Aunque suene peculiar, un campo que se está abriendo en el mundo de la academia en todo el mundo son los estudios dedicados a la cultura pop, que incluye memes, animé, K-pop y cómic, entre otros tópicos. Chile no es la excepción. Este es el área de estudio de Joaquín Vargas, de 29 años, licenciado en Literatura Hispánica de la Universidad de Chile y máster en Literatura Latinoamericana en la USACH, quien actualmente cursa un doctorado de Estudios Americanos en ésta última casa de estudios, dedicando su investigación a la influencia del ánime y el cómic japonés (manga) en el estallido social en Chile y en otras revueltas recientes de Latinoamérica.
Tras estudiar el trabajo de la autora chilena Nona Fernández, llegó al concepto de contra-narrativas urbanas, que lo llevó finalmente a las manifestaciones relacionadas con los memes y la animación japonesa, tema del que también es un aficionado. Por ello, cuando durante la protestas del estallido social se los fans del ánime salían disfrazados, se hizo conocida la Tía Pikachu y Sailor Moon era una líder más para el feminismo, ya Vargas comprendía todas las referencias sin ningún esfuerzo.
“La virtualidad viene a expandir lo que es la superficie de inscripción de este malestar. En las redes sociales, justamente a través de las convocatorias, de los memes, del hashtag".
“Entre conversación y conversación con profesores, mientras iba formando este proyecto, más me iba dando cuenta de que no era un fenómeno menor, tenía su relevancia y sobre todo el cómo se construía estos mensajes a partir de lo que es la referencia al ánime, pensando sobre todo que es algo súper ajeno a nosotros, porque hay algo oriental. Entonces ahí empecé a formar este proyecto, donde ha mucho respecto a la construcción de identidad de los jóvenes, y es eso básicamente lo que empieza a aparecer en estas calles, en estos memes y en estas pancartas”, cuenta Vargas a Interferencia.
El investigador ha comenzado a ampliar su área de investigación, que comenzó durante la revuelta del 2019, a las redes sociales y espacios virtuales, lo que considera “un espacio público expandido” donde se manifiestan los jóvenes y también postras políticas a través de memes y expresiones de la cultura pop.
“La virtualidad viene a expandir lo que es la superficie de inscripción de este malestar. En las redes sociales, justamente a través de las convocatorias, de los memes, del hashtag, que son formas también de seguir estableciendo como la misma lucha de la calle, pero ahora en el espacio virtual”, comenta.
En esta entrevista, el investigador profundiza sobre los estudios respecto a la cultura pop, la animación japonés y los memes y su influencia en campañas políticas, como el plebiscito anterior sobre la convención constituyente y el próximo plebiscito de salida para una nueva Constitución.
inosuke_cacerolazo_kny.png

-¿Qué es lo que lleva a que el referente para los jóvenes, en medio de las protestas, sea Pikachú, Charmander, Sailor Moon y no un personaje como Condorito?
- Hay varios aspectos. Uno, creo que la base de esto tiene que ver con que, sobre toda la juventud que crece entre los noventa y el 2000, su constructo de identidad está a partir del consumo de televisión abierta y lo que más había en ese momento ánime. Los noventa y el principio del 2000 había mucho ánime en televisión abierta. Entonces ya hay un primer tema ahí que tiene que ver justamente con una construcción de identidad que se sale de lo que son los referentes históricos y pasa a ser el tema del consumo televisivo.
Es muy interesante porque ese consumo implica también como procesos de identificación, sobre todo afectiva, con estos protagonistas de estas animaciones. Todos refieren mucho a lo que es una lucha colectiva, los personajes de ánime luchan colectivamente contra un enemigo en común, y hay una diferencia súper interesante entre lo que es el ánime de los 80 con respecto al anime de los 90 y 2000. Lo más reciente de la animación deja un poco el concepto del individuo y la lucha individual, y gira en que la lucha se sustenta en el grupo. Entonces ahí también hay un tema súper interesante de cómo esa lucha, ese concepto de lucha empieza a aparecer. Entonces, lo que vermos aquí, además de temas como de nostalgia y melancolía con respecto a la infancia, que es como una identificación afectiva con lo que se estaba construyendo.
"A pesar de toda la parte más terrible que tenía que ver con las torturas, con las mutilaciones, con la violencia, el asumir este derecho a reírte de lo que está pasando es una herramienta de resistencia".
- El año pasado vimos un boom de los memes y relacionados con la política en redes sociales, con la campaña de Gabriel Boric, también con el plebiscito en 2020. Vimos cómo la sociedad civil, sin estar organizada para nada, o en organizaciones más pequeñas lograba asimilar mucho material de campaña. ¿Qué observó ahí? ¿Le llamó la atención ese proceso?
- Ahí encuentro dos temas. Uno, el tema del humor. Si uno lo piensa objetivamente, el sistema capitalista neoliberal de por sí es súper deprimente y la ciudad en sí se constituye como algo muy deprimente. Entonces, tomar esta cultura del meme desde el humor, que es como tomarte ese derecho a reírte, es de por sí una herramienta de resistencia súper interesante e importante, creo yo. Por eso creo que, a pesar de toda la parte más terrible que tenía que ver con las torturas, con las mutilaciones, con la violencia, el asumir este derecho a reírte de lo que está pasando es una herramienta de resistencia súper interesante y como una forma de confrontar toda esa parte más deprimente.
Por otro lado, creo que también está la idea de que la derecha, no sólo en Chile, sino que a nivel mundial se ha dado cuenta que ocupar el espacio virtual es también una herramienta muy importante. O sea, no por nada Donald Trump, por ejemplo, en Estados Unidos, ganó por su aparición de Twitter. Y lo que estaba haciendo Kast acá en Chile era eso, era ocupar el espacio virtual porque desde ahí tiene mucho mayor alcance. Entonces básicamente esa contra-respuesta que es hacer memes para poder hacer la campaña a Boric, fue una forma de ocupar la misma herramienta como re-ocupar el espacio virtual justamente para que no ganara la ultraderecha.
mosaico_sailor_moon_en_chile.jpg

- Y en estas manifestaciones relacionadas a memes y ánime ¿se cruza ahí un tema de clases sociales? Lo digo porque son referentes que no ocupan mucho las clases altas, ni tampoco la derecha.
Hasta el momento lo había visto como un tema más generacional. Me imagino que tendrá que ver sobre todo con, como te digo, que estas primeras generaciones obviamente se criaban y se educaban a través del televisor, porque se veían en la necesidad de que padre y madre o madre soltera que también se da mucho, tenían que trabajar. Los cabros, la mayoría, se educaron solos en la casa a través de este consumo de la televisión.
"De por sí, la cultura oriental ya está instalada en Chile y en Latinoamérica, en general, hace mucho rato. Lo que pasa es que dentro de lo que fue el estallido, no solamente aquí en Chile, sino también en Perú y Bolivia, hubo como una masificación de los referentes".
-¿Qué podemos esperar para lo que se viene con el plebiscito? ¿Habrá una campaña de memes y referentes de la animación japonesa como vimos en años anteriores?
- La verdad siento que ese tema es más complejo. Por un lado, la derecha sigue ocupando Twitter y las fake news ahí están reventando. Por lo tanto, creo que la parte por el Apruebo más que por Twitter va a ir por Instagram. En ese sentido, lo que son las ilustraciones, sobre todo. Las ilustraciones a partir del anime, como la ilustración en general, para darle las razones al tema del Apruebo van a ser sustanciales. Pienso que va a diferir mucho, por ejemplo, de lo que fue el plebiscito o el caso del gobierno de Boric, porque la opción era simplemente "votemos por este lado".
Hoy es un poco más complejo, porque pasa también por el tema de informar de qué va esta nueva Constitución. Yo creo que ahí es donde estará la parte más compleja, porque es luchar contra la flojera de leer. Por lo tanto, la ilustración debiera girar sobre todo en informar de qué va, de qué tratan en los artículos, qué es lo que está en oposición, que es la Constitución del 80. He visto un par al respecto que van comparando una y la otra Constitución para ir diciendo qué es lo bueno de esta nueva Constitución. Creo que el tema hay por ahí, será un poco más complejo porque pasa no solamente por el convencer, sino que también por el informar.
-¿Y cree que el fenómeno ánime y memes sigue en ascenso? ¿Va a evolucionar a otro tipo de expresiones? El interés por el anime y la cultura pop asiática ¿llegó para quedarse?
-Yo digo que ambas. Una, llegó para quedarse. De por sí, la cultura oriental ya está instalada en Chile y en Latinoamérica, en general, hace mucho rato. Lo que pasa es que dentro de lo que fue el estallido, no solamente aquí en Chile, sino también en Perú y Bolivia, hubo como una masificación de los referentes y durante la pandemia, sobre todo, hay mucha más gente que vio ánime, vio series, vio películas, por tanto ya está instalado como referente cultural. Pero por otro lado, también creo que está dándose una evolución al respecto, porque ya incluso hay producción de manga(cómic) acá en Chile.
Si bien desde el 2008 que hay escritura y publicaciones de manga, y durante toda la década del 2010 al 2020 lo que era el webtoon (cómic digital en un formato adaptado al celular), por ejemplo, también hay muchos jóvenes ilustradores que crean sus propios mangas y los publican. Incluso se está publicando manga chileno en formato manga, que se lee de derecha a izquierda, con una estética oriental, pero que tiene mucho de la localidad, es decir, los personajes, el lenguaje, la composición del espacio, son chilenos. Si bien es toda una estética del animé, se nota que se está representando el espacio local. Por tanto, yo sí creo que efectivamente la instalación de la cultura oriental está tomando otras formas y otro camino dentro de lo que es la cultura popular acá.
"Hay un concepto, por ejemplo, que a mí me parece muy interesante, que tiene que ver con el sentimiento de orfandad. En la mayoría de los animes, desde los 50 hasta hoy, el protagonista siempre es un huérfano o le falta alguna figura paterna o materna".
- ¿Y va a seguir evolucionando? ¿O se va a ampliar a otras cosas?
Sí. Ya de por sí hay exposiciones de arte que reciben esta influencia de la cultura oriental y además se está tomando desde lo que incluso como la publicación literaria. Anda a saber tú cómo va a seguir evolucionando después. Quizás se incorporan aspectos de la música o lo que llega a pasar desde la animación.
- Usted observó las protestas de los estallidos sociales en Chile, Bolivia, Perú, donde hay patrones se repiten de tomar también cosas del animé. ¿Por qué cree que conectamos tan bien con la cultura asiática? ¿Tenemos cosas en común importantes?
Yo creo que hay cosas en común importantes y sobre todo en tema afectivo. Pensando en que el ánime, por ejemplo, y el manga también, surge sobre todo entre las décadas del 60 y 70, todo lo que es el período de posguerra en Japón. Por tanto, expresa mucho lo que es esa desazón, ese desamparo, esa angustia. Y además que son angustias que se empiezan a extrapolar a lo que es la instalación del neoliberalismo más fuerte en Japón. Y resulta que ese mismo sentimiento llega aquí a Chile, por ejemplo, o a Latinoamérica durante los ochentas y noventas, que son plenos períodos de dictadura y postdictadura. Entonces, esos mismos sentimientos que aparecen, digamos, en la producción del animé resuenan mucho en lo que es la recepción del ánime acá en Latinoamérica.
Hay un concepto, por ejemplo, que a mí me parece muy interesante, que tiene que ver con el sentimiento de orfandad. En la mayoría de los animes, desde los 50 hasta hoy, el protagonista siempre es un huérfano o le falta alguna figura paterna o materna, y son criados o parientes, o simplemente no tienen padre. Como Gokú por ejemplo. Y resulta que, si uno ve el arte, la literatura del Chile entre los 90 y el 2000 se destaca mucho también el concepto del sentimiento de orfandad, justamente por este despego o desamparo respecto a la patria. O sea, hay la mayoría de protagonista en la mayoría de las novelas, donde entra, por ejemplo, la Nona Fernández, Álvaro Lizama, Alejandro Zambra, también son huérfanos o no tienen padre, o tienen algún conflicto de relación con los padres. Por lo tanto, ahí te das cuenta de que hay temas afectivos en común que son muy fuertes dentro de lo que es la producción y la recepción de la niñez.
Comentarios
Muy interesting el artículo!
Si bien los animé japoneses
Añadir nuevo comentario