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Lunes, 21 de Julio de 2025
[Análisis internacional]

¿Qué se espera en el compás de espera de la invasión terrestre israelí a Gaza?

Andrés Almeida

Fuerzas israelíes.

Fuerzas israelíes.
Fuerzas israelís se preparan para hacer maniobras. (Foto: Hannibal Hanschke/E. P.)

Casi tres semanas ha demorado Israel en desatar su campaña militar terrestre a la Franja de Gaza. En ese lapso han aparecido los elementos principales que pueden definir cómo el mundo va a leer el conflicto.

Cuando se produjo el ataque de Hamás a civiles israelíes, mediante cohetes, drones y una expedición militar que causó matanzas y secuestros en territorio de Israel, Benjamin Netanyahu y varios altos funcionarios de su gobierno prometieron una respuesta feroz.

El propio Netanyahu, en su primera intervención declaró que Israel estaba "en guerra" y que devolverán "el fuego de una magnitud que el enemigo no ha conocido", mientras que tres días después, un alto funcionario de la Defensa israelí, el general Ghassan Alian, dijo en un video: "Secuestrar, abusar y asesinar a niños, mujeres y ancianos no es humano. No hay justificación para eso. Hamás se ha convertido en ISIS y los residentes de Gaza, en lugar de horrorizarse, están celebrando. Los animales humanos deben ser tratados como tales. No habrá electricidad ni agua [en Gaza], sólo habrá destrucción. Querías el infierno y lo tendrás”.

En suma, una retahila de declaraciones altisonantes, con reverberaciones bíblicas, que pintaban una reacción israelí furiosa capaz de detonar un polvorín regional, produciendo así una guerra regional y una ola árabe de inestabilidad.

Casi tres semanas después, no se puede decir que la respuesta de Israel fue cauta, pues varias de sus decisiones constituyen crímenes de guerra, en tanto se entienden como formas de castigo colectivo contra la población civil palestina.

Lo es el asedio de la Franja de Gaza, cortando el agua potable, la electricidad y el suministro de alimentos y medicinas. También lo es el desplazamiento forzoso de civiles, el que se produce luego de un ultimátum israelí a la población del norte del enclave para abandonar la zona. Y lo es el bombardeo constante a lo que los israelíes consideran objetivos militares, pero cuyas consecuencias son la muerte de cerca de 7. 000 civiles palestinos, entre ellos casi 2. 500 niños, con el resultado de destrucción de escuelas, mezquitas, una iglesia griega ortodoxa y -aparentemente- un hospital.

Pero, el dato concreto es que todavía no se produce la anunciada ocupación israelí de Gaza para acabar con Hamás; es decir, el infierno prometido por Alian.

El dato concreto es que todavía no se produce la anunciada ocupación israelí de Gaza para acabar con Hamás; es decir, el infierno prometido por Alian.

Aunque esta pueda producirse en cualquier momento, es importante notar cómo se ha ido dilatando. Una semana después del ataque a los civiles israelíes, el retraso de la operación terrestre israelí se justificó por condiciones atmosféricas, luego, probablemente, por consideraciones políticas, dada la visita a Tel Aviv a mediados de la semana pasada del presidente estadounidense Joe Biden, y por el ataque que recibió el hospital Hospital Al-Alhi, donde se refugiaban 2. 000 personas, y que causó la muerte de cerca de 500 de ellas. Luego, se ha dicho que los israelíes están a la espera de que Estados Unidos prepare sus fuerzas en Oriente Medio ante posibles ataques de fuerzas islámicas a sus bases militares, en represalia por la prometida incursión terrestre israelí, aunque es probable que tampoco las fuerzas de Israel hayan estado preparadas para una invasión a Gaza en los plazos inmediatos. O tal vez comenzó a imponerse en la opinión pública israelí que es más importante preservar la vida de los más de 200 rehenes capturados por Hamás que una venganza de proporciones bíblicas. 

Como sea, las escenas de horror actuales de este conflicto -incluidas las de los ataques a civiles israelíes-, podrían ser poca cosa al lado de lo que habría pasado si es que las fuerzas israelíes hubiesen decidido entrar a Gaza a rompe y raja, inmediatamente después del ataque de Hamás, con el propósito declarado de destruir a esta milicia, pues es algo que no puede hacerse sin hacer pagar un precio cada vez más inaceptable en cuanto bajas civiles palestinas. 

Tres semanas después ¿es inevitable un escenario de mayor horror a causa de la respuesta israelí? Tal vez la clave esté en lo que pasó con el Hospital Al-Alhi.

Al respecto, Israel asegura que no fueron sus bombas las que destruyeron el Hospital, sino un misil de la Yihad Islámica, para lo cual ha presentado varios videos, cuyas interpretaciones periciales llevan a dicha conclusión, y un audio donde supuestamente dos militantes de Hamás reconocen que la explosión fue a causa del fuego palestino.

Además, según los israelíes, el momento del ataque benefició a la causa de Hamás, pues se produjo justo en la víspera de la visita de Biden e hizo girar la compasión humana desde las imágenes de los israelíes masacrados, a la de los palestinos masacrados.

Tres semanas después ¿es inevitable un escenario de mayor horror a causa de la respuesta israelí? Tal vez la clave esté en lo que pasó con el Hospital Al-Alhi.

Al respecto, la versión israelí recibió el respaldo del análisis forense de CNN.

Por el contrario, los palestinos muestran otros videos, con conclusiones periciales diametralmente opuestas, además de acusar el falseamiento del diálogo de los militantes de Hamás, haciendo ver que es inverosímil, pues la inteligencia israelí fue incapaz de prever el ataque del sábado 7 de octubre, por lo que mal puede ahora captar conversaciones de milicianos palestinos relevantes.

Además, la versión palestina recibió un improbable espaldarazo por parte de The New York Times, medio que desacreditó uno de los principales videos presentados por Israel como prueba de que fue el fuego palestino el que desencadenó la tragedia. Días antes, Forensic Architecture, también presentó "dudas razonables" sobre la versión israelí.

Respecto de estos dos puntos, Interferencia los cubrió en el artículo The New York Times descalifica prueba utilizada por Israel para culpar a milicias palestinas de explosión en Hospital Al-Alhi

Ambos bandos también exhiben los comportamientos anteriores; mientras que los israelíes dicen que los fundamentalismos islámicos en otras ocasiones no han trepidado en sacrificar a su población, los palestinos dicen que no es la primera vez que Israel miente, pues en el pasado ha lanzado ataques a hospitales, los cuales niega y terminan siendo probadamente suyos. Las dos cosas son verdad. 

Como siempre pasa en las guerras, la verdad del ataque no se dilucidará de inmediato, y ésta quedará en el limbo político, mientras se resuelva lo militar. Y ahí, me parece, que Israel va a pérdidas.

En primer lugar, porque la versión israelí solo fue respaldada por Estados Unidos y sus aliados más estrechos, en la visita de Biden a Tel Aviv, la cual estuvo marcada por esta situación extraordinariamente incómoda, a la que hay que sumar que el presidente estadounidense, previamente, había afirmado que vio las inexistentes imágenes de las guaguas israelíes decapitadas por Hamás. Mientras, Europa quedó también en una incómoda posición; sin acusar a Israel, pero tampoco sumándose a su versión. 

Como siempre pasa en las guerras, la verdad del ataque no se dilucidará de inmediato, y ésta quedará en el limbo político, mientras se resuelva lo militar. Y ahí, me parece, que Israel va a pérdidas.

Por el contrario, el mundo árabe y musulmán cerró filas con la versión palestina en mayor o menor grado, mientras que el Sur Global reaccionó diplomáticamente más bien en contra de Israel, pues el peso de la prueba está en ese país, cuyo Gobierno prometió desatar el infierno sobre Gaza y está efectivamente bombardeando el enclave a diario. Rusia, por ejemplo, dijo que la versión israelí debía ser respaldada por imágenes satelitales, lo que no ha pasado. 

Ahora, la operación terrestre puede ocurrir en cualquier momento, pero las trágicas imágenes nuevas que generará, por ejemplo, si se decide anegar la Franja de Gaza con agua de mar, para inundar la red palestina de túneles, se sumarán más a la del hospital palestino, en la cuenta de horror de Israel, que la de la fiesta rave israelí, a la cuenta de horror de Hamás.

Una situación política que iba a pasar sí o sí en el mundo árabe y musulmán, pero que no era tan clara para el resto.

Si bien la opinión pública estadounidense, y en menor medida europea, sigue en general favorable a Israel, se observan algunas fisuras. Aunque, en general nada grave -de momento-, como para que esté amenazado el respaldo occidental a Israel si decide invadir.

Pero, la situación es muy distinta en otras partes del mundo, como en América Latina, donde la cosa no está fácil para Israel.

El episodio más ingrato -desde la perspectiva israelí- lo vive con Colombia, un estado tradicionalmente favorable a los intereses de Israel, con el impasse de Gustavo Petro, el presidente colombiano, y el embajador israelí en Bogotá, Gali Dagan. Pero, no es el único lugar en la Región donde ha habido roces. Esto incluye a Chile, donde el embajador israelí, Gil Artzyeli, se trenzó en una segunda polémica con el presidente Gabriel Boric, quien en sus declaraciones inmediatas al ataque al hospital habló de "barbarie" para referirse a la respuesta israelí al ataque de Hamás.

Más allá de las capacidades propagandísticas de israelíes y palestinos en América Latina, a mi juicio, la capacidad narrativa israelí y occidental está seriamente mermada a nivel mundial por los condicionamientos impuestos por la Guerra en Ucrania, pues aparecen con facilidad los dobles estándar, en especial, los de Estados Unidos.

Pero, más allá de las capacidades propagandísticas de israelíes y palestinos en América Latina, a mi juicio, la capacidad narrativa israelí y occidental está seriamente mermada a nivel mundial por los condicionamientos impuestos por la Guerra en Ucrania, pues aparecen con facilidad los dobles estándar, en especial, los de Estados Unidos.

Ya lo advirtió The New York Times, para el Sur Global, en el artículo Gaza y Ucrania: el mundo en desarrollo ve una doble moral en el actuar de EE. UU. y sus aliados, pero -me parece- es cosa de tiempo que los argumentos que son válidos para el 'Tercer Mundo', también empiecen a serlo para los ciudadanaos del 'Primer Mundo'.

Con mucha facilidad Occidente consideró que el ataque de Hamás era una amenaza existencial para Israel, lo que -en términos prácticos- justifica la guerra. A diferencia de lo que pasó con Rusia, que viene dicendo desde 2014 que el ingreso a la OTAN por parte de Ucrania, dominada por sectores anti-rusos, con una guerra de baja intensidad en el Donbás contra población rusa étnica, era una amenaza a su seguridad, pese a lo cual Occidente calificó la respuesta rusa -una invasión- como "no provocada".

Tal vez sea cierto que la amenaza actual a Israel es más inminente de lo que fue la presión ucraniana sobre Rusia hacia febrero de 2022, pero es efectivo que los rasgos de 'tolerancia' a los crímenes de guerra entre ambos países en conflicto son muy diferentes.

El caso del Hospital Al-Alhi es homologable a las acusaciones de crímenes de guerra cometidos supuestamente por los rusos en Bucha, algo que estos niegan. En ambos casos, antes de que salieran elementos suficientes como para una 'autopsia' razonable, Estados Unidos se apresuró en exculpar y culpar a israelíes y rusos, respectivamente. 

El caso del Hospital Al-Alhi es homologable a las acusaciones de crímenes de guerra cometidos supuestamente por los rusos en Bucha, algo que estos niegan. En ambos casos, antes de que salieran elementos suficientes como para una 'autopsia' razonable, Estados Unidos se apresuró en exculpar y culpar a israelíes y rusos, respectivamente. 

Una cosa similar pasa con el asedio explícito de Israel a la Franja de Gaza, sobre la cual Occidente apenas boga por permitir el paso de ayuda humanitaria, mientras que en la batalla de Mariupol rasgaba vestiduras ante acusaciones, negadas por los rusos, de cortes de servicios básicos a la ciudad, entonces en poder los ucranianos, y rodeada por los rusos. 

Tampoco nadie en Occidente ha reparado en que, en un año y ocho meses de guerra en Ucrania, las bajas civiles alcanzan poco más de 9000 personas, entre las cuales varios son rusos étnicos bombardeados por los ucranianos, mientras que en tres semanas de guerra en Israel-Gaza, las bajas civiles ya se elevan a más de 6000 civiles palestinos y a más de 1400 israelíes. Pese a ello, se insiste en la brutalidad de Rusia y Hamás, y se calla la de Israel.

Todo esto es -a mi juicio- muy peligroso para Israel en el mediano plazo, pues puede volcar la opinión pública mundial en su contra, y favorecer la idea de que Hamás es más bien una fuerza de liberación post-colonial, antes que una agrupación terrorista, con lo que puede despertarse un sentimiento anti-judío exacerbado; esto es de mayores grados de animosidad respecto de hechos que, si los efectuaran otros, no causarían tales grados de indignación o rabia. 

Un sentimiento irracional propio de las configuraciones culturales larvadas en monoteísmos intolerantes, el que creo que sigue muy arraigado en países de base cristiana y musulmana, pese a que ha estado hasta cierto punto en un semi letargo producto de los horrores del Holocausto, pero que -como ha pasado demasiadas veces en la historia- está listo para reflotar en casos de convulsión política y social.

Eso, sumado a un retroceso notorio del poder estadounidense en la región, podría llevar -ahora sí- a una situación de riesgo existencial para Israel y para el mundo, si es que este conflicto se convierte en el detonante de una guerra mayor, donde la carta nuclear esté en el naipe. 



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Gracia por ser un medio que analiza estos horrorosos crímenes de Hamas y del ejercito de Israel. Lo primordial ahora es el cese al fuego inmediato y así evitar que aumente el riesgo para el mundo.

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