Marilú Rojas Salazar es una teóloga mexicana y una de las voces referentes de la organización Tepali, una red Latinoamericana de teólogas, pastoras y líderes mujeres feministas de iglesias cristianas. Rojas Salazar también es religiosa misionera de Santa Teresa de Lisieux y doctora en teología sistemática por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
Tepali se formó en 2015 y es heredera de una red de teólogas feministas que se formó a inicios de los 90. Junto a Tepali, han levantado las problemáticas de las mujeres al interior de distintas iglesias cristianas, en especial la Católica, y tienen como bandera la ordenación sacerdotal de mujeres y el reconocimiento de derechos reproductivos, el aborto y a vivir una vida libre de violencia.
Rojas Salazar ha estado atenta también a lo que ocurrió en Chile con el apoyo que las carmelitas de San José de Maipo dieron a la opción Apruebo en el próximo plebiscito. Para ella, representa un cambio que es inevitable para la Iglesia, en la aceptación de las mujeres como “adultas”; un paso para dejar de infantilizar a las mujeres creyentes y religiosas.
“Es tiempo de que las mujeres clamemos la adultez de nuestro propio criterio y raciocinio, para decir que no son los hombres los que nos tienen que venir a decir lo que tenemos que pensar, actuar o decidir".
“Y a mí me encanta la posición de estas carmelitas en Chile y por supuesto que las admiro y las apoyo, y les doy cordialmente la bienvenida al campo del feminismo, aunque no sé si se definen como tales, pero justamente me parece que ellas están posicionándose en su derecho a pensar, a tener un criterio. A, pues, justamente, expresar un pensamiento político crítico; que no tenemos que pensar en la vida religiosa femenina como si fueran infantes, porque la vida religiosa masculina se posiciona y no pasa nada”, afirma Rojas Salazar en entrevista con INTERFERENCIA.
“Es tiempo de que las mujeres clamemos la adultez de nuestro propio criterio y raciocinio, para decir que no son los hombres los que nos tienen que venir a decir lo que tenemos que pensar, actuar o decidir. Lo de las carmelitas yo lo aplaudo”, agrega, en conversación por videollamada desde México.
- ¿Cómo nació Tepali? Entiendo que está de alguna manera ligado a la teología de la Liberación ¿Cómo se organizan y qué es lo que buscan?
- Tepali es un grupo de teólogas, pastoras y lideresas cristianas, como lo indica su nombre, Tepali. Y no surge propiamente con la Teología de la Liberación, pero sí con la influencia de esta teología.
Vamos a ver que Irene Foulkes es una de las inspiradoras para este grupo. Las teólogas de los años 60, 70 y 80 fueron como el paraguas de las teologías feministas, aunque en un inicio las teólogas creyentes no nos llamamos feministas, porque el feminismo era como importado del norte y empezamos con las ideas políticas antiimperialistas contra Estados Unidos.
Sin embargo, quiero decir que las teólogas feministas en su primera etapa, aunque no se llamaron como tales, feministas, surgen para cuestionar a la Teología de la Liberación, porque la gran ausencia que tuvo son las mujeres.
Entonces, las teologías feministas no son hijas de la Teología de la Liberación, sino más bien cuestionan a la Teología de la Liberación por la gran ausencia de las categorías de sexo y género que no fueron incorporadas por los teólogos de la liberación hombres.
Así que el primer grupo de feministas cristianas, casi todas, eran biblistas. Porque lo que se quería lograr es una interpretación de los textos bíblicos en categorías liberadoras para las mujeres, lo que no habían hecho los teólogos de la liberación. Porque la Teología de la Liberación cayó en el modelo patriarcal y en el modelo epistemológico occidental. Aunque fue una teología política que abonó a muchas causas y que indudablemente aportó por ser la primera teología fuera de Europa que contribuyó justamente a la liberación y al proceso de desmilitarización, pues tuvo la gran ausencia de las mujeres.
"Llamarnos feministas ha sido todo un triunfo, porque eso habla de una conciencia crítica, política radical, que implica el reconocimiento de las mujeres como personas y no en sus funciones o estereotipos de género".
Como Tepali, queremos lograr justamente un mensaje liberador, un proceso de alianza entre las mujeres creyentes. Justamente para hacer una relectura descolonial, de los textos bíblicos, de la teología, de la tradición cristiana y de posicionar a las mujeres. Justamente en un liderazgo importante en nuestras iglesias. Ese es el objetivo.
- ¿Han logrado ciertos avances en los últimos años en el mundo católico? Porque es una lucha larga...
- Tepali es un grupo de tradición ecuménica, tiene pastoras y teólogas de distintas religiones cristianas. Pero, ya en el ámbito católico. ¿Qué hemos logrado las mujeres? Bueno, mira, te voy a decir que hemos logrado un montón de cosas.
Primero, el hecho de que podamos posicionarnos como teólogas feministas católicas. Llamarnos feministas ha sido todo un triunfo, porque eso habla de una conciencia crítica, política radical, que implica el reconocimiento de las mujeres como personas y no en sus funciones o estereotipos de género, que la misma tradición católica había asignado a las mujeres como madres, esposas o vírgenes. Entonces, romper esa tradición patriarcal nos ha costado un montón, pero lo hemos conseguido.
Otro logro es justamente la publicación de textos en torno a la recuperación de las mujeres en la Biblia. Hemos logrado una relectura bíblica desde distintas hermenéuticas feministas que han ayudado a recuperar el mensaje liberador de las mujeres bíblicas para las mujeres creyentes.
Después nos hemos dado a la tarea de reinterpretar también la tradición, en el ámbito de los estudios teológicos, no solamente bíblicos, sino teológicos. Y ahí un gran logro ha sido el repensar la cristología, no el discurso cristológico. Siempre se había colocado la idea de que Jesús fue hombre, y como Jesús fue hombre, casi que el hombre era Dios.
Hemos estado reconstruyendo y repensando qué significa para las mujeres la salvación. ¿Qué significa para las mujeres la liberación? No significa lo mismo que para los teólogos de la liberación. Y ahí hay un montón de publicaciones que tú podrás encontrar en las distintas tradiciones cristianas.
"Yo creo que los obispos no pueden hablar de lo que no acontece en su propia corporalidad y que ya hace mucho tiempo vienen hablando por las mujeres. Y se me hace que es muy importante que un grupo de carmelitas, de mujeres consagradas, de claustro, se manifiesten, ya que su consagración no significa que no tengan una capacidad crítica".
Por otro lado, nos hemos visto interpeladas a posicionarnos en torno a los derechos humanos de las mujeres en la Iglesia. Es decir, el reconocimiento de las mujeres como parte de la Iglesia y no como un elemento objeto pasivo, como siempre nos habían tenido. Y ahí hay una lucha justamente con los ministerios ordenados. Es decir, hay un sector de las compañeras que están luchando por la ordenación, es decir, por la ordenación diaconal y presbiteral.
Y el reconocimiento del liderazgo de las mujeres en los primeros siglos de la Iglesia, con ese punto de partida, tener el argumento para luchar por la ordenación.
Por otro lado, hay compañeras que están trabajando también a nivel social, desde las iglesias, por el derecho a decidir, también por una sexualidad libre de violencia, por los derechos sexuales y reproductivos.
En México, específicamente, estamos luchando para que las iglesias se posicionen y hablen de la desaparición forzada a las mujeres, del feminicidio, de este sistema de violencia que se implanta en los cuerpos de las mujeres. Y ahí tenemos un gran avance.
O sea, yo creo que las mujeres nos hemos posicionado en nuestras iglesias, no en categoría de consumidoras de la religión, sino de productoras de la teología, de la reflexión, del cuestionamiento y del posicionamiento de nuestros derechos.
- Entrando al tema más noticioso, en Chile generó mucho impacto la posición de las Carmelitas de San José de Maipo, que con una reflexión muy profunda manifestaron su apoyo al cambio constitucional. Ellas recibieron críticas desde dentro de la Iglesia, incluso el obispo auxiliar de Santiago les pidió que se manifestaran en contra del aborto. ¿Esto puede significar un aire de cambio de lo que puede venir adentro de la Iglesia Católica? ¿O es un evento anecdótico?
- Yo creo que los obispos no pueden hablar de lo que no acontece en su propia corporalidad, y que ya hace mucho tiempo vienen hablando por las mujeres.
Se me hace que es muy importante que un grupo de carmelitas, de mujeres consagradas, de claustro, se manifiesten, ya que su consagración no significa que no tengan una capacidad crítica y un criterio político para opinar.
Se sigue pensando en la vida religiosa femenina al interior de la Iglesia, como infantes como 'las monjitas' y como obedientes, sumisas, calladas, abnegadas.
A mí me encanta la posición de estas carmelitas en Chile, y por supuesto que las admiro y las apoyo y les doy cordialmente la bienvenida al campo del feminismo, aunque no sé si se definen como tales, pero justamente me parece que ellas están posicionándose en su derecho a pensar, a tener un criterio, a, pues, justamente a expresar un pensamiento político crítico; que no tenemos que pensar en la vida religiosa femenina como si fueran infantes, porque la vida religiosa masculina se posiciona y no pasa nada.
"Creo que ya es tiempo de que la vida religiosa femenina en América Latina y el Caribe y en el mundo tenga su propia palabra".
Pero, cuando las mujeres nos cuestionamos, entonces viene la censura. Creo que ya es tiempo de que la vida religiosa femenina en América Latina y el Caribe y en el mundo tenga su propia palabra. Y para ello, no estamos pidiendo la opinión de nadie, ni de los clérigos, ni de los curas. No son ellos los que tienen la verdad, no son ellos los que tienen el conocimiento supremo. No son ellos los que tienen que decir a las mujeres cómo actuar.
Me parece una posición bastante valiente que estas mujeres consagradas realmente hagan un acto de sororidad política radical a favor del derecho a decidir, aunque ellas no lo hicieron públicamente así, pero ellas apoyaron la Constitución, no lo dijeron explícitamente, pero al apoyar las propuestas de la Constitución lo están haciendo.
Entonces me parece que ya es tiempo que las mujeres rompamos la subordinación epistemológica y de pensamiento en las iglesias, que es tiempo de que las mujeres clamemos la adultez de nuestro propio criterio y raciocinio, para decir que no son los hombres los que nos tienen que venir a decir lo que tenemos que pensar, actuar o decidir. Lo de las carmelitas yo lo aplaudo.
Y también creo que las mujeres tenemos que apelar a ejercicios de sororidad, de pactos entre mujeres para apoyar los sufrimientos, apoyar la liberación de las mujeres, ser solidarias con el dolor de otras mujeres y con los dolores que cruzan sus propias corporalidades.
A mí me sorprende que siempre sean los varones, y los varones de la iglesia, los que defienden esta causa de la ‘vida’ y de los hijos. Pero por ellos no cruza esa realidad, ni por su cuerpo ni por su sexualidad. No cruza la realidad del aborto, ni de la violencia, ni del escarnio de la de la vida sexual de las mujeres.
Entonces, me parece que es bastante valiente el festejo, la posición política de las hermanas. Me uno a ese posicionamiento.
Y sí, creo que las mujeres estamos teniendo una primavera, una primavera en el mundo religioso, en el mundo político y social, y que necesitamos posicionarnos claramente ante lo que defendemos.
- Con respecto a esa primavera, en Chile y Argentina, los movimientos feministas han sido muy fuertes, al punto de congregar millones de personas en la última marcha feminista antes de la pandemia en Santiago. Ese movimiento feminista no ha tocado todavía en Chile el tema de la religión, de la espiritualidad. Y por otro lado, en paralelo, tenemos una crisis muy profunda de la Iglesia católica en Chile a propósito de los abusos sexuales. Cada vez congrega menos personas. ¿Quizás el camino del feminismo y de las religiosidades del feminismo podrían ser una especie de respuesta?
- Sí. Yo pienso que estamos haciendo otra manera de caminar, de espiritualidad y de concepto de iglesia.
Es otra manera de ser iglesia, de creer, de expresar la espiritualidad que no está en el corset de las religiones monoteístas, teístas, patriarcales.
Me parece que estamos justamente en los tiempos de espiritualidades que no están bajo la tutela de las instituciones patriarcales, que no están más en el límite de las normas de una religión.
"A mí me sorprende que siempre sean los varones, y los varones de la iglesia, los que defienden esta causa de la ‘vida’ y de los hijos. Pero por ellos no cruza esa realidad, ni por su cuerpo ni por su sexualidad. No cruza la realidad del aborto, ni de la violencia, ni del escarnio de la de la vida sexual".
Lo que ha pasado es que las religiones se apoderaron de la espiritualidad. Pero hay que entender la espiritualidad como la manera de posicionarnos ante la vida, como la manera en que enfrentamos la vida. Y cuando digo posicionamiento, me refiero a posicionamiento político, social, cultural, religioso.
¿Por qué no? No es que estemos haciendo otra religión. Las mujeres simplemente no queremos la religión como se ha entendido en el sistema monoteísta, jerárquico y patriarcal. Queremos que sea la fuerza de cómo nos enfrentamos a la vida, cómo transformamos la historia, cómo nos posicionamos. Esta fuerza interior que nos posiciona no como un cúmulo de prácticas de piedad o religiosas que tienen que entrar en una institución, y una institución donde son los hombres los que gobiernan.
Me parece que sí es una esperanza muy fuerte el caminar de las mujeres en América Latina y el Caribe y como bien dices,es una fuerza que viene del sur del continente, una ola que sube hacia el norte y regresa.
"Creo que si la Iglesia católica, si no se abre a las mujeres, va a perder a las mujeres, como ha perdido a los jóvenes, a los intelectuales, a los movimientos obreros. Ahora está en riesgo de perder a su feligresía más fiel y más grande que somos las mujeres".
Justamente, las jóvenes feministas están posicionando el feminismo en la calle, en la política, en la transformación de la sociedad. Y eso es espiritualidad. Y esas son espiritualidades feministas híbridas de lucha, que se posicionan a favor de los derechos de las personas, de las mujeres, de las diversidades sexuales, de la ecología, de los migrantes. Albergamos muchas otras causas, no solo la causa de las mujeres.
Esta fuerza que viene de lo que nosotras, las teólogas feministas, llamamos 'Rua', la 'Espirita Santa' o la fuerza espiritual, que nos hace posicionarnos en una categoría de subversión, es decir, de cambio, de transgredir las normas hetero-normativas y patriarcales que han regido la vida de las mujeres y la conciencia de las mujeres en muchos siglos de historia.
Ahora, ciertamente, yo creo que si la Iglesia católica, si no se abre a las mujeres, va a perder a las mujeres, como ha perdido a los jóvenes, a los intelectuales, a los movimientos obreros. Ahora está en riesgo de perder a su feligresía más fiel y más grande que somos las mujeres. Sí, las iglesias, no solo la católica, si las iglesias no se abren, nos van a perder.
- ¿Cuáles son los principales desafíos que ustedes ven en el ámbito de las religiones? No solo en la Iglesia Católica, si no también en las iglesias evangélicas que han avanzado mucho también en Latinoamérica y que son incluso a veces más conservadoras. ¿Quizá el sacerdocio femenino, en el caso de la Iglesia Católica, es un desafío?
- El sacerdocio es un bastión, pero no es el único.
Para las mujeres creyentes, uno de los grandes retos es superar los fundamentalismos religiosos, políticos y sociales. Y también el modelo colonial, patriarcal, racista, sexista y elitista que heredamos de la colonización.
Me parece que ese es todo un reto que necesitamos, enfrentar al propio colonizador o colonizadora que llevamos dentro, al propio patriarcado que las mujeres hemos asumido en nuestras propias culturas, en nuestra vida cotidiana. Incluye descolonizar la corporalidad de las mujeres. Porque seguimos todavía muy domesticadas a los modelos del norte.
Comentarios
Muy interesante la entrevista
Hola. Qué saludable la
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