Solo una vez he debido hacer un viaje en avioneta en la Región de Aysén. Fue de Coyhaique a Melinka. Y lo pasamos mal. Siempre se pasa mal a bordo de una aeronave tan frágil que como una mosca metálica atraviesa vibrante un territorio tan puntiagudo e inhóspito.
Íbamos seis. Y cuando sobrevolábamos los cordones montañosos que anteceden al litoral, unos vientos repentinos nos pusieron de costado y avanzamos un buen trecho así mismo, de lado. Miré de reojo a un conocido payador que iba con nosotros; llevaba los ojos entrecerrados y la cabeza gacha, tan asustado como yo. No le salía ni una décima.
Ahora, varios años más tarde, más de alguna vez hemos recordado esta anécdota, afortunadamente. Y digo afortunadamente, porque ya todos sabemos la enorme tragedia que ocurrió el viernes pasado.
Siete personas fallecidas y solamente un medio de cobertura nacional llegó al lugar de los hechos para contarle a Chile que siete familias de compatriotas están de duelo. Si esto mismo hubiese ocurrido en Valparaíso o incluso en Puerto Montt, hasta la gaceta del Condorito habría estado despachando. Este párrafo lo aprovecho solo para darle una repasada a esa prensa que contribuye al desprecio por las y los que viven más lejos y solos. Y a los que únicamente utilizan en verano para mostrar el entorno hermoso en el que pasan sus días.
Y es que el abandono que sufren las regiones, en especial la de Aysén, hace que nuestra fragilidad muestre su cara más terrible de vez en cuando. Para que después pase el tiempo y los que realmente toman decisiones se olviden de que existe gente que habita el Chile más profundo y cruza los cielos más peligrosos del país en condiciones extremas. Y que a nadie le importa mucho porque somos reserva de vida y cuando algún reyezuelo quiere planificar un viaje muchas veces cree que puede recorrer toda la región en un par de días. Porque no sabe. Porque no le interesa saber cómo se vive por acá. Quiénes son. Quiénes somos.
Eso es lo más triste de todo. Lo que dejan estas tragedias, además del luto horrible de siete familias, de tus amigos, de mis vecinos, del puñado de chilenos y chilenas que se defiende de un centralismo feroz desde los lugares más aislados de la patria.
Siete personas fallecidas y solamente un medio de cobertura nacional llegó al lugar de los hechos para contarle a Chile que siete familias de compatriotas están de duelo. Si esto mismo hubiese ocurrido en Valparaíso o incluso en Puerto Montt, hasta la gaceta del Condorito habría estado despachando. Este párrafo lo aprovecho solo para darle una repasada a esa prensa que contribuye al desprecio por las y los que viven más lejos y solos. Y a los que únicamente utilizan en verano para mostrar el entorno hermoso en el que pasan sus días.
Ese mediodía, cuando aterrizamos en Melinka, reímos nerviosos, casi como diciendo la hicimos, qué bueno. Y no es justo ni deseable que nadie viaje así, lleno de incertidumbre y temor. Nos es justo que nadie viva así. Que nadie muera así.
Comentarios
Toda la razon! Chile no puede
De verdad es trágico y tb
El centralismo se manifiesta
Para graficar mejor lo que
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