Contar con las espaldas financieras y reputacionales de Netflix puede y debe ser un gran estímulo para generar un producto de calidad… pero también puede jugar en contra. Por ejemplo, el primer episodio de esta serie –la primera producida en nuestro país para la gran N roja– parece una bicicleta con rueditas para quien no las necesita, haciendo que el desplazamiento sea innecesariamente más lento, torpe y hasta molesto.
La serie –basada en la desaparición y muerte de Viviana Haeger– se presenta a ella misma con el pasmo. Primero, en media res, con el pasmo de Cecilia Montes (Claudia Di Girolamo) ante el hallazgo del cuerpo de su hermana Verónica (Aline Kuppenheim); después, con el inicio de esta tragedia y el pasmo original causado por su desaparición. Exactamente 42 días antes, mientras Chile lamentaba su eliminación del Mundial Sudáfrica 2010.
Junto con el pasmo y la presentación de los personajes centrales, sus perfiles y sus motivaciones, viene la generación de atmósfera. Y acá aparecen las molestas rueditas de la bicicleta. Situada en una ciudad innominada del sur de Chile –aunque filmada en Villarrica, Pucón y Puerto Montt–, la serie apuesta por atribuir a este espacio geográfico un carácter sombrío y bello al mismo tiempo; atractivo y amenazante, pero para ello usa y abusa de los golpes de sonido. Como si estuviera cumpliendo con la tarea de parecerse a Dark, como si estuviera siguiendo la receta ajena de una franquicia.
Y sí, esto es un problema; como también podría serlo la premisa evidente y sin dobleces de la estratificada y escindida sociedad chilena; entre las familias como los Montes, con sus videos caseros de privilegio y felicidad, y la realidad de Víctor Pizarro (Pablo Macaya), abogado caído en desgracia y cuya precariedad económica se expresa reiteradamente en su dieta de sopaipillas y completos.
Sin embargo, del pasmo se pasa a la acción y con ello aparecen más personajes y más historias que se sostienen en un elenco muy bien conformado y que –con uno que otro ausente– es como tener jugando a toda la selección nacional. Mario Medina –el esposo de la desaparecida y principal sospechoso– está muy bien construido por Daniel Alcaíno en torno a un inescrutable vacío que se vuelca hacia afuera con torpeza e incomodidad para todos, lo que responde más a la realidad que a lo que se espera del “villano” de un thriller.
Más allá de sus tropiezos iniciales, estamos ante una construcción sólida porque los cimientos también lo son. Las actuaciones están bien y más que bien; el guion está muy bien trabajado desde las investigaciones del periodista Rodrigo Fluxá acerca del caso Haeger, por lo que lo narrado no solo coincide con el hecho real (lo que no es necesariamente un mérito), sino que traduce en esta ficción la misma extrañeza y desconcierto en que este hecho sumió al país. Y eso sí es un logro.
El rostro de Kari –Julia Lübbert–, la hija mayor de Verónica y Mario, aparece reiteradamente en escenas de soledad o silencio para que veamos en algo parecido al tiempo real el efecto corrosivo de esta tragedia en su vida y en su mundo; llevando junto a Cecilia el peso y la conciencia de la inevitable destrucción de la familia.
Incluso un personaje menor, como el comisario Manuel Toledo (Claudio Arredondo) destaca por el fino perfil de un funcionario respaldado por su autoridad y por el Estado, pero que apenas logra disimular que el caso supera sus recursos y su experiencia.
El cuadro se arma completo cuando el abogado Pizarro se junta con los expolicías Nora (Amparo Noguera) y Braulio (Néstor Cantillana) para investigar este caso que lo puede reinsertar en la plaza local, conformando así una especie de emprendimiento –precario y de poca monta– que funciona además como el espejo del público. Si alguien habla y piensa por y para nosotros en esta serie, son ellos.
Así, el progreso del caso se empieza a contar por día desde la desaparición, hilvanando fluidamente las dimensiones públicas de la historia –la ineptitud policial, la inercia judicial y sus sesgos de clase– con las dimensiones privadas de sus protagonistas. Y estas siempre tienen que ver con la familia, y con la guerra interior por tratar de mantenerla unida, o a los retazos que quedan de ella.
Más allá de sus tropiezos iniciales, estamos ante una construcción sólida porque los cimientos también lo son. Las actuaciones están bien y más que bien; el guion está muy bien trabajado desde las investigaciones del periodista Rodrigo Fluxá acerca del caso Haeger, por lo que lo narrado no solo coincide con el hecho real (lo que no es necesariamente un mérito), sino que traduce en esta ficción la misma extrañeza y desconcierto en que este hecho sumió al país. Y eso sí es un logro.
Otro cimiento sólido son los directores: Claudia Huaiquimilla y Gaspar Antillo, quienes en su obra anterior han demostrado tener un ojo agudo para hacer que sus historias dialogaran y se completaran con la impronta –por llamarla de alguna manera– del sur. Huaiquimilla filmó Mala junta (2016), que aborda el conflicto chileno-mapuche desde la mirada adolescente y un entorno físico donde este cobra otro sentido. Por su parte, Antillo filmó Nadie sabe que estoy aquí (2020), usando el sur húmedo, brumoso y solitario para sostener la historia de un personaje cuya identidad está siempre a punto de disolverse.
Junto a estos ojos expertos, está la mano de ProChile y la voluntad manifiesta de que este producto para el mercado internacional exhiba las bellezas del sur del país de una manera funcional con este caso, donde el entorno natural se entromete, amenaza y desconcierta, y a la vez apabulla. Como en la obra del cineasta José Luis Torres.
Sin embargo, el efecto también es el del contraste: entre la sordidez y la estupidez humanas detrás de este caso y de su impunidad, y los lagos, árboles y montañas que sugieren una perfección que no nos pertenecen, y que nos recuerdan la maldición que en vida nos lanzó Nicanor Parra: “Creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje”.
Acerca de...
Título: 42 días de oscuridad
País: Chile
Exhibición: Una temporada de seis episodios (2022)
Creada por: Rodrigo Fluxá
Producida por: Fabula
Se puede ver en: Netflix
Comentarios
Me acuerdo de un viejo
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