existen las sospechas. 

- Sí, por supuesto, y en ese sentido hay que establecer garantías. Si es que instituciones chinas o norteamericanas quieren establecer observatorios en Chile que se hagan siempre en colaboración con actores locales, con universidades locales y que la dirección de todos los puntos de observación sea entregada a dichas entidades. Esa podría ser una forma de tener cierto nivel de control sobre este tipo de mecanismos.

Es lo mismo que hacen los chinos en su territorio, cuando una empresa internacional abre una fábrica o se establece en el país. Siempre lo hace con un partner local. En temas prácticos hace todo mucho más fácil, se necesita menos capital y son menos problemas con los que lidiar. Para ellos ha sido una forma de tener cierto control sobre lo que pueden hacer empresas extranjeras en su territorio.

- ¿Considera un error el cierre del proyecto astronómico?

-A mí me incomodó, precisamente porque necesitamos más observatorios, porque es bueno tenerlos y estudiar el universo. Es bueno que haya uno chino, que tiene muy buena tecnología, muy buenas teorías y muy buen conocimiento, lo que pudo haber ayudado mucho a Chile.

Me hubiese gustado que la respuesta hubiese sido que lo hagan, pero con un actor local. Que se asocien con la Universidad Católica del Norte, una entidad pública más allá de los sospechosos de siempre. Además. descentralizar estas cuestiones pudo haber sido un tremendo avance para nuestra ciencia también.

Porque en los observatorios que tenemos los chilenos no tenemos casi ninguna participación, incluso los asociados con universidades chilenas. Los científicos chilenos casi no los pueden usar, no les dan permiso, no los ponen en la agenda. Con eso igual hay que tener cuidado. Había una astrónoma que estaba hablando sobre esto en las noticias de los medios en los últimos meses. Quizás esto hubiese sido una oportunidad para hacer lo contrario, hacerlo con Universidad chilena, hacerlo bien y asegurar puestos para los chilenos ahí.

- ¿Cuál es el atractivo que Chile genera en la comunidad china?

-A veces hablar de la comunidad china en estos casos no ayuda. No nos explica nada, porque China es enorme. Por ejemplo, loa chinos que vienen a Chile lo hacen mayormente de una sola provincia; Jiangxi.

- ¿Cómo funciona la migración china?

"No tenemos que ser ingenuos en que hay una relación estrecha a veces entre la ciencia y lo militar, y especialmente en el área de la astronomía, donde hay aspectos militares súper importantes como son los satélites y el reconocimiento territorial".

- Partamos por la historia. Los chinos han llegado a América Latina en distintas oleadas, fundamentalmente hacia fines del siglo 19 producto de la gran crisis que tuvo el Imperio Qing después de las invasiones de los franceses, los británicos, las Guerras del Opio, las rebeliones internas, la Rebelión Celestial Taiping y de los boxers. Todo eso generó un contexto de mucha inestabilidad social, política y económica que motivó a muchos chinos a salir.

- ¿Hacia dónde se dirigieron esas primeras oleadas?

- Muchos de ellos se fueron en su mayoría al sudeste asiático. Otro grupo se fue a San Francisco, donde hay una comunidad china donde terminaron siendo excluidos por ley. Después se empezaron a mover hacia México y el sur. También hubo flujo muy fuerte hacia Perú, porque en un momento, a mediados de fines del siglo 19, muchos países latinoamericanos que habían logrado su independencia no tenían suficientes nacionales para ocupar el país.

Así es como se logró la llamada Pacificación de la Araucanía, porque los chilenos no podían cruzar la frontera de los territorios mapuches del Wallmapu y por lo tanto le empezaron a dar territorios a colonos. A medida que el ejército iba pacificando, iba entregando el territorio a colonos, porque no había suficientes chilenos para utilizar ese territorio para hacer patria.

- ¿Y en el caso de la migración china a Chile?

-Ahora, en el caso de Chile sabemos que es una historia racista, pues sabemos cómo se hablaba en el Parlamento al respecto, porque está documentado en un libro que se llama Los chinos en Chile, discusión parlamentaria en el siglo XIX de Mauricio Jara, de la Universidad de Playa Ancha.

Aquí había dos opciones válidas para los migrantes, tenían que ser de Europa o de Japón. Pero, en los hechos, había la opción de que vinieran los chinos, porque la única embajada china que había en esa época estaba en Perú y se discutían lugares para chinos, y el sur era una opción.

- ¿Cuál era la visión de la época respecto a los chinos?

- La discusión parlamentaria de la época decía 'mejor chinos no, porque no son cristianos. Generan barrios chinos que son lugares peligrosos con alta criminalidad y muy informales. Mejor japoneses, porque se pueden convertir al cristianismo y se adaptan mejor, o si no mejor europeos porque somos descendientes de ellos'.

"La discusión parlamentaria de la época decía 'mejor chinos no, porque no son cristianos. Generan barrios chinos que son lugares peligrosos con alta criminalidad y muy informales. Mejor japoneses, porque se pueden convertir al cristianismo y se adaptan mejor, o si no mejor europeos porque somos descendientes de ellos'.".

-Algún rol jugaron en la Guerra del Pacífico.

- La gran llegada de chinos a Chile se empieza a dar durante la Guerra del Pacífico, cuando Francisco Vergara, liderando uno de los grupos militares, empiezan a marchar hacia Lima liberando a los chinos que trabajaban como culíes. Un trabajo semi esclavizado en las guaneras, pero también en el campo.

Él salía con Pascual Ahumada, un chino que se liberó porque logró comprar su independencia. Pascual Ahumada es el nombre que adoptó y que era el nombre de su dueño. Él empezó a actuar como traductor y organizador de las fuerzas chinas, muchas de ellas que tenían experiencia militar y organiza una especie de guerrilla de chinos que ayudan a las fuerzas chilenas a ocupar parte del territorio peruano.

Lo más importante que hacen estos chinos fue que pasaron la palabra para confundir al ejército peruano y ayudar a que las fuerzas chilenas entraran a Lima y la ocuparan sin disparar una sola bala.

- ¿Se les otorgó algún reconocimiento?

- Cuando se terminó la guerra y Chile logró estos territorios del norte, se les dio ciudadanía, pero de ahí se olvidó la historia. Desaparecieron. Nos quedamos con la idea de la chifa y los restoranes y la comunidad de allá.

-¿Qué pasó con esa comunidad?

-Esa comunidad, una comunidad vieja, fundamentalmente de habla cantonesa que hasta cierto límite mantiene su tradición que tiene su asociación de chinos en Chile, su templo de Guan Gong y gracias al trabajo de algunos colegas y amigos míos en un proyecto que se llama Núcleo Milenio Sobre Impactos de China en América Latina se está rescatando la historia de ellos y se está volviendo a poner en los libros de historia y la narrativa de la historia nacional.

-¿Pero la actual es distinta?

-Esos chinos no tienen nada que ver con los chinos de hoy. Hay una discrepancia no tan solo generacional, sino que también no se llevan los unos con los otros. Entonces, tienen sus propias formas de negociación de identidad de aquello que entendemos como la chinidad.

-Algo cambió hacia el año 2010. 

-Ahora, en el año 2010 podemos ver con más fuerza la llegada de población china que se empieza a agrupar en el barrio Meiggs. Empiezan a abrir pequeñas tiendas y restoranes. La mayoría de ellos vienen de Jiangxi y de una parte específica de Jiangxi.

-¿Esto sucede de manera individual o a través de grupos familiares?

-Primero se va una persona, se puede haber ido a Estados Unidos, no le va bien. Después se va a Perú, quizás le va bien y arma un pequeño barrio, unos negocios y después se mueve a Chile y aquí empieza a armar más negocios. Llama al primo, llama a los vecinos. Entonces empieza a ver que hay una oportunidad, las familias empiezan a poner plata y mandan a alguien. Así es como empiezan a crecer.

-¿Les cuesta la adaptación a Chile?

-Yo tuve la oportunidad de conversar mucho con ellos porque estaba enseñándoles español en un centro educacional que ellos tenían en el barrio Meiggs y a ellos no les interesaba nada adaptarse a Chile.

-¿Nos perciben de alguna forma?

-De hecho, lo interesante es que ellos siempre se referían a los chilenos como los extranjeros. Entonces, el hecho de que ellos viven en una comunidad -antropológicamente- la reflexión es que es una experiencia de desterritorialización. Ellos llevan su territorio consigo y es porque esas son las formas en que el mundo funciona dentro de su cosmología.

-¿Tiene que ver con el choque cultural?

-Es la fórmula acerca de cómo el mundo funciona para ellos y cómo se tienen que reproducir ciertas formas sociales. Al escapar de eso, se pierden. Es demasiado distinto. También les cuesta mucho aprender el idioma.

-¿Qué tipo de migrante es el que llega a Chile?

-La mayor parte de las personas que vienen son personas con bajos niveles de educación. Personas que no fueron a la universidad. Trabajadores migrantes. Personas que no terminaron la escuela o no fueron a la escuela y que luego se enfocaron en hacer negocios.

-Eso buscan al salir de sus fronteras.

-Tratan de hacer plata para que su hijo no tenga que hacer eso y que puedan ir a buenas universidades. También lo hacen para guardar plata fuera de China porque dentro de su país no es tan seguro. Lo que estamos enfrentando hoy en día es un fenómeno internacional producto del desaceleramiento económico de China desde el año 2012-2013 que empezaba a ralentizarse poco a poco y después se intensificó con COVID. Además, en China hay menos oportunidades económicas por estos días.

-¿Establecen redes?

-Hay chinos en todas partes y los chinos tienen un dicho: "donde hay una persona hay un chino". Entonces si es que conozco a alguien que está allá y si es que es de mi provincia -sin conocerlo personalmente- ya es suficiente para ponerme en contacto y que me ayude, porque si él me ayuda lo tengo que ayudar de vuelta.

-¿Es algo cultural esa colaboración?

-Es una noción que chino se llama Guanxi. Mi teoría es que esto aplica a muchas sociedades del mundo, nosotros lo podríamos llamar pituto. Es una forma de compadrazgo. Pero lo que es muy importante es que para china esa es la base fundamental de su forma de interacción. Si yo te doy plata, tú quedas en mi deuda. Si yo hago algo por ti, tú quedas en mi deuda. Si tú haces algo por mí, yo quedo en tu deuda. Así es como se empieza a desarrollar la sociedad. Es una forma también que te permite distribuir riqueza, porque si alguien rico te ayuda, tú le tienes que hacer algo de vuelta. No significa pagar de vuelta necesariamente, sino también con favores.

Entonces, cuando vemos esta situación migratoria hay mucho de construir redes. En segundo lugar, también responde a la reputación que tiene Chile internacionalmente. Cuando uno habla con chinos en China, una de las pocas cosas que saben de Chile, aparte de Alexis Sánchez y el vino, es que es una economía estable donde hay plata.

-¿Cómo se enteran de esa reputación?

-A través de redes sociales. Hay una aplicación que se llama Xiaohongshu -Red Note en inglés-, que se volvió muy popular cuando TikTok fue cancelado en Estados Unidos y la gente empezó a moverse a esta aplicación. Si tú vas a esta aplicación y pones la palabra Chile está lleno de videos en donde hay chinos diciendo lo bueno que es nuestro país, limpio, bonito, porque Chile de verdad es un país muy bonito. No tiene mucho que envidiarle a Ámsterdam o Berlín. Es ordenado, funciona bien y eso les gusta mucho. Esto en comparación a otros países que son un poco más caóticos y que no tienen una tan buena reputación.

-En los últimos días también se intensificó el interés en la comunidad china debido al caso Cariola.

-Ahí es donde este personaje, Emilio Yang, cabe. Que no solo habló con Karol Cariola. El problema se vuelve más grave porque es un chino hablando con una comunista.

-Entiendo que él tenía contacto con personeros de distintos espectros políticos.

-Tenía redes con todos. Él es un lobista para la Cámara de Comercio China en Chile, para los empresarios chinos. Todos tienen uno. Los chilenos también. Tenemos uno en Hong Kong que lo conocemos, un tipo muy simpático. Tenemos uno también en China, Estados Unidos, Europa todos tienen un lobista que facilita las relaciones. Cometió el error de que le pidió un favor a una comunista y en Chile, el anticomunismo y el antichinismo es bastante fuerte cuando se juntan.

-¿Pero hay motivos por el cuál desconfiar de ese tipo de figuras?

-Él no es un espía, no es funcionario de la embajada. Es cercano porque es un representante comercial de los empresarios. Ahí es donde también cabe este punto de que él pide un favor, pero él también entrega favores y, por el otro lado, bueno, ahora te toca pagarme con un favor. Ahora, sí, hay tráfico de influencias, puede ser calificado de corrupción también, pero es parte de esa delgada línea entre lo cultural, lo político y lo legal. Es parte de eso, por ejemplo, si puedes contratar a un asesor que es tu familia y empezáramos a buscar a los políticos que son nepotistas, se nos cae todo el parlamento.

-Por otra parte, también se han levantado sospechas a raíz del fenómeno de los malls chinos.

-El mall chino es una cuestión muy chilena que se explica porque las primeras manifestaciones de negocio exitoso de chinos en Chile fueron el “lleve a mil” o “todo barato”. En Argentina, que es el caso que podemos comparar porque es muy similar, el modelo exitoso fue el supermercado.

-¿No es algo coordinado?

-Los chinos que vienen a América Latina no vienen a probar su suerte. Vienen a ganar plata. Entonces, si le preguntan a la comunidad "¿qué es lo que funciona aquí? ¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Un restorán? No, un mall chino", listo, mall chino. No hay una coordinación atrás, no hay un plan estratégico. Literalmente son chinos copiándose unos con otros y compitiendo entre sí. Ahora, muchos de ellos tienen proveedores similares, sí, pero no son cadenas, aunque las haya.

-Asimismo, se ha criticado el establecimiento de malls chinos como una forma de destruir el comercio local más pequeño, incluso Juan Pablo Swett se pronunció al respecto. 

-Por una parte, ese es el modelo que en Chile funcionó para estos pequeños inversionistas chinos. Segundo, que Juan Pablo Swett no venga a quejarse tampoco si los primeros que empezaron a destruir las pequeñas pymes fueron los supermercados. En Belloto, donde vivía mi familia, cuando se instalaron tres supermercados destruyeron completamente los pequeños negocios de la esquina.

-Otra acusación tiene que ver con el no pago de impuestos que beneficiaría este crecimiento en sus negocios. 

-De que no paguen impuestos, sí, pero es un problema legal que lo ve el Servicio de Impuestos Internos, que haga fiscalización. Eso no es un problema político, es un problema logístico, administrativo y que en muchos casos es porque los chinos no saben la legislación. En China la mayor parte de las transacciones se hacen con el teléfono, se paga a través de WeChat, hay muchas cosas que se pueden hacer sin pagar impuestos que pueden pasar desapercibidas, pero no hay que ser racistas sobre esto. No es como que a ellos no les gusta seguir las leyes. No hablan español, tampoco ¿se lo estamos facilitando? ¿Hay una guía que le está entregando el gobierno chileno en chino con las cosas principales que tengan que saber? No. Eso es parte de nuestro racismo institucional y que no estamos preparados para recibir gente extranjera.

-¿De qué forma el Estado podría tomar un rol más activo?

-Acá en Holanda. Cuando me llega una carta del Gobierno que es importante sobre algo que yo tengo que saber, está la carta en holandés, pero detrás hay un código QR que yo lo escaneo y puedo elegir el idioma en el que lo quiero leer. No está en todos los idiomas del mundo, pero sí los más predominantes dentro del país y lo puedo leer en castellano si quiero, y es una traducción que ha sido vetada por un traductor oficial para el Estado. No la tienes que poner en el papel, sino que es suficiente ofrecer una traducción digital.



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Comentarios

Comentarios

Muy buen artículo, gracias

Excelente entrevista. Nos falta estudiar las sociedades asiaticas, y bajar las barreras racistas.

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