Javier Iturriaga

Este lunes se cumplen 1.000 días con Estado de Excepción Constitucional de Emergencia en la región de La Araucanía y las provincias de Arauco y Biobío en la región del Biobío. La medida se implementó el 18 de mayo de 2022, a 66 días de iniciado el gobierno. En paralelo, las Fuerzas Armadas también se encuentran desplegadas en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, totalizando en esa zona 716 días a la fecha bajo el sistema de "infraestructura crítica".

"Para los soldados de tropa, profesional, hay una planta de 7.000 soldados, que es lo que autoriza la ley, pero solamente se está financiando a 1.600", dijo Iturriaga en una sesión de la Subcomisión Mixta de Presupuestos el pasado 28 de octubre. Este martes, tras el rechazo a la partida de Defensa, la ministra Fernández señaló que "descarto totalmente el desfinanciamiento de las Fuerzas Armadas".

De momento cinco regiones del país se encuentran con militares en colaboración con las policías. En La Araucanía y Biobío las FF.AA suman más de 600 días, mientras que en Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta están próximos a cumplir 365 días a fines de febrero.

Tras una jornada de marchas masivas en muchas ciudades del país, en las que la principal demanda era la renuncia del presidente, el mandatario anunció diálogos de unidad con su oposición en el Congreso. Pero su gabinete sigue intacto. Es probable que ello deje completamente indiferente a los ciudadanos que se han manifestado. Este fue el artículo de portada de Interferencia del martes 22 de octubre de 2019.

Durante la segunda noche de toque de queda, en distintas ciudades de Chile, el mandatario radicalizó su discurso y aseguró que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie”. En paralelo, el control militar ya ha dejado al menos un muerto, además de múltiples heridos, incluidos niños. Este fue el artículo de portada de Interferencia del lunes 21 de octubre de 2019.

El primer toque de queda por motivos políticos desde el fin de la dictadura fue un intento del presidente Sebastián Piñera por controlar el descontento social, pero no ocurrió esto. Las personas salieron a manifestarse de igual forma, y al menos no les ganó el miedo. En Santiago, incluso Carabineros se vio atemorizado en sus propias comisarías por la presión social. Este artículo corresponde al de la portada de Interferencia del 20 de octubre de 2019.

Los autores narran en forma cronológica cómo fue la jornada del 18 de octubre que acabó con un estallido social que se extendió por todas las regiones en un lapso de horas. La narración comienza con el entonces subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, coordinando junto con Carabineros la seguridad del Metro frente a las evasiones masivas y finaliza con Sebastián Piñera decretando estado de emergencia para gran parte de la región Metropolitana.

Tras una jornada de marchas masivas en muchas ciudades del país, en las que la principal demanda era la renuncia del Presidente, el mandatario anunció diálogos de unidad con su oposición en el Congreso. Pero su gabinete sigue intacto. Es probable que ello deje completamente indiferente a los ciudadanos que se han manifestado.

Durante la segunda noche de toque de queda en distintas ciudades de Chile, el mandatario radicalizó su discurso y aseguro que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie”. En paralelo, el control militar ya ha dejado al menos un muerto, además de múltiples heridos, incluidos niños.

El primer toque de queda por motivos políticos desde el fin de la dictadura fue un intento del presidente Sebastián Piñera por controlar el descontento social, pero no ocurrió esto. Las personas salieron a manifestarse de igual forma, y al menos no les ganó el miedo. En Santiago incluso Carabineros se vio atemorizado en sus propias comisarías por la presión social.

Para sorpresa de La Moneda, las protestas se extendieron incluso al sector oriente de Santiago.