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Domingo, 20 de Julio de 2025
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¿Quo vadis, Chile?

Victor Herrero A.

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Sebastián Piñera, Michelle Bachelet y Gabriel Boric.
Sebastián Piñera, Michelle Bachelet y Gabriel Boric.

El impulso de reformas del segundo gobierno de Bachelet se terminó abruptamente con el caso Caval. Los siguientes tres años fueron tiempo perdido. El segundo gobierno de Piñera comenzó a erosionarse con el asesinato de Camilo Catrillanca y se desplomó con la revuelta social de 2019. Los siguientes tres años fueron tiempo perdido. El gobierno de Boric se terminó con el plebiscito constitucional de 2022, otros tres años perdidos.

Este artículo es parte del newsletter exclusivo Reunión de Pauta del pasado martes 14 de enero de 2025, y ahora se comparte para todos los lectores.

Una de las razones del estancamiento chileno que ya se arrastra hace más de una década es la indecisión de nuestros líderes políticos y la inflexibilidad de los grandes empresarios.

El impulso de reformas del segundo gobierno de Bachelet se terminó abruptamente con el caso Caval. Los siguientes tres años fueron tiempo perdido. El segundo gobierno de Piñera comenzó a erosionarse con el asesinato de Camilo Catrillanca y se desplomó con la revuelta social de 2019. Los siguientes tres años fueron tiempo perdido. El gobierno de Boric se terminó con el plebiscito constitucional de 2022, otros tres años perdidos.

Más allá de la verborrea juvenil, lo cierto es que ni la izquierda ni la derecha chilenas se han dado cuenta que el modelo neoliberal, ese capitalismo excesivo que reinó en Chile durante cuatro décadas, está muerto. Y quienes lo han matado no es la centroizquierda, sino que la neoderecha populista. En otras palabras, Donald Trump y sus secuaces.

Y en esta última década los grandes empresarios transitaron desde pedir perdón por coludirse y estafar a millones de chilenos, a prometer poner más de su parte, a olvidarse de todo y creer que estamos en 1996 y todo es business as usual'.

Pero de lo que nadie en la elite chilena parece haberse enterado es que el mundo cambió. En abril de 2022, a poco de asumir la Presidencia, el mandatario Gabriel Boric afirmó en una entrevista al diario argentino Página 12 que “queremos dejar atrás al Estado neoliberal”.  

Más allá de la verborrea juvenil, lo cierto es que ni la izquierda ni la derecha chilenas se han dado cuenta que el modelo neoliberal, ese capitalismo excesivo que reinó en Chile durante cuatro décadas, está muerto. Y quienes lo han matado no es la centroizquierda, sino que la neoderecha populista. En otras palabras, Donald Trump y sus secuaces.

Evelyn Matthei (UDI), recién proclamada por RN como candidata presidencial, habla de seguridad y crecimiento como si estuviéramos en el año 2010. Nada dice respecto a la potencial amenaza para la economía chilena de que Trump imponga aranceles a varios productos chilenos. A la centroizquierda, en tanto, ni siquiera le da para pensar en perspectivas más amplias, ya que está sumida, nombres más nombres menos, en una profunda crisis ideológica y de ideas. O sea, hasta ahora no presentan ideas novedosas que no sean, que contradicción, defender el modelo económico que está muriendo en todo Occidente.

Si la cosas siguen así, nos enfrentaremos a otros cuatro años de un gobierno sin trascendencia alguna, cualquiera sea su color político.

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