Los juicios a supuestas brujas fueron usados en todo el mundo para reprimir algún tipo de conocimiento o grupo minoritario; en algunos casos fueron mujeres con conocimientos en medicina natural, o -en el caso chileno- indígenas, cuyas tradiciones no fueron comprendidas por los españoles ni la Iglesia católica.
En la muestra Brujería en Chile Colonial: archivos e imaginarios, basada en la investigación de la historiadora María Eugenia Mena del Archivo Nacional de Chile, se muestra cómo a través de distintos juicios se condenó a indígenas, en su mayoría mapuche, por crímenes sin fundamentos legales por brujerías, las cuales se asociaron a distintas prácticas culturales indígenas.
La exposición se basa en la recreación de los imaginarios aparecidos en esos juicios coloniales por parte de la ilustradora, pintora y dibujante de cómics, Marcela Trujillo (Maliki), y las loceras Greta Cerda y Marta Contreras, integrantes ambas de la asociación Huellas de Greda. Las artistas, mediante colores y figuras provenientes de la estética latinoamericana, finalmente construyeron imágenes que representaran estos juicios.
El curador fue Rolando Báez quién explica que la idea fue “dar una visualidad contemporánea, especialmente con lenguajes cercanos a los jóvenes, ya que los archivos generalmente se ven como espacios lejanos”.
La investigación está basada en los archivos de cuatro juicios llevados a cabo en la ciudad de Chillán, entre el siglo XVII y el siglo XIX, en los que la Iglesia actuó en representación de la Real Audiencia sin contar con la debida autorización ni seguir los procedimientos establecidos.
En la gran mayoría de los casos, luego de encarcelar a los indígenas acusados de brujería, la Iglesia se quedaban con las tierras que estos poseían a modo de compensación.
El caso de Josefa y Melchora
El primero de estos juicios ocurrió a mediados del siglo XVII. En este el capitán de caballos, Alejos de Zapata, acusa a Josefa, una mujer indígena que trabajaba como sirvienta en su casa de quemar parte de su casa y enfermar a su mujer. El cura y vicario de la ciudad, Simón de Mandiola, comenzó una persecución implacable de la mujer que había escapado del pueblo luego de efectivamente comenzar un incendio en la casa de Zapata.
Cuando la encontraron, fue inmediatamente arrestada. Durante el juicio Josefa se declaró culpable del incendio y del maleficio que sufría la esposa del capitán de caballos, sin embargo, no habría sido ella quién lanzó el hechizo sino otra mujer indígena llamada Melchora.
Ambas fueron enjuiciadas por Simón de Mandiola, pero Melchora declaró haber lanzado el hechizo en estado de ebriedad entre más personas. Es por esto que el cura apresó a 18 indígenas más, entre ellos tambíen hombres, que participaban de extensas fiestas y rituales en las inmediaciones de Chillán.
Estos indígenas fueron acusados de transformarse en animales y realizar conjuros durante estas reuniones, sin embargo, cuando el caso fue consultado a la Real Audiencia esta lo desestimó y mandó a liberarlos. En medio de este juicio ocurrió un gran terremoto que dejó en ruinas la ciudad, produciéndose una masiva fuga desde la cárcel.
Los indígenas, quienes aprovecharon la oportunidad para escapar, acusaron al cura de someterlos a torturas y vejaciones para obtener estas declaraciones -obviando todo conducto legal y las órdenes de la Real Audiencia- para quedarse con las tierras que poseían.
La muestra se encuentra disponible en el Archivo Nacional desde el 26 de diciembre pasado hasta finales de marzo de este año.
Comentarios
Brujería chile biblioteca
Me gustan sus artículos, y no
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