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Viernes, 18 de Julio de 2025
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Roma - Teherán - El Cairo - Taipéi

Andrés Almeida

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África y Eurasia
África y Eurasia

Cómo se reordenan las piezas del orden global. 

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado domingo 31 de julio de 2022, y ahora se comparte para todos los lectores.

La acciones militares en Ucrania entraron en una especie de pausa estratégica, por lo que tal vez el elemento más importante en este plano sea el bombardeo de las instalaciones donde estaban los soldados rendidos ucranianos de Azovstal, en la ciudad de Donetsk, con lo que murieron más de 50 prisioneros y otros 75 quedaron heridos, incluyendo ocho guardias.

Tanto Ucrania como Rusia, se culpan mutuamente del ataque. Mientras que los rusos dicen que éste fue con misiles Himars, con el propósito de silenciar a los militares ucranianos que supuestamente empezarían a hablar de los crímenes del Batallón Azov; los ucranianos afirman que eso es absurdo, pues nunca atacarían a quienes calificaron de héroes, por lo que se trataría de un ataque de bandera falsa, hecho por los propios rusos, para culpar a Ucrania y deshacerse así de supuesta evidencia de las torturas que habrían recibido los prisioneros ucranianos. Ambos países llamaron a Naciones Unidas para que investigue.

De tal modo, la importancia de ese evento es más bien política, y su resultado dependerá de las capacidades de las máquinas de propaganda de cada bando para endilgar culpas. Esto, en un contexto en que la energía del conflicto ha corrido más bien por los pasillos de los centros de poder de países que no están directamente envueltos en la guerra, pero para los cuales ésta comienza a ser determinante.

La dimisión de Draghi es un punto para Putin, pues el complejo entramado de alianzas parlamentarias y expectativas electorales indican que lo más probable es que sea la derecha la que sea capaz de formar una coalición exitosa que llegue el Gobierno, cuyos líderes -todos- en algún momento han sido favorables a los intereses rusos.

El primer caso es Roma.

Ya había caído semanas atrás el primer ministro italiano Mario Draghi, por desavenencias dentro de su coalición, en un contexto de grave inflación. Sin embargo, con el correr de los días han empezado a aparecer antecedentes que indican que pudo haber manos rusas en la jugada, en la que terminó fuera de escena uno de los principales críticos a Vladimir Putin y un partidario de endurecer las sanciones contra Rusia. 

La dimisión de Draghi -quien fue presidente del Banco Central Europeo, y clave en la política de estabilización de Italia, dada su crisis de deuda- es un punto para Putin, pues el complejo entramado de alianzas parlamentarias y expectativas electorales indican que lo más probable es que sea la derecha la que sea capaz de formar una coalición exitosa que llegue el Gobierno, cuyos líderes -todos- en algún momento han sido favorables a los intereses rusos.

Con Dragui, ya son tres los líderes de la OTAN que han debido salir de sus cargos, en situaciones más o menos relacionadas con la guerra.

Llamó la atención el provecho que está tomando Turquía en medio de la crisis, al adoptar una posición equidistante -y para algunos ambigua- entre Rusia y sus aliados de la OTAN.

A propósito de la dimisión italiana, revivió el caso de Kiril Petkov, de Bulgaria, quien renunció en junio como primer ministro, por una crisis parlamentaria en la que también se sospechó de intervención rusa. "Puedo luchar contra la corrupción pero no contra la intromisión de Moscú", declaró recientemente a Times.

Más indirectamente es el caso de Boris Johnson, líder del Reino Unido, a quien -al menos- no le bastó la guerra como fuerte de popularidad como para mantenerse en el cargo, en medio del escándalo moral que lo alejó de Dowing Street.

De todos modos, la renuncia de Draghi es la más grave de todas, dada la situación de inestabilidad política y económica de Italia -el tercer país más importante de la Unión Europea, después de Alemania y Francia-, la que amenaza con arrastrar a Europa.  

Otro punto del planeta clave fue Teherán.

La capital iraní se volvió un foco de atención mundial hace unas dos semanas atrás dado que ahí se celebró una cumbre entre los líderes de Rusia, Irán y Turquía; Putin, Ebrahim Raisi, y Recep Erdoğan, en la cual se definieron aspectos clave y difíciles para la seguridad de esa zona del Asia, en especial respecto de la situación de Siria, donde todos estos líderes tienen intereses, habiéndose discutido también la crisis alimentaria, los planes nucleares de Irán y la situación del Kurdistán, tema en el cual los turcos parecen haber logrado carta blanca para golpear los intereses kurdos en zonas vecinas a Turquía. 

A propósito de eso último, llamó la atención el provecho que está tomando Turquía en medio de la crisis, al adoptar una posición equidistante -y para algunos ambigua- entre Rusia y sus aliados de la OTAN.

Lavrov fue a cosechar -en gran medida- la siembra rusa en tierras africanas, a propósito de una intensa política de cooperación económica y militar -una tradición heredada desde los tiempos de la Unión Soviética- y un discurso anti-imperialista que resuena a oídos de África

También Occidente buscó mostrar a Putin aislado, al asociarse con otro estado 'paria', Irán, al que incluso fue a pedir drones militares que evidenciarían problemas logísticos en la industria militar rusa.   

Antes, Joe Biden, el presidente estadounidense, había ido a Tel-Aviv, Jerusalén y Riad, con un propósito similar, pero en una deslucida y criticada gira, pues no consiguió lo principal: que Arabia Saudita se comprometiese a aumentar su producción petrolera para incidir así a la baja del precio y de la inflación.

África también apareció con fuerza en el escenario dada la gira del canciller ruso Sergei Lavrov, quien visitó El Cairo, Brazzaville, Kampala y Adís Abeba, con el propósito de explicar la posición rusa y evitar que se culpe a Rusia de la crisis alimentaria que se ha producido dadas las dificultades para comerciar los granos y fertilizantes, tanto de Rusia como de Ucrania, a propósito de la guerra.

Lavrov fue a cosechar -en gran medida- la siembra rusa en tierras africanas, a propósito de una intensa política de cooperación económica y militar -una tradición heredada desde los tiempos de la Unión Soviética- y un discurso anti-imperialista que resuena a oídos de África. Al respecto, es interesante la carta que Lavrov publicó simultáneamente en los principales diarios de Egipto, Congo-Brazzaville, Uganda y Etiopía: Rusia y África: una sociedad orientada al futuro

Al respecto, Josep Borrell, el secretario general de la Unión Europea (UE), se quejó amargamente de la atención que ha recibido Lavrov, resintiendo el golpe que indica que Rusia no está aislada, al menos en esa parte del mundo. En paralelo, Emmanuel Macron -el presidente francés- fue a Benín, Camerún y Guinea-Bissau a buscar mayores apoyos, donde intentó convencer a los africanos que la invasión rusa a Ucrania perjudica sus intereses y es causa de la crisis alimentaria.  

Es probable que finalmente Pelosi desista de la idea de pisar Taipéi, pues incluso Biden -del mismo partido- lo ha desaconsejado. 

Finalmente, pero más importante, la atención está puesta en la posibilidad de que Nancy Pelosy, la líder demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pise Taipéi, la capital de Taiwán.

Pelosi ya había anunciado su intención de ir a Taiwán en mayo, pero desistió de hacerlo. Ahora la parlamentaria abordó un avión -escoltado por cazas estadounidenses- para visitar Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón, sin descartar una parada en Taiwán, desatando así fuertes advertencias por parte de China, potencia que considera hostil que haya visitas de Estado a la isla, a la que considera como parte de su territorio. 

Una vez que Pelosi tomó el avión que la llevará al Asia, se produjo la movilización del portaaviones estadounidense Ronald Reagan, y el movimiento de tropas y ejercicios de guerra en la costa frente a Taiwán por parte de las Fuerzas Armadas de China. 

Es probable que finalmente Pelosi desista de la idea de pisar Taipéi, pues incluso Biden -del mismo partido- lo ha desaconsejado. El tema fue conversado entre Biden y Xi Jinping, el líder chino, en una llamada por teléfono que duró más dos horas, la cual se produjo en probablemente el incidente político-militar más riesgoso que haya sucedido entre China y Estados Unidos.

Sin embargo, existe la posibilidad de que Pelosi -en una descoordinación inédita entre los poderes legislativo y ejecutivo en materia de política exterior- decida desafiar a Xi, lo que mostraría que las grandes decisiones de Estados Unidos no se están siendo tomadas necesariamente por Biden, sino que por el Departamento de Estado y círculos militares.  

 

Algunos de los artículos relevantes que sirvieron para este newsletter:

La "sombra de Rusia" planea sobre la caída de Mario Draghi, de la agencia AFP en El Mundo.

La caída de Draghi es una victoria para Putin y para la extrema derecha italiana, por Vito Laterza, para AlJazeera.

Rusia busca aliados para sortear las sanciones de Estados Unidos, pero las alianzas no son tan fáciles, por Steven Erlanger, para The New York Times (en español).

- La fantasía de los drones rusos de Washington, de Scott Ritter para Consortium News.

Pocos triunfos y mucho por hacer para un Estados Unidos que evita un "vacío" en Medio Oriente, por Janira Gómez Muñoz y Federico Cué Barberena, para France 24.

-  La gira africana de Lavrov, otro frente en pugna entre Occidente y Moscú, por Jason Burke, para The Guardian.

- África está siendo empujada a tomar partido en la guerra de Ucrania, por Adam Taylor, para The Washington Post.

Terrorismo y seguridad alimentaria, ejes de la gira de Emmanuel Macron por África, de la agencia EFE, en El Mundo.

- Biden y Xi llevaron una maratónica llamada mientras crecen las tensiones, por Peter Baker y Jane Perlez, para The New York Times

- La acelerada aproximación de Taiwán hacia un punto de enfrentamiento militar entre Estados Unidos y China, por Phelim Kine, para Politico, China Watcher.

- Pelosi debe ir a Taiwán, cuando sea adecuado hacerlo, el editorial de The Washington Post.

- Xi le advierte a Biden que "no juegue con fuego", por David Lawler, para Axios.

El liderazgo civil estadounidense pisotea los intereses de seguridad de Estados Unidos por la agenda política interna, por Scott Ritter en Global Times de China.



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