Sinceramente, da tristeza la falta de educación y civilidad que conlleva a un voto ignorante, egoísta y temeroso de los desplazados. No me refiero al votante "duro", culto y tajante en su ideología, al que encuentro lo más razonable del mundo, sino más bien al poblador marginal, al asalariado con remuneraciones de hambre, a la señora Juanita (como se refirió una falsa esperanza por ahí), que tiende a votar por opciones que no le interesa en lo más mínimo su bienestar. La del 80 fue una victoria fraudulenta de los asesinos. Sin embargo y con dolor hoy, avizoro que el plebiscito de este 17 de diciembre ganará la opción apruebo, justamente con el voto marcado por manos temblorosas de los trabajadores modestos y las trabajadoras esforzadas de este bello país, ciudadanos y mujeres bombardeados de miedo a través de los medios de comunicación. Vaya coincidencia. PD Quizás aún no nace el hombre o mujer que en un futuro sea el presidente o presidenta que se preocupe de verdad de la educación de los y las habitantes de esta patria.