En los últimos 10 años, la prensa chilena ha dado cuenta del robo o extravío de al menos 370 armas de las Fuerzas Armadas y de Orden. Además de pistolas, revólveres y escopetas; destaca la desaparición de armas de alto poder de fuego: cinco subametralladoras UZI, tres fusiles AK-47, dos fusiles SIG y un fusil Galil,, como mínimo, han sido sustraídos o perdidos.
Incluso, se registra la pérdida de una granada del Ejército en Quillota el 2012.
Carabineros lidera la cuenta, con 225 armas robadas o extraviadas. Luego asoma la Policía de Investigaciones, con 73, seguida de cerca por el Ejército, con 68 armas desaparecidas. En otro orden de proporciones, Gendarmería registra el robo de 3 revólveres y la Fuerza Aérea, por su parte, la sustracción de un fusil Galil. (Revise acá la tabla con robos y extravíos de armas informados en prensa por parte de las FF.AA y de Orden desde el 2012 a la fecha)
Armas robadas a FF. AA. y del Orden. Fuente: Prensa nacional

El caso más reciente fue revelado esta semana: desde el Instituto de Investigaciones y Control del Ejército se robaron 56 pistolas. Múltiples medios replicaron la noticia, publicada inicialmente por Radio Bío Bío.
Se trató de 52 pistolas CZ 9mm y cuatro armas particulares de funcionarios, armamento que -según lo informado por Carabineros- no era fiscal, sino que se encontraba en el lugar para registro y posterior entrega a armerías que las comercializarían.
Otras importantes desapariciones de armamento militar y policial
Antes del robo de las pistolas al Ejército, el caso más bullado de sustracción de armas fiscales con apoyo de internos se remonta a 2019. El martes 9 de abril de ese año, los conscriptos Cristian Quiñones y Cristian Ruminot simularon haber sido atacados durante su guardia nocturna por delincuentes que les robaron sus fusiles SIG 542.
La mentira duró un solo día, pues la investigación de Carabineros descubrió que las armas robadas habían sido entregadas a Danilo Andaur, un ex conscripto desertor del servicio militar. En las pericias policiales sólo se encontró uno de los fusiles, escondido bajo la cama de Andaur. De la segunda, aún no se conoce el paradero.
En julio de 2021, La Voz De Los Que Sobran publicó un reportaje sobre las armas perdidas por las Fuerzas Armadas y de Orden entre 2019 y 2021. A través de solicitudes por Ley de Transparencia el medio pudo constatar que la PDI había perdido 57 armas de servicio en tres años -30 en 2019, 25 en 2020 y dos hasta julio de 2021. (Revise acá el artículo).
El caso más reciente fue revelado esta semana: desde el Instituto de Investigaciones y Control del Ejército se robaron 56 pistolas.
En el mismo periodo, Carabineros reportó el extravío de 10 pistolas, 7 revólveres y dos escopetas; el Ejército dos fusiles -los del Regimiento Chacabuco- y una pistola, y la Fuerza Aérea el extravío un fusil Galil. La Armada, en tanto, aseguró tener sus inventarios en orden.
En 2016 los registros de prensa muestran sólo un impasse, en este caso, en Carabineros. El 13 de junio de ese año, en la subcomisaría de Cerrillos, en Santiago, se extraviaron seis armas, dos UZI y cuatro pistolas. La situación fue calificada por la institución como “gravísima”.
"La comunidad debe tener la certeza de que los niveles de vigilancia no van a disminuir, y tampoco se fundan en tener más o menos armamento”, afirmó en esa ocasión el general Rodney Weber.
Los conscriptos Cristian Quiñones y Cristian Ruminot simularon haber sido atacados por delincuentes que les robaron sus fusiles SIG 542. La mentira duró un solo día, pues la investigación de Carabineros descubrió que las armas robadas habían sido entregadas a Danilo Andaur, un ex conscripto desertor del servicio militar. En las pericias policiales sólo se encontró uno de los fusiles. De la segunda, aún no se conoce el paradero.
Pero en 2017, el número de extravíos y robos subió a 55 armas.
En febrero, ocurrió el robo de tres revólveres a Gendarmería, por parte de un grupo de encapuchados. Tres meses después, uno de los mayores escándalos de 'extravío' de armas se dio a la luz, cuando tras seguir la pista de un grupo de ladrones de autos, se encontraron con armas UZI que debían haber estado en la Escuela de Formación "Alguacil Mayor Juan Gómez de Almagro" (Esfocar).
Tras esta sorpresa, una investigación en la Escuela definió que eran 24 las armas extraviadas en la Esfocar: 22 revólveres y 2 UZI.
Pero aquel no iba a ser el 'extravío' más grande ese año. En octubre, 28 armas 'desaparecieron' de la Primera Comisaría de Iquique, todas armas bajo custodia y no oficiales de los uniformados.
En 2018, la suma por extravío y robo en instituciones armadas, según registra la prensa, cumple un récord, con 142 armas 'perdidas', aunque la cifra pudo haber sido mayor, ya que en uno de los casos no hay registro del número total de armamento perdido.
En 2018, la suma por extravío y robo en instituciones armadas, según registra la prensa, cumple un récord, con 142 armas “perdidas”.
El 26 de junio, un soldado del Ejército, luego de que la PDI realizara un operativo en la población Santa Adriana, en Lo Espejo, fue detenido por entregar armamento a una banda delictiva, aunque en prensa no se definió la cantidad de armamento robado a esta institución.
En septiembre, 16 armas de propiedad de la Policía de Investigaciones fueron robadas, lo que salió a la luz luego de que un reportaje de Chilevisión mostrara que una de estas pistolas fue encontrada en manos de un narcotraficante. Aunque la PDI no quiso dar su versión en esa investigación, afirmó que las armas extraviadas estaban en desuso, y que había un sumario para investigar el caso.
Poco después, en octubre, se dio a conocer un caso de tráfico de armas al interior de la 23ª comisaría de Carabineros de Talagante. Allí, se habrían traficado 118 pistolas, revólveres y escopetas.
“Los carabineros eran los líderes de este aparataje. Tenían montada una verdadera asociación ilícita para obtener armas de fuego, registrarlas con todo el procedimiento y luego venderlas en el mercado negro a delincuentes”, explicó el fiscal del caso Heriberto Reyes, en dicha ocasión a La Segunda.
El Ejército también se sumó ese año, con el caso también de tráfico de armas, en diciembre del 2018. Suboficiales de la Escuela Militar vendían corvos y otros implementos de guerra de manera ilegal. A esto se sumó dos armas AK-47, un fusil SIG 510 y cinco pistolas. El modus operandi de los militares eran fingir un robo en la institución, para luego vender las armas que sustraían en el mercado ilegal.
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