Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Sábado, 16 de Agosto de 2025
Así vive o muere el ministro clave del gobierno, 1° parte

Los soldados de Mañalich y sus vínculos con la U. de los Andes

Andrés Almeida
Lissette Fossa
Joaquín Riffo Burdiles

En esta serie de artículos, INTERFERENCIA publica aspectos hasta ahora inéditos de las formas mediante las cuales el ministro de Salud adquiere y ejerce poder. A propósito de la llegada de la seremi metropolitana Paula Labra, indagamos en la manera en que Mañalich se sirve de gente joven, cuyo mayor mérito es la obediencia.

En sus tiempos de director médico de Clínica Las Condes, Jaime Mañalich (65 años) solía reunir a sus más cercanos colaboradores en reuniones breves, las que incluso podían durar cinco minutos. En ellas sólo él hacía las preguntas, extraía toda la información que necesitaba e impartía instrucciones. Si alguien tenía una inquietud o manifestaba algún desacuerdo, Mañalich le pedía que lo hiciera por e-mail, a los que -de todos modos- siempre respondía. 

“Mañalich podía cambiar de parecer, lo hacía muy rara vez, pero había que argumentar muy bien el punto, y nunca lo iba a conceder, simplemente cambiaba el rumbo sin decirle a nadie”, comenta alguien que trabajó con él en esa época. Pero la razón de ser de quienes rodeaban a Mañalich no era aconsejar al director médico, sino que proveerlo de información muy precisa y hacer lo que él diga y  a la hora que lo diga.

Al igual que en ese entonces, el actual ministro de Salud hace las cosas de la misma forma y se rodea de gente con perfiles similares a los de sus tiempos en la clínica privada; personas mucho más jóvenes que él, competentes en lo técnico -“que den el ancho”, según palabras del propio Mañalich- y dispuestas a no pretender ningún liderazgo ni generar controversia. “Gente de confianza”, resume esta fuente que habló con INTERFERENCIA a condición de resguardar su identidad.

El gambito de la seremi de Santiago 

Probablemente nunca se sabrá a ciencia las razones que llevaron a Mañalich a considerar que Rosa Oyarce (RN), la ex secretaria regional ministerial (seremi) de Salud Metropolitana, “no daba el ancho”. 

Tal vez fueron sus apariciones en TV, sus ambiciones de lograr alguna candidatura, sus desacuerdos con respecto a las restricciones ordenadas por ella en el Compin luego de aparecer casos Covid-19 o simplemente que nunca logró granjearse la confianza del ministro, es decir, a no renunciar a grados importantes de autonomía. Pero el efecto es claro; en su reemplazo sí puso a alguien de entera lealtad, confianza u obediencia, o como quiera llamarse.

En medio del escándalo, Oyarce salió de su cargo el pasado 8 de abril. Se le pidió su renuncia desde el Ministerio de Salud (Minsal), debido a diferencias entre ella y el ministro, según se informó. “Cuando pregunté por qué era la renuncia, se me dijo que era porque habían situaciones que se arrastraban, una que tenía que ver con el Compin y otra que tenía que ver con el aeropuerto. Pero no hubo mayor explicación”, señaló Oyarce a CNN ese día.

Según agregó Oyarce, ella intentó cerrar las oficinas del Compin en la región, tras la confirmación de personas contagiadas con Covid-19, sin embargo, la ex seremi asegura que la Subsecretaría de Salud Pública insistió en que se mantuviera el servicio en funcionamiento, con lo que se abrió una controversia pública con la subsecretaria, Paula Daza.

El cargo de Oyarce quedó vacío hasta ayer viernes 17 de abril, cuando fue designada Paula Labra (32 años), ingeniera comercial, quien hasta este viernes se desempeñaba como directora Nacional de la Compin, y quien entre 2014 y 2017 se desempeñó en Los Bronces de Anglo American y entre 2017 y 2018 en el Banco Itaú. 

Durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, Labra trabajó como jefa del Departamento de Desarrollo Institucional de la seremi metropolitana, hasta 2012, cuando Contraloría emitió un dictamen que confirmaba que no cumplía el requisito mínimo de tener un año de experiencia laboral, ya que llevaba meses como titulada, lo que la obligó a deber algunos meses de remuneración. De tal modo, en 2013, trabajó en el área de administración y finanzas, bajo el mando de la propia Rosa Oyarce. 

En 2019 -ya en el segundo gobierno de Piñera- Labra fue nombrada en el Compin como interventora, ante la crisis de atención que sufrió el servicio en la Región Metropolitana. Luego fue confirmada en el cargo como Directora Nacional... hasta este viernes 17 de abril, cuando el ministro de Salud la designó como seremi de Salud Metropolitana, la más alta autoridad sanitaria del país a nivel territorial, en tanto concentra las principales decisiones de salud pública que afectan a cerca del 40% de la población nacional, y la más afectada junto a La Araucanía por el Covid-19, hasta el momento. 

“Una de las cosas que nosotros más hemos reclamado primero es que el servicio sanitario debe tener una persona experta en salud. Labra es una persona que hizo un curso, un diplomado, sin ser del área de la salud. Más aún con la pandemia de ahora”, opina Marcia Lara, presidenta de la asociación de funcionarios de la seremi metropolitana de Salud.

La preocupación es razonable, pues las competencias en el ámbito de la Salud de Labra no corren por el ámbito de la salud pública, sino más bien en la gestión. Y el cargo de seremi es clave en la primera materia al deber tomar decisiones en prevención, detección, protección y recuperación de la salud de la población.

Incluso hay varias voces que pretenden revocar la nominación de Mañalich, atendiendo que el código sanitario establece que el o la seremi "deberá ser un profesional universitario con competencia experiencia, conocimientos y habilidades certificadas en el ámbito de la salud pública". Esto, considerando que el diplomado en Administración y Gestión en Salud que obtuvo el 2019, en la Universidad de Los Andes, no la habilitaría para cumplir con el perfil.

Para alguien que conoce la discusión política al interior del Minsal, quien solicitó resguardar su identidad por posibles represalias, el movimiento de piezas que significa poner autoridades que no son expertas en salud en altos cargos, ya lo había jugado Mañalich al promover la nominación del ingeniero comercial Arturo Zúñiga (36 años) como subsecretario de Redes Asistenciales.  

“Zuñiga tenía experiencia en el manejo de un pequeño hospital en Panguipulli, y poco más -dice esta fuente- pero al menos su nominación a un cargo de logística del Minsal no requiere de un conocimiento tan acabado en lo sanitario. Lo de la seremi ya es distinto, pues ahí, y en este momento, se requiere un conocimiento epidemiológico que ella no tiene”.

Según esta fuente, la nominación se debe, entonces, exclusivamente a que Labra responde 100% a Mañalich y va a hacer lo que él diga. “Mañalich es ahora el seremi metropolitano”, sentencia.

¿Qué tienen en común Zúñiga y Labra?

Los pasillos de la Universidad de Los Andes 

El único antecedente académico de Paula Labra, nueva la seremi metropolitana de Salud, relacionado con la salud pública es su diplomado en Administración y Gestión en Salud de la Universidad de Los Andes de 2019. 

Algo que se asemeja al currículum de Arturo Zúñiga Jory (UDI), quien también es ingeniero comercial, y quien también tiene una aproximación tangencial al mundo de la salud pública.

Antes de ser subsecretario de redes asistenciales, Zuñiga fue jefe de gabinete de Jaime Mañalich durante el primer gobierno de Piñera, gerente comercial de la Clínica de la Universidad de Los Andes entre 2016 y 2019, gerente comercial de la Clínica Vespucio (2015 y 2016) y director de Salud Municipal de Panguipulli (2009 y 2010), al cual pertence el Hospital de Panguipulli, de administración semi-privada, conocido por haber sido uno de los cinco recintos asistenciales que rechazaron aplicar la ley de aborto en tres causales en 2017, junto a Hospital Clínico de la Universidad Católica, la Clínica Universidad de los Andes, el Hospital Parroquial de San Bernardo y el Hospital de Pucón.

De tal modo, los derroteros de Labra y Zúñiga confluyen con el paso de Jaime Mañalich por la Universidad de Los Andes, pues el actual ministro arribó a esa casa de estudios -ligada al opus dei y con la fuerte inquietud de aproximar los conocimientos de medicina y gestión- en 2016, luego de su primer ministerio. La llegada del entonces ex ministro respondió a la finalidad de “potenciar el trabajo del departamento que estudia materias de salud pública, epidemiología de las enfermedades transmisibles inmunoprevenibles y metabólicas, investigación poblacional y gestión de instituciones de salud, entre otros temas. Además, colaborará en el desarrollo de un programa de postgrado en gestión de salud”, según se explica en un comunicado de la Universidad de los Andes para anunciar su llegada. 

Un antecedente más que lleva a concluir que esta universidad se ha convertido en un semillero de gente joven y leal al ministro, lo proporciona la enfermera Itziar Linazasoro (42 años), quien es la actual jefa de gabinete de Mañalich, quien cursó el Magíster en gestión y administración en Salud de la Universidad de Los Andes y quien se desempeñó como subgerente comercial de la Clínica de los Andes. Linazasoro y Zúñiga, aparte de sus labores como jefes de gabinete de Mañalich, y sus labores comerciales en la Clínica de la Universidad de los Andes, comparten el hecho de haberse conocido de sus tiempos de estudiantes de pregrado de la Universidad Católica. 

Además, Linazasoro se relaciona con Mañalich desde que ella trabajó como enfermera en Clínica Las Condes, a partir de 2007. De ahí, en 2010, entró a trabajar al primer gobierno de Sebastián Piñera como asesora del Minsal, con Mañalich también en el ministerio. En 2014 volvió a la Clínica Las Condes, como enfermera de la Dirección Médica, hasta 2017, cuando partió a la Clínica de la Universidad de Los Andes.

De vuelta al Minsal

Tanto en el Minsal como en Clínica Las Condes, Mañalich no considera tener pares.

Tiene jefes, sí. Lo han sido Andrés Navarro y Sebastián Piñera, pero quienes históricamente le han dado libertad de movimiento a cambio de resultados.

Lo que sí tiene son subordinados. Lo que incluye a Paula Daza, la subsecretaria de Salud Pública, cuyo nombramiento no dependió de Mañalich, pero cuya continuidad seguramente sí.

Aunque Daza es conocida por no generar conflicto, algo que le acomoda a Mañalich, hay antecedentes que permiten suponer que no está cómoda. Así se desprende por lo menos del perfil sobre ella que publicó Revista Capital a principios de abril, del cual se lee: “La subsecretaria solía conversar e intercambiar ideas durante las reuniones con [Emilio] Santelices, cosa que no sucedió con Mañalich. ‘Se sintió algo sola’, relatan personeros de Salud. ‘Ella no se lleva mal con nadie. Solo que con él, esos espacios de debate duran 10 minutos, No hay tiempo. Y al final las decisiones las toma él solo’, relatan de esa cartera”.

Al respecto, uno de los subordinados de Mañalich de los tiempos de la Clínica Las Condes hace memoria acerca de personas a las que que su jefe pedía la opinión, no por cortesía política, sino por genuino interés clínico. “Tenía un grupo de no más de cinco médicos, a ellos sí los escuchaba”.

¿A quién escucha Mañalich ahora? Secreto de Estado.



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Mañalich es un arrogante, mitómano, engreído y con un ego desproporcionado, que hoy siente ser un Mesías en este estado de pandemia, donde la autoridad sanitaria tiene y ejerce un alto poder en el país. No pongo en duda sus capacidades profesionales y técnicas, pero su perfil, le hace cometer errores tremendos, y que generan inseguridad en la población. Intuyo que tiene pretensiones políticas, ha quedado muy claro que se siente cómodo con el poder. Espero que su arrogancia y desmesurado afán de protagonismo no lo paguemos con elevado número de muertos en Chile.

Añadir nuevo comentario