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Domingo, 20 de Julio de 2025
PC chileno

En qué ha cambiado y en qué no el Partido Comunista

Lissette Fossa

Para muchos, fue un hito sin precedentes el Congreso de PC del año pasado, que cambió incluso la definición del partido, a ser un partido "feminista de clase". Esto, para militantes que son parte del buen resultado electoral del domingo pasado, es parte de un proceso de hace unos diez años, que decantó en la elección de estos nuevos rostros como alcaldesas y en la Convención Constitucional. Pero también, muchos coinciden, que el PC se adapta lento a los cambios y aún hay resistencia por parte de jóvenes y militantes mayores.

Los rostros de Irací Hassler y Javiera Reyes, ambas militantes comunistas que ganaron el cargo de alcaldesas de Santiago y Lo Espejo, respectivamente, fueron parte de las portadas de diarios y portales digitales, quienes destacaron su triunfo el pasado domingo de elecciones. Sin embargo, no sólo llamaba la atención su logro en las urnas, sino también que ambas son parte de una nueva camada de militantes del Partido Comunista (PC), que empieza definiéndose como feministas y que rompen el estereotipo de militante de la organización.

El movimiento feminista ha entrado con fuerza a uno de los partidos más antiguos del país, fundado en 1912 como Partido Obrero Socialista y en 1922 ya como Partido Comunista como tal. Por años también, fue reconocido un partido más bien conservador en lo moral, rechazando iniciativas como las cuotas para mujeres en su interna, a militantes homosexuales o con “Control y Cuadros”, un espacio en donde se llamaba la atención de los militantes por temas como sus relaciones de pareja (o extramaritales) o actitudes que pudieran incomodar al partido. 

Ya muy lejos de esos años, aún hay hermetismo sobre cómo funciona su interna y cómo se pone en la práctica el llamado “centralismo democrático”,-que es la forma de toma de decisiones en procesos de votación interna que alcanzan a todos los miembros de un partido,-. De todas formas, estas nuevas figuras jóvenes, generalmente mujeres, se unen a esta nueva generación de comunistas que antes lideró Camila Vallejo y Karol Cariola, hoy diputadas, y que afirman que el PC sí cambió. 

Un hito fue el último congreso del partido, finalizado en diciembre de 2020. Primero, cambió su forma de votación, que pasó de una elección indirecta de los miembros del Comité Central, a una que implica que ahora cada militante ejerce un voto. Además, se generó paridad en la orgánica del comité central y de su comité político, por lo que ambos órganos principales del partido ahora tienen alto porcentaje de mujeres participando. Por último, en el documento final de ese congreso, el partido se declara un “partido feminista de clase”, una defición que no había sido incluida antes en su historia. 

Para Virginia Palma, concejal electa de la comuna de Santiago y militante de PC, el partido sí cambió.

“Yo creo que el Partido Comunista sí se ha modernizado, ejercemos, si bien con todos los principios que busca el comunismo, lo ejercemos de manera actual, y eso genera que se hayan sumado mujeres, jóvenes, intelectuales”, afirma a INTERFERENCIA.

Para Palma, esos estereotipos del militante comunista, varón, de los sesenta, se han derribado con la incorporación de mujeres muy diversas.

“A mi en lo personal también, hubo vecinos de la comuna, en campaña, que me decían que si ganaba es porque me veía bonita, curvilínea. Me decían personas que no parecía comunista, que me veía bien, que si era feminista por qué me maquillaba. Entonces, hay mitos que derribar respecto al perfil del militante comunista, y también al estereotipo que se nos han impuesto a las mujeres como en la sociedad”, opina Palma.

Para Jeannette Jara, quien fue subsecretaria de Previsión Social en el segundo gobierno de Bachelet y recientemente disputó la alcaldía de Conchalí por el PC, la semilla de estos liderazgos de mujeres lo puso Gladys Marín y de alguna manera, Claudia Pascual, quien le dio un impulso en la interna del partido, al liderar la promulgación de la ley de interrupción del embarazo en tres causales. 

“La semilla, yo creo, estaba ahí. Y después llega un momento en que estas definiciones se expresan, en la realidad concreta, y surgen nuevos liderazgos que son tremendamente beneficiosos para la política”, añade Jara.

Para Jara, el último congreso del partido del 2020,- instancia que se realiza cada cuatro años a nivel nacional-, fue el que plasmó los cambios en la organización.

“Por ejemplo, en algún minuto, en los años noventa, nosotros no creíamos en las cuotas para mujeres y ahora sabemos que son super necesarias, porque la cancha no está pareja. Nosotros hicimos ese tránsito entre los 90 y el 2000”, comenta.

Para Grace Arcos, actual concejala reelecta de Conchalí y militante de las Juventudes Comunistas, el movimiento feminista de las protestas de 2018, en diversas universidades del país, fue observado con atención por el PC y acogido por sus militantes.

“Se han ido consolidando los liderazgos de mujeres de izquierda y mujeres jóvenes también tiene que ver con el proceso que vivimos como país, nosotros no hemos dejado de mirar el movimiento feminista, donde las mujeres comunistas somos parte activo, tenemos una mirada del feminismo”, añade Arcos.

Ya en 2017 la “jota” había definido entre sus principios al feminismo y en 2020 el partido lo incorporó en su definición como organización política.

Las militantes entrevistadas por INTERFERENCIA coinciden en que a veces hay resistencia al feminismo en sus compañeros varones, y en ocasiones, también entre sus compañeras. Pero destacan iniciativas como la escuela Teresa Flores, que forma políticamente a mujeres militantes y espacios como cursos de nuevas masculinidades, para hombres.

“Siempre, en todos los procesos de cambios, se provocan resistencias, claramente en el partido hay muchas incomprensiones respecto del rol que tenemos que jugar las mujeres, y muchas veces han sido anuladas, invisibilizadas por compañeros, y eso ha sido complejo. Nosotros nos definimos como partido feminista, pero eso no implica que los temas de género estén resueltos, tenemos un protocolo al cual compañeras han tenido que recurrir”, afirma a INTERFERENCIA la diputada Karol Cariola.

Un militante de la “jota”, quien solicitó resguardar su identidad, afirma que el feminismo ha entrado con fuerza en la organización y que hay una vigilancia severa respecto a las conductas machistas, al punto de que podrían ser causal de expulsión.

“En general, es el área de cuadros, que ahora se acerca a ti y conversa contigo, si te mandaste una embarrada, pero algo algo bastante piola, no es que te reten o te expulsen. Pero si hay violencia de género o maltrato, esas cosas, pasas al Tribunal Supremo del partido”, cuenta.

Es el caso de un grupo de militantes de la jota del Bío Bío, que hace unos años fueron congelados y llevados “a cuadros”, por mantener un grupo de WhatsApp donde comentaban sobre sus compañeras de militancia. 

“Bueno, pasan situaciones machistas, sí, como pasa en toda la sociedad. El machismo está muy arraigado en la sociedad, y estamos todas y todos en procesos de deconstruirnos, mejorar para hacer un trato igualitario. El PC no está ajeno a eso”, comenta Virginia Palma.

“Yo veo a un PC más diverso ahora. Y el cambio del feminismo adentro, ha sido vertiginoso”, afirma Palma.

Para otra ex militante del PC, los cambios respecto a partidad son un avance, pero aún queda mucho para que el partido sea feminista.

“Igual, sí, se ha avanzado en paridad, pero a la hora de los ‘quiubo’, personas como Lautaro Carmona igual se las arreglan para estar en el Comité Central, siendo que no sacó tanto voto, pesa mucho”, cree esta ex militante.

Para ella, fue Gladys Marin la que rompió con el conservadurismos en temas de género y diversidad en orientación sexual, en los noventa. “Ahora no es un problema en el partido un homosexual, por ejemplo. Pero tampoco se ha avanzado tanto como para que una persona LGTBI sea un líder en el partido, un líder fuerte”, opina.

Cuadros, centralismo democrático y disidencia 

Ya es casi un mito el rol que tuvo “Control y Cuadros” del PC en la vida íntima de los militantes, durante los años sesenta. Encargado de corregir la formación de los militantes, la comisión a veces se inmiscuía en los asuntos íntimos de éstos e incluso llegaba a expulsar a quienes no cumplían con lo que se creía que era un militante ejemplar. 

Una historia al respecto la contó Mireya Baltra, ex ministra del gobierno de la Unidad Popular. Ella cuenta cómo a inicios de la década de los setentas por el trabajo militante, veía cada vez menos a su marido, Reinaldo. Al poco tiempo, descubrió que la engañaba con una florista que trabajaba al frente del kiosko que ellos mantenían como sustento familiar.

“Una tarde llegué de improviso al quiosco y en lugar de mi marido estaba Bernardo. Caminé hacia la florería y allí estaba Reinaldo, tomando a la florista por los hombros. Los dos se habían vestido iguales, con un pulóver celeste. Él se sobresaltó, ella me miró aterrorizada. Regresé al quiosco con los celos punzándome los ojos y los oídos. Y tal como la vez que Reinaldo me pegó, me dirigí al Comité Central del Partido para comunicarles a los dirigentes que ahora me estaba engañando. Luego de un largo silencio Rafael Cortés me preguntó: “¿Y qué piensas tú, Mireya, que la Comisión pueda hacer al respecto?”. Respondí con la verdad: yo quería conservar mi matrimonio, así que Reinaldo tenía que ser alejado. Rafael Cortés me prometió que al día siguiente tendría una respuesta de parte de la comisión”, cuenta Baltra.

“Y así fue. Al otro día fui citada por la Comisión de Control y Cuadros para informarme que Reinaldo sería citado a conocer la decisión del Partido: enviarlo a estudiar a la Unión Soviética. “Mireya, van a mandar al Reinaldo a Siberia por caliente”, me decían los que conocían la situación. Total que un día de agosto de 1971 Reinaldo, junto a un grupo de compañeros, partió a Moscú”, añade, en el texto publicado por INTERFERENCIA.

Todos los entrevistados, militantes y ex militantes, coinciden en que ese nivel de control ya no existe. “Es que el país cambió, y el PC es reflejo de eso, como también pasa en otros partidos”, cuenta un ex militante.

Sin embargo, aún hay una cultura militante, que hace que muchos aún piensen en los comunistas como militantes más cuadrados y ordenados con su partido.

“La caricatura de que uno está sentado mirando el techo y de repente llega alguien y te manda a obedecer una orden de partido y algo que a su vez es contrario a lo que uno quiere hacer, no, eso no sucede”, afirma el analista político Darío Quiroga, quien fue militante del PC y se desafilió hace cuatro años. 

“Todos lo que han estado en el PC y los que ya no estamos, entendemos en general que eso es positivo, pero claro, no están todos en la misma posición de opinar, el comité central igual es el comité central, ahora hay una votación y un voto, pero en ese tiempo se votaba el comité en votación indirecta. Y en ese sentido, con todo, funcionan bien, porque efectivamente quienes lo dirigen son los que tienen más apoyo, se genera equilibrio. Pero a la vez eso a veces puede ser irritante cuando uno quiere hacer cambios, porque son más lentos, el PC tiene congresos cada 4 años, eso como lo de fuad chahin de la DC renunciando como presidente, eso no pasa en el PC, pero no quiere decir que sea necesariamente malo. Es una tensión permanente.  Yo la viví siempre tenía clara esa tensión y estaba disponible a eso”, agrega Quiroga.

“Desde mi observación, lo que veo es que ha existido un aprendizaje del partido y franjas militantes del PC que tiene que ver con la experiencia de la gobernanza. En eso hay un capital desarrollado, una experiencia que acumularon a partir de la participación en el gobierno de Bachelet y eso ayuda mucho a la proyección de cualquier proyecto, incluso en la gobernanza de la candidatura de Daniel Jadue. Ahora no sé si eso se ha generado cambios en el deber ser de la militancia, la verdad es que no los veo tan distintos a las práctica digamos que a mi me tocaba mirar o hacer como militante, que se relaciona con la disciplina tras los acuerdos o síntesis del PC”, cree Cristián Cuevas, dirigente sindical y ex militante del Partido Comunista desde 2015.

En casos de conflicto entre militantes o incumplimiento de algún tema disciplinario, los militantes son llevados al Tribunal Supremo, un órgano que es común dentro de la mayoría de los partidos en el país.

“La verdad es que no tiene nada distinto a cualquier Tribunal Supremo, o tribunal de disciplina de algún partido, como quieran llamarlo, no era distinto que cualquier partido, salvo que en el PC eso de armar un propio lote o conspirar está muy vetado, muy sancionado y muy mal visto incluso por la propia militancia. Ahí es casi como que funciona un componente religioso, son las mismas personas, militantes, que dicen , ‘esto no corresponde’, como si fuese una herejía”, cuenta Quiroga.

Un ejemplo de ello fue lo ocurrido en 2014, cuando un grupo de estudiantes militantes de la “jota”, fue llevado a un proceso de “Control y Cuadros” por organizar una directiva paralela a la de Karol Cariola, quien ese tiempo era presidenta de la organización.

Sin embargo, para Quiroga, estos hechos son poco comunes.

“Si la gente se va es más porque se aburrió, cosas así, es difícil que te echen del partido. Después de la década de los noventas, se entendió que los problemas no se resuelven con purga”, consigna.

Para un militante de la jota que pidió resguardo de su identidad, a veces los cambios son más resistidos por los integrantes de la jota que por los “mayores” del partido, “quizás por un tema del romanticismo de la militancia, les cuestan cosas como integrar el trap, cambiar la estética del Brigada Chacón o de la Ramona Parra, esas cosas, generan mucho debate”, dice.

Para una ex militante del partido, el perfil del militante ha cambiado poco.

“El militante PC es tan rígido como siempre. Veo un militante con poca autocrítica, obsecuente y con poca tolerancia con la disidencia, que pone al partido por sobre todos, como una cosa religiosa”, dice.

Para Quiroga, eso puede ser una ventaja como una desventaja.

“Claro, es un elefante, es un partido que le cuesta adaptarse a cambios, que es lento. La parte positiva de eso , es que en tiempo en que otras organizaciones transan cada seis meses, el partido tiene una solidez ideológica que no hay muchos lados”, opina el analista.

Muchos creen que son Camila Vallejo y Karol Cariola, ambas diputadas comunistas, los signos de que el cambio respecto a la disidencia y diferencia de opiniones en el partido es tratado distinto que hace treinta años.

Un hito al respecto fue cuando el PC, en 2011, emitió un comunicado de condolencias por la muerte de Kim Jong Il, de Corea del Norte, régimen comunista dictatorial, que públicamente rechazó Camila Vallejo.

“A mí me choca, creo que una autocrítica hay que hacer. Yo creo que fue un error que igual hay que discutirlo como tal dentro del partido”, dijo en esa oportunidad Vallejo.

El episodio fue peculiar, al menos, para un partido donde no es común que sus militante hagan críticas públicas a las decisiones de la organización.

“Lo que ocurrió en ese caso es que no ocurrió el debate previo, no hubo una discusión previa, no hubo un debate interno, porque cuando los debates se discuten y se discuten hasta llegar a una síntesis, no hay porque salir afuera diciendo algo distinto. Pero cuando eso no ocurre y se toman decisiones de manera unilateral, pasan estas cosas, porque hay personas que no fueron parte del debate”, recuerda la diputada Cariola.

“No tenemos, en la militancia política, ni una fe ciega una disciplina inconsciente frente a las definiciones jerárquicas que se han generado en el partido”, añade la diputada.

“Hay un antes y un después de Camila Vallejo, que no es una regalona del partido, pero no implica tampoco que sea una disidente del partido, ella entiende que tiene acuerdo en algunas cosas, en otras tiene una agenda más propia y con eso va rompiendo ciertos espacios”, reflexiona Darío Quiroga.

Lotes

En los partidos políticos chilenos, el panorama interno habitual suele ser un debate entre “lotes”, que son, básicamente, facciones o grupos internos con diferencias entre sí, a veces ideológicas y otras, de líderes o caudillos diferentes. Un partido conocido por la influencia que tienen los lotes en el Partido Socialista, sin embargo, es un fenómeno que se da en la derecha y en la izquierda.

“Pero en el PC en verdad no hay lotes, o no como tal”, cuenta un militante de la “jota”.

A pesar del orden interno que expresa el PC, para Darío Quiroga sí hay lotes en Partido Comunista, pero funcionan de manera más sutil que los de otros partidos.

“El militante ve con cierta ilusión que el partido es bien ordenado y todos piensan lo mismo, pero no es así, o sea, Tellier no piensa exactamente lo mismo que Lautaro Carmona, ni Carmona que Marcos Barraza, ni que Juan Andrés Lagos. Tienen diferencias, pero todos ellos, conversan, se juntan, preparan un documento, discuten su documento seis meses después. Eso hace que la cosa  fluye y puedes ver a Lautaro Carmona conversando con Barraza en un congreso nacional, aunque piensen bien distinto. No es una cosa terrible lo de los lotes”, narra Quiroga.

“Es un mito eso de que no hay lotes, los hay”, dice una ex militante.

“Carmona tiene su lote, y pesa mucho en el partido, y es distinto al de Tellier y al de Claudia Pascual. Pero pasa más desapercibido por ese proceso de discutir todo y llegar a síntesis, pero existen”, agrega.



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El PC, si se remite a su historia con sus consideraciones programáticas nunca ha sido machista ni homofóbico. Otra cosa distinta es que militantes y no pocos dirigentes comunistas tengan esa actitud toda vez que es una organización, que al igual que otras, está inmersa en un mundo que excluía a las mujeres y a otros. Y como los comunistas no somos extraterrestres hemos sido permeados por esa visión que en un tiempo ha primado en la sociedad.. Pero por principio no. Solo acordarse que Gladys Marín fue la primera mujer Presidenta de un partido político en Chile.

Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), e Irací Hassler Jacob, electa a la alcaldía de Santiago Centro por el PC, comparten un vínculo accionario por sus inversiones en la firma Frutícola Olmué SpA. Juan Sutil admite vínculo comercial con familia de Irací Hassler y asegura que es una mujer «muy preparada». ... El referente del empresariado admitió que a la nueva autoridad comunal la conoce desde hace muchos años, debido a una relación de larga data con su familia. Paralelamente, destacó las credenciales de la economista y legitimó su triunfo en las urnas el fin de semana. ... Específicamente en declaraciones que entregó esta mañana a Radio Universo, el referente del empresariado En este sentido, el líder de la CPC acotó que»es una mujer muy preparada, estudió en el Colegio Suizo, fue a la Universidad de Chile, es economista y creo que, en las nuevas generaciones,(se) va a aplicar la racionalidad». ... Estos datos pueden parecer poco importantes, pero en realidad representan un fuerte contrasentido en la campaña política de la joven comunista, quien en reiteradas ocasiones ha afirmado luchar en contra de los privilegios y la acumulación de riquezas que ostenta el empresariado. Lo cierto es que hoy, tiene una relación comercial con el que es señalado como “El Señor del Agua”, líder de los empresarios agrícolas y abierto opositor de una nueva constitución. ... Según la declaración hecha en Estados Financieros 2020, la inversión de La Campana en Frutícola Olmué, que es del 7%, tiene un valor de 45 mil millones de pesos. Esto quiere decir que, si se calcula el 5% de participación que ella tiene en la sociedad de inversiones que comparte con su padre Rolf, su patrimonio ascendería a los 3 mil millones de pesos. ... Además, algo que se suma a esta polémica es la comentada acción que protagonizó Frutícola Olmué en 2019, que luego del estallido social despidió al 15% de sus trabajadores argumentando problemas económicos, a pesar de los 9 mil millones de ganancia que declaró la compañía ese mismo año. ... Su participación en otra empresa Sumado a la polémica anterior, se ha conocido la participación de Irací Hassler en otra empresa relacionada a Juan Sutil. En marzo de 2019 Inversiones La Campana se asoció con el empresario para crear Sutil Organic Farms, valorada en unos 3 mil millones de pesos. https://cctt.cl/2021/05/21/chile-transparente-las-conexiones-financieras-en-la-elite-caso-hassler-sutil/

La única forma de convencer al grabado colectivo de que el PC ha cambiado, que ahora es feminista con una orgánica de paridad, que cada militante ejerce su voto, que ha modernizado sus añejos estereotipos… etc.etc. es CAMBIANDO SU NOMBRE. Mientras este sea Partido COMUNISTA, todos los cambios que puedan producirse serán en vano. Es por la mala imagen, verdadera o no, difundida y gravada en el ADN de los pueblos, por décadas y décadas, a través de gobiernos y rivales manejando recursos poderosos. Eso no se borra tan fácilmente…por esa razón es tan fácil inventarles perfiles negativos y faltos de veracidad. Cambio de nombre y educación a la población, son las claves, digo yo.

El partido comunista si ha cambiado, solamente por respeto de los Derechos Humanos, LGTBI, ideología feminista, contra estereotipos y la paridad.. eso si, pero no ha cambiado el objetivo principal del Partido comunista es todo la igualdad , todo estatal y contra los privilegios. Glayds Marin fue una figura muy importante para Chile, porque para esa epoca de los 90, era una epoca muy machista.. glayds fue una mujer valiente, muy luchadora y sacrifico todo de romper la paradigma que las mujeres puede ser militante y puede ser presidente.. asi que glayds se tomo desafio, fue la primera presidenta del PC, por primera vez de la historia... y fue la primera candidata presidencial. Fue una figura muy importante para la historia de chile, es una mujer adelantada, que la dejo una marca muy grande al PC, por eso cambió mucho el partido.

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