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Sábado, 20 de Abril de 2024
Entrevista

Sobrino de Jaime Guzmán y candidato a constituyente: “No soy un viudo de la Constitución del 80”

Andrés Almeida

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Francisco Moreno Guzmán
Francisco Moreno Guzmán

Si es que Francisco Moreno Guzmán (UDI) se impone en el Distrito 8 de Maipú, Estación Central y otras comunas de Santiago Poniente, será parte -paradojalmente- del finiquito de la Constitución que lleva el ADN político de su tío y mentor, quien fue elegido senador por la misma zona. Al día de hoy, es un misterio si votó Apruebo o Rechazo, y tampoco es fácil adivinar, pues tiene razones para haber optado por ambas.

Admision UDEC

En un café de calle Mosqueto espera sentado frente al computador Francisco Moreno Guzmán (UDI), una entrevista con INTERFERENCIA, la tarde del jueves 4 de febrero.

Probablemente, la razón principal para sostener esta conversación -por ambas partes- es la curiosidad. Desde el punto de vista del periódico es interesante sentarse a hablar con un candidato a la Convención Constituyente que encarna -incluso filialmente- la Constitución que dicha Convención ha de derogar. Hay una paradoja ahí que resolver... o un truco.

En una primera impresión, cualquiera pensaría que el sobrino de Jaime Guzmán, buscaría un cupo en la instancia para atrincherarse y defender un legado con uñas y dientes. Después de todo, Moreno Guzmán (44 años) es hijo de María Isabel Guzmán, una de las hermanas de quien fuera probablemente el civil más poderoso de la dictadura, y el ideólogo del sistema político que imperó más de treinta años y que acaba de estallar por los aires a partir del 18 de octubre de 2019. Se trata también del fundador del partido en que Moreno milita; la UDI, cuyos miembros le profesan un sentimiento casi de reverencia.

Pero no solo eso. Además, Moreno, como abogado -al igual que su tío- pero especializado en derecho económico, también ha realizado una férrea defensa de lo que en jerga se conoce como el orden público económico; un concepto constitucional nacido de las aulas de Derecho de la Universidad Católica donde estudió -al igual que su tío- y que tiene una clara reminiscencia con el valor general supremo del orden público, por parte de ese sector político. A saber; ese orden público económico se trata de todos los dispositivos constitucionales que permiten, e incluso facultan, el orden económico actual, y no otro.

Dicho de otro modo, Moreno Guzmán (quien fue subsecretario de Hacienda de este gobierno), antes del estallido social, era uno de los campeones de la defensa de la Constitución del 80 y de ese orden público económico. el cual, según se insistía intensamente, se vería dramáticamente afectado por una discusión constitucional, al punto de producir una debacle económica. 

Sin embargo, el sobrino no parece parapetado detrás de lo que queda de las ideas de su tío. Dice que el estallido social lo cambió todo y que a partir de eso hay que mirar hacia el futuro. Dice estar consciente que la constitución que salga del Palacio Pereira no puede ser al gusto de una sola persona o un grupo pequeño de ellas, como lo fue la Comisión Ortúzar, que redactó la del 80, y que no tiene sentido defender ideas fijas ni levantar la vieja carta magna como bandera, pues la realidad histórica es otra. "Tenemos que llegar a un acuerdo, tenemos la obligación de hacerlo, y todos tenemos que hacer concesiones", dice. 

-Visto en retrospectiva y desde la UDI ¿No era mejor adelantar elecciones y así no tener que entregar en prenda la Constitución de Jaime Guzmán?

Creo que era la única solución política viable y racional, pensando en la noche del 12 de noviembre. Ahí el presidente siempre comenta que, solo en su oficina, en el ex Salón Azul, con el cuadro de Andrés Bello y el de O’Higgins, tuvo que meditar. A efectos prácticos; ver qué decisión tomar. Si de nuevo llamar a los militares a la calle, con todo el costo y drama que ello iba a significar desde todo punto de vista, o -en su defecto- decidir no sacar a las Fuerzas Armadas y generar algún proceso que permitiera encauzar esta crisis.

Entonces, la convicción fue en ese momento, entre el 12 y el 15 de noviembre, que cualquier otra medida, cualquier otro acuerdo al que se haya llegado y que no haya sido abrir un proceso constituyente, en ningún caso habría podido solucionar la situación de crisis política en que estábamos. 

-En ese momento en la UDI se veía una lógica de lealtad, de sostener el gobierno, pero ¿no fue muy alto el precio? 

Lo que sucedía es que había un denominador común del estallido social; una demanda muy fuerte y muy potente por una mejor calidad de vida, y el instrumento político de acuerdo al cual se podía generar un cierto acuerdo para una revisión era la Constitución de 1980.

Si se hubieran acordado elecciones anticipadas habríamos tenido dos procesos de crisis permanentemente abiertos: el constitucional y el presidencial. Chile no estaba en condiciones de tener una elección presidencial durante los días que siguieron al 18 de octubre. En ese nivel de efervescencia, de violencia, de falta de orden público, creo que no era el momento para haber planteado ninguna salida que no haya sido la constitucional. 

-El estallido social se trató fuertemente de reivindicar derechos sociales, y su sector siempre dijo que la Constitución no era central para resolverlos. Ahí hay una contradicción, pues ofrecieron en sacrificio algo que no tiene supuestamente sentido, en relación al origen problema.

Es interesante lo que dices. Hay tantas miradas del 18 de octubre. En mi caso particular siento que se fue acumulando una frustración desde el punto de vista del desarrollo económico. Hay que ver cuál fue la ruta de los últimos años. Porque esto no es que debió haber explotado antes, sino que se dieron una serie de fenómenos que hicieron que esto estallara en ese momento.

Si tú consideras el primer gobierno de Piñera, durante 2010 y 2014, el crecimiento fue de un 5,3% y había una muy buena percepción económica desde el punto de vista del empleo. Una cantidad importante de personas con las que me tocó conversar siempre manifestaron una crítica muy dura desde el punto de vista del manejo político del gobierno de Piñera, pero se le reconocía un manejo macroeconómico positivo, que significó la idea de “tiempos mejores”.

Después de eso nos enfrentamos a lo que sucedió entre 2014 y 2018, con un crecimiento en que no alcanzamos a llegar al 2%. Hubo una caída de la inversión super potente, porque la lectura que hacemos desde la óptica de nuestro sector, es que las reformas más radicales que planteó la ex Nueva Mayoría tuvieron un costo directo en la calidad de vida de las personas, independiente que las intenciones hayan sido las mejores. 

Cuando en 2017 vino la campaña, había una esperanza de que Piñera iba a generar un cambio desde el punto de vista económico. Imagínate que en 2018 nosotros crecimos al 4%, que es un buen número en comparación a lo que había sido en 2017. Y ya en 2019 nos encontramos con la famosa guerra arancelaria entre China y Estados Unidos. Eso afectó y produjo un efecto en la economía, son nuestros dos principales socios comerciales. Y la proyección que había en 2019, era de alrededor de 2,5%. Vino el 18 de octubre y terminamos creciendo un 1,5%.

¿A qué voy con esto? Efectivamente se produjo una desafección no sólo política, sino también económica, de una esperanza que no llegó. Y el hecho de los 30 pesos fue algo muy simbólico y específico, pero que tuvo una repercusión muy grande. Y eso fue porque las familias no encontraron la situación de prosperidad que se habían imaginado y proyectado. 

- ¿No hay en general un divorcio entre las cifras económicas y lo que estaban viviendo los chilenos? Porque si el país crece a cierto ritmo, la gente pude ir en un tren de ingresos y pagos de deudas, o al menos hacer caja. Pero, si ese crecimiento se desacelera solo un poco. se descalabran las economías familiares y aparece esa vulnerabilidad que la elite no reconocía ni comprendía. 

Justamente ese fue el punto. La expectativa era más que razonable en el entendido de que íbamos a tener un gobierno de centro derecha que nos iba a permitir tener una mejor calidad de vida desde el punto de vista económico como lo que había pasado en 2010-2014. Y el período en el que las distintas familias chilenas vieron que su situación económica empeoró fue lo suficientemente largo como para que se haya incubado un sentimiento de mucha frustración. Porque no fue solamente desde el 1 de enero al 18 de octubre, por efectos de la guerra comercial.

Esto viene de mucho más atrás. Considero que lo que sucedió a partir de 2014 es muy decidor. ¿Alguien habría entendido un estallido social en la mitad del primer gobierno del presidente Piñera? Bueno, tuvimos las marchas estudiantiles, que es un fenómeno muy atomizado como requerimiento.

"Desde el punto de vista político-económico vimos que la crisis fue tan potente, a diferencia de cualquier otra situación que hayamos tenido desde 1990 en adelante, que la solución también tenía que ser proporcional a esa efervescencia social".

-O un preludio.

O un preludio. Pero desde el punto de vista práctico, se me hace más patente el efecto de la situación económica de las familias desde 2014 en adelante, como causa. 

- Insisto. Si era un problema económico y social ¿por qué responder con algo que a los chilenos se les dice que es como refundar el país?

Bueno, pero desde el punto de vista político-económico vimos que la crisis fue tan potente, a diferencia de cualquier otra situación que hayamos tenido desde 1990 en adelante, que la solución también tenía que ser proporcional a esa efervescencia social.

Entonces, sí, efectivamente hay un requerimiento ciudadano que se hizo muy extendido durante los meses que duró esta crisis, y que ya venía, si se puede identificar técnicamente, desde 2009 con la campaña de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Ahí hago un pequeño paréntesis, porque creo que el tema constitucional en Chile aparece con más fuerza desde el momento en que la Concertación se da cuenta de que vamos a tener alternancia en el poder. Si tú te fijas, el cambio profundo a la Constitución de 1980 en 2005, en el gobierno de Ricardo Lagos, que a mí modo de ver le faltó un plebiscito ratificatorio que podría haber ayudado en esta crisis.

Pero, resulta que el tema constitucional quedó supeditado a un nivel muy por debajo de los temas considerados fundamentales. Es cosa de ver la encuesta CEP durante todo ese período, entre 2005 a 2009. Pero, ya en 2009, la ex Concertación se da cuenta que va a haber alternancia en el poder en Chile, y ahí parte el grupo Océanos Azules con la necesidad de decir “nosotros necesitamos una nueva constitución”. 

Pongo el punto porque merece ser analizado. No tengo una respuesta específica respecto a si la centroizquierda inició el tema constitucional, en vista de que no iba a contar con el poder. 

Pero, más allá de eso, ahora tenemos la posibilidad de intentar generar un espacio de mirada en común, pensando en un futuro de Chile. Lo que falta en Chile son proyectos de futuro. Vamos a tener la posibilidad en la Convención Constitucional de que 155 representantes de la ciudadanía, en un sistema democrático proporcional, planteen una mirada a futuro. 

-¿Pero usted va a defender principios antiguos de la Constitución? Lo pregunto por su ligazón familiar con Jaime Guzmán y por las ideas asociadas al orden público económico que usted ha defendido públicamente: Estado-docente versus libertad de enseñanza, Estado-subsidiario, límites de los derechos de propiedad, por ejemplo, en materia ambiental, etcétera. 

A la Constituyente nosotros vamos a ir a proponer. En lo personal, creo que Chile tiene una tradición constitucional que no parte con la Comisión Ortúzar, sino que viene desde 1812 con la primera constitución durante el gobierno de José Miguel Carrera, con la Constitución de 1833 y lo que significó, y la de 1925, que pudo apagar una crisis política muy relevante.

Entonces, cuando se plantea la necesidad de una hoja en blanco, yo lo entiendo del punto de vista de que vamos a generar una discusión profunda sobre los distintos sistemas políticos y constitucionales que Chile ha tenido, pero no significa que vamos en una ceremonia del tipo mística recibir las ‘tablas de la ley’ que nos van a escribir los dioses. 

No significa que vayamos a atrincherarnos, los que consideramos que la Constitución de 1980 ha sido una pieza importante del desarrollo económico y social que Chile ha tenido durante los últimos 40 años. 

-¿Es el orden público económico lo que va a ir a defender a la Constitución?

No, uno lo que va a proponer, a conversar y a discutir, son medidas y principios, estructuras políticas, que obviamente van acompañados de un análisis histórico. Y que en ningún caso significa que a la Constitución no haya que cambiarle una coma, parto de la base de que todos quienes estamos en este proceso constituyente tenemos una vocación por modificar nuestro sistema democrático en aquellas cosas que sean necesarias para enfrentar el futuro de una manera distinta. 

-¿Estaría dispuesto a bajar la importancia de los derechos de propiedad en favor del medio ambiente, un valor que también es caro al electorado de derecha?

Metámonos en el tema del derecho de propiedad. En primer lugar, creo que es muy interesante saber qué es lo que dice hoy en día la Constitución. Porque hay una creencia, que viene dada por la discusión pública, de que la Constitución de 1980 es un texto absolutamente neoliberal. Y uno entiende por neoliberalismo la ausencia del Estado. Hoy la Constitución garantiza el derecho de propiedad, pero establece la limitación de la función social, que es básicamente la reforma constitucional de 1967, en el gobierno de Eduardo Frei Montalva; la reforma agraria. Y hoy ves establecido en la Constitución de 1980 la posibilidad de que la propiedad se ejerza considerando su función social. Hay jurisprudencia de los tribunales de justicia que permiten ciertos límites.

Eso le ha hecho muy bien a nuestro país. Si es necesario abandonar ese modelo, yo no estoy de acuerdo, creo que es algo que hay que mantenerlo. 

En una reunión con vecinos de Pudahuel, algunos me decían “yo soy un pequeño emprendedor y quiero saber cómo nos vamos a ver afectados por las pocas cosas que nosotros tenemos”. Entonces, también tenemos que darle seguridad a la ciudadanía de que al menos vamos a mantener lo que ha sido la tradición constitucional chilena desde al menos en 1967. 

-¿Y sobre los derechos de agua, que es un tema nuevo? Ahí habrá una discusión muy grande, considerando que estamos en una crisis climática que no va a cesar y habrá un debate enorme sobre de quién es el agua. 

Esa discusión, celebro, es absolutamente necesaria. Obviamente vamos a tener que constitucionalizar lo que hoy está en el Código de Aguas. El agua obviamente es un bien nacional de uso público y por cierto que tenemos que generar algunas directrices, porque es muy importante señalar que la Constitución no es un programa de gobierno ni una estructura para ejecutar políticas públicas. Eso corresponde al Congreso Nacional y al gobierno de turno. Espero que generemos acuerdos en esta materia. 

-¿Cree que habrá acuerdos respecto de mover la propiedad actual de los derechos de agua?

Es un bien nacional de uso público, no va a haber dudas a ese respecto. No hay nadie que pretenda otra calificación. Ahora, cosa distinta es si queremos generar cambios en el Código de Aguas. Esa discusión tiene que ser posterior a la primera. Pero creo que en la nueva constitución vamos a ser capaces de generar esas directrices para un sistema que genere tranquilidad, tanto a los habitantes de zonas rurales como a los habitantes de zonas urbanas, como también a los inversionistas que cuentan con una cierta continuidad de las reglas del juego bajo las que ellos invirtieron. 

-¿Le asustan los derechos ambientales de nuevo cuño, que incluye políticas sobre pueblos originarios y algunas políticas ambientales internacionales, que restringen los actuales derechos de propiedad?

Creo que hay que reconocer que, hasta el momento, el debate sobre el crecimiento económico ha estado absolutamente ausente en la discusión constitucional. Hace unos días atrás me tocó un debate televisivo con Jaime Bassa y él explicaba la necesidad de repartir las riquezas. Y yo le hice ver el punto de que justamente ese mismo día nos habían informado desde el Banco Central del Imacec de diciembre que estaba en 0,4 y el PIB de 2020, donde terminamos con un -6%. 

Entonces tenemos que hacernos cargo, tanto de la necesaria garantía de los derechos sociales que tiene que ir con el respaldo necesario de los recursos públicos que se van a requerir para finalmente generar esas garantías, y al mismo tiempo poner sobre la mesa, más que un modelo de desarrollo, las normas que permitan un libre emprendimiento, con respeto a un desarrollo sustentable y sostenible. 

"Obviar totalmente el desarrollo económico va a generar una constitución que va a ser absolutamente coja desde el punto de vista de las necesarias garantías de los derechos sociales y el objetivo de una mejor calidad de vida para los chilenos".

-Pero está claro que eso entra en colisión muchas veces.

Ha entrado en colisión durante los últimos 25 años, y quizás las políticas públicas que se han generado en el Congreso Nacional muchas de ellas no han sido lo suficientemente visionarias para adelantarse a los problemas que hoy en día estamos teniendo en algunos sectores.

Eso es un tema que vamos a tener necesariamente que discutir, pero, sí tenemos que tener en consideración que debemos generar los espacios necesarios para que haya crecimiento, porque es la única herramienta para generar desarrollo social. Obviar totalmente el desarrollo económico va a generar una constitución que va a ser absolutamente coja desde el punto de vista de las necesarias garantías de los derechos sociales y el objetivo de una mejor calidad de vida para los chilenos.

-Ahí entra la discusión sobre Estado subsidiario versus Estado emprendedor. La presión va a ser muy grande para que el Estado vuelva a emprender en materias económicas ¿Está dispuesto a aceptar ese Estado emprendedor o limitar el Estado subsidiario, y generar un acuerdo de equilibrio?

Hoy la Constitución de 1980 establece las normas del Estado empresario. Son de quórum calificado. Si te fijas en lo que pasó con la moción parlamentaria de Osvaldo Andrade, que tuvo por finalidad crear una AFP estatal, ese fue un proyecto que al menos en primer trámite no solamente se acogió, sino que se aprobó. Entonces, a diferencia de lo que pueda pensar la gente, hoy existen normas que establecen la posibilidad de que exista un Estado empresario.

-Pero en la práctica el Estado no ha creado ninguna empresa en décadas.

Pero es un tema de quórums. Ahora bien, lo fundamental a ese respecto es que existan normas que prohíban al Estado realizar conductas discriminatorias y arbitrarias respecto a los sujetos económicos. Acá lo importante es generar una igualdad de condiciones. Bajo ese respecto, que podamos continuar el esquema que hoy está establecido en la Constitución de 1980, no va en contra de tener un Estado activo. La constitución actual no es que el Estado sea inexistente, sino que pretende generar los equilibrios necesarios para que los derechos ciudadanos no se vean opacados ni aniquilados por un Estado potente y fuerte. 

- Dentro de los principios importantes del orden público económico que planteaba la Constitución de 1980 está la lógica de la igualdad de oportunidades, pero toda la literatura demuestra que esto tiene bastante de mito. Desde la perspectiva de un ordenamiento económico en la Constitución ¿cómo abordar esto? 

Siento que una economía social de mercado tiene éxito en la medida que genera crecimiento económico y que de alguna u otra manera hace realidad el principio de igualdad de oportunidades. Ahí nuestro sistema en términos globales no ha estado a la altura de los desafíos. Hoy la población chilena quiere avanzar mucho más rápido que antes. ¿Han existido cambios considerables en los últimos 40 años? Efectivamente, basta ver los índices de pobreza, y se creó una clase media que hoy requiere una protección especial.

Si hay alguien que requiere una protección y una ayuda es la clase media. Si no le damos las herramientas suficientes no vamos a tener igualdad de oportunidades, y ahí creo que son muy relevantes aquellas medidas de políticas públicas como Clase Media Protegida. Perfeccionarlas.

Yo sería partidario de establecer un principio en el texto constitucional de modo tal que la clase media sienta la Constitución como una socia en su historia personal y familiar de desarrollo económico y familiar. 

- El último hito económico en la historia de la clase media chilena ha sido el retiro del 10% de los fondos previsionales. Finalmente, el mismo sector suyo se dio vuelta y se dio cuenta que su electorado estaba a favor de protegerse a sí mismo a través de esto. El Estado ha sido muy ineficiente en proteger a la clase media pero también lo han sido los privados en los ámbitos en que se retira el Estado subsidiario, como las pensiones. ¿Cómo va a defender la idea de que los privados sí son capaces de proveer bienes públicos socialmente relevantes en este descalabro?

Super buena la pregunta. Hay cuatro derechos sociales que son fundamentales dentro de la estructura orgánica de una Constitución: educación, salud, vivienda y pensiones. En el fondo el Estado subsidiario ha permitido que los cuerpos intermedios, que son aquellos que están entre el hombre y el Estado, hayan podido cumplir sus fines.

"No tengo ningún temor de que el Estado pueda participar más decididamente en Salud, Educación, Vivienda y Pensiones en la medida que seamos previamente capaces de modernizar al Estado de verdad"

Yo no tengo ningún temor a que el Estado pueda participar más decididamente de estos sectores en la medida que seamos previamente capaces de modernizar al Estado de verdad. Llevamos escuchando desde principios de los 90 la necesidad de modernizar el Estado. Estamos en 2021 y resulta que ante la peor crisis que hemos vivido desde el punto de vista sanitario, el Estado no estuvo a la altura. Creo que es una oportunidad para terminar con una gran cantidad de derechos del ciudadano en relación al Estado. 

Yo quiero que la educación de un niño que está en Putre, comuna en la cual trabajé durante un año, sea similar a la educación de un chico que está en Santiago o en Puerto Montt. Uno intuye que hay grandes brechas, pero soy de los que cree que las brechas se han ido generando en función de que se ha ido anquilosando un Estado poco eficiente y poco efectivo en sus políticas. 

-A propósito de las AFP, la discusión hoy no es sobre la eficiencia del Estado sino sobre la de los privados. 

La eficiencia de los privados se va a medir en función de la competencia que haya. Por eso es que, para quienes creemos en una sociedad libre es tan importante que haya competencia, que no haya abusos y que no existan monopolios. La posibilidad que tengamos nosotros de abrir los distintos mercados de modo tal de que exista una real competencia va a generar efectos positivos en el otorgamiento de bienes y servicios del mundo privado. Nos queda mucho por avanzar, estoy absolutamente de acuerdo con eso. 

Desde el punto de vista de las pensiones, obviamente hay un tema fundamental ahí. Por cierto, que los estudios y proyecciones que se hicieron en su momento no dicen relación con la realidad de los problemas que tiene hoy el sistema. Porque tenemos un nivel de informalidad altísimo en nuestro país. Porque tenemos una gran cantidad de lagunas, todo el mundo que uno conoce tiene lagunas en su AFP.

Por otro lado, creo que siempre hay que seguir fortaleciendo el pilar contributivo de las personas y también de los aportes que hace el Estado. 

- Los países capitalistas que han tenido éxito en innovación, tecnología y capacidad productiva siempre han tenido estados fuertes. Lo fue Corea del Sur al momento de la creación de sus grandes empresas, Internet es un invento del sector público militar de Estados Unidos. ¿Estaría dispuesto a llevar esa discusión al tema constitucional?

Sin lugar a duda, pero bajo el prisma y la perspectiva de que hoy el Estado tiene una cantidad de recursos muy importantes. Son 73 mil millones de dólares que en 2021 tiene para generar cambios, no solo desde el punto de vista de la creación de empleo, sino también de generar la inversión suficiente y necesaria para las regiones, y considerar la descentralización y muchos otros temas. 

No tengo problemas en que entendamos como Estado fuerte un Estado que cuenta con recursos y que por otro lado es realizador, y que las cosas que haga se realicen bien y sean de buena calidad.

Pero, los procedimientos que se usan al interior del Estado, la multiplicidad de agentes y factores, hacen muy difícil que eso suceda. Por lo tanto, si estamos planteando un Estado fuerte yo no tengo ningún problema en la medida que sea más reducido, y que sus capacidades y sus facultades sean esencialmente eficientes y eficaces para el cambio de la vida de la población. 

Nuevamente aparece el tema de la pandemia. Tenemos un Estado gigante, vimos lo que sucedió con Impuestos Internos a propósito del tema del préstamo estatal para la clase media, los bonos que se entregaron mal. Ese tipo de errores no pueden continuar. Para mí, un Estado fuerte es un Estado eficiente. ¿Es importante el tamaño? Por cierto, porque hoy el Estado está totalmente atrofiado porque se le han ido colgando, cual árbol de pascua, una cantidad de instituciones que no están conversando entre ellas y que generan políticas poco adecuadas en función de las circunstancias. 

-O sea ¿no estaría dispuesto a entregar recursos mayores para la Educación pública, pues su sector apuesta por la particular subvencionada? 

Como concepto, defiendo la libertad de educación. Que las familias puedan elegir. 

- Libertad de educación, pero con la plata del Estado. 

En la medida que el Estado se ponga con aquellas familias que quieren decidir por tal o cual educación. En el tema de los recursos yo siento que hay mucha grasa desde el punto de vista del gasto. 

- Ya dijo que no viene con la nostalgia de rescatar la constitución de su tío, sino que de buscar un nuevo texto. Muy probablemente, la nueva constitución no tenga una mención respecto del aborto o "el derecho del que está por nacer", pues no va a tener probablemente los quórums. ¿No va a extrañar eso? 

Eso probablemente será parte de las discusiones, y hay algunas que mi sector las va a ganar y otras las va a perder. Siento que es importante que eso se mantenga en la Constitución porque hoy la ley y el Estado que protege la vida que está por nacer es algo positivo, independiente que exista la ley de aborto en tres causales. Son dos planos donde cada uno actúa en su propio espacio. 

-¿Cuáles son entonces los elementos de la Constitución de 1980 que más lamentaría que se perdieran en el proceso constituyente actual?

Más que las cosas que lamentaría, a mí lo que me preocupa considerablemente -que es parte importante de lo que pasó el 18 de octubre de 2019- es cómo garantizamos un sistema político eficiente. Hoy vemos que tenemos un presidente de la República, quien técnicamente no pudo gobernar dado que no tenía ni a la Cámara de Diputados ni al Senado con las mayorías correspondientes.

¿Qué es lo que sucedió con dos proyectos de ley que son icónicos; pensiones y modernización tributaria? No se pudo avanzar a la velocidad necesaria, pues teníamos una oposición muy obstructiva. Esas son cosas en las que tenemos que hacernos cargo como Convención Constitucional. El sistema político en Chile está especialmente trancado.  

Más que extrañar ciertas cosas que no se puedan mantener, creo que lo fundamental es generar todas las vías posibles para que los chilenos tengan una mejor calidad de vida y por otro lado generar un sistema político eficiente que permita gobernabilidad. Porque en función de eso es que se generaron muchas frustraciones desde el punto de vista político. 

- Jaime Guzmán implantó en la Constitución de 1980 la lógica de la democracia protegida, algo que fue sumamente polémico incluso en ese entonces, porque de alguna manera tutelaba el proceso político. Hoy esto pasa a la soberanía popular. Con una mano en el corazón ¿cuánto de la democracia protegida está en la inspiración de la acción política de la UDI en lo que va a ser el proceso constituyente?

Yo te diría que se han generado cambios siderales desde marzo de 1981, cuando parte en vigencia la constitución actual. El hecho de que hayamos podido abandonar una democracia especialmente protegida de los primeros años es algo en sí muy valioso.

Valoro muchísimo las 54 reformas que se hicieron en 1989, en un plebiscito del que no se habla mucho, que fue el 31 de julio de ese año. Y la cantidad de personas que fueron a votar fue realmente notable. Y luego lo que fue la reforma de 2005 con Ricardo Lagos. 

Entonces, el sentido de los enclaves que quedaron en la Constitución de 1980, que tenían por objeto generar un halo de protección, era en función de lo que había sucedido en 1973. Estuvimos frente a una generación superada por las circunstancias.

Hoy en día no es necesaria una democracia protegida en nuestro país, de ninguna manera. 

-¿Y si volvieran vientos revolucionarios, sería necesaria una democracia protegida de nuevo?

El sistema político que nosotros tendremos tiene que tener las instancias, las herramientas y las instituciones que permitirán enfrentar crisis graves como las que vivimos en 1973. 

-¿No un artículo octavo nuevo? Su sector es favorable a que los partidos declaren en sus declaraciones institucionales que rechazan la violencia…

Hoy hay un artículo octavo -que técnicamente creo que está en el noveno- que lo que plantea es un rechazo absoluto al terrorismo. En ese sentido, yo sigo absolutamente favorable.

Entiendo que el modelo que planteaba la Constitución de 1980 -en su artículo octavo original- obedece a un período de tiempo, con una crisis a nivel mundial de bloques políticos que estaban en una guerra ideológica.

Uno no puede cerrarse a los cambios que son evidentes y lógicos en función de la maduración política. Yo veo que como país nos falta mucha madurez política. El hecho que hayamos llegado a la crisis del 18 de octubre de 2019 dice relación con que nuestro sistema político no encuentra espacios para solucionar conflictos mayores. 

Ahora sí yo le hago una crítica directa al Congreso Nacional. Nos habían dicho durante 20 años que al ser elegido por un sistema binominal era un Congreso casi carente de legitimidad. Bueno, hubo cambio electoral y en 2017 fue la primera elección con sistema proporcional y cifra repartidora. Yo esperaba que la calidad de los políticos y la transversalidad se hiciera presente en una Cámara como la de diputados. ¿Y qué nos encontramos? El resto es historia. 

Veo que en esta crisis hay un actor que salió muy debilitado que es el Congreso. Se esperaba mucho más y especialmente hago una crítica al sector de la nueva izquierda, al Frente Amplio.  Se pensaba que iba a tener el tonelaje político, dado a que había una experiencia acumulada especialmente pensando en los hechos de 2011 en adelante, que iba a ser un actor relevante. Tengo la sensación de que se parapetaron en su trinchera y en el fondo no significaron un gran aporte para lo que pasó.

"¿Por qué este Congreso, elegido con sistema proporcional, con la garantía democrática [...] no fue capaz de decir que ellos iban a hacer una reforma a la Constitución en la crisis, y que hubiera un plebiscito de salida, el que, si era rechazado, solo entonces abría el escenario a la Convención Constituyente?"

- ¿Qué podía hacer el Congreso cuando la gente estaba reclamando por cambiar un orden completo, en el cual los actores políticos se veían muy minimizados? El presidente Piñera llamaba a la oposición a tratar de poner orden como si ellos hubieran tenido alguna incidencia en la opinión pública, siendo que fue una ola que los arrasó a todos.

Para mí lo principal que pudo haber hecho fue no haber abdicado de sus facultades. Siento que el Congreso se equivocó al ni siquiera haberse planteado la posibilidad de generar una reforma constitucional importante, en esta legislatura, durante la crisis, teniendo en consideración que la ex presidenta Michelle Bachelet había dejado el 6 de marzo una propuesta constitucional en el Senado

¿Por qué el Congreso abdicó de sus facultades? ¿Por qué este Congreso, elegido con sistema proporcional, con la garantía democrática, según todos los sectores, no fue capaz de decir que ellos iban a hacer una reforma a la Constitución en la crisis, y que hubiera un plebiscito de salida, el que, si era rechazado, solo entonces abría el escenario a la Convención Constituyente?

Ahora todo el proceso es larguísimo, no puedo entender por qué no lo hizo.

- Porque es un sistema ultra presidencial, algo que se ha discutido ahora también.

Claro, pero tenían la posibilidad de haberlo hecho.

- El único momento en que el Congreso ha tenido peso propio fue con lo del retiro del 10% de las AFP y se les acusó de parlamentarismo de facto...

Eso lo veo insuficiente, porque en el fondo dice que ellos no tienen la capacidad de generar una modificación constitucional profunda. Entonces deciden que sea una estructura distinta, un Congreso unicameral paralelo, que haga la pega. Vamos a tener un Congreso bicameral en Valparaíso que va a estar mirando qué pasa acá, eso lo encuentro impresentable en consideración a que es un Congreso que fue elegido por sistema proporcional, donde se aumentó la cantidad de parlamentarios, y que yo esperaba que tuviera mayor protagonismo.

- Con respecto a Jaime Guzmán ¿cuáles son los aspectos que más admira y reconoce en usted? También ¿cuáles critica usted más como legislador?

Jaime Guzmán es parte de mi historia, de mi identidad, yo era su sobrino, él era hermano de mi madre, yo tenía 15 años el día en que el Frente Manuel Rodríguez lo mató a la salida del Campus Oriente de la Universidad Católica. De hecho, justamente en dos meses se cumplen los treinta años.

Sin lugar a duda, ha sido una persona muy importante desde mis opciones políticas a la influencia que ejerció en un grupo de personas que quiso colaborar para que generáramos un camino de regreso a la democracia. Nunca hay que olvidar, porque la izquierda ha transformado la acción política de Jaime Guzmán en una gran consigna, que había un sector dentro del régimen militar, de la dictadura, que no tenían compromiso con la democracia, que no veía muy necesario generar una vía de recuperación y vuelta a la democracia.

Ese fue el gran aporte de Guzmán y los civiles que quisieron intervenir para evitar cualquier eternización de la dictadura. En ese sentido hay un aporte, yo sé que va a costar todavía tiempo que se le reconozca, porque la herida está muy presente. 

Del punto de vista más político, el hecho de que exista un partido de derecha, de centro derecha, con una real vocación popular, sin lugar a duda ha sido un gran aporte. El haberse propuesto la lucha palmo a palmo con el Partido Comunista en los distintos sectores populares de Chile es algo que me interpreta absolutamente. Yo no creo en la derecha de salón, en esa derecha de club social, la UDI ha sido capaz de ganar distritos muy difíciles para nuestras ideas y en circunstancias sumamente complejas, por eso le asignó un valor muy especial a eso. 

La segunda parte de tu pregunta. Bueno, uno siempre desde la comodidad que da la distancia histórica, se pregunta por qué no pudimos generar los cambios políticos de manera más rápida, especialmente en los tiempos de dictadura. A uno le hubiese gustado que fuese un gobierno que hubiese generado cambios importantes, pero en plazos menores.

- ¿No fue muy inflexible Jaime Guzmán con su idea de que los rivales jugando en la cancha que él definió no podrían jugar un juego muy distinto? Esto generó de algún modo que la Constitución haya capotado como capotó entre octubre y noviembre de 2019. 

Lo que yo veo es algo que va en una dirección contraria. Si efectivamente se iba a proponer una nueva constitución al país, esta tenía que tener ciertas bases de acuerdo a un nivel político para que se modificara. Por eso es que existe ese quórum de 2/3, 3/5 y 4/7 para leyes orgánicas constitucionales, que no fue algo único en Chile, sino que hay muchos países que lo tienen.

-Pero no con sistema binominal además...

Efectivamente, claro, venía acompañado de un sistema binominal. Creo que había una voluntad acérrima de que Chile no repitiera la experiencia que tuvo en 1973.

Nosotros hoy miramos con mirada especialmente crítica el hecho de que el Presidente de la República, con un programa de gobierno muy claro, pero que era una visión de sociedad determinada, haya sido presidente con un 36% de los votos.

Pero, todas las normas que se fueron generando y que hoy son parte de la Constitución, que fue modificada con 54 leyes y otros cambios, cerca de 254 modificaciones puntuales en total, hoy no es la Constitución actual. No es la misma de marzo de 1981.

"Para mí Guzmán es parte de mi historia, mi identidad y mi familia. Para mí no es relevante el hecho de que esta próxima constitución venga a ponerle una lápida de defunción a la de 1980".

Entonces, si es que parece desde fuera vista como un sistema de normas especialmente inflexible, eso dice relación con los quórums, pero Chile tuvo los quórums para hacer cambios relevantes en algunos momentos y respecto a algunas materias. 

Y qué mejor ejemplo que el año 2005. Si nosotros hoy en día, cuarenta años después, tuviéramos la constitución igual a la de 1980, estaría absolutamente de acuerdo con el planteamiento de que estamos ante una constitución absolutamente pétrea.

-En materia electoral, y considerando que Jaime Guzmán no tuvo hijos ¿no es paradójico que su sobrino firme la carta de defunción de la constitución del tío?

Para nada. Creo que es una oportunidad histórica. A mí lo que me convoca de este proceso es el diálogo político, los acuerdos. Creo en la democracia y creo que tenemos que profundizarla.

Me preocupa mi país, tengo un compromiso personal en ese sentido, y tal como decía anteriormente, para mí Guzmán es parte de mi historia, mi identidad y mi familia. Para mí no es relevante el hecho de que esta próxima constitución venga a ponerle una lápida de defunción a la de 1980. No soy un viudo de la Constitución.

Hemos tenido varios cambios constitucionales en la historia. Una constitución que no pudo ponerle coto al golpe de estado de 1973 es una constitución que técnicamente no servía. 

Va a haber un trabajo muy importante de la tradición constitucional chilena. En el momento en que la izquierda se obsesione en plantear una constitución nueva como la constitución contra la del año 80 obviamente vamos a perder la gran oportunidad de tener un texto constituyente mejor para todos. Hay que sumar toda nuestra trayectoria constitucional de los más de 200 años para generar un texto que nos permita comenzar una nueva etapa política de nuestra historia. 

-¿Vive usted en alguna de las tres comunas que votó Rechazo?

-Sí, vivo en Vitacura, pero estoy inscrito en la comuna de Santiago Centro. 

-¿Votó Apruebo o Rechazo?

Me aguanté de comentarlo en una entrevista anterior porque es como si a uno le preguntaran qué votó en el plebiscito de 1988.

-Piñera llegó a Presidente diciéndolo...

[Risas] Lo que me pasó con el plebiscito del 25 de octubre es que tengo una visión crítica de la forma en el cual se estructuró ese plebiscito, porque no tenías dos opciones que fueran equivalentes.

Está bien, había una alternativa que es “queremos una nueva constitución” y había un procedimiento claro respecto a cómo se iba a generar la nueva carta fundamental. Pero con el Rechazo, había un tema que no estaba bien estructurado, qué era lo que sucedía después.

Yo me pregunto hasta el día de hoy ¿el Ejecutivo se comprometió a que en 30 días iba a presentar un proyecto de ley para modificar ciertos puntos fundamentales si es que ganaba el Rechazo? Los que estuvieron por el Apruebo no necesariamente querían una nueva constitución.

"[quiénes participaron del acuerdo del 15 de noviembre] fallaron en el diseño de una solución política, porque los escenarios no estaban lo suficientemente claros para las dos opciones. Dicho de otra manera, había una sola opción que era votar Apruebo". 

Yo sí quiero cambios importantes en la constitución actual. Por eso siento que fue un plebiscito que, desde el punto de vista político, no permitió muchas lecturas. 

-¿Se abstuvo del debate sobre votar Rechazo o Apruebo de su partido? 

Sí, me abstuve totalmente. Miré con atención lo que estaba pasando dentro de la UDI, en ese tiempo era subsecretario de Hacienda, por lo que nos pidieron especialmente que hubiese una prescindencia.

Insisto, y se lo he dicho a muchos que participaron del acuerdo del 15 de noviembre; fallaron en el diseño de una solución política, porque los escenarios no estaban lo suficientemente claros para las dos opciones. Dicho de otra manera, había una sola opción que era votar Apruebo. 

-O sea, votó Apruebo…

Lo voy a dejar ahí en suspenso. 

-Independiente de lo que haya votado o que lo haya hecho en Santiago Centro, pertenece a las comunas del Rechazo. Ahora va de candidato por comunas en las cuales usted no vive, y en las cuales no tiene un pasado laboral…

Mi vínculo con el Distrito 8 dice específicamente relación respecto a ciertos proyectos de desarrollo y apoyo social en la universidad. Pero lo que más me convoca para haberme propuesto al partido por ese distrito fue que mi vida la he dedicado al diseño y a la implementación de políticas públicas, especialmente en el área de la clase media.

Entonces ver este distrito de ocho comunas donde viven un millón 700 mil personas, con una historia política muy fuerte de cada una de ellas, es algo que me convoca.

He estado en el diseño de políticas públicas dirigidas a la clase media y lo que yo quiero es que ese sector sienta que esta nueva constitución es una socia en su historia de desarrollo económico y social. Eso es lo que quiero proponer en mi candidatura y lo que me llama a enfrentarme en un distrito especialmente grande y popular, con las ideas de la sociedad libre que uno defiende. 

- Su distrito incluye Maipú, donde es candidata Cathy Barriga ¿Es importante ella en su campaña?

Bueno, la Cathy hoy ya está haciendo campaña como alcaldesa. Tengo una muy buena opinión de ella en términos de lo que ha hecho en la comuna de Maipú. Y he tenido el gusto de trabajar con ella y me está apoyando en esta candidatura. 

- Ha sido una gestión bien cuestionada periodísticamente y por Contraloría, hay una serie de elementos que demuestran al menos desprolijidad en su gestión…

Hay un concejo municipal especialmente adverso, y no me cabe duda, que todos y cada uno de los temas que se han planteado se van a ir aclarando. 

-¿Y Joaquín Lavín Jr. también va a ser un aporte en su comando?

Sí, estamos trabajando en conjunto en esta candidatura. 

-¿Parte de su decisión de ir por este distrito tiene que ver con alguna cercanía con él?

Me había tocado trabajar con él como subsecretario. Él es diputado de la Comisión de Economía de la Cámara. Obviamente ha sido un gran aporte en muchos proyectos de ley y le agradezco siempre su trabajo permanente. Tuvimos la oportunidad de trabajar en muchas jornadas en el Ministerio de Hacienda y valoro mucho lo que ha hecho desde el punto de vista legislativo. 

-¿Es usted lavinista?

Sí, de todas maneras. Desde hace mucho tiempo. 

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Está claro que este sr. Guzmán, como el siniestro senador, solo va a defender privilegios de la constitución de su tío. Es deber, evitar que lleguen personajes que nada pueden aportar a la nueva Constitución.

El señor Moreno Guzmán ha dicho claramente y en buen castellano para qué quiere ser Constituyente. Si usted, señor Vinés no lo entiende así, pues tome unos cursillos de comprensión lectora. Los hay cortos, baratos y eficientes. Si no progresa, bueno “lo que natura non da, el silencio lo ayudará”.

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